/ viernes 25 de enero de 2019

“Biblioteca de la periferia”

Juan Carlos Quirarte Méndez

Salesiano, sacerdote. Doctor en Antropología Social

“Lo fascinante y lo temido de la juventud”

Tomaré la propuesta del especialista en religiones, Rudolf Otto, en la que define “misterio” con dos términos latinos -Tremens et Fascinans- para intentar comprender los modos en que se aprecia un campo social tan complejo y diverso como lo es: la juventud.

Ciertamente somos testigos que por “juventud” encontramos una diversidad inmensurable de definiciones, de apreciaciones y valoraciones. Algunos incluso siendo más cuidadosos se refieren en modo plural “juventudes” o bien también con un adjetivo “fenómeno juvenil”. No pretendo aquí señalar una nueva definición y mucho menos pretender la osadía de colocar “la verdadera” concepción de la juventud. La palabra misterio que en su matriz refiere al hecho de “irse revelando” o “irse mostrando” será una herramienta de aproximación a este sector de la sociedad que está continuamente en el medio de muchos discursos y estereotipos. Mediante la definición que se da a este concepto pretendo también que se puedan entender las tendencias de las aproximaciones al universo juvenil.

Tremens et Fascinans.... Tremendo y Fascinante, así es como se entiende el misterio, así podríamos decir de la Juventud. Tremendo referiría a todos esos discursos en los que se habla de juventud con acento de negatividad, es decir: lo que asusta, lo que detiene, lo que repela. Es esos modos de concebir a la juventud como lo incompleto e inacabado y que no se sabe cómo controlarles, que impera el temor y la cautela ante este sector social dada su imprevisibilidad supuesta. Estar ante los jóvenes causa temor, causa alerta; estar defensivos porque no se sabe qué puede ocurrir. Muchos discursos sobre la juventud llevan esta línea y han provocado imaginarios sociales y estereotipos sobre este sector, englobando a toda la juventud en categorías de rebeldía, de hostigamiento, de anarquía, de conflicto, de displicencia, de problemáticos.

Por la parte del Fascinans, la realidad juvenil ha sido por lo general el segmento de la sociedad más seductor, aquel que ocasiona mayor demanda de atención, de atracción, de sueños y proyecciones utópicas como la búsqueda del elixir de la eterna juventud, o las luchas continuas contra el tiempo por mantener el estereotipo de figura corpórea ideal ubicada en el rango juvenil. Los discursos sobre la juventud que van acentuados por la línea de lo Fascinante va en la perspectiva de crear imaginarios sociales, donde la juventud es el período idílico, una época de esplendor, una energía que contagia y una fuerza que arrastra. A su vez se convierte en un escaparate para el mundo del consumo, se convierte en el paradigma favorito de la mercadotecnia como elemento de seducción, de provocación, de estimulación. Lo fascinante -a diferencia de lo tremendo- atrae, invita a estar cercano, se quiere ser parte de ese grupo.

La juventud se puede mirar entonces como ese misterio, una realidad que ante los ojos del que le mira se revela a veces como algo fascinante y en otras veces como algo que atemoriza. Sin darnos cuenta muchos discursos que se emiten en nuestro entorno van configurando nuestras apreciaciones sobre las juventudes que nos interpelan. Lo mejor de que se pueda mirar a la juventud como un misterio es que el propio joven es quien se va mostrando; siendo él sujeto y protagonista. La reacción segunda es de quien con él se cruza, ya sea con fascinación y todos sus derivados, o bien con temor y todos sus derivados. Tal vez un buen homenaje a la juventud sea precisamente esa, a saber: seguirse dejando sorprender por ella, no juzgar con antelación sobre este universo social y dejar que se sigan manifestando aprendiendo de su diversidad y originalidad.

Juan Carlos Quirarte Méndez

Salesiano, sacerdote. Doctor en Antropología Social

“Lo fascinante y lo temido de la juventud”

Tomaré la propuesta del especialista en religiones, Rudolf Otto, en la que define “misterio” con dos términos latinos -Tremens et Fascinans- para intentar comprender los modos en que se aprecia un campo social tan complejo y diverso como lo es: la juventud.

Ciertamente somos testigos que por “juventud” encontramos una diversidad inmensurable de definiciones, de apreciaciones y valoraciones. Algunos incluso siendo más cuidadosos se refieren en modo plural “juventudes” o bien también con un adjetivo “fenómeno juvenil”. No pretendo aquí señalar una nueva definición y mucho menos pretender la osadía de colocar “la verdadera” concepción de la juventud. La palabra misterio que en su matriz refiere al hecho de “irse revelando” o “irse mostrando” será una herramienta de aproximación a este sector de la sociedad que está continuamente en el medio de muchos discursos y estereotipos. Mediante la definición que se da a este concepto pretendo también que se puedan entender las tendencias de las aproximaciones al universo juvenil.

Tremens et Fascinans.... Tremendo y Fascinante, así es como se entiende el misterio, así podríamos decir de la Juventud. Tremendo referiría a todos esos discursos en los que se habla de juventud con acento de negatividad, es decir: lo que asusta, lo que detiene, lo que repela. Es esos modos de concebir a la juventud como lo incompleto e inacabado y que no se sabe cómo controlarles, que impera el temor y la cautela ante este sector social dada su imprevisibilidad supuesta. Estar ante los jóvenes causa temor, causa alerta; estar defensivos porque no se sabe qué puede ocurrir. Muchos discursos sobre la juventud llevan esta línea y han provocado imaginarios sociales y estereotipos sobre este sector, englobando a toda la juventud en categorías de rebeldía, de hostigamiento, de anarquía, de conflicto, de displicencia, de problemáticos.

Por la parte del Fascinans, la realidad juvenil ha sido por lo general el segmento de la sociedad más seductor, aquel que ocasiona mayor demanda de atención, de atracción, de sueños y proyecciones utópicas como la búsqueda del elixir de la eterna juventud, o las luchas continuas contra el tiempo por mantener el estereotipo de figura corpórea ideal ubicada en el rango juvenil. Los discursos sobre la juventud que van acentuados por la línea de lo Fascinante va en la perspectiva de crear imaginarios sociales, donde la juventud es el período idílico, una época de esplendor, una energía que contagia y una fuerza que arrastra. A su vez se convierte en un escaparate para el mundo del consumo, se convierte en el paradigma favorito de la mercadotecnia como elemento de seducción, de provocación, de estimulación. Lo fascinante -a diferencia de lo tremendo- atrae, invita a estar cercano, se quiere ser parte de ese grupo.

La juventud se puede mirar entonces como ese misterio, una realidad que ante los ojos del que le mira se revela a veces como algo fascinante y en otras veces como algo que atemoriza. Sin darnos cuenta muchos discursos que se emiten en nuestro entorno van configurando nuestras apreciaciones sobre las juventudes que nos interpelan. Lo mejor de que se pueda mirar a la juventud como un misterio es que el propio joven es quien se va mostrando; siendo él sujeto y protagonista. La reacción segunda es de quien con él se cruza, ya sea con fascinación y todos sus derivados, o bien con temor y todos sus derivados. Tal vez un buen homenaje a la juventud sea precisamente esa, a saber: seguirse dejando sorprender por ella, no juzgar con antelación sobre este universo social y dejar que se sigan manifestando aprendiendo de su diversidad y originalidad.