/ sábado 11 de junio de 2022

¿Curiosidad o morbo?

El problema no está en la piel que se exhibe, el problema está en la mente que la mira

Refrán popular

Nos fascina lo prohibido, nos seduce lo grotesco, lo malo, lo reprobable. Sólo así podemos explicar la audiencia de tantas series de violencia o secciones de crónica negra.

Esto demuestra que la necesidad de ver y saber “ciertas cosas”, forman parte de los instintos que tiene el ser humano, por lo que muchos portales de internet apelan al sensacionalismo y al morbo, incrementando nuestra curiosidad.

Plutarco refería que “el morbo es la desobediencia de la razón y que todos, de algún modo, lo hemos practicado alguna vez”

Sin duda en algún momento, todos hemos experimentado la curiosidad morbosa y acercar la mirada a lo prohibido o a todo aquello que socialmente es inaceptable.

De acuerdo a una investigación realizada en la Universidad de Ámsterdam, se menciona que el ser humano se siente a menudo secretamente atraído por esas escenas en las que lo morboso está presente.

El ejemplo tangible, lo tenemos cuando falleció el actor Paul Walker, en un accidente de auto, al momento de darse a conocer la noticia, millones de personas buscaron en la red las imágenes del incidente.

Lo mismo sucedió con la muerte de Lady Di, cuando decenas de revistas intentaron tener la primicia con las fotos de la tragedia. Todo estaba muy claro las ventas se elevarían como la espuma.

¿Estos ejemplos nos convierten en personas morbosas, inmorales o menos dignas?

Las respuestas pueden ser muy diferentes, pero posiblemente estos comportamientos nos llevan a revisar el término –morbo- que puede definirse como la necesidad de ver, sentir, oír, oler o interactuar de alguna manera, con lo que socialmente se cataloga como prohibido o proscrito.

Se trata, en esencia, de una fuerza que nos impulsa a entrar en contacto con ello y a experimentar placer, que resulta de transgredir normas o entrar en el mundo de lo prohibido.

Pero sucede que la curiosidad ha sido fundamental para el desarrollo de la humanidad. ¿En qué momento empezamos a considerarla malsana o morbosa?

Recordemos que -morbo- es un término que se calificó como “enfermedad” desde 1438, el cual parece apócope de –morboso-, desde principios del S XVIII.

Recuerda usted otro refrán “la curiosidad mató al gato”

Alguien podría tener una respuesta ¿De qué murió el gato? Por supuesto que es un dicho equivalente a una experiencia universal.

No olvidemos que la curiosidad es natural y ha sido fundamental en el desarrollo del saber, además es gratuita, que no solo responde a la necesidad de investigar, sino al deseo de saber.

Pero la curiosidad se puede convertir en morbo; cuando es desastrosa, ociosa, impertinente, obsesiva, malévola y degradante; sin contar con el daño que provoca a una persona, a una familia o a una empresa.

De tal forma que el morbo no se limita, ya que los múltiples temas se pueden observar en películas de violencia y suspenso; además de que es un negocio mediático que fomenta la curiosidad malsana.

Ejemplos hay muchos: ¿Quién es el asesino? ¿Cuánto dinero tiene un personaje famoso? ¿Cómo llegó a tenerlo?¿Qué tratos hay entre políticos rivales? ¿Se dopó el atleta? ¿Sobornaron al árbitro?

Y tantas preguntas más inimaginables, sobre la vida de otros, que honestamente no nos incumbe.

¿Alguien se ha preguntado si las cámaras de vigilancia de una casa, edificio, banco o centro comercial contienen imágenes que podrían ser interpretadas y calificadas como morbosas?

Sin contar con los programas públicos tipo reality show, que vemos en diferentes canales de televisión, donde nos muestran la supuesta “vida privada” de las personas y los aspectos negativos de los protagónicos.

La acepción propia del término –morbo- está más relacionada con la atracción por el horror, lo negativo o lo enfermizo. En el caso de escenas sexuales, solo serían morbosas en la medida que son violentas, ya que la violencia casi siempre suele ser vista como morbo, es decir puede ser disfrutada patológicamente por su horror, o puede suscitar la angustia, incomodidad y malestar.

Bueno todo puede pasar con tan solo un clik en el control del televisor o del ordenador de su computadora.

Recuerde que la mirada se alimenta de las imágenes y usted podría experimentar un placer o un rechazo para todo aquello que vio.

Sin duda aquello que miro, lo va a etiquetar, lo va a cuestionar y con toda libertad usted decidirá si es morbo o es curiosidad.



