/ jueves 14 de mayo de 2020

Contingencia sanitaria: las fake news y la propaganda de mentiras limitan a la libertad de expresión?

Debatir en torno a la toma de decisiones relativas a los asuntos públicos es una de las razones fundamentales del respeto irrestricto a la libertad de expresión, fundamentar una opinión personal y hacerla pública fortalece la educación cívica. Desafortunadamente para algunas y algunos gobernantes las opiniones contrarias a sus decisiones son consideradas ataques personales, su respuesta a quién discierne suele coartar o limitar la libertad de expresión.

Las decisiones desde los gobiernos para mitigar efectos negativos por la contingencia sanitaria es un motivo más para ejercer el derecho a la libertad de expresión y también es un caso para analizar la respuesta desde el poder.

Pero no todo se adscribe al debate sustentado y a la crítica objetiva, la pandemia también es una oportunidad para el flujo de las noticias falsas que inundan las redes sociales moldeando la opinión pública. Las “fake news” se han convertido en parte de la mercantilización de la democracia, el usufructo utilitario de los procesos electorales que se enmarcan en la cotidianidad de empresas transnacionales como Google, Facebook, Youtube o Twitter que desarrollan su lógica de mercado con base a la explotación voluntaria o involuntaria de la especulación informativa y de anteponer la inmediatez de la opinión sesgada sobre la información y conocimiento. Por lo general el régimen señala a la oposición por recurrir en desmedida a las noticias falsas

Y si el gobierno señala a la oposición por generar “fake news”, la oposición le recrimina al gobierno la propaganda de mentiras. No es nuevo que el gobierno mienta o intente mentir a sus gobernados, existe un portafolio robusto de justificaciones a la mentira: algunas veces lo hace para hacer creer al pueblo falsedades saludables que justifiquen el bien común, una especie de “mentirte por tu propio bien” o “porque te quiero te miento”. Las otras de las veces el gobierno miente para aprovecharse del monopolio de la información y otras veces las y los gobernantes recurren a la mentira para ocultar fracasos, para negar que sus decisiones no corren por buen camino o definitivamente fallaron. En todo caso contar mentiras desde el gobierno hace parecer que las masas creen y aceptan la palabra del poder. Cosa más falsa.

La y el ciudadano común se enfrentan a la disminución de su capacidad por replicar, aclarar los contenidos malintencionados o hacerse de información verdadera en temas de total trascendencia como la salud, complejidad por demás relevante ya que implica correr riesgos innecesarios.

Durante las últimas semanas hemos sido blanco de una caudalosa corriente de información, datos, afirmaciones, negaciones, réplicas, instrucciones que pese a su intensidad no aclaran dudas ciudadanas ni generan confianza. Dos ejemplos podrían reflejar lo anterior: el confinamiento y cese de actividades no esenciales en Ciudad Juárez y las cifras de la pandemia, ejemplos que sin problema pudieran llevarse al plano nacional. Mientras que autoridades de los distintos niveles afirman que el paro de actividades alcanzó hasta el 60% basta con observar el fluyo vehicular para percatarse que no ha sido así, probablemente el sector educativo en todos sus niveles, restaurantes, cines, bares y centros comerciales cerrados han acatado lineamientos oficiales. Hemos leído o escuchado serios señalamientos en contra de la industria maquiladora de exportación, específicamente por que al interior de algunas plantas con actividad no esencial se han generado brotes de contagio e incluso fallecimientos. El otro ejemplo es la viabilidad de las cifras. Las y los juarenses nos hemos vuelto escépticos en cuanto a los distintos datos de contagios y fallecimientos por Covid 19, tanto así, que un grupo de activistas sociales y docentes han solicitado al Senado de la República analice a fondo la trayectoria cuantitativa del Coronavirus en esta ciudad. Porqué maquilas sin actividad esencial no cierran? Las cifras se apegan a la realidad?

A quienes cuestionan datos oficiales y exigen confianza reciben calificativos tan desagradables como “carroñeros” o “zopilotes” nada más absurdo. La sociedad requiere información verdadera, confiable que le permita sobrevivir a la lógica de las noticias falsas o la propaganda de la mentira. Exigir certeza también es libertad de expresión.

Si te interesa conocer más sobre el tema, inscríbete en la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación que ofrece la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el período de distribución de fichas de admisión cierra el 15 de mayo, el proceso es virtual en su totalidad en www.uach.mx/fichas. Desde 1978 formamos comunicólogas y comunicólogos que abogan por la libertad de expresión, gremio que se encuentra de luto por el sensible fallecimiento de Antonio Flores egresado de nuestra casa de estudios. Abrazo a sus deudos QEPD.

