/ lunes 23 de enero de 2023

El Espectador | Que García Luna se hizo rico después

La narrativa de los abogados de Genaro García Luna comienza a reproducirse en los medios mexicanos, aunque poco podrán hacer para influir en la decisión del jurado seleccionado para definir la suerte del ingeniero mecánico que fue secretario de Seguridad Pùblica de México durante el sexenio de Felipe Calderón. “La oposición del gobierno a la moción del Sr. García Luna para impedir que el gobierno presente evidencia de sus actividades y riqueza después de 2012 deja al descubierto la base precisa de la moción: el gobierno no puede establecer una conexión entre la vida del Sr. García Luna en Miami como ciudadano privado después de 2012 y las alegaciones en la acusación. Sin alguna conexión, algún vínculo, entre los sobornos supuestamente recibidos como funcionario del gobierno mexicano y la riqueza que el Sr. García Luna acumuló a través de su trabajo de consultoría después de 2012, esta evidencia no es relevante”, dicen los de la firma Miedel & Misliwiec LLP al juez Brian M. Cogan.

Los asesores de Genaro García Luna no quieren que se hable de la riqueza del mexicano, pues aseguran que no tiene nada que ver con los supuestos sobornos del narco y eso confunde. “La introducción de tales pruebas llevaría a la confusión del jurado, la especulación y cambiaría indebidamente la carga a la defensa para probar que la riqueza de García Lunano se derivó de sobornos en efectivo, un hecho del cual el gobierno es muy consciente. Como tal, la admisión sería sustancialmente más perjudicial que probatoria”, señalan en un documento Florian Miedel, César de Castro, Valerie Gotlib y Shannon McMAnus, los consejeros legales del acusado.

Al observar la selección del jurado y los argumentos de la defensa de Genaro García Luna, parece que inicia una serie muy actuada con personajes reales que podrían aparecer en cualquier canal popular de la televisión estadounidense. Incluso el personaje principal pide no salir vestido como condenado o habitual de la prisión, quiere salir en su rol de político poderoso o empresario exitoso, más allá de los señalamientos de funcionario corrupto que ayudó a los cárteles de la droga a hacer negocios con el apoyo del poder y de algunos miembros de la élite empresarial mexicana.

Ejemplo de la actuación, el asunto de vanidad, de imagen, la petición para que el acusado aparezca en el juicio con ropa de civil y que todos los días tenga a su disposición antes de reunirse en la sala: dos blazers azul marino; dos pantalones de vestir azul marino; dos camisas blancas; dos camisas azul claro; cuatro playeras; tres corbatas; cuatro pares de calcetines; un cinturón, y un par de zapatos negros. El uniforme de la clase política mexicana y de los empresarios.

“En última instancia, este problema es sencillo”, dicen los asesores legales al juez Cogan.“La evidencia de las actividades comerciales y la acumulación de riqueza del señor García Luna en su vida privada después de 2012 es perjudicial porque podría llevar al jurado a especular, sin fundamento, que debió haber alguna relación entre los presuntos sobornos del Cártel de Sinaloa y su puesto. La realidad, sin embargo, es que no hay conexión”.

¿Han leído o escuchado esta narrativa en algún medio mexicano?

¿Y la de los testigos de Estados Unidos?

La narrativa de los abogados de Genaro García Luna comienza a reproducirse en los medios mexicanos, aunque poco podrán hacer para influir en la decisión del jurado seleccionado para definir la suerte del ingeniero mecánico que fue secretario de Seguridad Pùblica de México durante el sexenio de Felipe Calderón. “La oposición del gobierno a la moción del Sr. García Luna para impedir que el gobierno presente evidencia de sus actividades y riqueza después de 2012 deja al descubierto la base precisa de la moción: el gobierno no puede establecer una conexión entre la vida del Sr. García Luna en Miami como ciudadano privado después de 2012 y las alegaciones en la acusación. Sin alguna conexión, algún vínculo, entre los sobornos supuestamente recibidos como funcionario del gobierno mexicano y la riqueza que el Sr. García Luna acumuló a través de su trabajo de consultoría después de 2012, esta evidencia no es relevante”, dicen los de la firma Miedel & Misliwiec LLP al juez Brian M. Cogan.

Los asesores de Genaro García Luna no quieren que se hable de la riqueza del mexicano, pues aseguran que no tiene nada que ver con los supuestos sobornos del narco y eso confunde. “La introducción de tales pruebas llevaría a la confusión del jurado, la especulación y cambiaría indebidamente la carga a la defensa para probar que la riqueza de García Lunano se derivó de sobornos en efectivo, un hecho del cual el gobierno es muy consciente. Como tal, la admisión sería sustancialmente más perjudicial que probatoria”, señalan en un documento Florian Miedel, César de Castro, Valerie Gotlib y Shannon McMAnus, los consejeros legales del acusado.

Al observar la selección del jurado y los argumentos de la defensa de Genaro García Luna, parece que inicia una serie muy actuada con personajes reales que podrían aparecer en cualquier canal popular de la televisión estadounidense. Incluso el personaje principal pide no salir vestido como condenado o habitual de la prisión, quiere salir en su rol de político poderoso o empresario exitoso, más allá de los señalamientos de funcionario corrupto que ayudó a los cárteles de la droga a hacer negocios con el apoyo del poder y de algunos miembros de la élite empresarial mexicana.

Ejemplo de la actuación, el asunto de vanidad, de imagen, la petición para que el acusado aparezca en el juicio con ropa de civil y que todos los días tenga a su disposición antes de reunirse en la sala: dos blazers azul marino; dos pantalones de vestir azul marino; dos camisas blancas; dos camisas azul claro; cuatro playeras; tres corbatas; cuatro pares de calcetines; un cinturón, y un par de zapatos negros. El uniforme de la clase política mexicana y de los empresarios.

“En última instancia, este problema es sencillo”, dicen los asesores legales al juez Cogan.“La evidencia de las actividades comerciales y la acumulación de riqueza del señor García Luna en su vida privada después de 2012 es perjudicial porque podría llevar al jurado a especular, sin fundamento, que debió haber alguna relación entre los presuntos sobornos del Cártel de Sinaloa y su puesto. La realidad, sin embargo, es que no hay conexión”.

¿Han leído o escuchado esta narrativa en algún medio mexicano?

¿Y la de los testigos de Estados Unidos?