/ sábado 22 de agosto de 2020

De adicto a ADICTO

Lo toxico de lo toxico

El fondo del laberinto

Cuando un adicto toca fondo al igual que cualquier enfermo emocional sea ludópata, codependiente, farmacodependiente o marihuana, cualquier enfermo de sus emociones logra recapacitar y derrotarse después de llegar al fondo del fondo de su enfermedad, de esa manera la relación de parejas, como en todo llegan a tornarse insoportable, es ya meramente imposible vivir juntos, porque pelean por todo y por nada, viven peor que perros y gatos adentro de un costal, solamente ese fondo, es decir, llegar a esa situación insoportable, los hace reflexionar y tomar decisiones. Es entonces, cuando una de las dos partes determina, decidí concluir con esta relación tóxica, solamente después de sufrir la crisis existencial. Es cuando la luz de otro panorama se abre de manera esplendorosa, por ello, es cierto que crisis creces, más aún, que no hay mal que dure 100 años, ni enfermo que los aguante. Las emociones negativas, como la ira, el odio, los resentimientos, la sed de venganza, la soberbia, la deshonestidad se apoderan de ambas partes, es materialmente imposible salir de ese infierno, cada vez la intensidad de los pleitos es más fuerte, más violentos, y cada vez las posibilidades de reconciliación son meramente imposibles, predominan, por supuesto, los egos, las actitudes del machismo y el hembrismo, que es en la mujer, lo contrario al macho, hay que agregar la pésima asesoría, de voces ajenas, que mal aconsejan a la pareja, y en suma, error tras error, son esas gotas que derraman el vaso y lo convierten en tormenta interminable, sumamente agresiva.

¿Cuál es el origen?

Hay que comprender que la enfermedad emocional, es algo que prevalece en esta sociedad, todos estamos enfermos emocionalmente, el que se sienta libre de culpa, que arroje la primera piedra, hablando del origen de una relación tóxica, es el noviazgo, cuyos ingredientes para enfermar la relación, son primero que nada, la falta de respeto, las mentiras, la mala comunicación, el autoengaño, la codependencia, las máscaras hipócritas de aparentar ser lo que no se es, la monotonía, el arte de sentirme dueño de la vida del otro, sus pensamientos y tiempo, así como manipular, chantajear y extorsionar emocionalmente, a la otra parte, también, el origen del conflicto, es que ninguna de las dos partes hace algo por rehabilitar su estado emocional, capacitarse en talleres, platicas, conferencias, en leer libros y artículos relacionados, en principio de cuentas, no aceptan, ni reconocen que están enfermos emocionalmente hablando, y no tienen la humildad de buscar ayuda, lo que sí tienen es el cúmulo de defectos de carácter que entorpece llevar la fiesta en paz, el origen básico se llama, insisto, falta de respeto y lo contrario a una sana convivencia, esto impide cultivar una relación de amor, de convivencia y digna comunicación, es ahí donde nace lo tóxico de lo tóxico y no hacen más que entrar en agonía, prolongar este conflicto emocional, que a veces puede durar hasta 50 años, no somos capaces de reconocer nuestros propios errores, ni de trabajar en ellos, somos expertos en señalar, más bien, en criticar a los demás, es este el principio de un final triste, trágico y frustrante, qué es la relación por demás enferma y tóxica que se llama codependencia, entrando en el huracán rugiente de las emociones, es el cuento de nunca acabar y lo que en un principio fue “amor”, por favor, léase entre comillas, se convierte en odio desbordado.

