/ sábado 15 de enero de 2022

El lado humano de la pandemia

“La ciudad deshidratada alucina en una pesadilla inmersa en el desvel

Recién iniciamos el 2022 y las consecuencias de esta crisis global, nos sigue seguido a todos por igual, sin diferenciar nacionalidades, etnias o convicciones.

Por lo que en estos momentos resulta difícil vislumbrar, el día en que la pandemia del coronavirus devenga un recuerdo del pasado.

Pero cuando esto suceda, ¿habremos cambiado sustancialmente?

En realidad no lo sabemos, pero cuesta trabajo concebir el peligro, y la amenaza latente de las variantes del Covid; ya que se trata de una cuestión global, que no puede abordarse, con solo recurrir a recetas locales, ya que precisa de una cooperación universal.

Aunque no sea este el momento, para afectar ideológicas o sociales, al menos hasta controlar y vencer al “adversario”, esta crisis puede ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre ciertas cuestiones de mayor importancia.

No podemos dejar de mencionar que resulta mucho más rentable para todos, invertir en ciencia e innovación, cultura y educación; además de dotar al sistema de salud pública los recursos apropiados.

Ahora sabemos que quienes trabajan en los servicios de salud, prestan un servicio impagable.

Desde hace más de un año, se nos pide quedarnos en casa y hacer un ejercicio simultáneo de responsabilidad individual y social, para no contagiarnos y no propagar la epidemia; pero vemos que esto no es congruente, la sociedad está volcada en laboratorios clínicos y hospitales, en busca de pruebas de covid-19 o en su caso para aplicar el refuerzo de las vacunas.

En contadas ocasiones, un desafío nos plantea que todos, nos lo jugamos todo al mismo tiempo. No faltará quien experimente la tentación de aprovechar esta condición para lucrar.

Sabemos que este sobresalto colectivo, es un gran desafío, que sin duda nos debe conducir a una nueva época, y compartir una historia de colaboración y cooperación, para imaginar nuevas posibilidades de vida.

Sanarnos a nosotros mismos como sociedad significaría inventar una nueva comunidad más allá de las políticas de identidad.

Pero lo más importante seguir con vida frente a lo que pueda suceder, significa poner en marcha formas estructurales de cooperación entre individuos, que comulgan con un solo propósito, y entender, que así como el virus muta, si queremos salir victoriosos, nosotros también debemos mutar

Recordemos que la negación solo retrasara el proceso esencial de aceptación, que nos permitirá reinventarnos como sociedad.

A lo que podamos preguntar; ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que la vida por fin se sienta bien?

La pandemia nos ha desafiado porque no hemos podido dedicarnos a muchos de nuestros intereses y actividades que solíamos hacer.

Han sucedido tantas cosas, y en tan poco tiempo, que no es fácil seleccionar alguna temática sin dejar fuera otras igualmente relevantes.

Sabemos que la sociedad es más receptiva, ahora tiene mayor conciencia de que nada realmente importa cuando se pierde la salud, por lo que este hecho, puede constituir la fuerza motriz que conduzca a tener hábitos más saludables ya aceptar los mensajes de salud públicos para actuar en consecuencia.

Esto nos ha permitido encontrar el verdadero sentido de la vida y de cómo queremos vivir en sociedad en el futuro cercano, probablemente probablemente serán nuestras prioridades.

Las personas han descubierto, las necesidades de solidaridad, para compartir lo que somos en cada región o en cada pueblo y satisfacer las necesidades básicas para todos.

Cuando tengamos mayor control de este virus, debemos replantearnos adecuadamente son las guerras que los humanos tenemos que enfrentar y qué armamentos necesitamos para enfrentarlas. No son las bombas o misiles, ni los cañones, sino hospitales, servicios de salud, desarrollo científico y tecnológico lo que se necesita.

La vida nunca será la misma, la resiliencia de los seres humanos nos hace adaptarnos a circunstancias dramáticamente alteradas y producir una suerte de nueva "normalidad".

Ahora más que nunca, es primordial generar una cultura de esperanza, con valores y objetivos alcanzables, a través de estrategias muy bien consolidadas, para el bien común global, pero lo más importante, debemos actuar de manera local con mayor calidad humana, para levantarnos el día de hoy, y compartir el verdadero sentido de la vida con nuestra familia.

