/ sábado 26 de septiembre de 2020

Con todo y Covid, los mexicanos se manifiestan

A pesar de que la pandemia por coronavirus en México sigue activa, el país ha comenzado a despertar, la gente toma las calles y el pueblo se manifiesta como lo hacía antes del aislamiento social, sin importar la sana distancia.

Con el inicio del plantón organizado por un grupo de opositores al Presidente de la República en la plancha del Zócalo, desde el pasado miércoles, y el enfrentamiento verbal que ha sostenido con los gobernadores aliancistas, podría pensarse que el país está divido.

Sin embargo, las estadísticas revelan que quienes apoyan a Andrés Manuel López Obrador siguen siendo mayoría. De acuerdo con Consulta Mitofsky, hasta el viernes 25 de septiembre, la aceptación de AMLO era del 53.4 por ciento de mexicanos, mientras que el rechazo fue de 46.2 puntos.

El porcentaje de aprobación se ha mantenido en el mismo nivel durante el último mes. El promedio mensual más alto lo alcanzó en abril del año pasado, a cinco meses de asumir el cargo, cuando registró 64. 5 puntos. Esas cifras, las quisiera cualquier presidente del mundo.

El activismo de Frenaaa, incrementado desde la semana pasada, poco daño causó en la popularidad de López Obrador y, en cambio, confrontó al pueblo en las calles. Por un lado, se observan fanáticos políticos y, por el otro, ultraderechistas religiosos.

Lamentablemente, aumentó ese odio entre el pueblo que nunca ha desaparecido y tanto daño ha causado al país; ese rencor de todos contra todos, de quien se cree bueno contra el que se piensa malo; del poderoso contra el desposeído. Ignorando que todos son mexicanos y tienen los mismos derechos.

Además, cada uno de sus líderes, desde sus trincheras, ha lanzado discursos que exacerban aún más los ánimos de ambos bandos.

LA CONSULTA: UN ENGAÑO AL PUEBLO

Y para aumentar ese encono social, el ministro Luis María Aguilar propuso a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarar inconstitucional la consulta popular propuesta por el Presidente de la República para que los mexicanos decidan si se enjuicia o no a sus antecesores Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pues considera que se trata de “un concierto de inconstitucionalidades”.

A consideración del Ministro Aguilar:

“A la ciudadanía no le corresponde decidir si se deben investigar o procesar los delitos cometidos en ejercicio de la función pública, la participación ciudadana tiene otros medios de interacción en esa dimensión, a ella compete obligadamente denunciar los hechos delictivos de los que tengan noticia y coadyuvar, en su caso, con las instituciones del Estado.”

Es decir, según la interpretación que deberá discutir el pleno del máximo tribunal el próximo 1 de octubre, donde se involucran los derechos humanos reconocidos en la ley no puede consultarse si las autoridades pueden o deben proteger los derechos humanos, “pues esa es su obligación constitucional.”

Bajo esa lógica, si existen las pruebas para que la Fiscalía General de la República investigue a los exmandatarios, debe hacerlo con o sin consulta. Lo cual resulta muy cierto.

Entonces, ¿qué hay detrás de la intención presidencial en proponer la consulta? Únicamente, que AMLO no pretende pasar a la historia como un mandatario vengativo.

Pero aún sigue la ruta la petición que hizo Omar García, uno de los normalistas de Ayotzinapa sobreviviente de la trágica noche de Iguala (que por cierto hoy cumple 6 años sin que nadie sepa dónde están los muchachos y con una verdad histórica que se cayó estrepitosamente).

En este momento, el INE valida las firmas recabadas por los ciudadanos y verificar que juntaron al millón 800 mil de ciudadanos a favor de la consulta. En caso de cumplir el requisito, se informará al Senado que, a su vez, enviará a la Suprema Corte la petición y se volverá a discutir el asunto.

Es prácticamente seguro que la respuesta a la solicitud ciudadana sea la misma que podría el 1 de octubre al Presidente de la República. Es improcedente, lo que acrecentará la molestia de los ciudadanos que se movilizaron para la recolección de firmas.

OTRO RECLAMO A LA 4T

Otro frente de crítica al gobierno lopezobradorista lo abrió el doctor Jaime Cárdenas en su carta de renuncia al Instituto Nacional para Devolverle al Pueblo lo Robado, en la que denuncia contratos favorables a empresas, falta de liquidez, desconocimiento del origen de los recursos, la mutilación de alhajas y se dijo confiado en que la Cuarta Transformación sea una realidad.

Cárdenas es un destacado especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, apoyó a Andrés Manuel en el 2006, como consejero del extinto IFE, y después como diputado federal del PT, siempre ha dado muestra de probidad.

En su defensa, el doctor en Derecho dijo que el Presidente de la República exige lealtad ciega, lo cual fue aceptado por AMLO, aunque aclaró que esa exigencia no es hacia su persona, sino al proyecto.

Durante los últimos tres días, el Presidente de la República se ha referido al catedrático y ha puesto en duda su deseo de transformar al país, ese enfrentamiento con un excolaborador es innecesario, porque es obligación del Jefe del Ejecutivo escuchar los llamados de quienes colaboran en su gabinete.

Recordemos que el pasado julio renunció Javier Jiménez Espriú a la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, pues se opuso a la militarización de los puertos, por la corrupción que ha existido en esos lugares.

Aún faltan más salidas del gabinete, sobre todo del primer círculo, que deberán ocurrir los próximos días, porque se irán a contender por un cargo de elección popular en el proceso del próximo año. Entre ellos está Alfonso Durazo, de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quien aspira la candidatura de Morena al gobierno de Sonora.