Las frases que calan hasta los huesos

Llegamos a conocer perfectamente bien a la pareja, qué sabemos por qué pie cojea, donde le duele y que tenemos que decir o hacer para provocar la ira, tiro por viaje logramos el objetivo, hay frases que se arraigan en una relación tóxica, hay palabras que calan hasta los huesos y por más que hacemos daño, no nos detenemos, ni nos percatamos de lo que estamos provocando. - A ti qué te importa - Tú qué vas a saber.- Eres una inútil.- Eres una p**** - No sabes nada.- No lo entiendes.- De qué manera quieres que te lo explique si no lo comprendes.- No te metas en lo que no te importa.- Como friegas, me tienes harto.- y así como éstas frases y palabras hay todo un vocabulario que no hace otra cosa más que hacer más tóxico lo tóxico y que la reconciliación se torna cada vez más imposible, porque a ese lenguaje, hay que agregarle las expresiones faciales, el lenguaje corporal y las actitudes que sin hablar, se transmiten cómo el ser déspota, indiferente, como el ser grosero y egoísta, hablamos con el cuerpo, de lo que realmente estamos sintiendo y expresamos desprecio y malestar contra esa persona. no nos damos cuenta de lo tóxico que es esta relación, a veces, como que hasta disfrutamos en estarle haciendo daño a la pareja y parece mentira, como que gozamos cuando logramos el objetivo, el lenguaje corporal, denota las miserias espirituales que llevamos por dentro, no soy libre cuando maltrato a alguien, no soy feliz, cuando alguien por mi culpa sufre, debo de reconocer, que soy toxico y debo de trabajar con toda honestidad en el cumulo de defectos de carácter.

Hay que agregarle a lo toxico....

La comunicación es de 2 vías, de ida y vuelta, pero cometo errores de soberbia sobrada, como el manejo de tonos agresivos, gestos mal encarados, los gestos, son un lenguaje Universal, se me da por gritar, por insultar, denigrar, desprestigiar, devaluar y en pocas palabras, desintegrar con mi lengua a mi pareja, tengo una pésima comunicación, porque no sé expresar mis sentimientos, no sé darme entender, no se escuchar, yo supongo y doy por hecho, arrebató la palabra, no dejó hablar, me adueñó del micrófono y tengo una gran facilidad para ofender, intimidar y devaluar a mi pareja, no tengo paciencia, ni humildad, ni mucho menos, gratitud, mi manera de hablar, habla muy mal de mí, como un tipo macho, por demás enfermo y mi comunicación, brilla por su ausencia, porque carezco de un buen manejo de las palabras. Tengo esa gran facilidad de destilar veneno y de golpear directamente al corazón, con mi volumen, tonos y dicción, que logran el objetivo. Sin duda, es hacer sentir mal a mi pareja, reconozco, que en mi comunicación no existe el perdón, ni la gratitud, mucho menos la honestidad, soy una persona tóxica, que no reconoce sus patrones de conducta, es más fácil echarle la culpa a ella de todo lo que pasa, qué el hecho de aceptar la rebanada de pastel que a mí me toca, no tengo la humildad y dejo que las aguas lleguen a su límite, no acepto ni reconozco mil culpa, me lavo las manos y me curo en salud.

Para que haya pleito se necesitan dos

En lo toxico de mi ser, veo, que tengo la facilidad de meterme en lo que no me importa, soy sarcástico, burlón, critico, devaluó y veo siempre, el punto negro en la hoja blanca, soy reloj chocador, digo si, con el pero por delante, estoy y estoy siempre en el ojo del huracán, el refugio de tempestades emocionales, entrar o provocar un conflicto es cosa de lo más fácil, tengo esa característica con mi manera de ver a mi pareja, con mis mensajes agudos que le mando, con mi lenguaje corporal, soy todo lo contario al lenguaje del amor, ella, se engancha con mi neurosis, la contagio y domino las emociones, la hago explotar y no doy mi brazo a torcer hasta lograr un buen pleito, donde gana lo toxico de los dos, pero de mi parte, me aferro a tener todo el tiempo la razón, me salgo con la mía y hago de esta situación una rutina diaria, discuto y peleo por todo y por nada, en mi enojo, busco alianzas y me hago pasar por la víctima, cuando yo soy el victimario, contamino de mi neurosis a mi familia, doy una imagen pésima de mi pareja, involucro a personas ajenas, a veces extrañas que no tienen vela en el entierro, pero los hago participes.

¿Por qué muere el amor?

