/ viernes 29 de noviembre de 2024

A propósito de gratitud

Sin duda vivimos en una sociedad con la creencia, de que “somos sujetos de derecho” y que, nos lo merecemos todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer.

Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros, fuera su obligación y por tanto no hay nada que agradecer.

Ya que somos indiferentes y es muy cómodo pensar, “yo no se lo pedí”, “si lo hicieron es porque quisieron” “no hace falta agradecer nada, porque a mí tampoco me lo agradecen”.

Además, creemos que el dinero, es una muestra de reconocimiento, como “hemos pagado” ya no hace falta expresar gratitud.

Recordemos que ser agradecido, ha sido una habilidad primordial, y una ventaja evolutiva que nos ha ayudado a sobrevivir como especie para crear vínculos sociales.

Pero definir lo qué es la gratitud: es algo complejo, ya que es calificada como una emoción; pero también como una sensación, debido a que nuestras referencias personales son diferentes.

La palabra “agradecimiento” proviene de ad- (“hacia”), gratus (“bien recibido”) y los sufijos –ecer (que indica cambio de estado o acción duradera) y –mentus (que denota instrumentalidad o resultado).

De tal forma, que el agradecimiento se puede entender, como la disposición a mostrarse agradecido por algo que se recibió y reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional.

De acuerdo a especialistas la gratitud es una emoción relacionada con la salud mental, la satisfacción vital, el optimismo, la autoestima, las relaciones sociales y la felicidad que perdur a lo largo de la vida; además nos ayuda a identificar lo que nos gusta y lo que nos motiva, reconociendo aspectos positivos de nuestro entorno.

Es importante referir, que la gratitud es un valor fundamental indispensable en nuestra vida afectiva e incluso que nos conecta con nuestra espiritualidad.

Pero no todos podemos entender el agradecimiento de la misma manera, en todas las circunstancias.

Porque agradecer, es simplemente un acto de justicia y debemos reconocer que no todos tienen esta cualidad.

Así que debe ser interesante educar para agradecer.

Hay especialistas que podrían diagnosticar la salud o enfermedad psicológica y emocional de una persona, de una pareja, de una familia, de una empresa o de una sociedad por el reconocimiento y gratitud que manifiestan.

Sin embargo, es frecuente que surjan agradecimientos por costumbre y otros que nacen del alma. Unos que son automáticos y otros que son genuinos. Algunos surgen del amor y otros de la alegría.

Porque todos hemos tenido personas que han marcado nuestra vida y que nos han ayudado a ser las personas que somos ahora.

Unas porque fueron ejemplos inspiradores y nos permitieron conectar con lo mejor de nosotros mismos y otras, porque fueron nuestros maestros de vida y nos permitieron reconocer nuestras debilidades.

Así que podría preguntar:

¿Recuerda quién fue la persona que creyó en usted?

¿Quién le mostró el camino para lograr sus sueños?

¿El día de hoy, usted tiene algo que agradecer?

Será un buen ejercicio recordar, recapacitar y valorar todos aquellos privilegios que poseemos y a los que estamos acostumbrados.

Porque apreciar y agradecer simplemente es una elección. Ya que la gratitud es tan solo una actitud hacia la vida.

En algunas culturas se entiende que la persona agradecida, contrae una deuda y que deberá retribuir de alguna manera lo recibido, mientras que en otras se piensa que la gratitud debe retribuirse con afecto, lealtad y buena voluntad, ya sea hacia la persona que ayuda, o hacia quienes la requieran, para iniciar de esa manera un circuito positivo de ayuda y generosidad.

También es importante referir, que casi todas las religiones toman la gratitud como una virtud, ya que orientan hacia el bienestar general y el logro de los objetivos de una persona; además impulsa el comportamiento de ayuda, aumenta la asistencia brindada a extraños y construye relaciones.

Por supuesto que los preceptos anteriores brindan un beneficio, el asunto es no caer en fanatismos irracionales para una emoción, que está relacionada con la moral, la cual se vincula como una más de las virtudes del ser humano.

Sin embargo, para lograrlo se requiere de una actitud de cambio interno total.