Debatir en torno a la toma de decisiones relativas a los asuntos públicos es una de las razones fundamentales del respeto irrestricto a la libertad de expresión, fundamentar una opinión personal y hacerla pública fortalece la educación cívica. Desafortunadamente para algunas y algunos gobernantes las opiniones contrarias a sus decisiones son consideradas ataques personales, su respuesta a quién discierne suele coartar o limitar la libertad de expresión.

Las decisiones desde los gobiernos para mitigar efectos negativos por la contingencia sanitaria es un motivo más para ejercer el derecho a la libertad de expresión y también es un caso para analizar la respuesta desde el poder.

Pero no todo se adscribe al debate sustentado y a la crítica objetiva, la pandemia también es una oportunidad para el flujo de las noticias falsas que inundan las redes sociales moldeando la opinión pública. Las “fake news” se han convertido en parte de la mercantilización de la democracia, el usufructo utilitario de los procesos electorales que se enmarcan en la cotidianidad de empresas transnacionales como Google, Facebook, Youtube o Twitter que desarrollan su lógica de mercado con base a la explotación voluntaria o involuntaria de la especulación informativa y de anteponer la inmediatez de la opinión sesgada sobre la información y conocimiento. Por lo general el régimen señala a la oposición por recurrir en desmedida a las noticias falsas

Y si el gobierno señala a la oposición por generar “fake news”, la oposición le recrimina al gobierno la propaganda de mentiras. No es nuevo que el gobierno mienta o intente mentir a sus gobernados, existe un portafolio robusto de justificaciones a la mentira: algunas veces lo hace para hacer creer al pueblo falsedades saludables que justifiquen el bien común, una especie de “mentirte por tu propio bien” o “porque te quiero te miento”. Las otras de las veces el gobierno miente para aprovecharse del monopolio de la información y otras veces las y los gobernantes recurren a la mentira para ocultar fracasos, para negar que sus decisiones no corren por buen camino o definitivamente fallaron. En todo caso contar mentiras desde el gobierno hace parecer que las masas creen y aceptan la palabra del poder. Cosa más falsa.

La y el ciudadano común se enfrentan a la disminución de su capacidad por replicar, aclarar los contenidos malintencionados o hacerse de información verdadera en temas de total trascendencia como la salud, complejidad por demás relevante ya que implica correr riesgos innecesarios.

Durante las últimas semanas hemos sido blanco de una caudalosa corriente de información, datos, afirmaciones, negaciones, réplicas, instrucciones que pese a su intensidad no aclaran dudas ciudadanas ni generan confianza. Dos ejemplos podrían reflejar lo anterior: el confinamiento y cese de actividades no esenciales en Ciudad Juárez y las cifras de la pandemia, ejemplos que sin problema pudieran llevarse al plano nacional. Mientras que autoridades de los distintos niveles afirman que el paro de actividades alcanzó hasta el 60% basta con observar el fluyo vehicular para percatarse que no ha sido así, probablemente el sector educativo en todos sus niveles, restaurantes, cines, bares y centros comerciales cerrados han acatado lineamientos oficiales. Hemos leído o escuchado serios señalamientos en contra de la industria maquiladora de exportación, específicamente por que al interior de algunas plantas con actividad no esencial se han generado brotes de contagio e incluso fallecimientos. El otro ejemplo es la viabilidad de las cifras. Las y los juarenses nos hemos vuelto escépticos en cuanto a los distintos datos de contagios y fallecimientos por Covid 19, tanto así, que un grupo de activistas sociales y docentes han solicitado al Senado de la República analice a fondo la trayectoria cuantitativa del Coronavirus en esta ciudad. Porqué maquilas sin actividad esencial no cierran? Las cifras se apegan a la realidad?

A quienes cuestionan datos oficiales y exigen confianza reciben calificativos tan desagradables como “carroñeros” o “zopilotes” nada más absurdo. La sociedad requiere información verdadera, confiable que le permita sobrevivir a la lógica de las noticias falsas o la propaganda de la mentira. Exigir certeza también es libertad de expresión.

Si te interesa conocer más sobre el tema, inscríbete en la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación que ofrece la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el período de distribución de fichas de admisión cierra el 15 de mayo, el proceso es virtual en su totalidad en www.uach.mx/fichas. Desde 1978 formamos comunicólogas y comunicólogos que abogan por la libertad de expresión, gremio que se encuentra de luto por el sensible fallecimiento de Antonio Flores egresado de nuestra casa de estudios. Abrazo a sus deudos QEPD.