[…De esta forma la ciudad en la que vivimos, despertara para dejar atrás la pesadilla, que la mantiene en el desvelo…]


“La ciudad deshidratada alucina en una pesadilla inmersa en el desvel

Recién iniciamos el 2022 y las consecuencias de esta crisis global, nos sigue seguido a todos por igual, sin diferenciar nacionalidades, etnias o convicciones.

Por lo que en estos momentos resulta difícil vislumbrar, el día en que la pandemia del coronavirus devenga un recuerdo del pasado.

Pero cuando esto suceda, ¿habremos cambiado sustancialmente?

En realidad no lo sabemos, pero cuesta trabajo concebir el peligro, y la amenaza latente de las variantes del Covid; ya que se trata de una cuestión global, que no puede abordarse, con solo recurrir a recetas locales, ya que precisa de una cooperación universal.

Aunque no sea este el momento, para afectar ideológicas o sociales, al menos hasta controlar y vencer al “adversario”, esta crisis puede ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre ciertas cuestiones de mayor importancia.

No podemos dejar de mencionar que resulta mucho más rentable para todos, invertir en ciencia e innovación, cultura y educación; además de dotar al sistema de salud pública los recursos apropiados.

Ahora sabemos que quienes trabajan en los servicios de salud, prestan un servicio impagable.

Desde hace más de un año, se nos pide quedarnos en casa y hacer un ejercicio simultáneo de responsabilidad individual y social, para no contagiarnos y no propagar la epidemia; pero vemos que esto no es congruente, la sociedad está volcada en laboratorios clínicos y hospitales, en busca de pruebas de covid-19 o en su caso para aplicar el refuerzo de las vacunas.

En contadas ocasiones, un desafío nos plantea que todos, nos lo jugamos todo al mismo tiempo. No faltará quien experimente la tentación de aprovechar esta condición para lucrar.

Sabemos que este sobresalto colectivo, es un gran desafío, que sin duda nos debe conducir a una nueva época, y compartir una historia de colaboración y cooperación, para imaginar nuevas posibilidades de vida.

Sanarnos a nosotros mismos como sociedad significaría inventar una nueva comunidad más allá de las políticas de identidad.

Pero lo más importante seguir con vida frente a lo que pueda suceder, significa poner en marcha formas estructurales de cooperación entre individuos, que comulgan con un solo propósito, y entender, que así como el virus muta, si queremos salir victoriosos, nosotros también debemos mutar

Recordemos que la negación solo retrasara el proceso esencial de aceptación, que nos permitirá reinventarnos como sociedad.

A lo que podamos preguntar; ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que la vida por fin se sienta bien?

La pandemia nos ha desafiado porque no hemos podido dedicarnos a muchos de nuestros intereses y actividades que solíamos hacer.

Han sucedido tantas cosas, y en tan poco tiempo, que no es fácil seleccionar alguna temática sin dejar fuera otras igualmente relevantes.

Sabemos que la sociedad es más receptiva, ahora tiene mayor conciencia de que nada realmente importa cuando se pierde la salud, por lo que este hecho, puede constituir la fuerza motriz que conduzca a tener hábitos más saludables ya aceptar los mensajes de salud públicos para actuar en consecuencia.

Esto nos ha permitido encontrar el verdadero sentido de la vida y de cómo queremos vivir en sociedad en el futuro cercano, probablemente probablemente serán nuestras prioridades.

Las personas han descubierto, las necesidades de solidaridad, para compartir lo que somos en cada región o en cada pueblo y satisfacer las necesidades básicas para todos.

Cuando tengamos mayor control de este virus, debemos replantearnos adecuadamente son las guerras que los humanos tenemos que enfrentar y qué armamentos necesitamos para enfrentarlas. No son las bombas o misiles, ni los cañones, sino hospitales, servicios de salud, desarrollo científico y tecnológico lo que se necesita.

La vida nunca será la misma, la resiliencia de los seres humanos nos hace adaptarnos a circunstancias dramáticamente alteradas y producir una suerte de nueva "normalidad".

Ahora más que nunca, es primordial generar una cultura de esperanza, con valores y objetivos alcanzables, a través de estrategias muy bien consolidadas, para el bien común global, pero lo más importante, debemos actuar de manera local con mayor calidad humana, para levantarnos el día de hoy, y compartir el verdadero sentido de la vida con nuestra familia.

[…De esta forma la ciudad en la que vivimos, despertara para dejar atrás la pesadilla, que la mantiene en el desvelo…]