/ sábado 19 de diciembre de 2020

Aumento de 18 pesos, ¿qué se puede comprar?

El jueves pasado, el diario La Prensa, que edita la Organización Editorial Mexicana, publicó en su portada una fotografía de Hugo Huitzil tan cruda como la realidad que vive la clase trabajadora en la actualidad.

Un par de manos sucias, que lo mismo pudo ser de un carbonero que de un obrero, sosteniendo cinco monedas que sumaban 18 pesos (una de 10, otra de cinco y tres de un peso), equivalente al incremento del salario mínimo del próximo año.

El irrisorio aumento equivale a kilo y cuarto de tortillas; medio kilo de huevo o 125 gramos de jamón de la peor calidad. De carne, mejor ni pensarlo.

Durante 2021, el salario mínimo diario en gran parte del país será de 141.70 pesos. Seguramente comenzó a hacer cuentas de lo que se podría comprar con esa cantidad y no pasó de un kilo de carne. Olvídese del frijol, chile, tortilla, sopa o cualquier guarnición.

A ese salario, debe descontársele el pago de renta, servicios, transporte, médico, entretenimiento y si se tienen hijos en edad escolar, es otro gasto importante.

¿Verdad que las cuentas no salen?

Empero, los hombres más ricos argumentan que en este momento de crisis que provocó la pandemia, es imposible otorgar ese pequeño aumento a los trabajadores. Es cierto que el parón económico generó el cierre de varios establecimientos y el resquebrajamiento de las finanzas de las grandes empresas, pero ahora es momento de que ellos se priven de algunos lujos para proteger a la clase trabajadora.

Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, publicó en Twitter que el aumento al salario mínimo se dio sin base económica ni consenso, por lo que calificó de “desproporcional” la medida y responsabilizó al presidente Andrés Manuel López Obrador del desempleó que podría generar el incremento.

¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN GOBIERNO O EMPRESARIOS?

Resulta comprensible la reacción de Gustavo de Hoyos porque ha mantenido una confrontación directa contra cualquier decisión que emprenda el gobierno de la República, incluso él no ha sido invitado a ninguna de las reuniones que ha sostenido AMLO con los empresarios.

Además, el líder gremial forma parte de movimientos contra el lopezobradorismo en los que participa activa y económicamente, y está en su total derecho de hacerlo. Lo que resulta reprobable es amenazar con que habrá desempleo por el aumento salarial.

Lo cierto es que durante los últimos dos años el alza al salario diario ha sido importante, aunque insuficiente, porque del 2017 al 2021 subió 53.34 pesos, al pasar de 88.36 a 141.70 pesos.

El gobierno de la República argumenta la necesidad de elevar el poder adquisitivo de los trabajadores para que, como en cascada, se dé un mayor gasto y genere más empleo. Empero, los empresarios consideran que éste no es el momento idóneo.

Para los dueños de empresas, fábricas e industrias, cualquier decisión que disminuya sus ingresos será rechazada, porque se niegan a reducir sus ganancias que durante años fueron exorbitantes.

Incluso, muchas trasnacionales evadieron miles de millones en pesos, en detrimento de las arcas, y han sido obligadas a regularizar su situación fiscal lo que ha generado enorme molestia.

Hay quienes aseguran que el salario mínimo sólo sirve como un punto de referencia para establecer tabuladores, empero es lo que perciben trabajadores principalmente comisionistas.

ES NECESARIO TRABAJAR 24 HORAS

Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares que elabora el Inegi, para mantener un hogar se requieren 13,529 pesos por mes. El salario mínimo mensual, asciende apenas a 4,251 pesos. Así de dispar es la vida.

De acuerdo con el mismo estudio del Inegi, los mexicanos gastan el 55 por ciento de su salario sólo en dos rubros: alimentación y transporte, porque sus hogares suelen estar lejos de los centros de trabajo.

Esta desigualdad ha incrementado el encono entre empleados y empleadores, lo cual ha impedido el desarrollo del país pues la mentalidad es “para qué me esfuerzo más, si nunca podré ganar más” o tener su propio negocio.

Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo y Previsión Social, estimó que el aumento al salario mínimo beneficiará a unos 4 millones de empleados, con lo cual “lejos de afectar la economía, hemos venido demostrando cómo se fortalece el poder adquisitivo y la capacidad de consumo y se va dinamizando el mercado interno, y no ha habido ningún efecto inflacionario”, aseguró la funcionaria.

La realidad a la que se enfrentarán los mexicanos cuando comience realmente la nueva normalidad, será estrujante porque cientos de negocios habrán desaparecido ya sea porque quebraron o bien porque sus dueños fallecieron.

Además, aquellos que perdieron su empleo durante la pandemia, seguramente se verán obligados a iniciar un pequeño negocio en la ilegalidad, de esos que no generan riqueza pero sí llevan el pan a la mesa.

Se estima que durante este año, la informalidad ha sido la principal generadora de fuentes de empleos, por lo que los servicios de salud públicos se han visto rebasados aún más que instituciones como el IMSS o el ISSSTE.

Se requiere con urgencia de un nuevo modelo económico que, a corto plazo, mejore la condición de vida de los 70 millones de mexicanos que padecen algún tipo de pobreza. Aún estamos a tiempo de evitar que se repita la historia de cambio que han ocurrido en los años 20 del inicio de cada siglo.

