/ sábado 21 de noviembre de 2020

El militar que doblegó a la 4T

En México, durante las administraciones priistas, cuando un Presidente asumía el cargo debía mostrar que sus intenciones de gobernar eran a favor del pueblo, por lo que su primera acción fue aprehender un “gran pez” de la anterior administración señalado de corrupto, pero que en realidad era aquel que le había negado el apoyo en campaña.

Existen casos representativos, desde Joaquín Hernández Galicia, alias “La Quina”, detenido al inicio del sexenio de Carlos Salinas de Gortari y luego tocó el turno a su hermano, Raúl, quien fue encarcelado como venganza política de Ernesto Zedillo, que lo utilizó como un gran escándalo mediático a su favor, porque el zapatismo era “una piedra en el zapato”, aun cuando él lo negó.

Aunque Vicente Fox fustigó durante su campaña por la Presidencia con encarcelar “peces gordos”, en realidad comenzó su gobierno con el primer escape de Joaquín “El Chapo” Guzmán, así de malo y errático fue su gobierno.

El espurio Felipe Calderón durante su mal gobierno sólo alborotó el avispero, dejó todo el territorio nacional bañado en sangre, sumergido en la corrupción y la impunidad. Cada delincuente de medio pelo era presentado como el “gran capo” de la Yakuza. Pero nada de combatir la corrupción.

Enrique Peña Nieto, como buen priista, volvió a la vieja tradición del “quinazo” y encarceló a Elba Esther Gordillo, entonces líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien desde el 2000 traicionó al tricolor y se fue al panismo con Fox. Se la debía al PRI.

A final de cuentas, todos salieron libres, sin cargos, se retiraron a vivir en el anonimato, mientras los mexicanos se quedaron viviendo el sueño de los justos. Resultó imposible saber si fueron culpables o inocentes de los delitos que le habían imputado.

A casi dos años de la llegada de Andrés Manuel López Obrador, Morena y la Cuarta Transformación a la Presidencia de la República, han detenido a “peces grandes”, aunque hasta el momento ninguno ha sido juzgado.

DETENIDOS SIN SER JUZGADOS

Los exfuncionarios y exgobernadores Rosario Robles, Genaro García Luna, Emilio Lozoya, César Duarte y Eduardo León Trawitz enfrentan han sido aprehendidos en la actual administración, todos enfrentan cargos de corrupción, desvío de recursos y uso indebido de atribuciones como servidores públicos. Además, del empresario Alonso Ancira y el abogado Juan Collado, ambos vinculados con el anterior gobierno peñista.

Un caso aparte es el del General Salvador Cienfuegos a quien, como García Luna, el gobierno estadounidense lo acusa de proteger al narcotráfico. La diferencia entre uno y otro es que el primero es un militar y, el segundo, un civil, pero es un hecho que ambos abusaron del poder que les fue otorgado o encargado.

Por tal motivo, la detención de Cienfuegos sin un aviso previo de la Casa Blanca o la DEA, molestó a López Obrador, principalmente por la estrecha relación que ha sostenido con las Fuerzas Armadas y esta ocasión no les podía fallar.

Ese vínculo puede comprobarse con todas las atribuciones que ha concedido el Primer Mandatario al Ejército, pues ha puesto en sus manos desde la construcción del nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía, hasta la repartición de ayuda en Tabasco, afectado por las inundaciones, hasta la supervisión de todos los puertos.

Por lo cual, debía defender y reclamar la forma en cómo fue aprehendido el General Cienfuegos, así como por las agresiones que sufrió su familia al momento de la detención en el aeropuerto de Los Ángeles, a donde habían llegado a pasar unos días.

El Presidente y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, debieron apresurarse a rescatar al militar detenido por los estadounidenses, sin importar poner en riesgo la endeble buena relación con Donald Trump, por lo que más de uno aseguró que hubo alguna negociación en “lo oscurito”.

