/ martes 11 de agosto de 2020

"Biblioteca de la periferia"

Juan Carlos Quirarte Méndez

Salesiano, sacerdote. Doctor en Antropología Social

“Los sicarios y la periferia”

Quizá muchos piensen -hoy en día- que los sicarios son personajes de la historia reciente,

un fenómeno que tiene apenas unos cuantos años, y más probablemente muchos

asociarán el término sicario a los grupos delictivos, en especial aquellos pertenecientes a

los cárteles y diversas asociaciones del llamado crimen organizado.

Pero en realidad el concepto “sicario” es un término bastante antiguo. Yo lo remito al

menos a dos mil años atrás, como un concepto referido específicamente por las épocas

del Imperio Romano, en tiempos del mismísimo Jesús de Nazaret, e incluso como un

término usado en las mismas regiones y tiempos en que estaba Jesús en esta tierra.

Como sabemos, Jesús nació vivió y murió como judío, una religión que -como muchas

otras- tiene dentro de sí misma diversas tendencias o subgrupos en sus formas de vivir y

entender su fe y, por ende, sus modos de actuar en el mundo. Pues bien, en aquellos

tiempos se encontraban los movimientos de los Esenios, de los Saduceos, el de los

Fariseos y el de los Zelotas. Todas estas diversidades se agrupaban en el mismo grupo

genérico llamado judaísmo, de manera muy simplista podríamos decir de estos grupos

que equivalen a los siguientes estilos de vida: eran (1) los que se aislaban para vivir más

radicalmente su fe, (2) los poderosos o miembros de linajes heredados, (3) los que

conservaban y celaban la ley y (4) los reaccionarios que buscaban la liberación e

independencia de toda dominación.

Pues bien, a estos últimos (Zelotas) se les recuerda como esos grupos subversivos, que se

oponían a una dominación socio-política y buscaban la liberación de toda opresión, que en

este caso se materializaba en la dominación de los romanos sobre los pueblos judíos.

Estos judíos zelotas entendían su razón de ser y actuar desde la fe. Y como pueblo

dominado, no podían portar armas ni reunirse en grupos para hablar de política pues se

les consideraría conspiradores contra el Imperio. De cualquier forma, muchos hombres

pertenecientes a este movimiento judío portaban armas de manera discreta, oculta (un

puñal o una daga) para que al ver algún romano o pequeño grupo de soldados romanos,

pudieran ellos atacarles e ir eliminando a sus enemigos de a poco. Y por esa arma (puñal o

daga) que en latín se dice “Tsica”, eran conocidos como los “sicarios”, es decir, los

hombres que portan un puñal.

Así pues, el sicario era el subversivo a la dominación extranjera, pero no por ser

contestatario partidista, ni por el deseo mismo de la violencia, sino que su causa era un

celo fortísimo por la defensa de su fe, de sus tradiciones, asociaban la voluntad de Dios

con sus actos de liberación para poder adorar sólo al Dios de su pueblo, que para su

cosmovisión era el único y absoluto Dios. Traducían la liberación política con la liberación

misma de su fe. De ahí que eran capaces de justificar sus actos de violencia ante el

usurpador.

Sicarios eran los hombres de periferia que buscaban la liberación política que les oprimía y

les marginaban sus costumbres. Eran los portadores clandestinos de armas pequeñas para

poder operar su ejercicio de liberación política justificada desde su fe y para el bien del

pueblo al cual pertenecían. Incluso en algún momento, tergiversando la visión sobre Jesús,

se le quiso acusar de ser parte de ese movimiento. Pero -aunque no es ahora asunto en

esta columna- Jesús mismo está más allá de cualesquiera de los cuatro movimientos

judíos de su tiempo antes mencionados.

Hoy, se usa el término sicario ante otro tipo de sujetos, que por lo general se les ubica

como pertenecientes a grupos delictivos del crimen organizado, portadores ya no de

armas pequeñas como el puñal o la daga sino también de armas de gran impacto y

sumamente sofisticadas, muchas de las veces mayor que la de las autoridades vigentes del

contexto.

Hoy, quizá el sicario no es tanto un ser de periferia, sino que el imaginario colectivo y las

invasiones mediáticas han puesto esta posición como un centro… incluso para muchos se

ha convertido casi en un ideal de vida por manifestar poder y dominación más que

resistencia ante otra hegemonía poderosa. ¿cuál es la causa hoy en día de un sicario?

¿Será semejante la perspectiva de un sicario a como le conocemos hoy en día a la del

sicario identificado como tal por los romanos de hace dos mil años?

Los Zelotas, grupo al cual pertenecían los sicarios judíos en tiempos de Jesús, fueron

aniquilados en torno al año 70 D.C. luego de una sublevación de gran alcance, y los

últimos se suicidaron en una resistencia heroica reconocida y honrada hasta el día de hoy

en Masada. Esa zona es hoy un Memorial de halo sagrado por el respeto mismo a grupos

que vivieron una intensidad de su fe hasta el extremo.

Los sicarios, a como se les concibe hoy en día en nuestras sociedades, podemos

considerarles muy distantes a los ideales de sus antecesores del nombre, pero no por ello

podemos dejar de preguntarnos, ¿cuáles serán las causas últimas que mueven a los

portadores del puñal (hoy armas de fuego de gran alcance) para revelarse ante el sistema

vigente? ¿cuál será el destino de los nuevos portadores del término milenario de

“sicario”?

