/ miércoles 19 de febrero de 2020

El Juglar de la Red

Ser mujer en México es arriesgar la vida a diario

Los feminicidios no son un problema generado en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, eso es verdad; pero no se puede negar que es en este gobierno cuando se incrementó el homicidio de mujeres y todavía peor, no se aprecia sensibilidad, empatía y una estrategia gubernamental para atender el tema y disminuir la incidencia de estos casos de violencia.

La respuesta gubernamental a las protestas de mujeres por el incremento de feminicidios fue un decálogo que no satisfizo a nadie; es un conjunto de enunciados que no establecen estrategias claras de contención, no atienden los cómos y menos ahondan en las causas que generan estos actos criminales.

El gobierno federal reaccionó como regularmente lo hace: señaló que no se trata de un problema generado en la actual administración y que viene de muchos años atrás.

El asunto es que los grupos de mujeres organizadas no están acusando a la 4T de ser el origen de los feminicidios, lo que están reclamando, con justa razón, son políticas públicas claras referentes al problema, es una estrategia de seguridad pública, educativa que disminuya la violencia en contra de las mujeres.

Los grupos organizados de mujeres le reclaman al presidente López Obrador que en lugar de atender las preguntas que se le plantean sobre el asunto durante sus conferencias matutinas, las mande callar porque el tema de la rifa del avión presidencial es más importante.

Les incomoda que cuando mujeres periodistas plantean el problema en las conferencias mañaneras, los operadores de medios del presidente López Obrador inician una serie de maniobras para cambiar de tópico y así no poner de mal humor al Mandatario.

Lo que los grupos organizados de mujeres no puede entender es el trato criminal que se les da cuando hacen marchas de protesta y en lugar de ser atendidas por funcionarios gubernamentales, la gobernadora de la Ciudad de México –una mujer—Claudia Sheinbaum manda a que les lancen gases para dispersarlas.

A las mujeres les molesta que desde la Presidencia de la República se minimice el tema de los feminicidios asegurando que es una estrategia desestabilizadora de los medios de comunicación para atacar a la 4T y dar la impresión de que el problema es más grave de lo que realmente representa.

Hay desconcierto en los grupos de mujeres organizadas, de las cuales muchas apoyaron a López Obrador, porque en lugar de incrementar las penalidades a quienes cometen feminicidio la propuesta es desaparecer el término de los códigos penales, volver al pasado y ocultar el problema para quitarse la molestia de tener que lidiar con él.

Desde el Gobierno Federal dicen que este problema es del pasado y allá pretenden dejarlo; el asunto es que los gobernantes anteriores ya no están y quien ahora ejerce el poder es responsable de atender estas demandas de atención y contención, pero en lugar de eso busca excusas, minimiza el problema, rehúye hablar del tema porque hay asuntos más importantes y las manifestaciones de mujeres que piden acciones concretas son dispersadas con gases.

Las estadísticas de feminicidios son escandalosas y reflejan el crecimiento de su incidencia, se trata de 11 mujeres las que diariamente pierden la vida por el único hecho de ser mujeres; algunas son esposas, otras son jóvenes adolescentes, las hay empleadas, el sólo hecho de ser mujer las lleva a una zona de alto riesgo y nadie atina a darles una respuesta para reducir esa incidencia; al paso que vamos, si es que no se aumenta, terminaremos el 2020 con más de 4 mil feminicidios, la cifra no se acerca a los 35 mil asesinatos dolosos derivados del crimen organizado, pero se trata de: esposas, madres e hijas que no debieron morir.

En lo referente a feminicidios hay casos más escandalosos y mediáticos que otros; el asunto es que no debe darse ninguno de ellos; esto le compete a las autoridades enfrentarlo, son ellos los que deben ofrecer soluciones, políticas públicas, estrategias, áreas especializadas de atención, pero sobre todo mostrar una mayor sensibilidad y empatía con los grupos organizados que se manifiestan y les piden atención no ser dispersadas con gases.


Rafael Cano Franco es periodista con 30 años de experiencia, preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.


