/ jueves 5 de agosto de 2021

El control de precios

Los precios no se determinan de manera unipersonal, es decir que no existe ninguna mente maestra que indica la cantidad de dinero que se debe pagar a cambio de un producto o de un servicio. Los precios tampoco se determinan de acuerdo con la cantidad de dinero que el vendedor considera justa por su producto o su servicio, porque si el vendedor no tiene conocimiento de la valoración justa del comprador, entonces esa cantidad considerada justa por el vendedor puede no coincidir con la valoración justa del comprador, por lo tanto, el intercambio, la compraventa, no se realiza.

Los precios son registros históricos de intercambios voluntarios, esto quiere decir que en los procesos de compraventas se quedan registradas las cantidades de dinero que se pagan por los productos y los servicios en el tiempo presente, posteriormente esos registros de esas cantidades pagadas por los consumidores son las que les indican a los vendedores cuáles productos y servicios deben producir y a qué costos deben producirse en el futuro, con el objetivo de que las cantidades pagadas por los compradores en el futuro sean mayores que los costos calculados en el presente, para que así el vendedor pueda obtener una ganancia.

Por lo tanto, podemos interpretar a los precios como las señales que los compradores les envían a los vendedores de aquello que deben seguir vendiendo y aquello que no. Esas señales surgen de forma espontánea, esas señales que los compradores envían se basan en las necesidades que los compradores quieren satisfacer para así mejorar su calidad de vida con los productos y los servicios adquiridos. Lo que tienen que hacer los vendedores es utilizar su capacidad empresarial para darse cuenta de aquello que los compradores están necesitando y ofrecérselos al mejor precio y de la mejor calidad.

El problema del control de precioses que distorsiona las señales que los compradores le envían a los vendedores. Lo que sucede es que los precios suben o bajan de acuerdo con la oferta y la demanda; si hay mucha demanda y poca oferta, el precio tiende a subir, pero si hay mucha oferta y poca demanda, el precio tiende a bajar. Entonces cuando se distorsionan las señales, cuando se fija un precio máximo o un precio mínimo, que no es consecuencia de los intercambios voluntarios,desde el punto de vista del vendedor este puede dejar de tener ganancias si el precio máximo es menor que sus costes y desde el punto de vista del comprador este puede exigir mayores cantidades si la cantidad dispuesta a pagar es mayor que el precio máximo fijado.

Cuando se fija un precio máximo, si el vendedor tiene costos por encima de ese precio máximo, producirá a pérdidas o tendrá que dejar de producir. Si el vendedor deja de producir, se genera escasez de ese producto o de ese servicio. Pero si la autoridad obliga al vendedor a producir incluso a pérdidas entonces la autoridad no solo deberá fijar el precio máximo de venta de ese producto o de ese servicio, sino que además deberá fijar también los precios de los productos y de los servicios utilizados durante el proceso de producción, e incluso para continuar con la venta de un producto o de un servicio a pérdidas, lo que hace la autoridad es subvencionar la producción con los impuestos, haciendo que el comprador pague doble, con impuestos y en la compraventa. Es decir que la autoridad deberá intervenir cada vez más en la economía hasta convertir los medios privados de producción en propiedad pública,llegando así al clímax del proceso de intervención, llamado socialismo.

Existen consecuencias graves no solo cuando se fijan precios máximos, sino también cuando se fijan precios mínimos. Por cuestión de espacio, no es posible explicar lo que ocurre cuando se fijan precios mínimos, sin embargo, quedan claras algunas consecuencias de la fijación de precios máximos como la escasez, la intervención y la propiedad pública de los medios de producción, derivando en el socialismo. Así es que, si usted está de acuerdo con el control de precios, la fijación de precios máximos o mínimos, o incluso si usted no está de acuerdo –al final de cuentas, aunque no esté de acuerdo, la medida ya se aplicó–, lo que debe hacer es prepararse porque lo peor de la economía no ha pasado, de hecho, está por venir.

