/ lunes 8 de febrero de 2021

Elección, Tribunal, Informe y Despedida

Finalmente terminaron las internas en el PAN, el discurso de unidad se centra en señalar que la batalla es contra el populismo y que esa es la causa superior que debe imperar, pero se prescinde de los métodos y parece que se busca más una complicidad.

En las elecciones que se avecinan, la atención del electorado se concentrará principalmente en las candidaturas a Gobernador y en la de alcalde; los candidatos a regidor, síndico o diputado suelen pasar desapercibidos, a menos, de que su personalidad sea lo suficientemente popular y destacada entre la población como para cautivar las miradas de la ciudadanía.

Tomando en cuenta esta dificultad, el PAN anunció que buscaría a los mejores perfiles, con el objetivo de generar una sinergia en los sufragantes, en favor de una plataforma que presentara perfiles frescos, capaces, de intachable trayectoria y lo suficientemente populares como para sumarle votos a Acción Nacional.

Una visión demasiado aristotélica para ser de verdad, porque cuando llegó el momento de elegir, la mesa que debía estudiar a los perfiles que tendrían mayores posibilidades de ganar, muy pronto se olvidó del objetivo y optó por designar a los candidatos en base a los acuerdos y negociaciones de grupos.

Pero no sólo el cumplimiento de compromisos y pactos internos diluyó esta idea de impulsar a los mejores perfiles, pues en estas últimas dos semanas se apareció el fantasma del combate a la corrupción y de la operación Justicia para Chihuahua y aunque se diga que es eso, un fantasma, el efecto que produce una reiterada visita a los Tribunales, no es cosa menor.

Las cosas no parecen mejorar con este fantasma, ya que, aunque se ha especulado bastante sobre sí los datos de prueba con que cuenta la Fiscalía, son lo suficientemente confiables como para derivar en una Vinculación a Proceso y perjudicar irremediablemente las aspiraciones blanquiazules, el daño y la fractura que está generando, tarde que temprano pasará factura.

La tenacidad con la que el Gobernador Javier Corral Jurado, se ha manejado respecto al compromiso que realizó con los chihuahuenses y que consiste en llevar a los saqueadores del Estado ante los Tribunales, no ha dado, hasta el momento, pasos sin huaraches y para pesar suyo, también señala a los compañeros de partido.

Situación que pone en apuros a las filas panistas, porque a pesar de que se votó con una amplia mayoría a la señora María Eugenia, el Gobernador ha reiterado en distintas ocasiones, y así lo hizo en su 4to Informe de Gobierno, que por ninguna razón dará marcha atrás ni se doblegará a las presiones políticas o partidistas que giran en torno de la operación Justicia para Chihuahua.

Javier Corral no la tiene fácil; confió en que la militancia sabría escuchar la voz de justicia y elegiría como candidato a gobernador a quién no se viera ensombrecido por vínculos con el duartismo; creyó que todos los panistas compartían ese deseo de combatir y desraizar los perjudiciales efectos de la corrupción política.

Su posicionamiento determinante se ciñe en derredor de estas palabras pronunciadas durante su informe de gobierno: ‘‘Hemos enfrentado estas circunstancias fincados en nuestra dignidad personal y en la absoluta convicción de que al final, la verdad se impondrá, no será en el corto plazo y menos al calor de las campañas electorales cuando se valore nuestro esfuerzo, la profundidad de los cambios y nuestro legado, pero tampoco tengo duda alguna en que será el tiempo y la historia la que reivindicaran nuestro actuar’’.

Con tono melancólico, entre líneas anunció, que nadie saldrá ileso de esta batalla contra la corrupción, deja claro que esta dispuesto asumir el costo político que esta lucha significa y que probablemente se verá reflejado en las elecciones del próximo 6 de junio.

La administración está llegando a su fin, Acción Nacional preparó sus cartas con el ideal de continuar con un gobierno de oportunidades y de soluciones; se veía como un caballo imparable, pero se atravesó una elección encarnizada, una continua visita al tribunal, un informe sin titubeos y una melancólica despedida que nos hace cuestionarnos: ¿qué pasará con el PAN? y ¿qué pasará con Chihuahua?

