/ sábado 5 de diciembre de 2020

El recuento de los daños

[…Se acercó a tu puerta y en muy poco tiempo se ha convertido en un mito prematuro, que aún se está descifrando, tan solo somos pasajeros frente a la muerte, que es buena maestra cuando te habla al oído y se retira…]

Está por finalizar el 2019, y somos testigos del gran daño que ha causado el coronavirus, mostrando la gran fragilidad que tenemos los seres humanos.

Curiosamente el virus puso a prueba el progreso del mundo globalizado, desde que se dio a conocer su origen en diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China.

Posteriormente la OMS lo calificaría como una pandemia, por los altos costos negativos en la población.

Por supuesto evidenció la vulnerabilidad y las grandes fallas del sistema de salud en nuestro país; además de confinar a la humanidad y paralizar la economía mundial.

Se puso de manifiesto la respuesta emergente dirigida por el Gobierno Federal, llamando a la población a dar comienzo a la “Jornada Nacional de Sana Distancia”, se cancelaron las clases presenciales en todos los niveles educativos, se orientó darle protección a los adultos mayores, se procedió a la cancelación de las actividades sociales no esenciales y se llamó al confinamiento domiciliario, con la finalidad de evitar contagios y exponer a la población más vulnerable.

La recesión económica es profunda causando pérdida de empleos, empobrecimiento y la caída de ingresos de todos los mexicanos.

El escenario no es nada favorable frente a miles de fallecidos, caída de ingresos, pérdidas de empleo y déficits fiscales, que conlleva a más pobreza, problemas de desnutrición y retrocesos en la educación.

Las desigualdades son más evidentes, se vive una gran encrucijada debido a que la pandemia de covid-19 nos está dejando un lastre difícil superar, en primer lugar por la pérdida de vidas humanas; además que la población va a tener que aprender a vivir con estrés, ansiedad, violencia, trastornos neuronales, déficit de atención, hiperactividad, trastornos de personalidad y otros trastornos más, que definirían el panorama patológico de la sociedad, cuando se haya dominado al virus de covid-19

Así que no existe un discurso, ni nadie que nos garantice, que el coronavirus se pueda erradicar, aun con las nuevas vacunas que están en puerta, y puedan mostrar su eficacia.

Por supuesto las preguntas obligadas son:

¿Hasta cuándo se podrá vacunar a toda la población del planeta?

O en su caso ¿Quién tiene prioridad en recibir la vacuna?

No podemos negar que desde hace tiempo, hemos alterado la naturaleza, con la explotación inmoderada de los recursos naturales, la contaminación tanto de la atmósfera como de ríos, lagos y mares, la destrucción de todo tipo de ecosistemas, además del manejo y consumo de animales silvestres; lo cual puede traer consecuencias como las que estamos viviendo.

Es innegable que nuestras sociedades tienen un consumo irracional. Los centros comerciales brotan por todos lados; y curiosamente el 75% de los productos que se ofertan en estos centros comerciales, no son necesarios.

De tal forma que una pandemia como en la que estamos inmersos, nos obliga a dejar de consumir y a recluirnos en nuestras casas, dando por resultado que todas las estructuras sociales comienzan a derrumbarse. Es decir, más que ciudadanos, somos consumidores irracionales, mostrando conductas irreverentes en la selva del asfalto. Esto simplemente es algo que tenemos que pensar, reflexionar y reconsiderar.

Por otro lado, más del 50% de los habitantes, vivimos en ciudades con una alta densidad poblacional y en espacios muy reducidos, donde apenas cabemos. Así que estamos más “cerca” unos de otros; motivo de que somos más propensos y estamos más expuestos al contagio de microorganismos.

Acaso ¿Hemos hecho algo mal los humanos para que la pandemia ocasionada por el coronavirus Covid-19 nos tenga en jaque a nivel mundial, o ésta es sólo y exclusivamente resultado de un proceso natural inevitable?

El recuento de los daños, es que los próximos meses podrían ser aún terribles, prevalecerá la crisis económica y sanitaria, por mas que el gobierno federal se declare triunfalista sobre la emergencia.

Nos damos cuenta que las cicatrices son profundas y aún no hemos terminado de lidiar con semejante persistencia incomprensible, el sol se torna difuso y terroso frente a esta pandemia que rastrilla la vida del ser humano.