El problema no está en la piel que se exhibe, el problema está en la mente que la mira

Refrán popular

Nos fascina lo prohibido, nos seduce lo grotesco, lo malo, lo reprobable. Sólo así podemos explicar la audiencia de tantas series de violencia o secciones de crónica negra.

Esto demuestra que la necesidad de ver y saber “ciertas cosas”, forman parte de los instintos que tiene el ser humano, por lo que muchos portales de internet apelan al sensacionalismo y al morbo, incrementando nuestra curiosidad.

Plutarco refería que “el morbo es la desobediencia de la razón y que todos, de algún modo, lo hemos practicado alguna vez”

Sin duda en algún momento, todos hemos experimentado la curiosidad morbosa y acercar la mirada a lo prohibido o a todo aquello que socialmente es inaceptable.

De acuerdo a una investigación realizada en la Universidad de Ámsterdam, se menciona que el ser humano se siente a menudo secretamente atraído por esas escenas en las que lo morboso está presente.

El ejemplo tangible, lo tenemos cuando falleció el actor Paul Walker, en un accidente de auto, al momento de darse a conocer la noticia, millones de personas buscaron en la red las imágenes del incidente.

Lo mismo sucedió con la muerte de Lady Di, cuando decenas de revistas intentaron tener la primicia con las fotos de la tragedia. Todo estaba muy claro las ventas se elevarían como la espuma.

¿Estos ejemplos nos convierten en personas morbosas, inmorales o menos dignas?

Las respuestas pueden ser muy diferentes, pero posiblemente estos comportamientos nos llevan a revisar el término –morbo- que puede definirse como la necesidad de ver, sentir, oír, oler o interactuar de alguna manera, con lo que socialmente se cataloga como prohibido o proscrito.

Se trata, en esencia, de una fuerza que nos impulsa a entrar en contacto con ello y a experimentar placer, que resulta de transgredir normas o entrar en el mundo de lo prohibido.

Pero sucede que la curiosidad ha sido fundamental para el desarrollo de la humanidad. ¿En qué momento empezamos a considerarla malsana o morbosa?

Recordemos que -morbo- es un término que se calificó como “enfermedad” desde 1438, el cual parece apócope de –morboso-, desde principios del S XVIII.

Recuerda usted otro refrán “la curiosidad mató al gato”

Alguien podría tener una respuesta ¿De qué murió el gato? Por supuesto que es un dicho equivalente a una experiencia universal.

No olvidemos que la curiosidad es natural y ha sido fundamental en el desarrollo del saber, además es gratuita, que no solo responde a la necesidad de investigar, sino al deseo de saber.

Pero la curiosidad se puede convertir en morbo; cuando es desastrosa, ociosa, impertinente, obsesiva, malévola y degradante; sin contar con el daño que provoca a una persona, a una familia o a una empresa.

De tal forma que el morbo no se limita, ya que los múltiples temas se pueden observar en películas de violencia y suspenso; además de que es un negocio mediático que fomenta la curiosidad malsana.

Ejemplos hay muchos: ¿Quién es el asesino? ¿Cuánto dinero tiene un personaje famoso? ¿Cómo llegó a tenerlo?¿Qué tratos hay entre políticos rivales? ¿Se dopó el atleta? ¿Sobornaron al árbitro?

Y tantas preguntas más inimaginables, sobre la vida de otros, que honestamente no nos incumbe.

¿Alguien se ha preguntado si las cámaras de vigilancia de una casa, edificio, banco o centro comercial contienen imágenes que podrían ser interpretadas y calificadas como morbosas?

Sin contar con los programas públicos tipo reality show, que vemos en diferentes canales de televisión, donde nos muestran la supuesta “vida privada” de las personas y los aspectos negativos de los protagónicos.

La acepción propia del término –morbo- está más relacionada con la atracción por el horror, lo negativo o lo enfermizo. En el caso de escenas sexuales, solo serían morbosas en la medida que son violentas, ya que la violencia casi siempre suele ser vista como morbo, es decir puede ser disfrutada patológicamente por su horror, o puede suscitar la angustia, incomodidad y malestar.

Bueno todo puede pasar con tan solo un clik en el control del televisor o del ordenador de su computadora.

Recuerde que la mirada se alimenta de las imágenes y usted podría experimentar un placer o un rechazo para todo aquello que vio.

Sin duda aquello que miro, lo va a etiquetar, lo va a cuestionar y con toda libertad usted decidirá si es morbo o es curiosidad.