Con motivo de las fiestas de fin de año, esta columna no aparecerá durante dos semanas, por lo que volveremos a leernos el sábado 9 de enero del próximo año. Por favor, cuídese para tener un excelente 2021.

manuelmejidot@gmail.com

El jueves pasado, el diario La Prensa, que edita la Organización Editorial Mexicana, publicó en su portada una fotografía de Hugo Huitzil tan cruda como la realidad que vive la clase trabajadora en la actualidad.

Un par de manos sucias, que lo mismo pudo ser de un carbonero que de un obrero, sosteniendo cinco monedas que sumaban 18 pesos (una de 10, otra de cinco y tres de un peso), equivalente al incremento del salario mínimo del próximo año.

El irrisorio aumento equivale a kilo y cuarto de tortillas; medio kilo de huevo o 125 gramos de jamón de la peor calidad. De carne, mejor ni pensarlo.

Durante 2021, el salario mínimo diario en gran parte del país será de 141.70 pesos. Seguramente comenzó a hacer cuentas de lo que se podría comprar con esa cantidad y no pasó de un kilo de carne. Olvídese del frijol, chile, tortilla, sopa o cualquier guarnición.

A ese salario, debe descontársele el pago de renta, servicios, transporte, médico, entretenimiento y si se tienen hijos en edad escolar, es otro gasto importante.

¿Verdad que las cuentas no salen?

Empero, los hombres más ricos argumentan que en este momento de crisis que provocó la pandemia, es imposible otorgar ese pequeño aumento a los trabajadores. Es cierto que el parón económico generó el cierre de varios establecimientos y el resquebrajamiento de las finanzas de las grandes empresas, pero ahora es momento de que ellos se priven de algunos lujos para proteger a la clase trabajadora.

Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, publicó en Twitter que el aumento al salario mínimo se dio sin base económica ni consenso, por lo que calificó de “desproporcional” la medida y responsabilizó al presidente Andrés Manuel López Obrador del desempleó que podría generar el incremento.

¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN GOBIERNO O EMPRESARIOS?

Resulta comprensible la reacción de Gustavo de Hoyos porque ha mantenido una confrontación directa contra cualquier decisión que emprenda el gobierno de la República, incluso él no ha sido invitado a ninguna de las reuniones que ha sostenido AMLO con los empresarios.

Además, el líder gremial forma parte de movimientos contra el lopezobradorismo en los que participa activa y económicamente, y está en su total derecho de hacerlo. Lo que resulta reprobable es amenazar con que habrá desempleo por el aumento salarial.

Lo cierto es que durante los últimos dos años el alza al salario diario ha sido importante, aunque insuficiente, porque del 2017 al 2021 subió 53.34 pesos, al pasar de 88.36 a 141.70 pesos.

El gobierno de la República argumenta la necesidad de elevar el poder adquisitivo de los trabajadores para que, como en cascada, se dé un mayor gasto y genere más empleo. Empero, los empresarios consideran que éste no es el momento idóneo.

Para los dueños de empresas, fábricas e industrias, cualquier decisión que disminuya sus ingresos será rechazada, porque se niegan a reducir sus ganancias que durante años fueron exorbitantes.

Incluso, muchas trasnacionales evadieron miles de millones en pesos, en detrimento de las arcas, y han sido obligadas a regularizar su situación fiscal lo que ha generado enorme molestia.

Hay quienes aseguran que el salario mínimo sólo sirve como un punto de referencia para establecer tabuladores, empero es lo que perciben trabajadores principalmente comisionistas.

ES NECESARIO TRABAJAR 24 HORAS

Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares que elabora el Inegi, para mantener un hogar se requieren 13,529 pesos por mes. El salario mínimo mensual, asciende apenas a 4,251 pesos. Así de dispar es la vida.

De acuerdo con el mismo estudio del Inegi, los mexicanos gastan el 55 por ciento de su salario sólo en dos rubros: alimentación y transporte, porque sus hogares suelen estar lejos de los centros de trabajo.

Esta desigualdad ha incrementado el encono entre empleados y empleadores, lo cual ha impedido el desarrollo del país pues la mentalidad es “para qué me esfuerzo más, si nunca podré ganar más” o tener su propio negocio.

Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo y Previsión Social, estimó que el aumento al salario mínimo beneficiará a unos 4 millones de empleados, con lo cual “lejos de afectar la economía, hemos venido demostrando cómo se fortalece el poder adquisitivo y la capacidad de consumo y se va dinamizando el mercado interno, y no ha habido ningún efecto inflacionario”, aseguró la funcionaria.

La realidad a la que se enfrentarán los mexicanos cuando comience realmente la nueva normalidad, será estrujante porque cientos de negocios habrán desaparecido ya sea porque quebraron o bien porque sus dueños fallecieron.

Además, aquellos que perdieron su empleo durante la pandemia, seguramente se verán obligados a iniciar un pequeño negocio en la ilegalidad, de esos que no generan riqueza pero sí llevan el pan a la mesa.

Se estima que durante este año, la informalidad ha sido la principal generadora de fuentes de empleos, por lo que los servicios de salud públicos se han visto rebasados aún más que instituciones como el IMSS o el ISSSTE.

Se requiere con urgencia de un nuevo modelo económico que, a corto plazo, mejore la condición de vida de los 70 millones de mexicanos que padecen algún tipo de pobreza. Aún estamos a tiempo de evitar que se repita la historia de cambio que han ocurrido en los años 20 del inicio de cada siglo.

Con motivo de las fiestas de fin de año, esta columna no aparecerá durante dos semanas, por lo que volveremos a leernos el sábado 9 de enero del próximo año. Por favor, cuídese para tener un excelente 2021.

manuelmejidot@gmail.com