/ miércoles 10 de marzo de 2021

El Juglar de la Red

De violentos, acosadores, violadores a candidatos

Algo debe estar muy podrido en el país cuando el delito se premia con candidaturas, al momento en que la violencia recibe como estímulo un impulso político para quien la practica y no puede ser buen augurio para un país que violadores y acosadores de mujeres lleguen a ocupar cargos públicos.

El caso más patético es el de Félix Salgado Macedonio, quien a pesar de contar con varias denuncias por violación y abusos deshonestos –las cuales ni siquiera fueron investigadas—sea ahora el candidato de Morena al gobierno de Guerrero.

No solamente se trata del más grande cinismo, sino de la manifestación de complicidad entre un gobernante con un aliado político al que defiende a capa y espada sin importar las consecuencias.

No hay una razón clara para definir el motivo por el cual el presidente Andrés Manuel López Obrador se empecinó en tener a Salgado Macedonio como su candidato en Guerrero; algunos señalan el compadrazgo existente entre ambos, otros van más allá e indican acuerdos con grupos criminales, nada de eso está comprobado, pero lo que sí es verdad es que Salgado Macedonio es un violador y ahora es un candidato a la gubernatura de Guerrero.

Morena, un partido que contó en el pasado con grupos muy aguerrido de feministas, algunas radicales, de pronto les falló; ¿Qué compromiso puede ser tan fuerte para echarse encima a las mujeres con tal de que un amigo logre una candidatura?

No hay respuesta, lo cierto es que el Presidente López Obrado ha dado muestras de no ser un aficionado de los movimientos feministas y no es proclive a sacar la cara en favor de las mujeres de México.

Las mujeres no son las enemigas del Presidente, son sus asesores: esos que le aconsejaron instalar una muralla frente a Palacio Nacional –su casa—para no ver ni oir las protestas; esos que le dicen que las mujeres son violentas per se y no se les puede tener confianza; la culpa es de sus asesores que no le ayudan a entender el movimiento feminista y entonces lo rechazo de plano.

El presidente López Obrador esgrime que él genera libertad y se ciñe al dejad haced, dejad pasad, pero entre uno y otro se le pasan los violadores y deja que se conviertan en candidatos de Morena.

Acostumbrado a que nadie le contradiga, el presidente no entiende a las mujeres y entonces decidió que eran sus enemigas, un grupo azuzado por los conservadores para desestabilizar su gobierno –aunque ellas marcharon por él, pintarrajearon paredes y destruyeron edificios por él y hasta pelearon por él—pero ahora son adversarias, entraron a la lista de la “mafia del poder” y por tanto, como hacía Salinas de Gortari, ni las ve ni las oye.

Lo grave es que un poco más del padrón electoral está compuesto por mujeres, son ellas las que con mayor número salen a votar, son las que pueden influir en un cambio y es precisamente el núcleo al que desprecia el presidente porque no quieren a su compadre el violador como candidato en Guerrero.

Son a esos grupos a los que Morena les hizo la finta de quitar a Félix Salgado Macedonio para luego terminar por imponerlo, a pesar de que ni al interior del gabinete lo ven com buenos ojos.

Pero Salgado es solamente un caso. En las listas de Morena hay algunos que tienen acusaciones o señalamientos de violación, acoso y violación.

Ahí está el caso de Alfonso Vázquez, candidato de Morena a una diputación local para la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México; o Rubén Barroso, candidato a una diputación federal por un distrito de Guanajuato, a quien sus alumnas lo denunciaron por acoso sexual.

Qué decir de Guillermo Villaseñor, otro que busca ser diputado federal y también acusado de acoso sexual. Son “fichitas” que a Morena no le da vergüenza presentar y menos presumir como sus activos políticos…y es que a Morena parece que no le avergüenza nada.

Pero lo más lamentable no es la postura del presidente, hombre al final de cuentas y de ideas anticuadas y hasta machistas; lo realmente grave es el silencio de muchas mujeres que al interior de Morena guardan silencio para no ir a contracorriente de la visión del Presidente y con ello se vuelven cómplices de que acosadores, violadores y violentadores de mujeres se conviertan en candidatos.

Si la misógina y falta de empatía es cuestionable, en el caso de las mujeres que se callan para no oponerse, eso se llama traición a las de su propio género y muchas de ellas también estarán en las boletas pidiendo el voto; si las mujeres las apoyan entonces ya saben a qué atenerse y el tipo de representantes que van a tener.

