/ sábado 7 de noviembre de 2020

Alto poder

* El asqueroso modelo demócrata estadounidense

* ¿Los medios censurando al Presidente?

* A los mexicanos no debe importar quién gane

La democracia estadounidense, que por décadas sirvió de ejemplo a nivel mundial, se contagió de los vicios mexicanos, al recibir dos golpes severos, el mismo día.

Desde días antes de las elecciones, el presidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, ya había anticipado que no aceptaría ningún resultado que le fuera adverso e impugnaría el proceso.

Mientras que su contrincante, el demócrata Joe Biden, mostró su lado más ambicioso y amenazó con defender su triunfo y no retirarse como hizo Al Gore en el 2000 cuando George W. Bush ganó la Presidencia con un cuestionado resultado en el estado de Florida, donde coincidentemente gobernaba su hermano Jeb Bush.

En esa ocasión tuvieron que pasar 35 días para conocer el resultado, sólo después que Gore decidió retractarse de la controversia que presentó, lo que dio el triunfo a George W. Bush.

Esta vez, han pasado casi cuatro días y la incertidumbre continúa, la diferencia es que Trump es un hombre terco, tanto como Biden y ninguno aceptará la derrota, al menos de momento.

El primer golpe contra la democracia ocurrió el jueves, cuando de manera irresponsable, Trump acusó de fraude electoral, sin pruebas. Sólo con palabras dijo que le robaron la elección y que si se contaran sólo los votos “legales”, él ganaría.

Recordarán que en 1988 en México (cuando se cayó el sistema) la oposición llevó hasta la tribuna de la Cámara de Diputados costales con boletas electorales que encontraron tiradas en distintos puntos y en el 2006 cuando “calló” el sistema, siempre se presentaron pruebas.

En la “ejemplar” democracia estadounidense, Trump no presentó ninguna prueba, sólo su palabra que de nada vale.

A LA LONA LA DEMOCRACIA ESTADOUNIDENSE

El segundo golpe a la democracia en el país de las barras y las estrellas, lo dieron los medios de comunicación, específicamente los canales de televisión que decidieron suspender sus transmisiones durante la conferencia de Trump el jueves argumentando que el candidato ofrecía información falsa.

“Si contamos los votos legales, ganamos fácilmente. Si cuentas los ilegales, nos van a tratar de robar”, fueron las primeras palabras que dijo Trump y que los directivos de la ABC, NBC y CBS consideraron eran mentira por lo que ordenaron bajar la señal.

La medida merece todo el respeto y forma parte de la libertad de los medios de comunicación, empero también puede interpretarse como un bloqueo al derecho de los ciudadanos a informarse. Para algunos analistas fue más un acto de protagonismo de las cadenas televisivas.

Según Brian Williams, de la MSNBC, decidieron suspender la transmisión porque el discurso de Trump “no se basa en la realidad y en este momento, en el que está nuestro país, es peligroso.”

Trascendió tanto el mal ejemplo estadounidense, que en México los detractores de Andrés Manuel López Obrador han recomendado (algunos exigido) que se aplique la misma medida a las mañaneras presidenciales que si bien no son muestra del mejor periodismo, sí han servido para denunciar ante el Presidente de la República algunos abusos.

Algunas personas como Javier Lozano, exsenador y exsecretario del Trabajo, pidieron a los medios de comunicación aplicar la medida, mientras que Carlos Bravo Regidor, investigador del CIDE, escribió en Twitter:

“Qué rara esa idea de que la decisión editorial de un medio de no transmitir el discurso de un presidente que está mintiendo es censura. Piénsenlo dos segundos. Los medios. CENSURANDO AL PODER. Porque miente. No tiene ningún sentido. Se puede cuestionar, pero no es censura.”

CENSURAR LAS MAÑANERAS ¿SERÍA DEMOCRÁTICO?

En México no debe importarnos quién gana en la Unión americana, porque no somos territorio estadounidense, ni el estado 51. Somos vecinos y gane quien gane se debe imponer una relación de respeto, ya no de sometimiento. Qué importa si es Trump o Biden.

El que la única visita del presidente Andrés Manuel López Obrador haya sido a la Casa Blanca, muchos lo interpretaron como que la utilizaría Donald Trump para ganar el apoyo hispano, sin embargo eso no ocurrió porque el mandatario mexicano supo mantener su distancia de la contienda electoral.

Lo mismo ha hecho AMLO en México, donde se le ha pedido su opinión respecto al conflicto interno de Morena (partido que él fundó para llegar a la Presidencia), en repetidas ocasiones se ha negado a pronunciarse sobre el asunto.

Incluso, rechazó expresarse sobre la decisión de su hermano Pío López Obrador de acudir ante el Tribunal Electoral para que ordene al INE dejar la investigación que le sigue por, presuntamente, recibir dinero de David León en 2015.

También se alejó de Yeidckol Polevnsky, de Alfonso Ramírez Cuéllar, de Porfirio Muñoz Ledo y todos aquellos que buscan algún cargo en el partido.

El próximo año será uno de los más complicados para el Presidente, porque cualquier tema que aborde durante sus conferencia mañaneras, que le ha dado tan buenos resultados en cuanto a popularidad, podría interpretarse como un mensaje electoral, lo cual podría dar pie a una controversia o demanda ante tribunales.

López Obrador debe centrarse en su gobierno y prestar un ojo a lo que ocurre en la contienda electoral, pues es importante que retenga el control del Control, o de lo contrario las reformas necesarias para continuar la Cuarta Transformación podrían ser rechazadas.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

* El asqueroso modelo demócrata estadounidense

* ¿Los medios censurando al Presidente?

