/ lunes 14 de septiembre de 2020

"Anteprecampañas" electorales

Ha iniciado ya el proceso electoral para renovar la cámara de diputados, así como las elecciones locales en un proceso concurrente, primero en la era de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que será una primera evaluación a su gobierno, donde se elegirán también a las autoridades del congreso de Chihuahua, las 67 alcaldías, 67 sindicaturas municipales y por supuesto, la cereza del pastel, la gubernatura del estado de Chihuahua.

En estos contextos, es importante rescatar que será entonces una doble y/o hasta triple evaluación de gobierno que se traduce en una interpretación de los resultados electorales. Quien aspire a un nuevo cargo deberá anteponer sus intereses individuales, renunciar o bien pedir licencia para separarse de sus encargos para ir en busca del voto ciudadano. Las preguntas que debemos plantear son dos: ¿Buscan conservar el poder? ¿Buscan acceder al poder? Las relaciones son simples, hay una masa crítica, un electorado que evalúa y una clase gobernante que se debate entre seguir en el poder por sus resultados o salir por los malos dividendos. Estos son los nuevos dilemas de la democracia mexicana.

Será una elección compleja en varios sentidos. Los partidos políticos deberán resolver en sus planes estratégicos la decisión más apta para sus propios objetivos: conservar el registro como partidos políticos, ganar la mayoría de diputaciones federales, conservar los cargos que ostentan en su poder, acceder a nuevas posiciones, tener un carro completo en los resultados de junio del próximo año.

Para ello, deberán tener dos condiciones necesarias: tener mejores candidatos (incluso que los presentados en el 2018) y dos, buscar el financiamiento público y privado que les garantice un número suficiente de votos en cada uno de sus objetivos. El INE ha presentado el presupuesto para el proceso electoral intermedio del 2021 y será de 20,463 millones. De ahí saldrán las prerrogativas para partidos políticos y el financiamiento para las campañas electorales. Cabe apuntar que no es el financiamiento que recibirán los partidos políticos y es sólo un proyecto que deberán aprobar el H. Congreso de la Unión.

La decisión final que tome cada partido político debe también atender a factores internos y externos, deberán valorarse, integrarse propuestas serias y además alineados a los posicionamientos ideológicos, no sólo pragmáticos. Dentro de esos factores, están el financiamiento, evitar las rupturas internas, cuidar la democracia interna que no judicialice los procedimientos de selección de candidatos e incluso sopesar el costo político de las alianzas electorales y de los propios resultados del ejercicio de poder que en estos momentos realizan en las diferentes esferas de gobierno.

Freindenberg sintetiza en sus reflexiones que las precampañas electorales tienen más maleficios que beneficios y ello en parte por la simulación que confunden la precampaña con una campaña. Ante esto, ha surgido un nuevo proceso al que llamaremos “anteprecampañas”. ¿Qué significa este concepto? Evoca a una acción y sentimiento de adelantarse al proceso interno que hacen los partidos y/o postulantes con miras a seleccionar o posicionar una candidatura para una campaña electoral.

Las precampañas han existido desde tiempos de Lázaro Cárdenas, se formalizaron en el México contemporáneo, pero se han desvirtuado. Hoy esa nueva relación que surge como “anteprecampañas”, es el resultado de una legislación que pretendía poner freno a las aspiraciones anticipadas de los posibles candidatos. Sin embargo, hubo quien burlara la simulación y en lugar de precampañas hicieron una campaña abierta, con tecnicismos que violentan la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE).

Las “anteprecampañas” son ahora, una abierta campaña de promoción personal, de proyectos de gobierno, de valores que impulsan a uno y otro aspirante independientemente de sexo y/o preferencia sexual, religiosa, partidista. Todos lo hacen de una manera u otra. Finalmente, las “anteprecampañas” son también una forma verbal que indican el momento actual del proceso electoral y al parecer nadie vio, ve, ni verá.

En conclusión, hay un proceso electoral en puerta, ya inició y con él se acompaña la selección de aspirantes para la elección más compleja de la historia. La instalación del Consejo General del INE fue acompañada por una serie de actos de “anteprecampañas”, figura y proceso no reconocido por la LEGIPE, es tema nuevo para su estudio por parte de los alumnos de la carrera en Administración Pública y Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Por cierto, la primera generación de la carrera cumplió la semana pasada 51 años de haber iniciado sus cursos. Felicidades Don Alfredo Varela García y a sus compañeros.