El lenguaje corporal que trasmito, es de indiferencia, déspota, por demás soberbio, el tiempo, ha sido un voraz verdugo, hemos caído en la rutina de la incertidumbre atrapados en el pantano de arenas movedizas, atrapados por el orgullo, el falso orgullo, los resentimientos y la soberbia, ha muerto el amor, por la ausencia de respeto, la escases de detalles y la entrega a fuerzas de migajas de amor, caricias y frases comprometidas, más a fuerzas que de buena voluntad, ha muerto, esta relación de pareja porque perdí la motivación, me quede en el conformismo y y no luche por mis sueños, se me hizo fácil el echar culpas y el lavarme las manos en esta relación que era de dos, pero mis egos, dominaron todo el tiempo, soy un tipo egocéntrico, nefasto y negado, carente de humildad y de gratitud, se me ha olvidado todo lo que ella ha hecho por mí, me torno merecedor y con todo el derecho de fastidiarle la vida, como si fuera mi condición natural exacta, ha muerto el amor, porque se me hizo costumbre, gritar, usar groserías, ofender, agredir, devaluar, comparar y desprestigiar, ha muerto por la ausencia de Dios y de autoestima, porque no busque armonía en mi vida, ni un camino espiritual, me hice a la idea de vivir todo el tiempo enfrascado en mi nefasto machismo y en mis egos enfermos, por eso y más, muere el amor, además de que no se me da, ni tengo la humildad de pedir perdón y ofrecer disculpas por mis cavernícolas actitudes.

Por demás enfermiza

Muchos de estos niños, vienen de hogares disfuncionales, con heridas profundas del alma, han sido víctimas del abandono, el rechazo, de las injusticias, del maltrato, de los abusos, víctimas también del alcoholismo, la neurosis y la farmacodependencia de sus padres, crecieron en un hogar conflictivo, ausente de valores, aprendieron todo esta escuela de relaciones tóxicas, son ahora, estos niños dañados adultos dañados, que se hicieron novios en una relación híper enferma que no han sabido capacitarse, no les interesa nada, no tienen el más mínimo interés de informarse de qué es la codependencia y la codependencia, es una enfermedad, como el alcoholismo, incurable, progresivo y mortal, es una enfermedad contagiosa, es una enfermedad que arruina la relación de pareja, pero en este país, en muchos sentidos, aplicamos la equivocada cultura de tapar el pozo, después del niño ahogado, ya cuando tenemos el problema y la soga hasta el cuello es cuando empezamos a buscar ayuda, estos matrimonios jóvenes creen que con un retiro espiritual y con una asesoría religiosa, van a poder resolver esta enfermedad emocional, se requiere un trabajo arduo, una capacitación profesional, es necesario hacer un radical cambio en la manera de hablar, en el lenguaje corporal y en la manera de ser, es muy necesario cultivar el lenguaje del amor, apegado siempre al respeto, a la comunicación, a la gratitud y a la humildad, si es posible llevar la fiesta en paz, pero el que quiera azul celeste que le cueste. Hay que recordar, que nada es para siempre, ni bueno ni malo y que sin duda alguna el que te hace enojar te gobierna.


No veo, no oigo, no hablo.

Lo verdaderamente tóxico son mis patrones de conducta y por supuesto mis actitudes egocéntricas llenas de soberbia, destilando siempre mala vibra, neurosis, envidia, incluso odio, coraje y ganas de fastidiar a quien yo tomo como si fuera mi peor enemigo, es decir mi esposa, aquí la tengo secuestrada y encarcelada con mis emociones enfermas, tengo que ver el daño que he hecho y que no soy capaz de reconocer, mucho menos de ofrecer disculpas, de pedir perdón y de reconocer mis errores, muchas veces yo soy el que inicia el pleito, soy yo el origen del problema y del conflicto, a veces me meto en un laberinto que es propiamente un callejón sin salida, no aceptó recomendaciones, ni me doy por vencido en la terquedad de mis argumentos, hoy me doy cuenta que lo tóxico de mi persona afectado en todos los sentidos, en mi relación de pareja, soy un ser inmaduro, el bebé eterno, el hombre que no sabe lo que tiene, que cuando lo ve perdido, es cuando empieza a valorar y a darle la magnitud de la importancia a la relación de pareja, lo tóxico de lo tóxico proviene de mi autoestima baja, de mi soberbia, es de espíritu del macho típico mexicano, de mis miserias espirituales, soy sabelotodo, mandón, tajante, autoritario, por demás soberbio y sin duda alguna, indiferente y déspota, no doy mi brazo a torcer, aunque la verdad de las cosas, mis nefastas actitudes, las esté viendo con claridad, tampoco aceptó la responsabilidad de mis conductas, soy un enfermo emocional negado. Mis libros te pueden ser de gran utilidad.- SECUESTRADA POR UN NEUROTICO, PAREJS DISPAREJAS, AYER Y HOY, CELOTIPIA INFERNAL, OBSESION QUE MATA.- ernestosalayandia@gmail.com 614 2 56 85 20




