/ sábado 2 de octubre de 2021

Errar tan natural como vivir

"Si cierras la puerta a las equivocaciones, también la verdad se quedará fuera"

Rabindranath Tagore

En la vida cotidiana cuando realizamos juicios bajo condiciones de incertidumbre, podemos cometer errores, los cuales están sujetos a la ironía, señalamientos y a la crítica de una sociedad cada vez más competitiva, donde el modelo “ganador”, es aquel del individuo astuto, que no reconoce errores y en el caso de que alguno lo roce, es capaz de transferir la “culpa” a alguna circunstancia, al sistema, al país o a otro en forma convincente.

Por tal motivo la equivocación, es una señal que revolotea sobre cualquier ser humano que se encuentre haciendo alguna cosa. Es un fantasma que nos acecha cada día y se hace presente en cada momento, pero al mismo tiempo, es una información valiosa de cómo no funcionan las cosas.

En realidad es un hecho que tiene consecuencias y que es necesario atender para dar una respuesta inmediata.

Sabemos que todos cometemos errores, pero esto no significa que tengamos menos valía como personas.

[…Curiosamente entre más actividades se desarrollan, mayor es la probabilidad de cometer algún error…]

Porque los seres humanos somos así; imperfectos y expuestos a cometer errores en cualquier momento.

Pero lo más interesante es que tenemos la capacidad para reflexionar y analizar, el origen y el porqué de las equivocaciones en las que incurrimos.

Todo ello para evitar no cometer el mismo desatino de equivocarse; ya que en nuestra cultura, los errores son vistos casi siempre como desgracias, pérdidas de tiempo, incapacidad mental o síntoma inequívoco de falta de inteligencia y sentido de adaptación; por lo que “errar no está permitido”.

Por otro lado no admitir los errores, podría ser algo muy común en muchas personas, lo cual refleja prepotencia y en algunas ocasiones vanidad y desprecio hacia los demás, ya que están acostumbrados a ver solo “la paja en el ojo ajeno”.

Errar no es tan negativo como se piensa, significa que se ha tenido el valor de arriesgar y vivir nuevas experiencias. Reconocer aquello que sale mal, nos permite adquirir herramientas para superar distintas dificultades en la vida.

Como sabemos la palabra “error”, del latín <errare> significa fallar o equivocarse.

El término está asociado a un efecto o consecuencia no deseada, de un determinado acto que no es intencional.

El filósofo romano Seneca mencionaba: Errare humanum est, perseverare autem diabolicum, significa que “errar es humano, pero persistir en el error es diabólico”.

También es común que en ocasiones, cuando alguien se topa con quienes no han alcanzado aquello que llamamos “éxito”, puede generar conductas de prepotencia, soberbia, pérdida de sencillez o abusar del poder y pensar que “todo lo sabe”; sin darse cuenta que con esto, solo consigue alejarse de seres queridos, amigos, clientes o a quienes se les brinda un servicio.

El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, mencionaba que “el error es una condición tan importante para el progreso de la vida, como la verdad”, porque “el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro mayor”.

De tal forma que un error es una equivocación que se puede convertir en una reflexión y una oportunidad de aprendizaje, siempre y cuando se haga consciente de la equivocación.

Para algunos especialistas equivocarse curiosamente es sinónimo de salud; ya que el temor a fallar o fracasar, puede conducir a la superación de limitaciones personales y colectivas.

[…La belleza de la equivocación, permite reivindicar a la imperfección; porque si no está preparado para equivocarse, nunca llegará a nada original…]

Recordemos que a veces tomamos decisiones equivocadas, por emociones no controladas que nos podrían conducir a una equivocación.

De ahí que aprender a reconocer, experimentar y cultivar, después de haber cometido un error, es algo personal que nos puede cautivar, sin embargo esto no siempre es visible para todos.

¿Recuerda cuando fue, que tuvo una equivocación cuya consecuencia afectó a un ser querido o a un amigo?

¿Se dio cuenta del error?

Probablemente sí.

La experiencia y el aprendizaje se quedaron en su memoria, para no volver a incurrir en el mismo error dos veces.

Lo más recomendable es no perder la capacidad de asombro, recuerde que si cierra la puerta a una equivocación, también estará cerrando la puerta a la verdad.


