/ lunes 1 de marzo de 2021

Dos países, dos presidentes y un mismo problema

La visita del presidente Alberto Fernández a México nos hizo recordar aquella icónica película de Cantinflas de ‘‘Su Excelencia’’, en la que se puede apreciar en alguna de las escenas, cómo el embajador de la República de los Cocos y el presidente de Pepeslabia se intercambian medallitas, se conceden halagos y hasta brindan de cruzadito.

Una versión muy similar vimos en días pasados, cuando MALO llevó a su espectáculo matutino al presidente argentino y se dedicaron a brindarse zalamerías sobre su desempeño al frente de sus gobiernos, particularmente con el tema de la pandemia. Lo risorio de sus cumplidos, es que ambos mandatarios han dirigido estrategias muy distintas frente al Covid-19 y ninguno de los dos puede gloriarse de buenos resultados.

En Argentina se implementó un estricto aislamiento que fue el más largo y agresivo del mundo, pues desde el 20 de marzo del año pasado mantuvieron a los argentinos en una dinámica de cárcel domiciliaria; pero no por ello disminuyeron o erradicaron los contagios, pues en octubre pasado estuvieron en el top 5 de los países con más muertes y contagios a causa del virus.

En nuestro país vivimos una cuarentena muy distinta a la que se implementó en Argentina, el gobierno federal en ningún momento estableció medidas claras para enfrentar la pandemia; se remitió a comunicar estadísticas de contagios y fallecidos, imperando constantes contradicciones y desdichos entre Gatell y el presidente.

La distinción en la estrategia sanitaria entre ambos países la pudimos apreciar cuando el presidente Fernández llegó a México usando cubre bocas y al encontrarse con MALO no sabía sí debía usarlo por protocolo sanitario o quitárselo para no lastimar las susceptibilidades y particulares creencias del presidente de México.

Podrán no coincidir en la estrategia y cada uno podría juzgar y comparar las medidas establecidas en ambos países, pero en algo sí coincidieron y los puso en el mismo plano de ineficacia e ineptitud: Reclamarle a la ONU por no tener vacuas.

No debemos sorprendernos de su dinámica peleonera, ya que ambos presidentes llegaron al poder, no por sus capacidades políticas o su inteligencia, sino más bien como una equívoca esperanza de ver en ellos una respuesta ante la grave decadencia política y partidista que vivimos en nuestros respectivos países.

Ambos mandatarios abanderan un desgastante discurso en contra de los expresidentes, prueba de ello es que, en el espectáculo matutino, MALO como de costumbre, señaló a Felipe Calderón por el tema de unas constructoras y el presidente Fernández desvió una pregunta sobre el escándalo de las ‘‘Vacunas Vip’’ aludiendo que en el gobierno de Macri sucedieron irregularidades con el cobro del peaje.

Esa retórica echa culpas ya esta bastante trillada y poco a poco ha dejado de tener aceptación entre la población, ya que la lógica nos dice que ellos están ahí para resolver problemas. Y ahora, como ya se les están acabando los expresidentes, se voltean hacia la ONU para continuar con el circo.

Todo indica que se reunieron para sobarse las heridas y generar una percepción de fortaleza internacional; se juntaron para repartir culpas por su pésima administración de la pandemia y su incapacidad para proponer y emprender acciones en favor de la salud pública.

Una visita que no podemos decir que nos trajo algún beneficio, ya que por el esquema que se manejó, fue más bien para compartir opiniones sobre su agenda ideológica del Foro de Sao Paolo, a la que ambos presidentes pertenecen y mediante la cual buscan implementar el socialismo en América.

El tema de la vacuna y la contingencia sanitaria está siendo utilizado con vileza para favorecer sus políticas socialistas; poco les importa el bienestar de la población.

Lo grave del tema es que cuando la pandemia termine y ya no sea posible seguir culpando por su incapacidad a expresidentes y a la ONU, voltearan para responsabilizar a los mismos que los eligieron; ahí habremos llegado a la cúspide de la tiranía.