[…Se acercó a tu puerta y en muy poco tiempo se ha convertido en un mito prematuro, que aún se está descifrando, tan solo somos pasajeros frente a la muerte, que es buena maestra cuando te habla al oído y se retira…]

Está por finalizar el 2019, y somos testigos del gran daño que ha causado el coronavirus, mostrando la gran fragilidad que tenemos los seres humanos.

Curiosamente el virus puso a prueba el progreso del mundo globalizado, desde que se dio a conocer su origen en diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China.

Posteriormente la OMS lo calificaría como una pandemia, por los altos costos negativos en la población.

Por supuesto evidenció la vulnerabilidad y las grandes fallas del sistema de salud en nuestro país; además de confinar a la humanidad y paralizar la economía mundial.

Se puso de manifiesto la respuesta emergente dirigida por el Gobierno Federal, llamando a la población a dar comienzo a la “Jornada Nacional de Sana Distancia”, se cancelaron las clases presenciales en todos los niveles educativos, se orientó darle protección a los adultos mayores, se procedió a la cancelación de las actividades sociales no esenciales y se llamó al confinamiento domiciliario, con la finalidad de evitar contagios y exponer a la población más vulnerable.

La recesión económica es profunda causando pérdida de empleos, empobrecimiento y la caída de ingresos de todos los mexicanos.

El escenario no es nada favorable frente a miles de fallecidos, caída de ingresos, pérdidas de empleo y déficits fiscales, que conlleva a más pobreza, problemas de desnutrición y retrocesos en la educación.

Las desigualdades son más evidentes, se vive una gran encrucijada debido a que la pandemia de covid-19 nos está dejando un lastre difícil superar, en primer lugar por la pérdida de vidas humanas; además que la población va a tener que aprender a vivir con estrés, ansiedad, violencia, trastornos neuronales, déficit de atención, hiperactividad, trastornos de personalidad y otros trastornos más, que definirían el panorama patológico de la sociedad, cuando se haya dominado al virus de covid-19

Así que no existe un discurso, ni nadie que nos garantice, que el coronavirus se pueda erradicar, aun con las nuevas vacunas que están en puerta, y puedan mostrar su eficacia.

Por supuesto las preguntas obligadas son:

¿Hasta cuándo se podrá vacunar a toda la población del planeta?

O en su caso ¿Quién tiene prioridad en recibir la vacuna?

No podemos negar que desde hace tiempo, hemos alterado la naturaleza, con la explotación inmoderada de los recursos naturales, la contaminación tanto de la atmósfera como de ríos, lagos y mares, la destrucción de todo tipo de ecosistemas, además del manejo y consumo de animales silvestres; lo cual puede traer consecuencias como las que estamos viviendo.

Es innegable que nuestras sociedades tienen un consumo irracional. Los centros comerciales brotan por todos lados; y curiosamente el 75% de los productos que se ofertan en estos centros comerciales, no son necesarios.

De tal forma que una pandemia como en la que estamos inmersos, nos obliga a dejar de consumir y a recluirnos en nuestras casas, dando por resultado que todas las estructuras sociales comienzan a derrumbarse. Es decir, más que ciudadanos, somos consumidores irracionales, mostrando conductas irreverentes en la selva del asfalto. Esto simplemente es algo que tenemos que pensar, reflexionar y reconsiderar.

Por otro lado, más del 50% de los habitantes, vivimos en ciudades con una alta densidad poblacional y en espacios muy reducidos, donde apenas cabemos. Así que estamos más “cerca” unos de otros; motivo de que somos más propensos y estamos más expuestos al contagio de microorganismos.

Acaso ¿Hemos hecho algo mal los humanos para que la pandemia ocasionada por el coronavirus Covid-19 nos tenga en jaque a nivel mundial, o ésta es sólo y exclusivamente resultado de un proceso natural inevitable?

El recuento de los daños, es que los próximos meses podrían ser aún terribles, prevalecerá la crisis económica y sanitaria, por mas que el gobierno federal se declare triunfalista sobre la emergencia.

Nos damos cuenta que las cicatrices son profundas y aún no hemos terminado de lidiar con semejante persistencia incomprensible, el sol se torna difuso y terroso frente a esta pandemia que rastrilla la vida del ser humano.