Lo toxico de lo toxico

El fondo del laberinto

Cuando un adicto toca fondo al igual que cualquier enfermo emocional sea ludópata, codependiente, farmacodependiente o marihuana, cualquier enfermo de sus emociones logra recapacitar y derrotarse después de llegar al fondo del fondo de su enfermedad, de esa manera la relación de parejas, como en todo llegan a tornarse insoportable, es ya meramente imposible vivir juntos, porque pelean por todo y por nada, viven peor que perros y gatos adentro de un costal, solamente ese fondo, es decir, llegar a esa situación insoportable, los hace reflexionar y tomar decisiones. Es entonces, cuando una de las dos partes determina, decidí concluir con esta relación tóxica, solamente después de sufrir la crisis existencial. Es cuando la luz de otro panorama se abre de manera esplendorosa, por ello, es cierto que crisis creces, más aún, que no hay mal que dure 100 años, ni enfermo que los aguante. Las emociones negativas, como la ira, el odio, los resentimientos, la sed de venganza, la soberbia, la deshonestidad se apoderan de ambas partes, es materialmente imposible salir de ese infierno, cada vez la intensidad de los pleitos es más fuerte, más violentos, y cada vez las posibilidades de reconciliación son meramente imposibles, predominan, por supuesto, los egos, las actitudes del machismo y el hembrismo, que es en la mujer, lo contrario al macho, hay que agregar la pésima asesoría, de voces ajenas, que mal aconsejan a la pareja, y en suma, error tras error, son esas gotas que derraman el vaso y lo convierten en tormenta interminable, sumamente agresiva.

¿Cuál es el origen?

Hay que comprender que la enfermedad emocional, es algo que prevalece en esta sociedad, todos estamos enfermos emocionalmente, el que se sienta libre de culpa, que arroje la primera piedra, hablando del origen de una relación tóxica, es el noviazgo, cuyos ingredientes para enfermar la relación, son primero que nada, la falta de respeto, las mentiras, la mala comunicación, el autoengaño, la codependencia, las máscaras hipócritas de aparentar ser lo que no se es, la monotonía, el arte de sentirme dueño de la vida del otro, sus pensamientos y tiempo, así como manipular, chantajear y extorsionar emocionalmente, a la otra parte, también, el origen del conflicto, es que ninguna de las dos partes hace algo por rehabilitar su estado emocional, capacitarse en talleres, platicas, conferencias, en leer libros y artículos relacionados, en principio de cuentas, no aceptan, ni reconocen que están enfermos emocionalmente hablando, y no tienen la humildad de buscar ayuda, lo que sí tienen es el cúmulo de defectos de carácter que entorpece llevar la fiesta en paz, el origen básico se llama, insisto, falta de respeto y lo contrario a una sana convivencia, esto impide cultivar una relación de amor, de convivencia y digna comunicación, es ahí donde nace lo tóxico de lo tóxico y no hacen más que entrar en agonía, prolongar este conflicto emocional, que a veces puede durar hasta 50 años, no somos capaces de reconocer nuestros propios errores, ni de trabajar en ellos, somos expertos en señalar, más bien, en criticar a los demás, es este el principio de un final triste, trágico y frustrante, qué es la relación por demás enferma y tóxica que se llama codependencia, entrando en el huracán rugiente de las emociones, es el cuento de nunca acabar y lo que en un principio fue “amor”, por favor, léase entre comillas, se convierte en odio desbordado.

Las frases que calan hasta los huesos

Llegamos a conocer perfectamente bien a la pareja, qué sabemos por qué pie cojea, donde le duele y que tenemos que decir o hacer para provocar la ira, tiro por viaje logramos el objetivo, hay frases que se arraigan en una relación tóxica, hay palabras que calan hasta los huesos y por más que hacemos daño, no nos detenemos, ni nos percatamos de lo que estamos provocando. - A ti qué te importa - Tú qué vas a saber.- Eres una inútil.- Eres una p**** - No sabes nada.- No lo entiendes.- De qué manera quieres que te lo explique si no lo comprendes.- No te metas en lo que no te importa.- Como friegas, me tienes harto.- y así como éstas frases y palabras hay todo un vocabulario que no hace otra cosa más que hacer más tóxico lo tóxico y que la reconciliación se torna cada vez más imposible, porque a ese lenguaje, hay que agregarle las expresiones faciales, el lenguaje corporal y las actitudes que sin hablar, se transmiten cómo el ser déspota, indiferente, como el ser grosero y egoísta, hablamos con el cuerpo, de lo que realmente estamos sintiendo y expresamos desprecio y malestar contra esa persona. no nos damos cuenta de lo tóxico que es esta relación, a veces, como que hasta disfrutamos en estarle haciendo daño a la pareja y parece mentira, como que gozamos cuando logramos el objetivo, el lenguaje corporal, denota las miserias espirituales que llevamos por dentro, no soy libre cuando maltrato a alguien, no soy feliz, cuando alguien por mi culpa sufre, debo de reconocer, que soy toxico y debo de trabajar con toda honestidad en el cumulo de defectos de carácter.