La visita del presidente Alberto Fernández a México nos hizo recordar aquella icónica película de Cantinflas de ‘‘Su Excelencia’’, en la que se puede apreciar en alguna de las escenas, cómo el embajador de la República de los Cocos y el presidente de Pepeslabia se intercambian medallitas, se conceden halagos y hasta brindan de cruzadito.

Una versión muy similar vimos en días pasados, cuando MALO llevó a su espectáculo matutino al presidente argentino y se dedicaron a brindarse zalamerías sobre su desempeño al frente de sus gobiernos, particularmente con el tema de la pandemia. Lo risorio de sus cumplidos, es que ambos mandatarios han dirigido estrategias muy distintas frente al Covid-19 y ninguno de los dos puede gloriarse de buenos resultados.

En Argentina se implementó un estricto aislamiento que fue el más largo y agresivo del mundo, pues desde el 20 de marzo del año pasado mantuvieron a los argentinos en una dinámica de cárcel domiciliaria; pero no por ello disminuyeron o erradicaron los contagios, pues en octubre pasado estuvieron en el top 5 de los países con más muertes y contagios a causa del virus.

En nuestro país vivimos una cuarentena muy distinta a la que se implementó en Argentina, el gobierno federal en ningún momento estableció medidas claras para enfrentar la pandemia; se remitió a comunicar estadísticas de contagios y fallecidos, imperando constantes contradicciones y desdichos entre Gatell y el presidente.

La distinción en la estrategia sanitaria entre ambos países la pudimos apreciar cuando el presidente Fernández llegó a México usando cubre bocas y al encontrarse con MALO no sabía sí debía usarlo por protocolo sanitario o quitárselo para no lastimar las susceptibilidades y particulares creencias del presidente de México.

Podrán no coincidir en la estrategia y cada uno podría juzgar y comparar las medidas establecidas en ambos países, pero en algo sí coincidieron y los puso en el mismo plano de ineficacia e ineptitud: Reclamarle a la ONU por no tener vacuas.

No debemos sorprendernos de su dinámica peleonera, ya que ambos presidentes llegaron al poder, no por sus capacidades políticas o su inteligencia, sino más bien como una equívoca esperanza de ver en ellos una respuesta ante la grave decadencia política y partidista que vivimos en nuestros respectivos países.

Ambos mandatarios abanderan un desgastante discurso en contra de los expresidentes, prueba de ello es que, en el espectáculo matutino, MALO como de costumbre, señaló a Felipe Calderón por el tema de unas constructoras y el presidente Fernández desvió una pregunta sobre el escándalo de las ‘‘Vacunas Vip’’ aludiendo que en el gobierno de Macri sucedieron irregularidades con el cobro del peaje.

Esa retórica echa culpas ya esta bastante trillada y poco a poco ha dejado de tener aceptación entre la población, ya que la lógica nos dice que ellos están ahí para resolver problemas. Y ahora, como ya se les están acabando los expresidentes, se voltean hacia la ONU para continuar con el circo.

Todo indica que se reunieron para sobarse las heridas y generar una percepción de fortaleza internacional; se juntaron para repartir culpas por su pésima administración de la pandemia y su incapacidad para proponer y emprender acciones en favor de la salud pública.

Una visita que no podemos decir que nos trajo algún beneficio, ya que por el esquema que se manejó, fue más bien para compartir opiniones sobre su agenda ideológica del Foro de Sao Paolo, a la que ambos presidentes pertenecen y mediante la cual buscan implementar el socialismo en América.

El tema de la vacuna y la contingencia sanitaria está siendo utilizado con vileza para favorecer sus políticas socialistas; poco les importa el bienestar de la población.

Lo grave del tema es que cuando la pandemia termine y ya no sea posible seguir culpando por su incapacidad a expresidentes y a la ONU, voltearan para responsabilizar a los mismos que los eligieron; ahí habremos llegado a la cúspide de la tiranía.