/ martes 16 de marzo de 2021

¡Bajan!, ¡BAJAN!, ¡BAJAAAAAN!

Ahí estábamos, en la banqueta esperando el camión bajo el caluroso sol de verano, habíamos salido de la escuela esperando que la ruta pasara lo antes posible pero ya llevábamos más de 20 minutos esperando. Por fin la vimos dar la vuelta y no faltó la exclamación de: ‘‘ojalá se detenga’’.

Nos subimos empujando algunas personas para poder llegar a la parte trasera del camión, pero cuando llegamos hasta el final nos dimos cuenta que no había asientos, sólo un bote que ocupaba un señor y que tenía que probar su suerte de malabarista para no caerse. Ni modo, es lo que hay nos dijimos, lo importante es llegar a casa donde nos esperan nuestros padres.

Apenas arrancamos tuvimos que aferrarnos bien fuerte al barandal porque por el retrovisor ya se veía acercarse otro camión y en definitiva nuestro chofer no estaba dispuesto a que lo pasaran, aún y sí para eso tenía que cambiar de carriles y saltearse semáforos como sí su vida dependiera de ello.

Chocábamos entre nosotros, los más altos se pegaron en la cabeza con el techo, las personas adultas temblaban de miedo y alguna señora le gritaba al chofer que le bajara a la velocidad; cualquier intento fue en vano porque cuando un señor quiso reclamar, el ayudante del chofer sacó un desarmador y con eso todos los pasajeros decidimos tolerar la pésima conducción.

Lo más difícil de esta carrera de ruteros es pedir la bajada; 2 cuadras antes empezamos a gritar: ¡Bajan en el semáforo! Pero no veíamos que disminuyera la velocidad así que gritamos de vuelta: ¡Bajan!, ¡BAJAN!, ¡BAJAAAAAN! Lo increíble de esto, es que tuvimos que saltar 2 cuadras después de nuestra parada porque el camión nunca detuvo su marcha.

Esta es una de las historias que se viven todos los días en los camiones de ciudad Juárez, sin duda alguna las hay más dramáticas y cada usuario del transporte público podría contarnos algún acontecimiento en el que sufrió las incomodidades y malos tratos del transporte público.

Lo bueno es que ya se van, en Juárez se construye un nuevo y moderno sistema de transporte que terminará con todas esas historias de terror que millones de fronterizos han tenido que vivir por la notoria incapacidad de gobiernos anteriores para enfrentar a los concesionarios de camiones.

Nuestra querida ciudad durante muchas administraciones estuvo totalmente abandonada, de ahí que podemos asegurar que nunca se había invertido tanto dinero en la construcción de infraestructura urbana para mejorar la movilidad y calidad del transporte público.

Hay quienes por un tema electoral o de egoísmo automovilístico se quejan y desprestigian el BRT, dicen que está mal planeado y que ha sido un error construir tantas obras en tan poco tiempo, la verdad es que sí hay molestias y de momento sí ha aumentado el tráfico, pero tenemos que tener claro que nuestra ciudad estaba abandonada y ya nos urgía una inversión como la que ha hecho el actual gobierno del Estado.

Las molestias son temporales pero las obras permanecerán; esa debe ser nuestra premisa frente a la inversión histórica en obra pública, que supera los 9 mil millones de pesos y que es un precedente único para nuestra ciudad.

No nos engañemos y nos aferremos a la crítica sistemática y ha pretender sacar una bandera electoral del momentáneo caos vial que hay por las calles. La modernización del transporte público es un tema que no podía esperar más tiempo y que representaba una exigencia olvidada por muchas administraciones.

Una enorme cantidad de personas se mueven diariamente en los camiones: estudiantes, mujeres, madres, trabajadores y personas de la tercera edad y no es justo ni digno de sus vidas que sigan arriesgándose diariamente en un transporte que en definitiva no merecen los juarenses.


Ahí estábamos, en la banqueta esperando el camión bajo el caluroso sol de verano, habíamos salido de la escuela esperando que la ruta pasara lo antes posible pero ya llevábamos más de 20 minutos esperando. Por fin la vimos dar la vuelta y no faltó la exclamación de: ‘‘ojalá se detenga’’.

Nos subimos empujando algunas personas para poder llegar a la parte trasera del camión, pero cuando llegamos hasta el final nos dimos cuenta que no había asientos, sólo un bote que ocupaba un señor y que tenía que probar su suerte de malabarista para no caerse. Ni modo, es lo que hay nos dijimos, lo importante es llegar a casa donde nos esperan nuestros padres.

Apenas arrancamos tuvimos que aferrarnos bien fuerte al barandal porque por el retrovisor ya se veía acercarse otro camión y en definitiva nuestro chofer no estaba dispuesto a que lo pasaran, aún y sí para eso tenía que cambiar de carriles y saltearse semáforos como sí su vida dependiera de ello.

Chocábamos entre nosotros, los más altos se pegaron en la cabeza con el techo, las personas adultas temblaban de miedo y alguna señora le gritaba al chofer que le bajara a la velocidad; cualquier intento fue en vano porque cuando un señor quiso reclamar, el ayudante del chofer sacó un desarmador y con eso todos los pasajeros decidimos tolerar la pésima conducción.

Lo más difícil de esta carrera de ruteros es pedir la bajada; 2 cuadras antes empezamos a gritar: ¡Bajan en el semáforo! Pero no veíamos que disminuyera la velocidad así que gritamos de vuelta: ¡Bajan!, ¡BAJAN!, ¡BAJAAAAAN! Lo increíble de esto, es que tuvimos que saltar 2 cuadras después de nuestra parada porque el camión nunca detuvo su marcha.

Esta es una de las historias que se viven todos los días en los camiones de ciudad Juárez, sin duda alguna las hay más dramáticas y cada usuario del transporte público podría contarnos algún acontecimiento en el que sufrió las incomodidades y malos tratos del transporte público.

Lo bueno es que ya se van, en Juárez se construye un nuevo y moderno sistema de transporte que terminará con todas esas historias de terror que millones de fronterizos han tenido que vivir por la notoria incapacidad de gobiernos anteriores para enfrentar a los concesionarios de camiones.

Nuestra querida ciudad durante muchas administraciones estuvo totalmente abandonada, de ahí que podemos asegurar que nunca se había invertido tanto dinero en la construcción de infraestructura urbana para mejorar la movilidad y calidad del transporte público.

Hay quienes por un tema electoral o de egoísmo automovilístico se quejan y desprestigian el BRT, dicen que está mal planeado y que ha sido un error construir tantas obras en tan poco tiempo, la verdad es que sí hay molestias y de momento sí ha aumentado el tráfico, pero tenemos que tener claro que nuestra ciudad estaba abandonada y ya nos urgía una inversión como la que ha hecho el actual gobierno del Estado.

Las molestias son temporales pero las obras permanecerán; esa debe ser nuestra premisa frente a la inversión histórica en obra pública, que supera los 9 mil millones de pesos y que es un precedente único para nuestra ciudad.

No nos engañemos y nos aferremos a la crítica sistemática y ha pretender sacar una bandera electoral del momentáneo caos vial que hay por las calles. La modernización del transporte público es un tema que no podía esperar más tiempo y que representaba una exigencia olvidada por muchas administraciones.

Una enorme cantidad de personas se mueven diariamente en los camiones: estudiantes, mujeres, madres, trabajadores y personas de la tercera edad y no es justo ni digno de sus vidas que sigan arriesgándose diariamente en un transporte que en definitiva no merecen los juarenses.