Habrá que esperar a ver cómo se reagrupa el equipo de la Cuarta Transformación.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

A pesar de que la pandemia por coronavirus en México sigue activa, el país ha comenzado a despertar, la gente toma las calles y el pueblo se manifiesta como lo hacía antes del aislamiento social, sin importar la sana distancia.

Con el inicio del plantón organizado por un grupo de opositores al Presidente de la República en la plancha del Zócalo, desde el pasado miércoles, y el enfrentamiento verbal que ha sostenido con los gobernadores aliancistas, podría pensarse que el país está divido.

Sin embargo, las estadísticas revelan que quienes apoyan a Andrés Manuel López Obrador siguen siendo mayoría. De acuerdo con Consulta Mitofsky, hasta el viernes 25 de septiembre, la aceptación de AMLO era del 53.4 por ciento de mexicanos, mientras que el rechazo fue de 46.2 puntos.

El porcentaje de aprobación se ha mantenido en el mismo nivel durante el último mes. El promedio mensual más alto lo alcanzó en abril del año pasado, a cinco meses de asumir el cargo, cuando registró 64. 5 puntos. Esas cifras, las quisiera cualquier presidente del mundo.

El activismo de Frenaaa, incrementado desde la semana pasada, poco daño causó en la popularidad de López Obrador y, en cambio, confrontó al pueblo en las calles. Por un lado, se observan fanáticos políticos y, por el otro, ultraderechistas religiosos.

Lamentablemente, aumentó ese odio entre el pueblo que nunca ha desaparecido y tanto daño ha causado al país; ese rencor de todos contra todos, de quien se cree bueno contra el que se piensa malo; del poderoso contra el desposeído. Ignorando que todos son mexicanos y tienen los mismos derechos.

Además, cada uno de sus líderes, desde sus trincheras, ha lanzado discursos que exacerban aún más los ánimos de ambos bandos.

LA CONSULTA: UN ENGAÑO AL PUEBLO

Y para aumentar ese encono social, el ministro Luis María Aguilar propuso a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarar inconstitucional la consulta popular propuesta por el Presidente de la República para que los mexicanos decidan si se enjuicia o no a sus antecesores Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pues considera que se trata de “un concierto de inconstitucionalidades”.

A consideración del Ministro Aguilar:

“A la ciudadanía no le corresponde decidir si se deben investigar o procesar los delitos cometidos en ejercicio de la función pública, la participación ciudadana tiene otros medios de interacción en esa dimensión, a ella compete obligadamente denunciar los hechos delictivos de los que tengan noticia y coadyuvar, en su caso, con las instituciones del Estado.”

Es decir, según la interpretación que deberá discutir el pleno del máximo tribunal el próximo 1 de octubre, donde se involucran los derechos humanos reconocidos en la ley no puede consultarse si las autoridades pueden o deben proteger los derechos humanos, “pues esa es su obligación constitucional.”

Bajo esa lógica, si existen las pruebas para que la Fiscalía General de la República investigue a los exmandatarios, debe hacerlo con o sin consulta. Lo cual resulta muy cierto.

Entonces, ¿qué hay detrás de la intención presidencial en proponer la consulta? Únicamente, que AMLO no pretende pasar a la historia como un mandatario vengativo.

Pero aún sigue la ruta la petición que hizo Omar García, uno de los normalistas de Ayotzinapa sobreviviente de la trágica noche de Iguala (que por cierto hoy cumple 6 años sin que nadie sepa dónde están los muchachos y con una verdad histórica que se cayó estrepitosamente).

En este momento, el INE valida las firmas recabadas por los ciudadanos y verificar que juntaron al millón 800 mil de ciudadanos a favor de la consulta. En caso de cumplir el requisito, se informará al Senado que, a su vez, enviará a la Suprema Corte la petición y se volverá a discutir el asunto.

Es prácticamente seguro que la respuesta a la solicitud ciudadana sea la misma que podría el 1 de octubre al Presidente de la República. Es improcedente, lo que acrecentará la molestia de los ciudadanos que se movilizaron para la recolección de firmas.

OTRO RECLAMO A LA 4T

Otro frente de crítica al gobierno lopezobradorista lo abrió el doctor Jaime Cárdenas en su carta de renuncia al Instituto Nacional para Devolverle al Pueblo lo Robado, en la que denuncia contratos favorables a empresas, falta de liquidez, desconocimiento del origen de los recursos, la mutilación de alhajas y se dijo confiado en que la Cuarta Transformación sea una realidad.

Cárdenas es un destacado especialista del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, apoyó a Andrés Manuel en el 2006, como consejero del extinto IFE, y después como diputado federal del PT, siempre ha dado muestra de probidad.

En su defensa, el doctor en Derecho dijo que el Presidente de la República exige lealtad ciega, lo cual fue aceptado por AMLO, aunque aclaró que esa exigencia no es hacia su persona, sino al proyecto.

Durante los últimos tres días, el Presidente de la República se ha referido al catedrático y ha puesto en duda su deseo de transformar al país, ese enfrentamiento con un excolaborador es innecesario, porque es obligación del Jefe del Ejecutivo escuchar los llamados de quienes colaboran en su gabinete.

Recordemos que el pasado julio renunció Javier Jiménez Espriú a la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, pues se opuso a la militarización de los puertos, por la corrupción que ha existido en esos lugares.

Aún faltan más salidas del gabinete, sobre todo del primer círculo, que deberán ocurrir los próximos días, porque se irán a contender por un cargo de elección popular en el proceso del próximo año. Entre ellos está Alfonso Durazo, de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quien aspira la candidatura de Morena al gobierno de Sonora.

Habrá que esperar a ver cómo se reagrupa el equipo de la Cuarta Transformación.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com