Finalmente terminaron las internas en el PAN, el discurso de unidad se centra en señalar que la batalla es contra el populismo y que esa es la causa superior que debe imperar, pero se prescinde de los métodos y parece que se busca más una complicidad.

En las elecciones que se avecinan, la atención del electorado se concentrará principalmente en las candidaturas a Gobernador y en la de alcalde; los candidatos a regidor, síndico o diputado suelen pasar desapercibidos, a menos, de que su personalidad sea lo suficientemente popular y destacada entre la población como para cautivar las miradas de la ciudadanía.

Tomando en cuenta esta dificultad, el PAN anunció que buscaría a los mejores perfiles, con el objetivo de generar una sinergia en los sufragantes, en favor de una plataforma que presentara perfiles frescos, capaces, de intachable trayectoria y lo suficientemente populares como para sumarle votos a Acción Nacional.

Una visión demasiado aristotélica para ser de verdad, porque cuando llegó el momento de elegir, la mesa que debía estudiar a los perfiles que tendrían mayores posibilidades de ganar, muy pronto se olvidó del objetivo y optó por designar a los candidatos en base a los acuerdos y negociaciones de grupos.

Pero no sólo el cumplimiento de compromisos y pactos internos diluyó esta idea de impulsar a los mejores perfiles, pues en estas últimas dos semanas se apareció el fantasma del combate a la corrupción y de la operación Justicia para Chihuahua y aunque se diga que es eso, un fantasma, el efecto que produce una reiterada visita a los Tribunales, no es cosa menor.

Las cosas no parecen mejorar con este fantasma, ya que, aunque se ha especulado bastante sobre sí los datos de prueba con que cuenta la Fiscalía, son lo suficientemente confiables como para derivar en una Vinculación a Proceso y perjudicar irremediablemente las aspiraciones blanquiazules, el daño y la fractura que está generando, tarde que temprano pasará factura.

La tenacidad con la que el Gobernador Javier Corral Jurado, se ha manejado respecto al compromiso que realizó con los chihuahuenses y que consiste en llevar a los saqueadores del Estado ante los Tribunales, no ha dado, hasta el momento, pasos sin huaraches y para pesar suyo, también señala a los compañeros de partido.

Situación que pone en apuros a las filas panistas, porque a pesar de que se votó con una amplia mayoría a la señora María Eugenia, el Gobernador ha reiterado en distintas ocasiones, y así lo hizo en su 4to Informe de Gobierno, que por ninguna razón dará marcha atrás ni se doblegará a las presiones políticas o partidistas que giran en torno de la operación Justicia para Chihuahua.

Javier Corral no la tiene fácil; confió en que la militancia sabría escuchar la voz de justicia y elegiría como candidato a gobernador a quién no se viera ensombrecido por vínculos con el duartismo; creyó que todos los panistas compartían ese deseo de combatir y desraizar los perjudiciales efectos de la corrupción política.

Su posicionamiento determinante se ciñe en derredor de estas palabras pronunciadas durante su informe de gobierno: ‘‘Hemos enfrentado estas circunstancias fincados en nuestra dignidad personal y en la absoluta convicción de que al final, la verdad se impondrá, no será en el corto plazo y menos al calor de las campañas electorales cuando se valore nuestro esfuerzo, la profundidad de los cambios y nuestro legado, pero tampoco tengo duda alguna en que será el tiempo y la historia la que reivindicaran nuestro actuar’’.

Con tono melancólico, entre líneas anunció, que nadie saldrá ileso de esta batalla contra la corrupción, deja claro que esta dispuesto asumir el costo político que esta lucha significa y que probablemente se verá reflejado en las elecciones del próximo 6 de junio.

La administración está llegando a su fin, Acción Nacional preparó sus cartas con el ideal de continuar con un gobierno de oportunidades y de soluciones; se veía como un caballo imparable, pero se atravesó una elección encarnizada, una continua visita al tribunal, un informe sin titubeos y una melancólica despedida que nos hace cuestionarnos: ¿qué pasará con el PAN? y ¿qué pasará con Chihuahua?