/ lunes 12 de julio de 2021

El Espectador | Todavía lejos de expulsar periodistas

No hay que verlo como un tema personal, es resultado de una ofensiva del gobierno de Nayib Bukele contra El Faro, dice el periodista mexicano Daniel Lizárraga al hablar de su expulsión de El Salvador. “Este personaje a lo largo del tiempo se ha convertido en un autócrata, con un gobierno de extrema derecha, y bueno, a veces no se sabe mucho de ese pequeño país, pero vive una situación muy interesante desde el punto de vista periodístico”, nos cuenta el reportero unas horas después de aterrizar en la Ciudad de México.

Es un gobernante que tiene 90 por ciento de popularidad, recuerda Lizárraga. Cualquier cosa que diga o haga, la gente lo sigue ciegamente y son capaces de hacer absolutamente cualquier cosa por defender a su presidente. El periodista mexicano dice que en lo personal no hay alguna investigación que haya provocado su salida intempestiva de El Salvador. “No tengo pruebas de que sepan lo que estábamos preparando, me parece que no me atrevería a decirlo así, pero sí hay algunos trabajos desde que yo llegué que me parece que los han incomodado. Uno de ellos por ejemplo está relacionado con un trabajo que hizo Jimmy Alvarado, que está relacionado con un círculo muy cercano al presidente Bukele de venezolanos que son quienes lo han prácticamente ayudado a ser quien es, porque son especialistas en publicidad, sobretodo en marketing, y que de alguna manera es como el gabinete secreto de Bukele, en realidad cualquier decisión que se toma en los ministerios, como le llaman ellos, nuestras secretarías, tienen que pasar gran parte por las manos de ellos, entonces me parece que ese trabajo le debe haber costado muchísimo aceptarlo. Pero insisto, hay que verlo de manera global”.

La expulsión se da, recuerda Lizárraga, días después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le había ordenado a Nayib Bukele ofrecer medidas de protección ante el acoso que se había probado se tenía contra El Faro. Entonces la Fiscalía de la República estaba tomando medidas generales, platicando con el fundador del periódico, Carlos Dada, y estaba también citando a los reporteros para preguntarles qué medidas se estaban planeando y si aceptaban o no. “Si algo molesta al Presidente es que alguien haga o diga algo que va en su contra”, dice el periodista mexicano.

Considera que Bukele dio un golpe en la mesa y eso representó correrlo.

“Estamos en México todavía muy lejos de llegar a esos niveles”, dice Lizárraga cuando le preguntamos si hay alguna lección que nos pueda dejar su experiencia en los tiempos de la 4T. “Pero me parece que algo que es común, muy abajo, muy del principio es la intolerancia, la intolerancia hacia algo que no sea información que hable bien del Gobierno. Yo creo que hay coincidencias cuando hablan de que no se hace periodismo objetivo, por ejemplo, ellos entienden por objetividad (ya sabemos que en periodismo no existe), ellos entienden por objetividad que digas lo que yo quiero, si no dices algo bien de mi Gobierno, entonces se escudan y dicen que no somos objetivos. Es una forma de disfrazar que lo que les interesa y con Bukele está clarísimo, es que se haga propaganda, en lugar de periodismo”.

No hay que verlo como un tema personal, es resultado de una ofensiva del gobierno de Nayib Bukele contra El Faro, dice el periodista mexicano Daniel Lizárraga al hablar de su expulsión de El Salvador. “Este personaje a lo largo del tiempo se ha convertido en un autócrata, con un gobierno de extrema derecha, y bueno, a veces no se sabe mucho de ese pequeño país, pero vive una situación muy interesante desde el punto de vista periodístico”, nos cuenta el reportero unas horas después de aterrizar en la Ciudad de México.

Es un gobernante que tiene 90 por ciento de popularidad, recuerda Lizárraga. Cualquier cosa que diga o haga, la gente lo sigue ciegamente y son capaces de hacer absolutamente cualquier cosa por defender a su presidente. El periodista mexicano dice que en lo personal no hay alguna investigación que haya provocado su salida intempestiva de El Salvador. “No tengo pruebas de que sepan lo que estábamos preparando, me parece que no me atrevería a decirlo así, pero sí hay algunos trabajos desde que yo llegué que me parece que los han incomodado. Uno de ellos por ejemplo está relacionado con un trabajo que hizo Jimmy Alvarado, que está relacionado con un círculo muy cercano al presidente Bukele de venezolanos que son quienes lo han prácticamente ayudado a ser quien es, porque son especialistas en publicidad, sobretodo en marketing, y que de alguna manera es como el gabinete secreto de Bukele, en realidad cualquier decisión que se toma en los ministerios, como le llaman ellos, nuestras secretarías, tienen que pasar gran parte por las manos de ellos, entonces me parece que ese trabajo le debe haber costado muchísimo aceptarlo. Pero insisto, hay que verlo de manera global”.

La expulsión se da, recuerda Lizárraga, días después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le había ordenado a Nayib Bukele ofrecer medidas de protección ante el acoso que se había probado se tenía contra El Faro. Entonces la Fiscalía de la República estaba tomando medidas generales, platicando con el fundador del periódico, Carlos Dada, y estaba también citando a los reporteros para preguntarles qué medidas se estaban planeando y si aceptaban o no. “Si algo molesta al Presidente es que alguien haga o diga algo que va en su contra”, dice el periodista mexicano.

Considera que Bukele dio un golpe en la mesa y eso representó correrlo.

“Estamos en México todavía muy lejos de llegar a esos niveles”, dice Lizárraga cuando le preguntamos si hay alguna lección que nos pueda dejar su experiencia en los tiempos de la 4T. “Pero me parece que algo que es común, muy abajo, muy del principio es la intolerancia, la intolerancia hacia algo que no sea información que hable bien del Gobierno. Yo creo que hay coincidencias cuando hablan de que no se hace periodismo objetivo, por ejemplo, ellos entienden por objetividad (ya sabemos que en periodismo no existe), ellos entienden por objetividad que digas lo que yo quiero, si no dices algo bien de mi Gobierno, entonces se escudan y dicen que no somos objetivos. Es una forma de disfrazar que lo que les interesa y con Bukele está clarísimo, es que se haga propaganda, en lugar de periodismo”.