/ sábado 13 de febrero de 2021

Debiera ser igual para todos

Después del encierro obligado por contagiarse de Covid, el presidente de México, se percató y llegó a la conclusión de que millones de mexicanos tienen que salir a trabajar, a pesar de la pandemia.

El presidente aseguro que no se puede vivir “encerrado” y refirió que “Ni modo que me quedara todo el tiempo encerrado”

También menciono que guardo la sana distancia, pero finalmente dijo; “me tocó”

El presidente López Obrador, no se contagió por tener que salir a trabajar; se contagió por no acatar las recomendaciones básicas y ser renuente a no usar cubre bocas.

Así que formo parte de la estadística de contagiados en este país, donde ya han fallecido más de 168 mil mexicanos por la pandemia del coronavirus.

La realidad es que diariamente millones de mexicanos están obligados a salir a trabajar, porque deben cubrir las necesidades básicas de sus familias.

Obvio esto no ocurre en Palacio Nacional, donde el presidente y su familia tienen asegurado el sustento diario; y por esa pequeña, pero significativa diferencia el presidente no es como el resto de los mexicanos, que sí están obligados a salir, y sortean su diario acontecer.

Son todos aquellos que usan cubre bocas, además de tener distanciamiento social y la higiene de manos, para no contagiarse, por los riesgos y consecuencias que ya conocemos; además de que en un intento todos tratan de empujar el tiempo para salir de esta pesadilla.

Ya que si se enferman, tendrían la incertidumbre, de contar con un tratamiento médico, o si encontrarán disponible una cama de hospital o en su caso si se quedan en casa, tener un tanque de oxígeno en caso de necesitarlo.

Sin embargo el presidente no es igual a todos ellos, ya que se ha negado permanentemente a usar cubre bocas, en los eventos que hace presencia, y no cumplir con el distanciamiento social.

Por lo que el presidente, no es como esos millones de mexicanos que han visto la angustia de algún familiar, amigo o conocido, por no encontrar una cama de hospital disponible para su paciente, y salir a la calle para tratar de conseguir oxígeno.

La realidad es otra y muy diferente, el presidente estuvo bajo el cuidado de 5 médicos especialistas, que ya quisieran acceder los casi dos millones de contagiados en el país, y que desde luego muchos de ellos, ya han perdido su empleo por la crisis que estamos viviendo.

El presidente López Obrador se ha distanciado de la realidad. No es como millones de mexicanos que se contagiaron por necesidad. El presidente se contagió, por no acatar las recomendaciones de los especialistas.

Esto tan solo refleja las actitudes del presidente, que nos dan una señal que comunican con toda claridad, que aquí se hace su voluntad.

Hasta aquí podría ser válida su actuación, pero sabemos que todo tiene consecuencias, él hace, instruye y dispone de acuerdo a su santa voluntad, y no hay quien lo contradiga.

La tan anhelada transformación simplemente no llega, no podemos negar que en nuestro país, existen más mexicanos en la pobreza y miles de fallecidos, sin contar con el deterioro de las ya deplorables instituciones.

Por otro lado recientemente inauguró una base aérea apenas remodelada y una pista aérea que ya existía, tan solo para enviar el mensaje simbólico, de que el aeropuerto de Santa Lucía ya está en funciones.

Interesante saber que esta administración, es la administración de los símbolos que se diluyen y se evaporan.

Y también fuimos testigos de la renuncia de Miriam Esther Veras Godoy, quien se desempeñaba como directora general del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y de la Adolescencia, de la Secretaría de Salud, quien participó en el diseño de esquema de vacunación contra COVID-19

Cabe reconocer que Veras Godoy, es quien cuenta con más experiencia en este país en este rubro. Su renuncia el 16 de enero, fue por negarse a dispensar la vacuna con fines partidistas.

Vemos que el presidente simplemente no escucha a nadie, no presta atención a ningún consejo que no sea para reafirmar su visión. Rechaza a expertos, niega peticiones a académicos e intelectuales, cierra la puerta a toda postura que lo invita a la reconsideración.

Simplemente se niega y no permite negociar un beneficio común para la sociedad.

La imagen que está dejando es la de un iluminado, y al mismo tiempo la un hombre solitario con el “poder” de gobernar.