Los precios no se determinan de manera unipersonal, es decir que no existe ninguna mente maestra que indica la cantidad de dinero que se debe pagar a cambio de un producto o de un servicio. Los precios tampoco se determinan de acuerdo con la cantidad de dinero que el vendedor considera justa por su producto o su servicio, porque si el vendedor no tiene conocimiento de la valoración justa del comprador, entonces esa cantidad considerada justa por el vendedor puede no coincidir con la valoración justa del comprador, por lo tanto, el intercambio, la compraventa, no se realiza.

Los precios son registros históricos de intercambios voluntarios, esto quiere decir que en los procesos de compraventas se quedan registradas las cantidades de dinero que se pagan por los productos y los servicios en el tiempo presente, posteriormente esos registros de esas cantidades pagadas por los consumidores son las que les indican a los vendedores cuáles productos y servicios deben producir y a qué costos deben producirse en el futuro, con el objetivo de que las cantidades pagadas por los compradores en el futuro sean mayores que los costos calculados en el presente, para que así el vendedor pueda obtener una ganancia.

Por lo tanto, podemos interpretar a los precios como las señales que los compradores les envían a los vendedores de aquello que deben seguir vendiendo y aquello que no. Esas señales surgen de forma espontánea, esas señales que los compradores envían se basan en las necesidades que los compradores quieren satisfacer para así mejorar su calidad de vida con los productos y los servicios adquiridos. Lo que tienen que hacer los vendedores es utilizar su capacidad empresarial para darse cuenta de aquello que los compradores están necesitando y ofrecérselos al mejor precio y de la mejor calidad.

El problema del control de precioses que distorsiona las señales que los compradores le envían a los vendedores. Lo que sucede es que los precios suben o bajan de acuerdo con la oferta y la demanda; si hay mucha demanda y poca oferta, el precio tiende a subir, pero si hay mucha oferta y poca demanda, el precio tiende a bajar. Entonces cuando se distorsionan las señales, cuando se fija un precio máximo o un precio mínimo, que no es consecuencia de los intercambios voluntarios,desde el punto de vista del vendedor este puede dejar de tener ganancias si el precio máximo es menor que sus costes y desde el punto de vista del comprador este puede exigir mayores cantidades si la cantidad dispuesta a pagar es mayor que el precio máximo fijado.

Cuando se fija un precio máximo, si el vendedor tiene costos por encima de ese precio máximo, producirá a pérdidas o tendrá que dejar de producir. Si el vendedor deja de producir, se genera escasez de ese producto o de ese servicio. Pero si la autoridad obliga al vendedor a producir incluso a pérdidas entonces la autoridad no solo deberá fijar el precio máximo de venta de ese producto o de ese servicio, sino que además deberá fijar también los precios de los productos y de los servicios utilizados durante el proceso de producción, e incluso para continuar con la venta de un producto o de un servicio a pérdidas, lo que hace la autoridad es subvencionar la producción con los impuestos, haciendo que el comprador pague doble, con impuestos y en la compraventa. Es decir que la autoridad deberá intervenir cada vez más en la economía hasta convertir los medios privados de producción en propiedad pública,llegando así al clímax del proceso de intervención, llamado socialismo.

Existen consecuencias graves no solo cuando se fijan precios máximos, sino también cuando se fijan precios mínimos. Por cuestión de espacio, no es posible explicar lo que ocurre cuando se fijan precios mínimos, sin embargo, quedan claras algunas consecuencias de la fijación de precios máximos como la escasez, la intervención y la propiedad pública de los medios de producción, derivando en el socialismo. Así es que, si usted está de acuerdo con el control de precios, la fijación de precios máximos o mínimos, o incluso si usted no está de acuerdo –al final de cuentas, aunque no esté de acuerdo, la medida ya se aplicó–, lo que debe hacer es prepararse porque lo peor de la economía no ha pasado, de hecho, está por venir.