Ha iniciado ya el proceso electoral para renovar la cámara de diputados, así como las elecciones locales en un proceso concurrente, primero en la era de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que será una primera evaluación a su gobierno, donde se elegirán también a las autoridades del congreso de Chihuahua, las 67 alcaldías, 67 sindicaturas municipales y por supuesto, la cereza del pastel, la gubernatura del estado de Chihuahua.

En estos contextos, es importante rescatar que será entonces una doble y/o hasta triple evaluación de gobierno que se traduce en una interpretación de los resultados electorales. Quien aspire a un nuevo cargo deberá anteponer sus intereses individuales, renunciar o bien pedir licencia para separarse de sus encargos para ir en busca del voto ciudadano. Las preguntas que debemos plantear son dos: ¿Buscan conservar el poder? ¿Buscan acceder al poder? Las relaciones son simples, hay una masa crítica, un electorado que evalúa y una clase gobernante que se debate entre seguir en el poder por sus resultados o salir por los malos dividendos. Estos son los nuevos dilemas de la democracia mexicana.

Será una elección compleja en varios sentidos. Los partidos políticos deberán resolver en sus planes estratégicos la decisión más apta para sus propios objetivos: conservar el registro como partidos políticos, ganar la mayoría de diputaciones federales, conservar los cargos que ostentan en su poder, acceder a nuevas posiciones, tener un carro completo en los resultados de junio del próximo año.

Para ello, deberán tener dos condiciones necesarias: tener mejores candidatos (incluso que los presentados en el 2018) y dos, buscar el financiamiento público y privado que les garantice un número suficiente de votos en cada uno de sus objetivos. El INE ha presentado el presupuesto para el proceso electoral intermedio del 2021 y será de 20,463 millones. De ahí saldrán las prerrogativas para partidos políticos y el financiamiento para las campañas electorales. Cabe apuntar que no es el financiamiento que recibirán los partidos políticos y es sólo un proyecto que deberán aprobar el H. Congreso de la Unión.

La decisión final que tome cada partido político debe también atender a factores internos y externos, deberán valorarse, integrarse propuestas serias y además alineados a los posicionamientos ideológicos, no sólo pragmáticos. Dentro de esos factores, están el financiamiento, evitar las rupturas internas, cuidar la democracia interna que no judicialice los procedimientos de selección de candidatos e incluso sopesar el costo político de las alianzas electorales y de los propios resultados del ejercicio de poder que en estos momentos realizan en las diferentes esferas de gobierno.

Freindenberg sintetiza en sus reflexiones que las precampañas electorales tienen más maleficios que beneficios y ello en parte por la simulación que confunden la precampaña con una campaña. Ante esto, ha surgido un nuevo proceso al que llamaremos “anteprecampañas”. ¿Qué significa este concepto? Evoca a una acción y sentimiento de adelantarse al proceso interno que hacen los partidos y/o postulantes con miras a seleccionar o posicionar una candidatura para una campaña electoral.

Las precampañas han existido desde tiempos de Lázaro Cárdenas, se formalizaron en el México contemporáneo, pero se han desvirtuado. Hoy esa nueva relación que surge como “anteprecampañas”, es el resultado de una legislación que pretendía poner freno a las aspiraciones anticipadas de los posibles candidatos. Sin embargo, hubo quien burlara la simulación y en lugar de precampañas hicieron una campaña abierta, con tecnicismos que violentan la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE).

Las “anteprecampañas” son ahora, una abierta campaña de promoción personal, de proyectos de gobierno, de valores que impulsan a uno y otro aspirante independientemente de sexo y/o preferencia sexual, religiosa, partidista. Todos lo hacen de una manera u otra. Finalmente, las “anteprecampañas” son también una forma verbal que indican el momento actual del proceso electoral y al parecer nadie vio, ve, ni verá.

En conclusión, hay un proceso electoral en puerta, ya inició y con él se acompaña la selección de aspirantes para la elección más compleja de la historia. La instalación del Consejo General del INE fue acompañada por una serie de actos de “anteprecampañas”, figura y proceso no reconocido por la LEGIPE, es tema nuevo para su estudio por parte de los alumnos de la carrera en Administración Pública y Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Por cierto, la primera generación de la carrera cumplió la semana pasada 51 años de haber iniciado sus cursos. Felicidades Don Alfredo Varela García y a sus compañeros.