/ jueves 24 de marzo de 2022

El bochorno del AIFA

La venta de tlayudas en el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un bochorno, no hay nada que celebrar. “Ya quisieran comerse una tlayuda… ¿Qué quieren, hamburguesas? Es mucho el racismo, el clasismo y el coraje”, dijo el presidente de México. Y se equivoca, no se trata de racismo, clasismo y coraje, se trata de desarrollo económico, del desarrollo económico prometido.

El comercio informal visto durante la inauguración del aeropuerto es la muestra de una economía nacional débil, frágil y enclenque. Una economía que apenas ha podido subsistir con la informalidad, lo que deja al descubierto las enormes carencias estructurales de una economía que antes no fue buena, que hoy no es buena y que, con total seguridad, los próximos años no será buena.

Del total de la economía nacional, del Producto Interno Bruto, en el 2018, la informalidad representó el 22.6% y la formalidad, el 77.4%; en el 2019, la informalidad representó el 23.1% y la formalidad, el 76.9%; y en el 2020, la informalidad representó el 21.9% y la formalidad, el 78.1%. Es decir, los porcentajes de informalidad se mantienen por encima del 20% del Producto Interno Brutoy eso representa mucho dinero, pero mucho dinero, que circula en la economía informal (Fuente: INEGI).

¿Pero, qué es la informalidad? Es la producción de bienes, sean productos o servicios, operando a partir de los recursos del hogar y sin llevar registros contables básicos; se considera también como informalidad a todo trabajo que se realiza sin contar con el amparo del marco legal o institucional. Es decir,quienes aparecieron en el nuevo aeropuerto vendiendo comida lo hacían con recursos de su hogar, sin contabilizar y, lo peor, sin sustento legal.

Los vendedores de tlayudas en el nuevo aeropuerto, los parquerosen los estacionamientos de los centros comerciales, los cerillitos en los súper mercados y tiendas de conveniencia, por nombrar algunos empleos, no existen en las economías capitalistas. Son empleos que ni siquiera tienen demanda, nadie en una economía capitalista pide algún trabajo de esta clase. Y no tendría nada de malo desde el punto de vista de la dignidad laboral del trabajador, pero evidentemente ese tipo de trabajos precarizan las condiciones materiales y perpetúan la pobreza de las personas.

Así que no, no se trata de racismo, clasismo y coraje. Se trata de dejar de romantizar la pobreza, y de adoptar las ideas del capitalismo que son el trabajo, el ahorro y la inversión, para mejorar las condiciones laborales, aumentar la productividad y elevar los salarios. Al país se le prometió mucho más que un nuevo aeropuerto y está recibiendo mucho menos que si quiera un trabajo formal para una vida digna.

La venta de tlayudas en el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un bochorno, no hay nada que celebrar. “Ya quisieran comerse una tlayuda… ¿Qué quieren, hamburguesas? Es mucho el racismo, el clasismo y el coraje”, dijo el presidente de México. Y se equivoca, no se trata de racismo, clasismo y coraje, se trata de desarrollo económico, del desarrollo económico prometido.

El comercio informal visto durante la inauguración del aeropuerto es la muestra de una economía nacional débil, frágil y enclenque. Una economía que apenas ha podido subsistir con la informalidad, lo que deja al descubierto las enormes carencias estructurales de una economía que antes no fue buena, que hoy no es buena y que, con total seguridad, los próximos años no será buena.

Del total de la economía nacional, del Producto Interno Bruto, en el 2018, la informalidad representó el 22.6% y la formalidad, el 77.4%; en el 2019, la informalidad representó el 23.1% y la formalidad, el 76.9%; y en el 2020, la informalidad representó el 21.9% y la formalidad, el 78.1%. Es decir, los porcentajes de informalidad se mantienen por encima del 20% del Producto Interno Brutoy eso representa mucho dinero, pero mucho dinero, que circula en la economía informal (Fuente: INEGI).

¿Pero, qué es la informalidad? Es la producción de bienes, sean productos o servicios, operando a partir de los recursos del hogar y sin llevar registros contables básicos; se considera también como informalidad a todo trabajo que se realiza sin contar con el amparo del marco legal o institucional. Es decir,quienes aparecieron en el nuevo aeropuerto vendiendo comida lo hacían con recursos de su hogar, sin contabilizar y, lo peor, sin sustento legal.

Los vendedores de tlayudas en el nuevo aeropuerto, los parquerosen los estacionamientos de los centros comerciales, los cerillitos en los súper mercados y tiendas de conveniencia, por nombrar algunos empleos, no existen en las economías capitalistas. Son empleos que ni siquiera tienen demanda, nadie en una economía capitalista pide algún trabajo de esta clase. Y no tendría nada de malo desde el punto de vista de la dignidad laboral del trabajador, pero evidentemente ese tipo de trabajos precarizan las condiciones materiales y perpetúan la pobreza de las personas.

Así que no, no se trata de racismo, clasismo y coraje. Se trata de dejar de romantizar la pobreza, y de adoptar las ideas del capitalismo que son el trabajo, el ahorro y la inversión, para mejorar las condiciones laborales, aumentar la productividad y elevar los salarios. Al país se le prometió mucho más que un nuevo aeropuerto y está recibiendo mucho menos que si quiera un trabajo formal para una vida digna.