Luego no se quejen porque ustedes las eligieron.

De violentos, acosadores, violadores a candidatos

Algo debe estar muy podrido en el país cuando el delito se premia con candidaturas, al momento en que la violencia recibe como estímulo un impulso político para quien la practica y no puede ser buen augurio para un país que violadores y acosadores de mujeres lleguen a ocupar cargos públicos.

El caso más patético es el de Félix Salgado Macedonio, quien a pesar de contar con varias denuncias por violación y abusos deshonestos –las cuales ni siquiera fueron investigadas—sea ahora el candidato de Morena al gobierno de Guerrero.

No solamente se trata del más grande cinismo, sino de la manifestación de complicidad entre un gobernante con un aliado político al que defiende a capa y espada sin importar las consecuencias.

No hay una razón clara para definir el motivo por el cual el presidente Andrés Manuel López Obrador se empecinó en tener a Salgado Macedonio como su candidato en Guerrero; algunos señalan el compadrazgo existente entre ambos, otros van más allá e indican acuerdos con grupos criminales, nada de eso está comprobado, pero lo que sí es verdad es que Salgado Macedonio es un violador y ahora es un candidato a la gubernatura de Guerrero.

Morena, un partido que contó en el pasado con grupos muy aguerrido de feministas, algunas radicales, de pronto les falló; ¿Qué compromiso puede ser tan fuerte para echarse encima a las mujeres con tal de que un amigo logre una candidatura?

No hay respuesta, lo cierto es que el Presidente López Obrado ha dado muestras de no ser un aficionado de los movimientos feministas y no es proclive a sacar la cara en favor de las mujeres de México.

Las mujeres no son las enemigas del Presidente, son sus asesores: esos que le aconsejaron instalar una muralla frente a Palacio Nacional –su casa—para no ver ni oir las protestas; esos que le dicen que las mujeres son violentas per se y no se les puede tener confianza; la culpa es de sus asesores que no le ayudan a entender el movimiento feminista y entonces lo rechazo de plano.

El presidente López Obrador esgrime que él genera libertad y se ciñe al dejad haced, dejad pasad, pero entre uno y otro se le pasan los violadores y deja que se conviertan en candidatos de Morena.

Acostumbrado a que nadie le contradiga, el presidente no entiende a las mujeres y entonces decidió que eran sus enemigas, un grupo azuzado por los conservadores para desestabilizar su gobierno –aunque ellas marcharon por él, pintarrajearon paredes y destruyeron edificios por él y hasta pelearon por él—pero ahora son adversarias, entraron a la lista de la “mafia del poder” y por tanto, como hacía Salinas de Gortari, ni las ve ni las oye.

Lo grave es que un poco más del padrón electoral está compuesto por mujeres, son ellas las que con mayor número salen a votar, son las que pueden influir en un cambio y es precisamente el núcleo al que desprecia el presidente porque no quieren a su compadre el violador como candidato en Guerrero.

Son a esos grupos a los que Morena les hizo la finta de quitar a Félix Salgado Macedonio para luego terminar por imponerlo, a pesar de que ni al interior del gabinete lo ven com buenos ojos.

Pero Salgado es solamente un caso. En las listas de Morena hay algunos que tienen acusaciones o señalamientos de violación, acoso y violación.

Ahí está el caso de Alfonso Vázquez, candidato de Morena a una diputación local para la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México; o Rubén Barroso, candidato a una diputación federal por un distrito de Guanajuato, a quien sus alumnas lo denunciaron por acoso sexual.

Qué decir de Guillermo Villaseñor, otro que busca ser diputado federal y también acusado de acoso sexual. Son “fichitas” que a Morena no le da vergüenza presentar y menos presumir como sus activos políticos…y es que a Morena parece que no le avergüenza nada.

Pero lo más lamentable no es la postura del presidente, hombre al final de cuentas y de ideas anticuadas y hasta machistas; lo realmente grave es el silencio de muchas mujeres que al interior de Morena guardan silencio para no ir a contracorriente de la visión del Presidente y con ello se vuelven cómplices de que acosadores, violadores y violentadores de mujeres se conviertan en candidatos.

Si la misógina y falta de empatía es cuestionable, en el caso de las mujeres que se callan para no oponerse, eso se llama traición a las de su propio género y muchas de ellas también estarán en las boletas pidiendo el voto; si las mujeres las apoyan entonces ya saben a qué atenerse y el tipo de representantes que van a tener.

Luego no se quejen porque ustedes las eligieron.

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