/ viernes 14 de enero de 2022

Acabar con la impunidad del tráfico de armas

En el año 2009, en el contexto de la mal llamada “Guerra contra el Narcotráfico” la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) permitió la compra de 2 mil 500 armas de fuego a traficantes para los grupos criminales mexicanos con el supuesto objetivo de que, ya estando en México, fueran rastreadas por las autoridades. Lo cual no sucedió; por el contrario, la AFT les perdió la pista de al menos 2 mil de esas armas.

Como consecuencia, diversos grupos del crimen organizado adquirieron armas y la actitud cómplice del gobierno que entonces avaló las acciones, solamente los fortaleció. Era un gran negocio y ambas partes se enriquecieron con las muertes que provocaron.

Aunque Felipe Calderón ha dicho que no se enteró de Rápido y Furioso en 2011 así como tampoco se enteró de que su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna era socio del Cártel de Sinaloa -principal beneficiado de Rápido y Furioso-, nosotras y nosotros, tenemos claro que armó al narco y dejó al país a su suerte.

Hoy, en México 7 de cada 10 homicidios se cometen con esas armas. Prueba de ello fue la masacre en Villas de Salvárcar en 2010, donde 16 jóvenes fueron asesinados cuando se encontraban en una fiesta. Al menos tres armas usadas en esa matanza eran procedentes del mencionado operativo, pero, en un intento de desviar nuestra atención, el expresidente y su Procurador de Justicia dijeron que se trataba de unos “pandilleros” y que si los mataron fue porque “en algo malo andaban”.

Asimismo, fueron utilizadas en los asesinatos de dos agentes federales estadounidenses; uno de ellos fue el agente fronterizo Brian Terry en diciembre de 2010, el segundo fue Jaime Zapata, agente estadounidense que cubría una misión especial en México y que fue asesinado por Los Zetas en febrero de 2011.

En 2015 varias armas vinculadas a ese operativo fueron encontradas en el Rancho El Sol, escenario de un sangriento enfrentamiento entre policías de México y un grupo de hombres armados que presuntamente pertenecían a un cártel. Aquello dejó como resultado 43 muertos.

Las armas vinculadas a Rápido y Furioso han seguido apareciendo en innumerables crímenes en México y Estados Unidos, e incluso en países de América Latina, como Colombia. Es a esta farsa de operativo a la cual le debemos que hoy en día grupos de narcotraficantes fuertemente armados se enfrenten entre ellos y con las autoridades por el control de las calles en distintos puntos de la región. Desató la crisis de inseguridad a manos de la delincuencia organizada, elevó exponencialmente la cantidad de armas que eran traficadas a nuestro país y empoderó a distintos cárteles.

Desde diciembre de 2018, una de las prioridades de la Fiscalía General de la República (FGR) y del gobierno mexicano ha sido la de reactivar las averiguaciones sobre Rápido y Furioso y como resultado, esta semana por primera vez la FGR consiguió 7 órdenes de aprehensión por el caso. Entre ellos Luis Cárdenas Palomino, exdirector de Seguridad Regional de la Policía Federal, a quien incluso Felipe Calderón condecoró con la Medalla al Mérito Policial; Genaro García Luna, y el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Y si bien, para Estados Unidos el trasiego de armas no es una preocupación, en México tenemos claro que esta es una de las principales razones de nuestros problemas en materia de violencia y que consecuentemente genera grandes oleadas de migración en toda la región. Por ello, en 2021, en una labor de combate al trasiego de armas, el gobierno de la Cuarta Transformación presentó acciones legales en contra de la comercialización de armas irresponsable, a conciencia de que después terminan en manos del crimen.

Nuestro actual compromiso es acabar con la impunidad del tráfico de armas y no tenemos excusas. No permitimos la complicidad de quien se supone que nos cuida con quienes son la amenaza, ni toleramos lo que, como señaló el presidente López Obrador, “fue una violación flagrante contra nuestra soberanía”. Eso es lo que nos hace distintos.


