/ miércoles 20 de noviembre de 2019

Entre lo importante y lo mediático

El Presidente Andrés Manuel López Obrador es un excelente generador de distractores de la opinión pública; sus expresiones, algunas políticamente incorrectas, se vuelven el tema central de debate y eso permite que los asuntos realmente importantes no permeen en la opinión pública y terminen por olvidarse.

Es muy importante el tema del crecimiento económico, de pronto nos hemos topado con la realidad de que estamos a punto de entrar en un proceso de recesión porque nuestra economía está estancada; es un tema vital porque indica el grado de confianza de la inversión, nos dice de la capacidad para generar empleos y con ello darle a las familias la oportunidad de un salario que les permita vivir con dignidad.

Al no crecer durante dos semestres seguidos y llegar a la creación de apenas 70 mil empleos en el año, lo que se avizora es un serio problema en la economía del país; pero además eso va a repercutir directamente en los programas sociales que financia el propio gobierno; la ecuación es fácil: si no hay empresas y crecimiento económico hay menos impuestos y eso afecta directamente la operación gubernamental.

Pero en lugar de abordar el tema y plantear las soluciones que atañen al gobierno; desde su palestra pública el presidente López Obrador mejor optó por hacer lo que mejor le resulta; esto es, dividir al pueblo de México y clasificar como indígenas y mestizos a los beneficiaros del programa de apoyos para adultos mayores, dejando entre ver que hay ciudadanos de primera y otros de segunda.

La verdad esto es mero distractor, no tiene mayor trascendencia esa observación y “clavarse” en esa discusión no solamente es ocioso también resulta intrascendente, lo que deberíamos discutir a fondo es la estrategia para reactivar la economía, pero al no existir entonces se cambia el tema por uno de escándalo que no afecta.

Otro tema muy importante que nos afecta de manera directa a todos es el de la inseguridad pública; no solamente hablamos de los robos a casa-habitación, vehículos o los asaltos a mano armada; estamos incluyendo los crímenes dolosos de alto impacto, en lo que va de este gobierno, poco más de un año, suman más de 33 mil los asesinatos cifra inédita en otros gobiernos.

La estrategia de seguridad pública, no solamente es inefectiva, porosa y de resultados inexistentes; también es cuestionable en cuanto a la cobertura eficaz de la geografía mexicana.

Sin embargo, en lugar de cuestionar la estrategia de seguridad pública el debate se centra en la manutención del derrocado dictador de Bolivia, Evo Morales; estamos muy ocupados cuestionando el gasto de enviarle un avión para sacarlo de su país; darle casa, vehículos y guaruras para su seguridad y con ello dejamos atrás la fallida captura de Ovidio Guzmán, la muerte de la familia LeBarón Langford en Bavispe, los muertos en Guerrero, Michoacán y el clima de inseguridad pública que se vive en todo México.

En lo que va de este año, el presidente López Obrador ha venido destruyendo la autonomía de algunas instituciones y le ha quitado la independencia a otras; hoy el poder legislativo está sometido totalmente al Ejecutivo, el Judicial se convirtió en sátrapa y todo lo que beneficia a la 4T le da carácter legal; lo anterior derrumbó el sistema de pesos y contrapesos.

A últimas fechas se apropió de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y van por el Instituto Nacional Electoral, es decir todo apunta a la concentración de poder en una sola persona, pero en lugar de estar inmersos en un amplio debate sobre este camino que lleva a la dictadura, nos desviamos a asuntos de menor importancia como las consultas a mano alzada o culpar a los gobiernos del pasado de la situación actual de México.

La agenda setting del presidente López Obrador se ha logrado imponer sobre los temas trascendentales y los entes pensantes de este país, en lugar de acudir al debate sobre lo que realmente es importante y nos va a definir como nación, de pronto se pierden en la banalidad y lo intrascendente.

En este punto, el presidente López Obrador ha resultado un auténtico maestro de la distracción y va ganando en los espacios mediáticos, a pesar de lo que eso le pueda costar en críticas o imagen; lo importante es que está logrando lo que quiere.


Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador es un excelente generador de distractores de la opinión pública; sus expresiones, algunas políticamente incorrectas, se vuelven el tema central de debate y eso permite que los asuntos realmente importantes no permeen en la opinión pública y terminen por olvidarse.

Es muy importante el tema del crecimiento económico, de pronto nos hemos topado con la realidad de que estamos a punto de entrar en un proceso de recesión porque nuestra economía está estancada; es un tema vital porque indica el grado de confianza de la inversión, nos dice de la capacidad para generar empleos y con ello darle a las familias la oportunidad de un salario que les permita vivir con dignidad.

Al no crecer durante dos semestres seguidos y llegar a la creación de apenas 70 mil empleos en el año, lo que se avizora es un serio problema en la economía del país; pero además eso va a repercutir directamente en los programas sociales que financia el propio gobierno; la ecuación es fácil: si no hay empresas y crecimiento económico hay menos impuestos y eso afecta directamente la operación gubernamental.

Pero en lugar de abordar el tema y plantear las soluciones que atañen al gobierno; desde su palestra pública el presidente López Obrador mejor optó por hacer lo que mejor le resulta; esto es, dividir al pueblo de México y clasificar como indígenas y mestizos a los beneficiaros del programa de apoyos para adultos mayores, dejando entre ver que hay ciudadanos de primera y otros de segunda.

La verdad esto es mero distractor, no tiene mayor trascendencia esa observación y “clavarse” en esa discusión no solamente es ocioso también resulta intrascendente, lo que deberíamos discutir a fondo es la estrategia para reactivar la economía, pero al no existir entonces se cambia el tema por uno de escándalo que no afecta.

Otro tema muy importante que nos afecta de manera directa a todos es el de la inseguridad pública; no solamente hablamos de los robos a casa-habitación, vehículos o los asaltos a mano armada; estamos incluyendo los crímenes dolosos de alto impacto, en lo que va de este gobierno, poco más de un año, suman más de 33 mil los asesinatos cifra inédita en otros gobiernos.

La estrategia de seguridad pública, no solamente es inefectiva, porosa y de resultados inexistentes; también es cuestionable en cuanto a la cobertura eficaz de la geografía mexicana.

Sin embargo, en lugar de cuestionar la estrategia de seguridad pública el debate se centra en la manutención del derrocado dictador de Bolivia, Evo Morales; estamos muy ocupados cuestionando el gasto de enviarle un avión para sacarlo de su país; darle casa, vehículos y guaruras para su seguridad y con ello dejamos atrás la fallida captura de Ovidio Guzmán, la muerte de la familia LeBarón Langford en Bavispe, los muertos en Guerrero, Michoacán y el clima de inseguridad pública que se vive en todo México.

En lo que va de este año, el presidente López Obrador ha venido destruyendo la autonomía de algunas instituciones y le ha quitado la independencia a otras; hoy el poder legislativo está sometido totalmente al Ejecutivo, el Judicial se convirtió en sátrapa y todo lo que beneficia a la 4T le da carácter legal; lo anterior derrumbó el sistema de pesos y contrapesos.

A últimas fechas se apropió de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y van por el Instituto Nacional Electoral, es decir todo apunta a la concentración de poder en una sola persona, pero en lugar de estar inmersos en un amplio debate sobre este camino que lleva a la dictadura, nos desviamos a asuntos de menor importancia como las consultas a mano alzada o culpar a los gobiernos del pasado de la situación actual de México.

La agenda setting del presidente López Obrador se ha logrado imponer sobre los temas trascendentales y los entes pensantes de este país, en lugar de acudir al debate sobre lo que realmente es importante y nos va a definir como nación, de pronto se pierden en la banalidad y lo intrascendente.

En este punto, el presidente López Obrador ha resultado un auténtico maestro de la distracción y va ganando en los espacios mediáticos, a pesar de lo que eso le pueda costar en críticas o imagen; lo importante es que está logrando lo que quiere.


Rafael Cano Franco es reportero y conductor de noticias, preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.

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