/ sábado 4 de septiembre de 2021

Alto poder | Sheinbaum: la candidata de Morena

A 33 meses de asumir el gobierno de la República, casi a mitad del mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador, ocurrió uno de los reacomodos más importantes en dos de las áreas prioritarias: la Consejería Jurídica y la Secretaría de Gobernación.

La primera, es la encargada de defender legalmente las reformas, cambios constitucionales y demás adecuaciones que permiten al jefe del Ejecutivo operar protegido por la Constitución. La segunda dependencia, debe entablar negociaciones políticas con los adversarios, además de atender los reclamos sociales.

Desde el 1 de diciembre de 2018, Olga Sánchez Cordero estuvo al frente de la Secretaría de Gobernación, y Julio Scherer de la Consejería Jurídica; ambos personajes cercanos al político tabasqueño y en sintonía con AMLO desde hace más de dos décadas.

La primera en dejar el cargo, la semana pasada, fue la ministra en retiro; aunque su salida del gabinete ocupó los trascendidos en la prensa desde meses antes, de un momento a otro se confirmó y anunció su regreso al Senado de la República. El relevo fue el tabasqueño Adán Augusto López, otro personaje cercano a López Obrador.

Aunque desde el martes pasado circuló la versión de la renuncia de Scherer, el día del informe presidencial todos los colaboradores de AMLO lo negaron, la intención era no opacar el otrora Día del Presidente; se reservaron el anuncio para el día siguiente, durante la conferencia mañanera y al terminar, ambos abandonaron el recinto de Palacio Nacional, abrazados.

La carta de renuncia de Scherer sorprendió aún más, porque estaba fechada desde el lunes 30. En lugar de Scherer Ibarra fue designada Estela Ríos, quien también conoce muy bien al Presidente López Obrador porque fue ella quien lo defendió en el juicio de desafuero, allá por 2005, cuando era Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.

En ambos casos se rumoró una ruptura con el Presidente de la República; de ella se dijo que la había removido por su incapacidad para negociar la revocación de mandato y a él por una supuesta discusión el 30 de agosto, durante una reunión en Palacio Nacional.

Empero nada más falso que eso porque, tanto Olga como Julio, son firmes defensores del lopezobradorismo, como lo demostraron durante estos casi tres años.

AL FIN SALIÓ LA REVOCACIÓN DE MANDATO

Este movimiento en el primer círculo, permitirá al Presidente de la República refrescar a su equipo más cercano y quizá pueda destrabar asuntos que se han vuelto “una piedra en el zapato”, como ya lo consiguió con esa necedad de la consulta para el desafuero.

Y es que durante el mensaje con motivo del Tercer Informe de Gobierno, el Presidente de la República afirmó que sólo tenía dos pendientes de los 100 compromisos que hizo el 1 de diciembre de 2018: la descentralización de las oficinas de gobierno y el esclarecimiento de la Noche de Iguala, cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa.

También ofreció que 100 universidades estarían abiertas en 2019 pero hasta ahora, nadie sabe nada. Y lo peor, dijo que habría servicio de salud como el de Canadá.

Empero, ignoró que ese mismo día se comprometió a que la consulta de revocación de mandato sería en julio de 2021. La fecha venció y él no cumplió. Eso está muy claro. Incluso, durante su campaña presidencial, AMLO ofreció realizar dos consultas para saber si continuaba o no el cargo. La primera sería a los dos años de mandato y, la segunda, en cuarto año. Después la modificó y ahora no sabe qué hacer para concretarla.

Este ejercicio democrático ha sido criticado por unos y celebrado por otros, lo único cierto es que pone en riesgo la gobernabilidad del país pues, aunque las encuestas lo ubican por el 60 de aprobación, los votantes pueden dar una sorpresa que quizá no le guste al gobierno de la Cuarta Transformación.

Sin embargo, López Obrador está decidido a que sea el pueblo quien lo mantenga en el cargo, sabe del gran apoyo que mantiene a pesar de que cada día aparecen nuevos adversarios, por las furiosas críticas y burlas que cada mañana lanza desde Palacio Nacional.

AMLO ENFOCADO EN LA CAMPAÑA DE SHEINBAUM

Además de los cambios en su gabinete, esta semana se confirmó el apoyo abierto a Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, como candidata de Morena a la Presidencia de la República en el 2024. Esta vez hizo a un lado a quienes hace un par de meses “destapo” como aspirantes.

Incluso, hubo un descuido que llamó la atención durante el Informe de Gobierno, porque mientras Sheinbaum tuvo un lugar estratégico asignado en el Salón Benito Juárez de Palacio Nacional, en primera fila y frente a todas las cámaras, la esposa de AMLO, Beatriz Gutiérrez Müller no encontró nunca cuál era su silla.

Además, López Obrador se llevó de gira por Chiapas a Sheinbaum, ayer volvió a la mañanera para participar en el arranque de la colecta de Cruz Roja. En fin, cualquier excusa es perfecta para impulsar las aspiración de la aún jefa de Gobierno capitalino.

Atrás quedaron las otras “cocholatas” que abrió el Presidente de la República, como fueron Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Olga Sánchez Cordero, senadora; o Tatiana Clouthier, secretaria de Economía.

El único que ha insistido en que sí aspira a competirá en el 2024 por la candidatura es el senador Ricardo Monreal, aunque no sea el “delfín” ni tampoco tan cercano al político tabasqueño.

López Obrador no sólo ha mostrado su apoyo a Sheinbaum, sino también su intención de acabar con el ultraderechista Ricardo Anaya, quien aspira volver a conseguir la candidatura presidencial del PAN.