Juan Carlos Quirarte Méndez

Salesiano, sacerdote. Doctor en Antropología Social

“Los sicarios y la periferia”

Quizá muchos piensen -hoy en día- que los sicarios son personajes de la historia reciente,

un fenómeno que tiene apenas unos cuantos años, y más probablemente muchos

asociarán el término sicario a los grupos delictivos, en especial aquellos pertenecientes a

los cárteles y diversas asociaciones del llamado crimen organizado.

Pero en realidad el concepto “sicario” es un término bastante antiguo. Yo lo remito al

menos a dos mil años atrás, como un concepto referido específicamente por las épocas

del Imperio Romano, en tiempos del mismísimo Jesús de Nazaret, e incluso como un

término usado en las mismas regiones y tiempos en que estaba Jesús en esta tierra.

Como sabemos, Jesús nació vivió y murió como judío, una religión que -como muchas

otras- tiene dentro de sí misma diversas tendencias o subgrupos en sus formas de vivir y

entender su fe y, por ende, sus modos de actuar en el mundo. Pues bien, en aquellos

tiempos se encontraban los movimientos de los Esenios, de los Saduceos, el de los

Fariseos y el de los Zelotas. Todas estas diversidades se agrupaban en el mismo grupo

genérico llamado judaísmo, de manera muy simplista podríamos decir de estos grupos

que equivalen a los siguientes estilos de vida: eran (1) los que se aislaban para vivir más

radicalmente su fe, (2) los poderosos o miembros de linajes heredados, (3) los que

conservaban y celaban la ley y (4) los reaccionarios que buscaban la liberación e

independencia de toda dominación.

Pues bien, a estos últimos (Zelotas) se les recuerda como esos grupos subversivos, que se

oponían a una dominación socio-política y buscaban la liberación de toda opresión, que en

este caso se materializaba en la dominación de los romanos sobre los pueblos judíos.

Estos judíos zelotas entendían su razón de ser y actuar desde la fe. Y como pueblo

dominado, no podían portar armas ni reunirse en grupos para hablar de política pues se

les consideraría conspiradores contra el Imperio. De cualquier forma, muchos hombres

pertenecientes a este movimiento judío portaban armas de manera discreta, oculta (un

puñal o una daga) para que al ver algún romano o pequeño grupo de soldados romanos,

pudieran ellos atacarles e ir eliminando a sus enemigos de a poco. Y por esa arma (puñal o

daga) que en latín se dice “Tsica”, eran conocidos como los “sicarios”, es decir, los

hombres que portan un puñal.

Así pues, el sicario era el subversivo a la dominación extranjera, pero no por ser

contestatario partidista, ni por el deseo mismo de la violencia, sino que su causa era un

celo fortísimo por la defensa de su fe, de sus tradiciones, asociaban la voluntad de Dios

con sus actos de liberación para poder adorar sólo al Dios de su pueblo, que para su

cosmovisión era el único y absoluto Dios. Traducían la liberación política con la liberación

misma de su fe. De ahí que eran capaces de justificar sus actos de violencia ante el

usurpador.

Sicarios eran los hombres de periferia que buscaban la liberación política que les oprimía y

les marginaban sus costumbres. Eran los portadores clandestinos de armas pequeñas para

poder operar su ejercicio de liberación política justificada desde su fe y para el bien del

pueblo al cual pertenecían. Incluso en algún momento, tergiversando la visión sobre Jesús,

se le quiso acusar de ser parte de ese movimiento. Pero -aunque no es ahora asunto en

esta columna- Jesús mismo está más allá de cualesquiera de los cuatro movimientos

judíos de su tiempo antes mencionados.

Hoy, se usa el término sicario ante otro tipo de sujetos, que por lo general se les ubica

como pertenecientes a grupos delictivos del crimen organizado, portadores ya no de

armas pequeñas como el puñal o la daga sino también de armas de gran impacto y

sumamente sofisticadas, muchas de las veces mayor que la de las autoridades vigentes del

contexto.

Hoy, quizá el sicario no es tanto un ser de periferia, sino que el imaginario colectivo y las

invasiones mediáticas han puesto esta posición como un centro… incluso para muchos se

ha convertido casi en un ideal de vida por manifestar poder y dominación más que

resistencia ante otra hegemonía poderosa. ¿cuál es la causa hoy en día de un sicario?

¿Será semejante la perspectiva de un sicario a como le conocemos hoy en día a la del

sicario identificado como tal por los romanos de hace dos mil años?

Los Zelotas, grupo al cual pertenecían los sicarios judíos en tiempos de Jesús, fueron

aniquilados en torno al año 70 D.C. luego de una sublevación de gran alcance, y los

últimos se suicidaron en una resistencia heroica reconocida y honrada hasta el día de hoy

en Masada. Esa zona es hoy un Memorial de halo sagrado por el respeto mismo a grupos

que vivieron una intensidad de su fe hasta el extremo.

Los sicarios, a como se les concibe hoy en día en nuestras sociedades, podemos

considerarles muy distantes a los ideales de sus antecesores del nombre, pero no por ello

podemos dejar de preguntarnos, ¿cuáles serán las causas últimas que mueven a los

portadores del puñal (hoy armas de fuego de gran alcance) para revelarse ante el sistema

vigente? ¿cuál será el destino de los nuevos portadores del término milenario de

“sicario”?