Pocas veces México ha tenido un presidente de origen indígena y agricultor, como es el caso actual, Andrés Manuel López Obrador originario de Macuspana Tabasco, un pueblo de apenas 70 mil habitantes, cuya principal actividad económica es la agricultura y el comercio de los frutos que generosamente les regala la tierra y el agua.
Esas raíces culturales, sociales y naturales han forjado en AMLO una filosofía dignificante hacia las comunidades indígenas y campesinas, de tal suerte que implementó el programa ´´precios de garantía´´ para asegurar a los agricultores el pago digno por sus productos, también implementó el programa de forestación más grande en la historia de México ´´sembrando vida´´ en el cual se beneficia con empleo a los campesinos de todo el país. Desde la época de la revolución mexicana no se había defendido tanto al agricultor.
El gobierno de México ha dado importantes muestras de su compromiso con los agricultores de chihuahua, asegurando el agua para el ciclo agrícola 2020-2021 al tiempo que cumple con el tratado internacional de aguas, que, por cierto, los presidentes de sexenios anteriores dejaron una deuda enorme con estados unidos.
El tratado internacional de aguas se firmó en 1944, desde entonces los presidentes de México han entregado agua a Estados Unidos cada 5 años, y en todo este tiempo no se habían manifestado los agricultores, no alzaron la voz cuando Calderón abrió las compuertas de la presa la boquilla, no quemaron edificios de gobierno, ni tomaron las casetas de peaje cuando Peñanieto abrió las compuertas de la presa las vírgenes. Los agricultores de Chihuahua no tomaron las instalaciones de la cervecera alemana que se instaló, como dice la canción ´´a orillas del río bravo en una hacienda escondida´´. Por eso resulta extraño que ahora usen la violencia para reclamar un derecho que el presidente López obrador les ha granizado en todo momento.
También es de mencionar que en la lucha por el agua en chihuahua se asoman intereses empresariales y políticos, unos corruptos y otros mezquinos, intereses que buscan mantener a toda costa el ´´status quo´´ del viejo régimen de corrupción, cacicazgos, y tráfico de influencias, donde los funcionarios de Conagua durante el neoliberalismo vendían excedentes de agua a productores chicos y grandes. Esos intereses empresariales durante los sexenios de salinas y Zedillo dieron permiso a coca cola para explotar ilimitadamente el agua para su producción. Esos intereses empresariales les otorgaron a las minas de chihuahua (casi todas extranjeras) el permiso para el uso ilimitado del agua.
En este breve análisis es justo mencionar que otro de los grandes explotadores del agua de Chihuahua y de Juárez es precisamente el magnate Carlos Slim, quien se asoció con el gobierno de chihuahua para explotar varios pozos en el norte del estado, proyecto desarrollado por la junta central de aguas, en el tiempo que Reyes Baeza fue gobernador. ´´conejos médanos´´ se llama la región donde la embotelladora de agua del magnate tiene permiso ilimitado para la extracción del agua, y por si eso fuera poco en ese tiempo que se perforaron los pozos, el recibo del agua subió casi 300% afectando el bolsillo de las familias juarenses.
Esos intereses empresariales encuentran en los agricultores de chihuahua la fachada perfecta para mantener sus privilegios, solo les faltaba un socio que le pusiera el tinte político, un partido dispuesto a generar una guerra sistemática contra el gobierno federal, ese socio de preferencia azul y conservador, no tardo en unirse a esta lucha, desesperados por sacar a AMLO de la presidencia, han sido capaces de engañar al pueblo, manipular a los productores, generar violencia y teñir de rojo el agua de chihuahua.
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