/ miércoles 26 de febrero de 2020

El Juglar de la Red

Las causas justas doblan gobiernos

El presidente Andrés Manuel López Obrador había llevado su gobierno de manera polémica, con muchas críticas desde diversos sectores, pero sin que ninguna de ellas afectara en grado extremo sus índices de popularidad hasta que el tema de los feminicidios exhibió el “talón de Aquiles” de la 4T y todo empezó a volverse calamitoso para él.

El problema no solamente es el incremento en el número de feminicidios, sino la inexistencia de medidas para evitar la impunidad de quienes los cometen; no solamente es una protesta de grupos feministas o de la izquierda, en realidad participan mujeres de todas las posturas ideológicas; no es solamente un movimiento de mujeres, también los hombres estamos involucrados.

Si consideramos que más de la mitad de la población son mujeres y que de alguna manera la otra mitad, los hombres, tienen un vínculo de alguna especie con el segmento femenino, entenderemos el grado aceptación existente en lo referente al paro nacional convocado para el 9 de marzo.

El presidente López Obrador y su 4T tenían respuesta para todo, y aunque fueran equivocadas de alguna manera le permitían salir al paso de los problemas; pero en el caso de los feminicidios no solamente generó insatisfacción con sus declaraciones y con sus acciones, también lo mostró como un insensible ante un reclamo justo de la sociedad, primeramente de las mujeres y luego de todos en conjunto.

Ha sido tan duro el golpe en la imagen del presidente López Obrador que se refleja en aquello que más le importa: su imagen.

Empresas que lo miden semanalmente dan cuenta de que en siete días cayó 12 puntos y en dos semanas 18 puntos para ubicarse en el nivel más bajo, incluso por debajo de la línea de los 50 puntos; según Consulta Mitofsky en la semana pasada llegó a 44 puntos de aprobación, una semana antes se ubicaba en 56 y hace 21 días, antes de que estallara la crisis de los feminicidios estaba en 62 puntos.

La estrategia del gobierno federal no ha sido empática con las manifestaciones sociales por los feminicidios ni han atinado a una estrategia comunicativa que los muestre sensibles al tema; por el contrario se han distanciado del sentimiento social abriendo una brecha entre la postura oficial y lo que demanda la sociedad.

La postura de confrontación llega al grado de tratar de sabotear el paro nacional del 9 de marzo con una contrapropuesta: a la inactividad femenina que propone la sociedad para ese día el gobierno responde con una proclama a favor de la movilidad; ante el legítimo reclamo de toda la sociedad: grupos feministas, católicos, militantes de derecha e izquierda, amas de casa, profesionistas, mujeres y hombres, el gobierno lo minimiza y desestima al acusar ser orquestado por grupos de derecha a los que llama “golpistas” en un claro afán de dividir opiniones y atomizar el impacto del paro.

El tema de los feminicidios “prendió” tanto socialmente que ni siquiera grupos feministas que fueron aliados de Morena o son de izquierda han atendido el llamado del Presidente; como lo sentirán las mujeres que hasta la esposa de Andrés Manuel López Obrador, la señora Beatriz Gutiérrez Mueller apoyó en un principio el paro de actividades femeninas el 9 de marzo, aunque luego reculó y se sumó a la campaña oficial que promueve el gobierno, denominada “El 9 me mueve”.

El reclamo es justo y nada tiene que ver con colores partidistas, opción religiosa o vínculo con organizaciones sociales; a las mujeres que son asesinadas nunca se les pregunta religión, militancia partidista o si son feministas o no, simplemente se les asesina porque son mujeres.

Se estima que en el paro van a participar más de 20 millones de mujeres –un tercio del total de féminas en México-- y esto tendrá un impacto económico de 20 mil millones de pesos ese día, eso visibiliza de inmediato la importancia que ellas tienen en la sociedad y el grado de hartazgo al que han llegado ante la indolencia de un gobierno que no sabe darles respuestas.

Y por más que el discurso oficial achaque todo a los enemigos de la 4T, la realidad es que no hay partidos políticos promoviendo el paro nacional, tampoco se trata de un complot orquestado por alguna cúpula, en realidad fue el mismo López Obrador el que motivo todo por no tener empatía con las mujeres, por poner la rifa del avión presidencial como prioridad y por querer culpar al neoliberalismo de ser culpable de los crímenes.

El presidente López Obrador le dio la espalda a la mitad de la población y en automático eso se le revirtió con tan mal cálculo que además se le sumó la otra mitad, eso los tiene espantados.