* A los mexicanos no debe importar quién gane

La democracia estadounidense, que por décadas sirvió de ejemplo a nivel mundial, se contagió de los vicios mexicanos, al recibir dos golpes severos, el mismo día.

Desde días antes de las elecciones, el presidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, ya había anticipado que no aceptaría ningún resultado que le fuera adverso e impugnaría el proceso.

Mientras que su contrincante, el demócrata Joe Biden, mostró su lado más ambicioso y amenazó con defender su triunfo y no retirarse como hizo Al Gore en el 2000 cuando George W. Bush ganó la Presidencia con un cuestionado resultado en el estado de Florida, donde coincidentemente gobernaba su hermano Jeb Bush.

En esa ocasión tuvieron que pasar 35 días para conocer el resultado, sólo después que Gore decidió retractarse de la controversia que presentó, lo que dio el triunfo a George W. Bush.

Esta vez, han pasado casi cuatro días y la incertidumbre continúa, la diferencia es que Trump es un hombre terco, tanto como Biden y ninguno aceptará la derrota, al menos de momento.

El primer golpe contra la democracia ocurrió el jueves, cuando de manera irresponsable, Trump acusó de fraude electoral, sin pruebas. Sólo con palabras dijo que le robaron la elección y que si se contaran sólo los votos “legales”, él ganaría.

Recordarán que en 1988 en México (cuando se cayó el sistema) la oposición llevó hasta la tribuna de la Cámara de Diputados costales con boletas electorales que encontraron tiradas en distintos puntos y en el 2006 cuando “calló” el sistema, siempre se presentaron pruebas.

En la “ejemplar” democracia estadounidense, Trump no presentó ninguna prueba, sólo su palabra que de nada vale.

A LA LONA LA DEMOCRACIA ESTADOUNIDENSE

El segundo golpe a la democracia en el país de las barras y las estrellas, lo dieron los medios de comunicación, específicamente los canales de televisión que decidieron suspender sus transmisiones durante la conferencia de Trump el jueves argumentando que el candidato ofrecía información falsa.

“Si contamos los votos legales, ganamos fácilmente. Si cuentas los ilegales, nos van a tratar de robar”, fueron las primeras palabras que dijo Trump y que los directivos de la ABC, NBC y CBS consideraron eran mentira por lo que ordenaron bajar la señal.

La medida merece todo el respeto y forma parte de la libertad de los medios de comunicación, empero también puede interpretarse como un bloqueo al derecho de los ciudadanos a informarse. Para algunos analistas fue más un acto de protagonismo de las cadenas televisivas.

Según Brian Williams, de la MSNBC, decidieron suspender la transmisión porque el discurso de Trump “no se basa en la realidad y en este momento, en el que está nuestro país, es peligroso.”

Trascendió tanto el mal ejemplo estadounidense, que en México los detractores de Andrés Manuel López Obrador han recomendado (algunos exigido) que se aplique la misma medida a las mañaneras presidenciales que si bien no son muestra del mejor periodismo, sí han servido para denunciar ante el Presidente de la República algunos abusos.

Algunas personas como Javier Lozano, exsenador y exsecretario del Trabajo, pidieron a los medios de comunicación aplicar la medida, mientras que Carlos Bravo Regidor, investigador del CIDE, escribió en Twitter:

“Qué rara esa idea de que la decisión editorial de un medio de no transmitir el discurso de un presidente que está mintiendo es censura. Piénsenlo dos segundos. Los medios. CENSURANDO AL PODER. Porque miente. No tiene ningún sentido. Se puede cuestionar, pero no es censura.”

CENSURAR LAS MAÑANERAS ¿SERÍA DEMOCRÁTICO?

En México no debe importarnos quién gana en la Unión americana, porque no somos territorio estadounidense, ni el estado 51. Somos vecinos y gane quien gane se debe imponer una relación de respeto, ya no de sometimiento. Qué importa si es Trump o Biden.

El que la única visita del presidente Andrés Manuel López Obrador haya sido a la Casa Blanca, muchos lo interpretaron como que la utilizaría Donald Trump para ganar el apoyo hispano, sin embargo eso no ocurrió porque el mandatario mexicano supo mantener su distancia de la contienda electoral.

Lo mismo ha hecho AMLO en México, donde se le ha pedido su opinión respecto al conflicto interno de Morena (partido que él fundó para llegar a la Presidencia), en repetidas ocasiones se ha negado a pronunciarse sobre el asunto.

Incluso, rechazó expresarse sobre la decisión de su hermano Pío López Obrador de acudir ante el Tribunal Electoral para que ordene al INE dejar la investigación que le sigue por, presuntamente, recibir dinero de David León en 2015.

También se alejó de Yeidckol Polevnsky, de Alfonso Ramírez Cuéllar, de Porfirio Muñoz Ledo y todos aquellos que buscan algún cargo en el partido.

El próximo año será uno de los más complicados para el Presidente, porque cualquier tema que aborde durante sus conferencia mañaneras, que le ha dado tan buenos resultados en cuanto a popularidad, podría interpretarse como un mensaje electoral, lo cual podría dar pie a una controversia o demanda ante tribunales.

López Obrador debe centrarse en su gobierno y prestar un ojo a lo que ocurre en la contienda electoral, pues es importante que retenga el control del Control, o de lo contrario las reformas necesarias para continuar la Cuarta Transformación podrían ser rechazadas.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com