EL FACCIOSO EJÉRCITO MANDA

Para el investigador en crimen organizado de la Universidad de Columbia, “Cienfuegos goza de presunción de inocencia. Pero el poder militar se le impuso a la débil autoridad civil en México para evitar que al General se le procese ante la única justicia funcional en Estados Unidos. En México, el faccioso Ejército manda.”

El pasado jueves, entrevisté brevemente vía telefónica al expresidente Vicente Fox quien señaló que el caso de Cienfuegos, “es una negociación oscura, rara, entre el gobierno americano, que maneja la justicia a su antojo, y el mexicano. Todo aquello que esté en manos de Trump y López Obrador, siempre hay que verlo con mucha cautela.”

Fox Quesada prosiguió: “Además, casi estoy seguro de que la trampa es que el Presidente y el canciller Marcelo Ebrard lo que lograron fue zafarse de una presión muy gruesa del Ejército, que demandó corrigir y probablemente se metieron a una presión peor, que es la de la Casa Blanca”, así de claro lo señaló el exmandatario.

La llegada de Emilio Lozoya y su inmediata liberación, aunada a su decisión de declarar en contra de aquellos que por años encubrieron sus abusos, dejó muy mal parado al gobierno lopezobradorista, porque primero trataron de ocultar al exdirector de Pemex en un hospital hasta que pudo llegar a su casa, donde diversas fuentes periodísticas revelan que ha recibido a un importante número de personas para celebrar “su triunfo”.

Mientras que Cienfuegos llegó al aeropuerto de Toluca, en el estado de México, escuchó de la autoridad que era investigado y se le permitió irse a su casa a descansar. Ahora nadie sabe qué hacer con él.

Será complicado que un juez quiera conocer el caso del General, por lo mediático y circense que se volverá en cuanto comiencen los alegatos ante el Ministerio Público. Cualquier decisión que adopte el impartidor de justicia, será severamente criticada.

Esta vez, como muchas otras, el Ejército ganó una batalla, aunque no haya sido en el campo.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

En México, durante las administraciones priistas, cuando un Presidente asumía el cargo debía mostrar que sus intenciones de gobernar eran a favor del pueblo, por lo que su primera acción fue aprehender un “gran pez” de la anterior administración señalado de corrupto, pero que en realidad era aquel que le había negado el apoyo en campaña.

Existen casos representativos, desde Joaquín Hernández Galicia, alias “La Quina”, detenido al inicio del sexenio de Carlos Salinas de Gortari y luego tocó el turno a su hermano, Raúl, quien fue encarcelado como venganza política de Ernesto Zedillo, que lo utilizó como un gran escándalo mediático a su favor, porque el zapatismo era “una piedra en el zapato”, aun cuando él lo negó.

Aunque Vicente Fox fustigó durante su campaña por la Presidencia con encarcelar “peces gordos”, en realidad comenzó su gobierno con el primer escape de Joaquín “El Chapo” Guzmán, así de malo y errático fue su gobierno.

El espurio Felipe Calderón durante su mal gobierno sólo alborotó el avispero, dejó todo el territorio nacional bañado en sangre, sumergido en la corrupción y la impunidad. Cada delincuente de medio pelo era presentado como el “gran capo” de la Yakuza. Pero nada de combatir la corrupción.

Enrique Peña Nieto, como buen priista, volvió a la vieja tradición del “quinazo” y encarceló a Elba Esther Gordillo, entonces líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien desde el 2000 traicionó al tricolor y se fue al panismo con Fox. Se la debía al PRI.

A final de cuentas, todos salieron libres, sin cargos, se retiraron a vivir en el anonimato, mientras los mexicanos se quedaron viviendo el sueño de los justos. Resultó imposible saber si fueron culpables o inocentes de los delitos que le habían imputado.

A casi dos años de la llegada de Andrés Manuel López Obrador, Morena y la Cuarta Transformación a la Presidencia de la República, han detenido a “peces grandes”, aunque hasta el momento ninguno ha sido juzgado.