Ser mujer en México es arriesgar la vida a diario

Los feminicidios no son un problema generado en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, eso es verdad; pero no se puede negar que es en este gobierno cuando se incrementó el homicidio de mujeres y todavía peor, no se aprecia sensibilidad, empatía y una estrategia gubernamental para atender el tema y disminuir la incidencia de estos casos de violencia.

La respuesta gubernamental a las protestas de mujeres por el incremento de feminicidios fue un decálogo que no satisfizo a nadie; es un conjunto de enunciados que no establecen estrategias claras de contención, no atienden los cómos y menos ahondan en las causas que generan estos actos criminales.

El gobierno federal reaccionó como regularmente lo hace: señaló que no se trata de un problema generado en la actual administración y que viene de muchos años atrás.

El asunto es que los grupos de mujeres organizadas no están acusando a la 4T de ser el origen de los feminicidios, lo que están reclamando, con justa razón, son políticas públicas claras referentes al problema, es una estrategia de seguridad pública, educativa que disminuya la violencia en contra de las mujeres.

Los grupos organizados de mujeres le reclaman al presidente López Obrador que en lugar de atender las preguntas que se le plantean sobre el asunto durante sus conferencias matutinas, las mande callar porque el tema de la rifa del avión presidencial es más importante.

Les incomoda que cuando mujeres periodistas plantean el problema en las conferencias mañaneras, los operadores de medios del presidente López Obrador inician una serie de maniobras para cambiar de tópico y así no poner de mal humor al Mandatario.

Lo que los grupos organizados de mujeres no puede entender es el trato criminal que se les da cuando hacen marchas de protesta y en lugar de ser atendidas por funcionarios gubernamentales, la gobernadora de la Ciudad de México –una mujer—Claudia Sheinbaum manda a que les lancen gases para dispersarlas.

A las mujeres les molesta que desde la Presidencia de la República se minimice el tema de los feminicidios asegurando que es una estrategia desestabilizadora de los medios de comunicación para atacar a la 4T y dar la impresión de que el problema es más grave de lo que realmente representa.

Hay desconcierto en los grupos de mujeres organizadas, de las cuales muchas apoyaron a López Obrador, porque en lugar de incrementar las penalidades a quienes cometen feminicidio la propuesta es desaparecer el término de los códigos penales, volver al pasado y ocultar el problema para quitarse la molestia de tener que lidiar con él.

Desde el Gobierno Federal dicen que este problema es del pasado y allá pretenden dejarlo; el asunto es que los gobernantes anteriores ya no están y quien ahora ejerce el poder es responsable de atender estas demandas de atención y contención, pero en lugar de eso busca excusas, minimiza el problema, rehúye hablar del tema porque hay asuntos más importantes y las manifestaciones de mujeres que piden acciones concretas son dispersadas con gases.

Las estadísticas de feminicidios son escandalosas y reflejan el crecimiento de su incidencia, se trata de 11 mujeres las que diariamente pierden la vida por el único hecho de ser mujeres; algunas son esposas, otras son jóvenes adolescentes, las hay empleadas, el sólo hecho de ser mujer las lleva a una zona de alto riesgo y nadie atina a darles una respuesta para reducir esa incidencia; al paso que vamos, si es que no se aumenta, terminaremos el 2020 con más de 4 mil feminicidios, la cifra no se acerca a los 35 mil asesinatos dolosos derivados del crimen organizado, pero se trata de: esposas, madres e hijas que no debieron morir.

En lo referente a feminicidios hay casos más escandalosos y mediáticos que otros; el asunto es que no debe darse ninguno de ellos; esto le compete a las autoridades enfrentarlo, son ellos los que deben ofrecer soluciones, políticas públicas, estrategias, áreas especializadas de atención, pero sobre todo mostrar una mayor sensibilidad y empatía con los grupos organizados que se manifiestan y les piden atención no ser dispersadas con gases.


Rafael Cano Franco es periodista con 30 años de experiencia, preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.


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