/ martes 9 de junio de 2020

“Biblioteca de la periferia”

Juan Carlos Quirarte Méndez

Salesiano, sacerdote. Doctor en Antropología Social

“El ritual de paso a la nueva normalidad”

Quien ha podido asomarse a estudiar las diversas fases de la humanidad narradas a través de distintas formas y que conocemos como historia o bien como mitos, que configuran el sentido propio del ser humano, pudiera darse cuenta que a lo largo de todas las etapas, el ser humano vive con momentos significativos que les llama “ritos de iniciación”, o bien “nuevos nacimientos”… desde el hecho del adolescente que “muere” a su infancia para pasar a la adolescencia, o bien “morir” a la adolescencia para “resucitar” a la juventud o la edad adulta y así sucesivamente.

Esas iniciaciones significativas del ser humano pueden percibirse como pasos en los que su vida adquiere un nuevo sentido, pues tras una etapa de preparación, y un “rito” especial para significar que ya está en ese puente a una nueva etapa, donde ahora se les comparte los mitos, las grandes narrativas, las responsabilidades, las encomiendas propias de quien ya ha transitado por los momentos preparatorios.

No se trata de pensar que todo esto es exclusivo de condiciones religiosas, sí podemos decir que se aprecian como “sagradas” en su sentido más amplio, y aunque sean desde un enfoque meramente secular (no religioso) se le da tal seriedad y se reviste de tanto respeto de ceremonia que adquiere esa categoría de hecho sagrado. Por eso también en una sociedad cristiana tenemos claro los momentos iniciáticos como serían el bautismo, o el orden sacerdotal… pero en ámbitos seculares encontramos también muchas sociedades que asumen el dejar atrás a su “antiguo yo” para pasar a ser un “nuevo yo” … inclusive en la entronización a una banda de un determinado barrio, o la de la quinceañera, o la de quién es admitido en una barra o grupo de apoyo de un equipo de fútbol.

También de manera colectiva suceden momentos determinados para entrar en nuevas fases, muchas de las cuales han sido abruptamente instaladas, sobre todo cuando una nueva manera de gobernar ha sido impuesta, o cuando un pueblo es absorbido por una potencia o nuevo imperio. También cuando se instalan nuevas administraciones de gobierno y buscan anular sistemas anteriores y abrir una “nueva sociedad”. Pero no siempre estos cambios de fase llevan una preparación y mucho menos la asimilación de los habitantes en dichas poblaciones.

Quizá también pudiéramos entender situaciones como las actuales (una pandemia, una crisis de salud) que pueda ser para nosotros un momento de fase transitoria a un renacimiento de una sociedad, donde las condiciones que estábamos a considerar como habituales, ahora serán diversas, de ahí que se inicie a señalar como una “nueva normalidad” lo que se sabe sean costumbres diversas para adoptar, modos diversos de comportarnos en lo cotidiano, etc. Algo para lo que quizá no estábamos del todo preparados, pero es posible de asumir como un colectivo global.

No está de más el descubrir esas formas del pasado de vivir las iniciaciones y rituales de paso, como una manera de significar y resignificar nuestra forma de ser y estar en el mundo.

Juan Carlos Quirarte Méndez

Salesiano, sacerdote. Doctor en Antropología Social

“El ritual de paso a la nueva normalidad”

Quien ha podido asomarse a estudiar las diversas fases de la humanidad narradas a través de distintas formas y que conocemos como historia o bien como mitos, que configuran el sentido propio del ser humano, pudiera darse cuenta que a lo largo de todas las etapas, el ser humano vive con momentos significativos que les llama “ritos de iniciación”, o bien “nuevos nacimientos”… desde el hecho del adolescente que “muere” a su infancia para pasar a la adolescencia, o bien “morir” a la adolescencia para “resucitar” a la juventud o la edad adulta y así sucesivamente.

Esas iniciaciones significativas del ser humano pueden percibirse como pasos en los que su vida adquiere un nuevo sentido, pues tras una etapa de preparación, y un “rito” especial para significar que ya está en ese puente a una nueva etapa, donde ahora se les comparte los mitos, las grandes narrativas, las responsabilidades, las encomiendas propias de quien ya ha transitado por los momentos preparatorios.

No se trata de pensar que todo esto es exclusivo de condiciones religiosas, sí podemos decir que se aprecian como “sagradas” en su sentido más amplio, y aunque sean desde un enfoque meramente secular (no religioso) se le da tal seriedad y se reviste de tanto respeto de ceremonia que adquiere esa categoría de hecho sagrado. Por eso también en una sociedad cristiana tenemos claro los momentos iniciáticos como serían el bautismo, o el orden sacerdotal… pero en ámbitos seculares encontramos también muchas sociedades que asumen el dejar atrás a su “antiguo yo” para pasar a ser un “nuevo yo” … inclusive en la entronización a una banda de un determinado barrio, o la de la quinceañera, o la de quién es admitido en una barra o grupo de apoyo de un equipo de fútbol.

También de manera colectiva suceden momentos determinados para entrar en nuevas fases, muchas de las cuales han sido abruptamente instaladas, sobre todo cuando una nueva manera de gobernar ha sido impuesta, o cuando un pueblo es absorbido por una potencia o nuevo imperio. También cuando se instalan nuevas administraciones de gobierno y buscan anular sistemas anteriores y abrir una “nueva sociedad”. Pero no siempre estos cambios de fase llevan una preparación y mucho menos la asimilación de los habitantes en dichas poblaciones.

Quizá también pudiéramos entender situaciones como las actuales (una pandemia, una crisis de salud) que pueda ser para nosotros un momento de fase transitoria a un renacimiento de una sociedad, donde las condiciones que estábamos a considerar como habituales, ahora serán diversas, de ahí que se inicie a señalar como una “nueva normalidad” lo que se sabe sean costumbres diversas para adoptar, modos diversos de comportarnos en lo cotidiano, etc. Algo para lo que quizá no estábamos del todo preparados, pero es posible de asumir como un colectivo global.

No está de más el descubrir esas formas del pasado de vivir las iniciaciones y rituales de paso, como una manera de significar y resignificar nuestra forma de ser y estar en el mundo.