[…No olvidemos que la vida tiene un cambio, el día que tenemos responsabilidad de ejercerla…]

Después del encierro obligado por contagiarse de Covid, el presidente de México, se percató y llegó a la conclusión de que millones de mexicanos tienen que salir a trabajar, a pesar de la pandemia.

El presidente aseguro que no se puede vivir “encerrado” y refirió que “Ni modo que me quedara todo el tiempo encerrado”

También menciono que guardo la sana distancia, pero finalmente dijo; “me tocó”

El presidente López Obrador, no se contagió por tener que salir a trabajar; se contagió por no acatar las recomendaciones básicas y ser renuente a no usar cubre bocas.

Así que formo parte de la estadística de contagiados en este país, donde ya han fallecido más de 168 mil mexicanos por la pandemia del coronavirus.

La realidad es que diariamente millones de mexicanos están obligados a salir a trabajar, porque deben cubrir las necesidades básicas de sus familias.

Obvio esto no ocurre en Palacio Nacional, donde el presidente y su familia tienen asegurado el sustento diario; y por esa pequeña, pero significativa diferencia el presidente no es como el resto de los mexicanos, que sí están obligados a salir, y sortean su diario acontecer.

Son todos aquellos que usan cubre bocas, además de tener distanciamiento social y la higiene de manos, para no contagiarse, por los riesgos y consecuencias que ya conocemos; además de que en un intento todos tratan de empujar el tiempo para salir de esta pesadilla.

Ya que si se enferman, tendrían la incertidumbre, de contar con un tratamiento médico, o si encontrarán disponible una cama de hospital o en su caso si se quedan en casa, tener un tanque de oxígeno en caso de necesitarlo.

Sin embargo el presidente no es igual a todos ellos, ya que se ha negado permanentemente a usar cubre bocas, en los eventos que hace presencia, y no cumplir con el distanciamiento social.

Por lo que el presidente, no es como esos millones de mexicanos que han visto la angustia de algún familiar, amigo o conocido, por no encontrar una cama de hospital disponible para su paciente, y salir a la calle para tratar de conseguir oxígeno.

La realidad es otra y muy diferente, el presidente estuvo bajo el cuidado de 5 médicos especialistas, que ya quisieran acceder los casi dos millones de contagiados en el país, y que desde luego muchos de ellos, ya han perdido su empleo por la crisis que estamos viviendo.

El presidente López Obrador se ha distanciado de la realidad. No es como millones de mexicanos que se contagiaron por necesidad. El presidente se contagió, por no acatar las recomendaciones de los especialistas.

Esto tan solo refleja las actitudes del presidente, que nos dan una señal que comunican con toda claridad, que aquí se hace su voluntad.

Hasta aquí podría ser válida su actuación, pero sabemos que todo tiene consecuencias, él hace, instruye y dispone de acuerdo a su santa voluntad, y no hay quien lo contradiga.

La tan anhelada transformación simplemente no llega, no podemos negar que en nuestro país, existen más mexicanos en la pobreza y miles de fallecidos, sin contar con el deterioro de las ya deplorables instituciones.

Por otro lado recientemente inauguró una base aérea apenas remodelada y una pista aérea que ya existía, tan solo para enviar el mensaje simbólico, de que el aeropuerto de Santa Lucía ya está en funciones.

Interesante saber que esta administración, es la administración de los símbolos que se diluyen y se evaporan.

Y también fuimos testigos de la renuncia de Miriam Esther Veras Godoy, quien se desempeñaba como directora general del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y de la Adolescencia, de la Secretaría de Salud, quien participó en el diseño de esquema de vacunación contra COVID-19

Cabe reconocer que Veras Godoy, es quien cuenta con más experiencia en este país en este rubro. Su renuncia el 16 de enero, fue por negarse a dispensar la vacuna con fines partidistas.

Vemos que el presidente simplemente no escucha a nadie, no presta atención a ningún consejo que no sea para reafirmar su visión. Rechaza a expertos, niega peticiones a académicos e intelectuales, cierra la puerta a toda postura que lo invita a la reconsideración.

Simplemente se niega y no permite negociar un beneficio común para la sociedad.

La imagen que está dejando es la de un iluminado, y al mismo tiempo la un hombre solitario con el “poder” de gobernar.

[…No olvidemos que la vida tiene un cambio, el día que tenemos responsabilidad de ejercerla…]