Diputada federal por Morena


En el año 2009, en el contexto de la mal llamada “Guerra contra el Narcotráfico” la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) permitió la compra de 2 mil 500 armas de fuego a traficantes para los grupos criminales mexicanos con el supuesto objetivo de que, ya estando en México, fueran rastreadas por las autoridades. Lo cual no sucedió; por el contrario, la AFT les perdió la pista de al menos 2 mil de esas armas.

Como consecuencia, diversos grupos del crimen organizado adquirieron armas y la actitud cómplice del gobierno que entonces avaló las acciones, solamente los fortaleció. Era un gran negocio y ambas partes se enriquecieron con las muertes que provocaron.

Aunque Felipe Calderón ha dicho que no se enteró de Rápido y Furioso en 2011 así como tampoco se enteró de que su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna era socio del Cártel de Sinaloa -principal beneficiado de Rápido y Furioso-, nosotras y nosotros, tenemos claro que armó al narco y dejó al país a su suerte.

Hoy, en México 7 de cada 10 homicidios se cometen con esas armas. Prueba de ello fue la masacre en Villas de Salvárcar en 2010, donde 16 jóvenes fueron asesinados cuando se encontraban en una fiesta. Al menos tres armas usadas en esa matanza eran procedentes del mencionado operativo, pero, en un intento de desviar nuestra atención, el expresidente y su Procurador de Justicia dijeron que se trataba de unos “pandilleros” y que si los mataron fue porque “en algo malo andaban”.

Asimismo, fueron utilizadas en los asesinatos de dos agentes federales estadounidenses; uno de ellos fue el agente fronterizo Brian Terry en diciembre de 2010, el segundo fue Jaime Zapata, agente estadounidense que cubría una misión especial en México y que fue asesinado por Los Zetas en febrero de 2011.

En 2015 varias armas vinculadas a ese operativo fueron encontradas en el Rancho El Sol, escenario de un sangriento enfrentamiento entre policías de México y un grupo de hombres armados que presuntamente pertenecían a un cártel. Aquello dejó como resultado 43 muertos.

Las armas vinculadas a Rápido y Furioso han seguido apareciendo en innumerables crímenes en México y Estados Unidos, e incluso en países de América Latina, como Colombia. Es a esta farsa de operativo a la cual le debemos que hoy en día grupos de narcotraficantes fuertemente armados se enfrenten entre ellos y con las autoridades por el control de las calles en distintos puntos de la región. Desató la crisis de inseguridad a manos de la delincuencia organizada, elevó exponencialmente la cantidad de armas que eran traficadas a nuestro país y empoderó a distintos cárteles.

Desde diciembre de 2018, una de las prioridades de la Fiscalía General de la República (FGR) y del gobierno mexicano ha sido la de reactivar las averiguaciones sobre Rápido y Furioso y como resultado, esta semana por primera vez la FGR consiguió 7 órdenes de aprehensión por el caso. Entre ellos Luis Cárdenas Palomino, exdirector de Seguridad Regional de la Policía Federal, a quien incluso Felipe Calderón condecoró con la Medalla al Mérito Policial; Genaro García Luna, y el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Y si bien, para Estados Unidos el trasiego de armas no es una preocupación, en México tenemos claro que esta es una de las principales razones de nuestros problemas en materia de violencia y que consecuentemente genera grandes oleadas de migración en toda la región. Por ello, en 2021, en una labor de combate al trasiego de armas, el gobierno de la Cuarta Transformación presentó acciones legales en contra de la comercialización de armas irresponsable, a conciencia de que después terminan en manos del crimen.

Nuestro actual compromiso es acabar con la impunidad del tráfico de armas y no tenemos excusas. No permitimos la complicidad de quien se supone que nos cuida con quienes son la amenaza, ni toleramos lo que, como señaló el presidente López Obrador, “fue una violación flagrante contra nuestra soberanía”. Eso es lo que nos hace distintos.


Diputada federal por Morena