Hay que agregarle a lo toxico....

La comunicación es de 2 vías, de ida y vuelta, pero cometo errores de soberbia sobrada, como el manejo de tonos agresivos, gestos mal encarados, los gestos, son un lenguaje Universal, se me da por gritar, por insultar, denigrar, desprestigiar, devaluar y en pocas palabras, desintegrar con mi lengua a mi pareja, tengo una pésima comunicación, porque no sé expresar mis sentimientos, no sé darme entender, no se escuchar, yo supongo y doy por hecho, arrebató la palabra, no dejó hablar, me adueñó del micrófono y tengo una gran facilidad para ofender, intimidar y devaluar a mi pareja, no tengo paciencia, ni humildad, ni mucho menos, gratitud, mi manera de hablar, habla muy mal de mí, como un tipo macho, por demás enfermo y mi comunicación, brilla por su ausencia, porque carezco de un buen manejo de las palabras. Tengo esa gran facilidad de destilar veneno y de golpear directamente al corazón, con mi volumen, tonos y dicción, que logran el objetivo. Sin duda, es hacer sentir mal a mi pareja, reconozco, que en mi comunicación no existe el perdón, ni la gratitud, mucho menos la honestidad, soy una persona tóxica, que no reconoce sus patrones de conducta, es más fácil echarle la culpa a ella de todo lo que pasa, qué el hecho de aceptar la rebanada de pastel que a mí me toca, no tengo la humildad y dejo que las aguas lleguen a su límite, no acepto ni reconozco mil culpa, me lavo las manos y me curo en salud.

Para que haya pleito se necesitan dos

En lo toxico de mi ser, veo, que tengo la facilidad de meterme en lo que no me importa, soy sarcástico, burlón, critico, devaluó y veo siempre, el punto negro en la hoja blanca, soy reloj chocador, digo si, con el pero por delante, estoy y estoy siempre en el ojo del huracán, el refugio de tempestades emocionales, entrar o provocar un conflicto es cosa de lo más fácil, tengo esa característica con mi manera de ver a mi pareja, con mis mensajes agudos que le mando, con mi lenguaje corporal, soy todo lo contario al lenguaje del amor, ella, se engancha con mi neurosis, la contagio y domino las emociones, la hago explotar y no doy mi brazo a torcer hasta lograr un buen pleito, donde gana lo toxico de los dos, pero de mi parte, me aferro a tener todo el tiempo la razón, me salgo con la mía y hago de esta situación una rutina diaria, discuto y peleo por todo y por nada, en mi enojo, busco alianzas y me hago pasar por la víctima, cuando yo soy el victimario, contamino de mi neurosis a mi familia, doy una imagen pésima de mi pareja, involucro a personas ajenas, a veces extrañas que no tienen vela en el entierro, pero los hago participes.

¿Por qué muere el amor?