Los especialistas refieren que “Estar agradecido es estar emocionalmente saludable”.

¿Será cierto?

Sin duda vivimos en una sociedad con la creencia, de que “somos sujetos de derecho” y que, nos lo merecemos todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer.

Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros, fuera su obligación y por tanto no hay nada que agradecer.

Ya que somos indiferentes y es muy cómodo pensar, “yo no se lo pedí”, “si lo hicieron es porque quisieron” “no hace falta agradecer nada, porque a mí tampoco me lo agradecen”.

Además, creemos que el dinero, es una muestra de reconocimiento, como “hemos pagado” ya no hace falta expresar gratitud.

Recordemos que ser agradecido, ha sido una habilidad primordial, y una ventaja evolutiva que nos ha ayudado a sobrevivir como especie para crear vínculos sociales.

Pero definir lo qué es la gratitud: es algo complejo, ya que es calificada como una emoción; pero también como una sensación, debido a que nuestras referencias personales son diferentes.

La palabra “agradecimiento” proviene de ad- (“hacia”), gratus (“bien recibido”) y los sufijos –ecer (que indica cambio de estado o acción duradera) y –mentus (que denota instrumentalidad o resultado).

De tal forma, que el agradecimiento se puede entender, como la disposición a mostrarse agradecido por algo que se recibió y reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional.

De acuerdo a especialistas la gratitud es una emoción relacionada con la salud mental, la satisfacción vital, el optimismo, la autoestima, las relaciones sociales y la felicidad que perdur a lo largo de la vida; además nos ayuda a identificar lo que nos gusta y lo que nos motiva, reconociendo aspectos positivos de nuestro entorno.

Es importante referir, que la gratitud es un valor fundamental indispensable en nuestra vida afectiva e incluso que nos conecta con nuestra espiritualidad.

Pero no todos podemos entender el agradecimiento de la misma manera, en todas las circunstancias.

Porque agradecer, es simplemente un acto de justicia y debemos reconocer que no todos tienen esta cualidad.

Así que debe ser interesante educar para agradecer.

Hay especialistas que podrían diagnosticar la salud o enfermedad psicológica y emocional de una persona, de una pareja, de una familia, de una empresa o de una sociedad por el reconocimiento y gratitud que manifiestan.

Sin embargo, es frecuente que surjan agradecimientos por costumbre y otros que nacen del alma. Unos que son automáticos y otros que son genuinos. Algunos surgen del amor y otros de la alegría.

Porque todos hemos tenido personas que han marcado nuestra vida y que nos han ayudado a ser las personas que somos ahora.

Unas porque fueron ejemplos inspiradores y nos permitieron conectar con lo mejor de nosotros mismos y otras, porque fueron nuestros maestros de vida y nos permitieron reconocer nuestras debilidades.

Así que podría preguntar:

¿Recuerda quién fue la persona que creyó en usted?

¿Quién le mostró el camino para lograr sus sueños?

¿El día de hoy, usted tiene algo que agradecer?

Será un buen ejercicio recordar, recapacitar y valorar todos aquellos privilegios que poseemos y a los que estamos acostumbrados.

Porque apreciar y agradecer simplemente es una elección. Ya que la gratitud es tan solo una actitud hacia la vida.

En algunas culturas se entiende que la persona agradecida, contrae una deuda y que deberá retribuir de alguna manera lo recibido, mientras que en otras se piensa que la gratitud debe retribuirse con afecto, lealtad y buena voluntad, ya sea hacia la persona que ayuda, o hacia quienes la requieran, para iniciar de esa manera un circuito positivo de ayuda y generosidad.

También es importante referir, que casi todas las religiones toman la gratitud como una virtud, ya que orientan hacia el bienestar general y el logro de los objetivos de una persona; además impulsa el comportamiento de ayuda, aumenta la asistencia brindada a extraños y construye relaciones.

Por supuesto que los preceptos anteriores brindan un beneficio, el asunto es no caer en fanatismos irracionales para una emoción, que está relacionada con la moral, la cual se vincula como una más de las virtudes del ser humano.

Sin embargo, para lograrlo se requiere de una actitud de cambio interno total.

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