Rafael Cano Franco es periodista con 30 años de experiencia, preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

Las causas justas doblan gobiernos

El presidente Andrés Manuel López Obrador había llevado su gobierno de manera polémica, con muchas críticas desde diversos sectores, pero sin que ninguna de ellas afectara en grado extremo sus índices de popularidad hasta que el tema de los feminicidios exhibió el “talón de Aquiles” de la 4T y todo empezó a volverse calamitoso para él.

El problema no solamente es el incremento en el número de feminicidios, sino la inexistencia de medidas para evitar la impunidad de quienes los cometen; no solamente es una protesta de grupos feministas o de la izquierda, en realidad participan mujeres de todas las posturas ideológicas; no es solamente un movimiento de mujeres, también los hombres estamos involucrados.

Si consideramos que más de la mitad de la población son mujeres y que de alguna manera la otra mitad, los hombres, tienen un vínculo de alguna especie con el segmento femenino, entenderemos el grado aceptación existente en lo referente al paro nacional convocado para el 9 de marzo.

El presidente López Obrador y su 4T tenían respuesta para todo, y aunque fueran equivocadas de alguna manera le permitían salir al paso de los problemas; pero en el caso de los feminicidios no solamente generó insatisfacción con sus declaraciones y con sus acciones, también lo mostró como un insensible ante un reclamo justo de la sociedad, primeramente de las mujeres y luego de todos en conjunto.

Ha sido tan duro el golpe en la imagen del presidente López Obrador que se refleja en aquello que más le importa: su imagen.

Empresas que lo miden semanalmente dan cuenta de que en siete días cayó 12 puntos y en dos semanas 18 puntos para ubicarse en el nivel más bajo, incluso por debajo de la línea de los 50 puntos; según Consulta Mitofsky en la semana pasada llegó a 44 puntos de aprobación, una semana antes se ubicaba en 56 y hace 21 días, antes de que estallara la crisis de los feminicidios estaba en 62 puntos.

La estrategia del gobierno federal no ha sido empática con las manifestaciones sociales por los feminicidios ni han atinado a una estrategia comunicativa que los muestre sensibles al tema; por el contrario se han distanciado del sentimiento social abriendo una brecha entre la postura oficial y lo que demanda la sociedad.

La postura de confrontación llega al grado de tratar de sabotear el paro nacional del 9 de marzo con una contrapropuesta: a la inactividad femenina que propone la sociedad para ese día el gobierno responde con una proclama a favor de la movilidad; ante el legítimo reclamo de toda la sociedad: grupos feministas, católicos, militantes de derecha e izquierda, amas de casa, profesionistas, mujeres y hombres, el gobierno lo minimiza y desestima al acusar ser orquestado por grupos de derecha a los que llama “golpistas” en un claro afán de dividir opiniones y atomizar el impacto del paro.

El tema de los feminicidios “prendió” tanto socialmente que ni siquiera grupos feministas que fueron aliados de Morena o son de izquierda han atendido el llamado del Presidente; como lo sentirán las mujeres que hasta la esposa de Andrés Manuel López Obrador, la señora Beatriz Gutiérrez Mueller apoyó en un principio el paro de actividades femeninas el 9 de marzo, aunque luego reculó y se sumó a la campaña oficial que promueve el gobierno, denominada “El 9 me mueve”.

El reclamo es justo y nada tiene que ver con colores partidistas, opción religiosa o vínculo con organizaciones sociales; a las mujeres que son asesinadas nunca se les pregunta religión, militancia partidista o si son feministas o no, simplemente se les asesina porque son mujeres.

Se estima que en el paro van a participar más de 20 millones de mujeres –un tercio del total de féminas en México-- y esto tendrá un impacto económico de 20 mil millones de pesos ese día, eso visibiliza de inmediato la importancia que ellas tienen en la sociedad y el grado de hartazgo al que han llegado ante la indolencia de un gobierno que no sabe darles respuestas.

Y por más que el discurso oficial achaque todo a los enemigos de la 4T, la realidad es que no hay partidos políticos promoviendo el paro nacional, tampoco se trata de un complot orquestado por alguna cúpula, en realidad fue el mismo López Obrador el que motivo todo por no tener empatía con las mujeres, por poner la rifa del avión presidencial como prioridad y por querer culpar al neoliberalismo de ser culpable de los crímenes.

El presidente López Obrador le dio la espalda a la mitad de la población y en automático eso se le revirtió con tan mal cálculo que además se le sumó la otra mitad, eso los tiene espantados.


Rafael Cano Franco es periodista con 30 años de experiencia, preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

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