El lenguaje corporal que trasmito, es de indiferencia, déspota, por demás soberbio, el tiempo, ha sido un voraz verdugo, hemos caído en la rutina de la incertidumbre atrapados en el pantano de arenas movedizas, atrapados por el orgullo, el falso orgullo, los resentimientos y la soberbia, ha muerto el amor, por la ausencia de respeto, la escases de detalles y la entrega a fuerzas de migajas de amor, caricias y frases comprometidas, más a fuerzas que de buena voluntad, ha muerto, esta relación de pareja porque perdí la motivación, me quede en el conformismo y y no luche por mis sueños, se me hizo fácil el echar culpas y el lavarme las manos en esta relación que era de dos, pero mis egos, dominaron todo el tiempo, soy un tipo egocéntrico, nefasto y negado, carente de humildad y de gratitud, se me ha olvidado todo lo que ella ha hecho por mí, me torno merecedor y con todo el derecho de fastidiarle la vida, como si fuera mi condición natural exacta, ha muerto el amor, porque se me hizo costumbre, gritar, usar groserías, ofender, agredir, devaluar, comparar y desprestigiar, ha muerto por la ausencia de Dios y de autoestima, porque no busque armonía en mi vida, ni un camino espiritual, me hice a la idea de vivir todo el tiempo enfrascado en mi nefasto machismo y en mis egos enfermos, por eso y más, muere el amor, además de que no se me da, ni tengo la humildad de pedir perdón y ofrecer disculpas por mis cavernícolas actitudes.

Por demás enfermiza

Muchos de estos niños, vienen de hogares disfuncionales, con heridas profundas del alma, han sido víctimas del abandono, el rechazo, de las injusticias, del maltrato, de los abusos, víctimas también del alcoholismo, la neurosis y la farmacodependencia de sus padres, crecieron en un hogar conflictivo, ausente de valores, aprendieron todo esta escuela de relaciones tóxicas, son ahora, estos niños dañados adultos dañados, que se hicieron novios en una relación híper enferma que no han sabido capacitarse, no les interesa nada, no tienen el más mínimo interés de informarse de qué es la codependencia y la codependencia, es una enfermedad, como el alcoholismo, incurable, progresivo y mortal, es una enfermedad contagiosa, es una enfermedad que arruina la relación de pareja, pero en este país, en muchos sentidos, aplicamos la equivocada cultura de tapar el pozo, después del niño ahogado, ya cuando tenemos el problema y la soga hasta el cuello es cuando empezamos a buscar ayuda, estos matrimonios jóvenes creen que con un retiro espiritual y con una asesoría religiosa, van a poder resolver esta enfermedad emocional, se requiere un trabajo arduo, una capacitación profesional, es necesario hacer un radical cambio en la manera de hablar, en el lenguaje corporal y en la manera de ser, es muy necesario cultivar el lenguaje del amor, apegado siempre al respeto, a la comunicación, a la gratitud y a la humildad, si es posible llevar la fiesta en paz, pero el que quiera azul celeste que le cueste. Hay que recordar, que nada es para siempre, ni bueno ni malo y que sin duda alguna el que te hace enojar te gobierna.


No veo, no oigo, no hablo.

Lo verdaderamente tóxico son mis patrones de conducta y por supuesto mis actitudes egocéntricas llenas de soberbia, destilando siempre mala vibra, neurosis, envidia, incluso odio, coraje y ganas de fastidiar a quien yo tomo como si fuera mi peor enemigo, es decir mi esposa, aquí la tengo secuestrada y encarcelada con mis emociones enfermas, tengo que ver el daño que he hecho y que no soy capaz de reconocer, mucho menos de ofrecer disculpas, de pedir perdón y de reconocer mis errores, muchas veces yo soy el que inicia el pleito, soy yo el origen del problema y del conflicto, a veces me meto en un laberinto que es propiamente un callejón sin salida, no aceptó recomendaciones, ni me doy por vencido en la terquedad de mis argumentos, hoy me doy cuenta que lo tóxico de mi persona afectado en todos los sentidos, en mi relación de pareja, soy un ser inmaduro, el bebé eterno, el hombre que no sabe lo que tiene, que cuando lo ve perdido, es cuando empieza a valorar y a darle la magnitud de la importancia a la relación de pareja, lo tóxico de lo tóxico proviene de mi autoestima baja, de mi soberbia, es de espíritu del macho típico mexicano, de mis miserias espirituales, soy sabelotodo, mandón, tajante, autoritario, por demás soberbio y sin duda alguna, indiferente y déspota, no doy mi brazo a torcer, aunque la verdad de las cosas, mis nefastas actitudes, las esté viendo con claridad, tampoco aceptó la responsabilidad de mis conductas, soy un enfermo emocional negado. Mis libros te pueden ser de gran utilidad.- SECUESTRADA POR UN NEUROTICO, PAREJS DISPAREJAS, AYER Y HOY, CELOTIPIA INFERNAL, OBSESION QUE MATA.- ernestosalayandia@gmail.com 614 2 56 85 20