La rivalidad entre los gasolineros de la frontera, ha elevado de nivel la contienda.
Veamos
Todo comenzó con la instalación de las gasolinerías ARCO, propiedad de la familia De la Vega.
Una sana competencia comercial, pues está en juego el libre mercado donde ARCO tiene dos ventajas:
1. Vende litros de a litro
2. Su gasolina tiene mejor octanaje que la de sus competidores.
El consumidor, de inmediato decide llenar sus tanques de combustible en las nuevas gasolinerías y hace estallar la deflagración que hoy se esgrime, y que aumenta el nivel del conflicto.
De lo meramente mercadotécnico, pasó a lo abiertamente jurídico y luego a lo burdamente político.
La pugna Zaragoza vs. De la Vega, es muy singular. Es el poder económico que maneja los otros círculos de la sociedad para conseguir el monopolio.
Explico porqué.
¿Qué necesidad de plantarse frente la competencia no sólo para ganarle clientes, sino para cocorear al adversario?
¿Qué necesidad de judicializar el incidente y llegar a golpearse con abogados, jueces y ministros de la corte?
¿Qué necesidad de buscar alianzas políticas para desatorar candados en leyes y reglamentos obsoletos, pero vigentes aún?
Pero lo pior...
¿Qué necesidad de usar la 'canica' gorda para defender sus intereses de negocios?
Cómo diría el Buki... ¿Adónde iremos a parar?
¿Hasta dónde llegará el pleito?
A dónde quiera que vaya la gente buscará mejor precio, servicio, litros de a litro y calidad del producto.