/ sábado 13 de noviembre de 2021

Datos, datos y más datos 

Vivimos la euforia de la recopilación de datos, lo cual se ha convertido en una moda en la sociedad; ahora “todo se mide y todo queremos medir”, por lo que estamos obsesionados con las cifras, ya que un gran porcentaje de la población, predica una vida inundada de información con cifras y datos, que obtenemos de las aplicaciones de un teléfono móvil.

Esto nos ha dejado de asombrar; así que nos estamos acostumbrando, a depender de cifras y datos, que algunos han calificado como absurdos y me refiero a, los pasos que hicimos durante el día, el consumo de calorías, la temperatura corporal, el ritmo cardiaco, los ciclos de sueño, inclusive la duración de las diferentes fases de sueño, además de saber si se ronca o no.

Nada más falta que algún equipo más sofisticado, también nos dé información de las pesadillas que tenemos y quiénes son los protagónicos de estas pesadillas, que no nos dejan conciliar el sueño.

Desde luego que cada vez surgen nuevas aplicaciones de medición, que nos están convirtiendo literalmente en entes robotizados, alimentados por números y datos, lo cual da la sensación de compartir un mundo de ciencia ficción.

De tal forma que los teléfonos móviles de muchas personas, se han convertido en un extenso laboratorio, que trabaja las 24 horas del día, para auditar o medir todo lo que hacemos.

A lo que podría preguntar

¿De qué me sirve estar atado y vivir obsesionado bajo de un instrumento de medición?

Sin embargo siempre habrá quien pregone entre sus amistades, haber adquirido el último modelo y más sofisticado teléfono móvil, de alguna marca en especial, o tal vez la pulsera mágica que “vibra” y nos da a conocer un […logro superado…]; por supuesto, no lo podemos negar, pueden ser muy sofisticados, pero […tan solo arrojan datos, datos y más datos…], en los que no podemos confiar, ya que se genera una gran confusión, y nos pueden hacer sentir mal y decepcionados, cuando las cifras no nos favorecen.

En este aspecto, […los datos literalmente son ciegos…], ya que por sí solos no tienen sentido ni arrojan la verdad.

Por supuesto que existen instrumentos de medición, cuyas cifras o resultados son determinantes para una persona, sobre todo cuando se encuentra bajo un tratamiento médico, en un hospital o tal vez en casa, así que la interpretación de los datos y la información, puede ser coadyuvante, para el médico y establecer un esquema que permita recuperar la salud de una persona.

Estimado lector tal vez me equivoque, pero las interpretaciones de los datos de un teléfono móvil, las debemos dejar en manos de un especialista, recordemos que no todos somos iguales y no todos los consejos o productos son adecuados para todo el mundo.

Por otro lado, sabemos que abundan los estudios clínicos que han constatado los efectos positivos de las mediciones, pero tenemos el lado antagónico, cuando el comportamiento obsesivo de una persona, lo conduce a desórdenes alimentarios, tablas de ejercicio descontroladas, o llegar a un perfeccionismo nada saludable.

Probablemente el único beneficio que tenemos de las cifras y datos, es que nos permite tomar conciencia de cómo somos.

Sin embargo, dependiendo de la personalidad de quien utilice la información, se fomenta un control y una exigencia excesiva, ignorando las necesidades reales de nuestro cuerpo.

Curiosamente monitorear la actividad física y la alimentación, no tiene por qué ser útil para todos; ya que el impacto de esta información en personas con síntomas de desórdenes neurológicos es muy negativo.

Cabe recordar que los datos por muy completos que sean, tan solo son datos que en ocasiones les damos una interpretación, que no es la correcta y no responden a las preguntas que van más allá del rendimiento y la eficiencia.

De esta forma nos resulta difícil distinguir lo importante de lo no importante; ya que estamos a merced de procesos casi automáticos y en muchas ocasiones sin saber realmente para qué.

El conocimiento de datos es una forma de conocimiento limitada y rudimentaria, que tan solo podría llenar un vacío sin sentido.

Mientras el mundo entero se está desmoronando para llegar a obtener más cifras y datos de un teléfono móvil, tal vez olvidamos el verdadero sentido de las relaciones con nuestras familias, a través de la conversación, que implica escuchar y observar, algo que estamos dejando de hacer, debido a que los datos recopilados, no responden a la pregunta que puede parecer simple, pero al mismo tiempo difícil de contestar;

¿Quién soy?