Todavía faltan tres años de gobierno y, a mitad del camino, ya se comienza a pensar en el final.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.


manuelmejidot@gmail.com

A 33 meses de asumir el gobierno de la República, casi a mitad del mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador, ocurrió uno de los reacomodos más importantes en dos de las áreas prioritarias: la Consejería Jurídica y la Secretaría de Gobernación.

La primera, es la encargada de defender legalmente las reformas, cambios constitucionales y demás adecuaciones que permiten al jefe del Ejecutivo operar protegido por la Constitución. La segunda dependencia, debe entablar negociaciones políticas con los adversarios, además de atender los reclamos sociales.

Desde el 1 de diciembre de 2018, Olga Sánchez Cordero estuvo al frente de la Secretaría de Gobernación, y Julio Scherer de la Consejería Jurídica; ambos personajes cercanos al político tabasqueño y en sintonía con AMLO desde hace más de dos décadas.

La primera en dejar el cargo, la semana pasada, fue la ministra en retiro; aunque su salida del gabinete ocupó los trascendidos en la prensa desde meses antes, de un momento a otro se confirmó y anunció su regreso al Senado de la República. El relevo fue el tabasqueño Adán Augusto López, otro personaje cercano a López Obrador.

Aunque desde el martes pasado circuló la versión de la renuncia de Scherer, el día del informe presidencial todos los colaboradores de AMLO lo negaron, la intención era no opacar el otrora Día del Presidente; se reservaron el anuncio para el día siguiente, durante la conferencia mañanera y al terminar, ambos abandonaron el recinto de Palacio Nacional, abrazados.

La carta de renuncia de Scherer sorprendió aún más, porque estaba fechada desde el lunes 30. En lugar de Scherer Ibarra fue designada Estela Ríos, quien también conoce muy bien al Presidente López Obrador porque fue ella quien lo defendió en el juicio de desafuero, allá por 2005, cuando era Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.

En ambos casos se rumoró una ruptura con el Presidente de la República; de ella se dijo que la había removido por su incapacidad para negociar la revocación de mandato y a él por una supuesta discusión el 30 de agosto, durante una reunión en Palacio Nacional.

Empero nada más falso que eso porque, tanto Olga como Julio, son firmes defensores del lopezobradorismo, como lo demostraron durante estos casi tres años.

AL FIN SALIÓ LA REVOCACIÓN DE MANDATO

Este movimiento en el primer círculo, permitirá al Presidente de la República refrescar a su equipo más cercano y quizá pueda destrabar asuntos que se han vuelto “una piedra en el zapato”, como ya lo consiguió con esa necedad de la consulta para el desafuero.

Y es que durante el mensaje con motivo del Tercer Informe de Gobierno, el Presidente de la República afirmó que sólo tenía dos pendientes de los 100 compromisos que hizo el 1 de diciembre de 2018: la descentralización de las oficinas de gobierno y el esclarecimiento de la Noche de Iguala, cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa.

También ofreció que 100 universidades estarían abiertas en 2019 pero hasta ahora, nadie sabe nada. Y lo peor, dijo que habría servicio de salud como el de Canadá.

Empero, ignoró que ese mismo día se comprometió a que la consulta de revocación de mandato sería en julio de 2021. La fecha venció y él no cumplió. Eso está muy claro. Incluso, durante su campaña presidencial, AMLO ofreció realizar dos consultas para saber si continuaba o no el cargo. La primera sería a los dos años de mandato y, la segunda, en cuarto año. Después la modificó y ahora no sabe qué hacer para concretarla.

Este ejercicio democrático ha sido criticado por unos y celebrado por otros, lo único cierto es que pone en riesgo la gobernabilidad del país pues, aunque las encuestas lo ubican por el 60 de aprobación, los votantes pueden dar una sorpresa que quizá no le guste al gobierno de la Cuarta Transformación.

Sin embargo, López Obrador está decidido a que sea el pueblo quien lo mantenga en el cargo, sabe del gran apoyo que mantiene a pesar de que cada día aparecen nuevos adversarios, por las furiosas críticas y burlas que cada mañana lanza desde Palacio Nacional.

AMLO ENFOCADO EN LA CAMPAÑA DE SHEINBAUM

Además de los cambios en su gabinete, esta semana se confirmó el apoyo abierto a Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, como candidata de Morena a la Presidencia de la República en el 2024. Esta vez hizo a un lado a quienes hace un par de meses “destapo” como aspirantes.

Incluso, hubo un descuido que llamó la atención durante el Informe de Gobierno, porque mientras Sheinbaum tuvo un lugar estratégico asignado en el Salón Benito Juárez de Palacio Nacional, en primera fila y frente a todas las cámaras, la esposa de AMLO, Beatriz Gutiérrez Müller no encontró nunca cuál era su silla.

Además, López Obrador se llevó de gira por Chiapas a Sheinbaum, ayer volvió a la mañanera para participar en el arranque de la colecta de Cruz Roja. En fin, cualquier excusa es perfecta para impulsar las aspiración de la aún jefa de Gobierno capitalino.

Atrás quedaron las otras “cocholatas” que abrió el Presidente de la República, como fueron Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Olga Sánchez Cordero, senadora; o Tatiana Clouthier, secretaria de Economía.

El único que ha insistido en que sí aspira a competirá en el 2024 por la candidatura es el senador Ricardo Monreal, aunque no sea el “delfín” ni tampoco tan cercano al político tabasqueño.

López Obrador no sólo ha mostrado su apoyo a Sheinbaum, sino también su intención de acabar con el ultraderechista Ricardo Anaya, quien aspira volver a conseguir la candidatura presidencial del PAN.

Todavía faltan tres años de gobierno y, a mitad del camino, ya se comienza a pensar en el final.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.


manuelmejidot@gmail.com