DETENIDOS SIN SER JUZGADOS

Los exfuncionarios y exgobernadores Rosario Robles, Genaro García Luna, Emilio Lozoya, César Duarte y Eduardo León Trawitz enfrentan han sido aprehendidos en la actual administración, todos enfrentan cargos de corrupción, desvío de recursos y uso indebido de atribuciones como servidores públicos. Además, del empresario Alonso Ancira y el abogado Juan Collado, ambos vinculados con el anterior gobierno peñista.

Un caso aparte es el del General Salvador Cienfuegos a quien, como García Luna, el gobierno estadounidense lo acusa de proteger al narcotráfico. La diferencia entre uno y otro es que el primero es un militar y, el segundo, un civil, pero es un hecho que ambos abusaron del poder que les fue otorgado o encargado.

Por tal motivo, la detención de Cienfuegos sin un aviso previo de la Casa Blanca o la DEA, molestó a López Obrador, principalmente por la estrecha relación que ha sostenido con las Fuerzas Armadas y esta ocasión no les podía fallar.

Ese vínculo puede comprobarse con todas las atribuciones que ha concedido el Primer Mandatario al Ejército, pues ha puesto en sus manos desde la construcción del nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía, hasta la repartición de ayuda en Tabasco, afectado por las inundaciones, hasta la supervisión de todos los puertos.

Por lo cual, debía defender y reclamar la forma en cómo fue aprehendido el General Cienfuegos, así como por las agresiones que sufrió su familia al momento de la detención en el aeropuerto de Los Ángeles, a donde habían llegado a pasar unos días.

El Presidente y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, debieron apresurarse a rescatar al militar detenido por los estadounidenses, sin importar poner en riesgo la endeble buena relación con Donald Trump, por lo que más de uno aseguró que hubo alguna negociación en “lo oscurito”.

EL FACCIOSO EJÉRCITO MANDA

Para el investigador en crimen organizado de la Universidad de Columbia, “Cienfuegos goza de presunción de inocencia. Pero el poder militar se le impuso a la débil autoridad civil en México para evitar que al General se le procese ante la única justicia funcional en Estados Unidos. En México, el faccioso Ejército manda.”

El pasado jueves, entrevisté brevemente vía telefónica al expresidente Vicente Fox quien señaló que el caso de Cienfuegos, “es una negociación oscura, rara, entre el gobierno americano, que maneja la justicia a su antojo, y el mexicano. Todo aquello que esté en manos de Trump y López Obrador, siempre hay que verlo con mucha cautela.”

Fox Quesada prosiguió: “Además, casi estoy seguro de que la trampa es que el Presidente y el canciller Marcelo Ebrard lo que lograron fue zafarse de una presión muy gruesa del Ejército, que demandó corrigir y probablemente se metieron a una presión peor, que es la de la Casa Blanca”, así de claro lo señaló el exmandatario.

La llegada de Emilio Lozoya y su inmediata liberación, aunada a su decisión de declarar en contra de aquellos que por años encubrieron sus abusos, dejó muy mal parado al gobierno lopezobradorista, porque primero trataron de ocultar al exdirector de Pemex en un hospital hasta que pudo llegar a su casa, donde diversas fuentes periodísticas revelan que ha recibido a un importante número de personas para celebrar “su triunfo”.

Mientras que Cienfuegos llegó al aeropuerto de Toluca, en el estado de México, escuchó de la autoridad que era investigado y se le permitió irse a su casa a descansar. Ahora nadie sabe qué hacer con él.

Será complicado que un juez quiera conocer el caso del General, por lo mediático y circense que se volverá en cuanto comiencen los alegatos ante el Ministerio Público. Cualquier decisión que adopte el impartidor de justicia, será severamente criticada.

Esta vez, como muchas otras, el Ejército ganó una batalla, aunque no haya sido en el campo.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com