Vivimos la euforia de la recopilación de datos, lo cual se ha convertido en una moda en la sociedad; ahora “todo se mide y todo queremos medir”, por lo que estamos obsesionados con las cifras, ya que un gran porcentaje de la población, predica una vida inundada de información con cifras y datos, que obtenemos de las aplicaciones de un teléfono móvil.

Esto nos ha dejado de asombrar; así que nos estamos acostumbrando, a depender de cifras y datos, que algunos han calificado como absurdos y me refiero a, los pasos que hicimos durante el día, el consumo de calorías, la temperatura corporal, el ritmo cardiaco, los ciclos de sueño, inclusive la duración de las diferentes fases de sueño, además de saber si se ronca o no.

Nada más falta que algún equipo más sofisticado, también nos dé información de las pesadillas que tenemos y quiénes son los protagónicos de estas pesadillas, que no nos dejan conciliar el sueño.

Desde luego que cada vez surgen nuevas aplicaciones de medición, que nos están convirtiendo literalmente en entes robotizados, alimentados por números y datos, lo cual da la sensación de compartir un mundo de ciencia ficción.

De tal forma que los teléfonos móviles de muchas personas, se han convertido en un extenso laboratorio, que trabaja las 24 horas del día, para auditar o medir todo lo que hacemos.

A lo que podría preguntar

¿De qué me sirve estar atado y vivir obsesionado bajo de un instrumento de medición?

Sin embargo siempre habrá quien pregone entre sus amistades, haber adquirido el último modelo y más sofisticado teléfono móvil, de alguna marca en especial, o tal vez la pulsera mágica que “vibra” y nos da a conocer un […logro superado…]; por supuesto, no lo podemos negar, pueden ser muy sofisticados, pero […tan solo arrojan datos, datos y más datos…], en los que no podemos confiar, ya que se genera una gran confusión, y nos pueden hacer sentir mal y decepcionados, cuando las cifras no nos favorecen.

En este aspecto, […los datos literalmente son ciegos…], ya que por sí solos no tienen sentido ni arrojan la verdad.

Por supuesto que existen instrumentos de medición, cuyas cifras o resultados son determinantes para una persona, sobre todo cuando se encuentra bajo un tratamiento médico, en un hospital o tal vez en casa, así que la interpretación de los datos y la información, puede ser coadyuvante, para el médico y establecer un esquema que permita recuperar la salud de una persona.

Estimado lector tal vez me equivoque, pero las interpretaciones de los datos de un teléfono móvil, las debemos dejar en manos de un especialista, recordemos que no todos somos iguales y no todos los consejos o productos son adecuados para todo el mundo.

Por otro lado, sabemos que abundan los estudios clínicos que han constatado los efectos positivos de las mediciones, pero tenemos el lado antagónico, cuando el comportamiento obsesivo de una persona, lo conduce a desórdenes alimentarios, tablas de ejercicio descontroladas, o llegar a un perfeccionismo nada saludable.

Probablemente el único beneficio que tenemos de las cifras y datos, es que nos permite tomar conciencia de cómo somos.

Sin embargo, dependiendo de la personalidad de quien utilice la información, se fomenta un control y una exigencia excesiva, ignorando las necesidades reales de nuestro cuerpo.

Curiosamente monitorear la actividad física y la alimentación, no tiene por qué ser útil para todos; ya que el impacto de esta información en personas con síntomas de desórdenes neurológicos es muy negativo.

Cabe recordar que los datos por muy completos que sean, tan solo son datos que en ocasiones les damos una interpretación, que no es la correcta y no responden a las preguntas que van más allá del rendimiento y la eficiencia.

De esta forma nos resulta difícil distinguir lo importante de lo no importante; ya que estamos a merced de procesos casi automáticos y en muchas ocasiones sin saber realmente para qué.

El conocimiento de datos es una forma de conocimiento limitada y rudimentaria, que tan solo podría llenar un vacío sin sentido.

Mientras el mundo entero se está desmoronando para llegar a obtener más cifras y datos de un teléfono móvil, tal vez olvidamos el verdadero sentido de las relaciones con nuestras familias, a través de la conversación, que implica escuchar y observar, algo que estamos dejando de hacer, debido a que los datos recopilados, no responden a la pregunta que puede parecer simple, pero al mismo tiempo difícil de contestar;

¿Quién soy?