"Si cierras la puerta a las equivocaciones, también la verdad se quedará fuera"

Rabindranath Tagore

En la vida cotidiana cuando realizamos juicios bajo condiciones de incertidumbre, podemos cometer errores, los cuales están sujetos a la ironía, señalamientos y a la crítica de una sociedad cada vez más competitiva, donde el modelo “ganador”, es aquel del individuo astuto, que no reconoce errores y en el caso de que alguno lo roce, es capaz de transferir la “culpa” a alguna circunstancia, al sistema, al país o a otro en forma convincente.

Por tal motivo la equivocación, es una señal que revolotea sobre cualquier ser humano que se encuentre haciendo alguna cosa. Es un fantasma que nos acecha cada día y se hace presente en cada momento, pero al mismo tiempo, es una información valiosa de cómo no funcionan las cosas.

En realidad es un hecho que tiene consecuencias y que es necesario atender para dar una respuesta inmediata.

Sabemos que todos cometemos errores, pero esto no significa que tengamos menos valía como personas.

[…Curiosamente entre más actividades se desarrollan, mayor es la probabilidad de cometer algún error…]

Porque los seres humanos somos así; imperfectos y expuestos a cometer errores en cualquier momento.

Pero lo más interesante es que tenemos la capacidad para reflexionar y analizar, el origen y el porqué de las equivocaciones en las que incurrimos.

Todo ello para evitar no cometer el mismo desatino de equivocarse; ya que en nuestra cultura, los errores son vistos casi siempre como desgracias, pérdidas de tiempo, incapacidad mental o síntoma inequívoco de falta de inteligencia y sentido de adaptación; por lo que “errar no está permitido”.

Por otro lado no admitir los errores, podría ser algo muy común en muchas personas, lo cual refleja prepotencia y en algunas ocasiones vanidad y desprecio hacia los demás, ya que están acostumbrados a ver solo “la paja en el ojo ajeno”.

Errar no es tan negativo como se piensa, significa que se ha tenido el valor de arriesgar y vivir nuevas experiencias. Reconocer aquello que sale mal, nos permite adquirir herramientas para superar distintas dificultades en la vida.

Como sabemos la palabra “error”, del latín <errare> significa fallar o equivocarse.

El término está asociado a un efecto o consecuencia no deseada, de un determinado acto que no es intencional.

El filósofo romano Seneca mencionaba: Errare humanum est, perseverare autem diabolicum, significa que “errar es humano, pero persistir en el error es diabólico”.

También es común que en ocasiones, cuando alguien se topa con quienes no han alcanzado aquello que llamamos “éxito”, puede generar conductas de prepotencia, soberbia, pérdida de sencillez o abusar del poder y pensar que “todo lo sabe”; sin darse cuenta que con esto, solo consigue alejarse de seres queridos, amigos, clientes o a quienes se les brinda un servicio.

El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, mencionaba que “el error es una condición tan importante para el progreso de la vida, como la verdad”, porque “el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro mayor”.

De tal forma que un error es una equivocación que se puede convertir en una reflexión y una oportunidad de aprendizaje, siempre y cuando se haga consciente de la equivocación.

Para algunos especialistas equivocarse curiosamente es sinónimo de salud; ya que el temor a fallar o fracasar, puede conducir a la superación de limitaciones personales y colectivas.

[…La belleza de la equivocación, permite reivindicar a la imperfección; porque si no está preparado para equivocarse, nunca llegará a nada original…]

Recordemos que a veces tomamos decisiones equivocadas, por emociones no controladas que nos podrían conducir a una equivocación.

De ahí que aprender a reconocer, experimentar y cultivar, después de haber cometido un error, es algo personal que nos puede cautivar, sin embargo esto no siempre es visible para todos.

¿Recuerda cuando fue, que tuvo una equivocación cuya consecuencia afectó a un ser querido o a un amigo?

¿Se dio cuenta del error?

Probablemente sí.

La experiencia y el aprendizaje se quedaron en su memoria, para no volver a incurrir en el mismo error dos veces.

Lo más recomendable es no perder la capacidad de asombro, recuerde que si cierra la puerta a una equivocación, también estará cerrando la puerta a la verdad.