/ sábado 29 de agosto de 2020

Intentando regresar a “clases”

Durante estos días el tema más versado en nuestro país, después de los videos, señalamientos por corrupción y enredos políticos, fue el regreso a clases el 24 de agosto, en el que más de 30 millones de estudiantes de educación básica y media superior regresaron a clase.

Los programas educativos por televisión iniciaron en punto de las 8 de la mañana, sin embargo hubo confusión para muchos padres de familia, estudiantes y maestros, en un intento de iniciar las actividades escolares con la “Nueva Normalidad”

Desde luego que la información no fue clara para todos, ya que hubo estudiantes que no alcanzaron los horarios destinados a sus grados correctos, debido a los diferentes horarios que hay en el país, algunos pudieron seguir las clases por computadora, otros por televisión e incluso por radio.

Este será un año escolar atípico, ya que como sabemos niños, niñas y jóvenes no tuvieron que levantarse temprano para recorrer grandes distancias y llegar a su escuela, tampoco hubo largas filas de autos afuera de los planteles escolares.

Los niños pasaron parte de la mañana sentados frente a sus televisores, con los cuadernillos de repaso que son el complemento a los contenidos, de estas primeras semanas del ciclo escolar 2020-2021.

Bajo estas condiciones las redes sociales literalmente cumplieron con su función “social”, de ser una herramienta muy útil, específicamente el WhatsApp, fue el más utilizado donde abundaron las buenas intenciones, con el compromiso de ayudar en su formación a millones de estudiantes.

Sabemos que educar no es nada fácil, es una de las tareas más civilizadas que requiere vocación, estudio, trabajo y disciplina, para transmitir habilidades y conocimientos de un programa académico, pero sobre todo de valores y afecto, que nos dan identidad y sentido de pertenencia.

En su momento Montaigne menciono;

[…El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender…]

Fuego que es necesario orientar, por los grandes retos y desafíos que tiene el país por el gran rezago en materia educativa, por supuesto que debe ser interesante y al mismo tiempo necesario, que todos los sectores se involucren, con el único propósito de tener una rápida recuperación de esta pandemia, que nos puso a prueba a todos, y en su momento cuando las condiciones lo permitan, regresar a la escuela.

Desde luego que la casa no puede sustituir a la escuela, ya que es el lugar donde se construye el futuro y donde todos los alumnos interactúan, aprenden y comprenden cómo funciona la sociedad regulada por normas y reglas, que les permite fortalecer los valores humanos.

Así que es urgente hacer un diagnóstico, para evaluar el impacto que se ha generado por no poder regresar a la escuela; ya que no en todo el país se cuenta con las mismas herramientas, ni la tecnología.

Con este escenario, el resultado es una gran desventaja y desigualdad social en la población, ya que el futuro inmediato podría ser complicado para todos, además se estima que 4 millones de estudiantes han abandonado sus estudios, sin contar que el empobrecimiento cultural de las nuevas generaciones, tendrá graves consecuencias; esto nos obliga a actuar con inteligencia y con un espíritu crítico, debido a los cambios que están sucediendo dentro de un mundo interconectado por la globalización.

Los programas educativos, deben ser integrales y enfocados en resiliencia debido a que aún requerimos hacer un gran esfuerzo, para enfrentar el manejo de las emociones provocadas por la pandemia.

Probablemente hay quienes que ya tuvieron la desafortunada experiencia de perder a un familiar, y en el peor de los casos a su papá, o su mamá. […No podríamos imaginar el dolor y la difícil situación en la que se encuentran…]

La sociedad debe tener confianza y estar muy comprometida, intentando multiplicar el valor de la honestidad, para despojarse de falacias, chantajes y mentiras que tanto daño nos hacen.

La sociedad es dinámica y continúa con un proceso de aprendizaje que no se detiene.

Un aprendizaje que evoluciona y se distingue, en cada ser pensante, por la cualidad de ser único e irrepetible.

Condición que nos permite el intercambio de conocimiento en un lugar y momentos determinados.

[…No es necesario recordar que vivimos momentos críticos, así que es urgente reinventarse, porque sin una buena escuela, no puede haber más que una mala sociedad; y eso no lo podemos permitir…]

Durante estos días el tema más versado en nuestro país, después de los videos, señalamientos por corrupción y enredos políticos, fue el regreso a clases el 24 de agosto, en el que más de 30 millones de estudiantes de educación básica y media superior regresaron a clase.

Los programas educativos por televisión iniciaron en punto de las 8 de la mañana, sin embargo hubo confusión para muchos padres de familia, estudiantes y maestros, en un intento de iniciar las actividades escolares con la “Nueva Normalidad”

Desde luego que la información no fue clara para todos, ya que hubo estudiantes que no alcanzaron los horarios destinados a sus grados correctos, debido a los diferentes horarios que hay en el país, algunos pudieron seguir las clases por computadora, otros por televisión e incluso por radio.

Este será un año escolar atípico, ya que como sabemos niños, niñas y jóvenes no tuvieron que levantarse temprano para recorrer grandes distancias y llegar a su escuela, tampoco hubo largas filas de autos afuera de los planteles escolares.

Los niños pasaron parte de la mañana sentados frente a sus televisores, con los cuadernillos de repaso que son el complemento a los contenidos, de estas primeras semanas del ciclo escolar 2020-2021.

Bajo estas condiciones las redes sociales literalmente cumplieron con su función “social”, de ser una herramienta muy útil, específicamente el WhatsApp, fue el más utilizado donde abundaron las buenas intenciones, con el compromiso de ayudar en su formación a millones de estudiantes.

Sabemos que educar no es nada fácil, es una de las tareas más civilizadas que requiere vocación, estudio, trabajo y disciplina, para transmitir habilidades y conocimientos de un programa académico, pero sobre todo de valores y afecto, que nos dan identidad y sentido de pertenencia.

En su momento Montaigne menciono;

[…El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender…]

Fuego que es necesario orientar, por los grandes retos y desafíos que tiene el país por el gran rezago en materia educativa, por supuesto que debe ser interesante y al mismo tiempo necesario, que todos los sectores se involucren, con el único propósito de tener una rápida recuperación de esta pandemia, que nos puso a prueba a todos, y en su momento cuando las condiciones lo permitan, regresar a la escuela.

Desde luego que la casa no puede sustituir a la escuela, ya que es el lugar donde se construye el futuro y donde todos los alumnos interactúan, aprenden y comprenden cómo funciona la sociedad regulada por normas y reglas, que les permite fortalecer los valores humanos.

Así que es urgente hacer un diagnóstico, para evaluar el impacto que se ha generado por no poder regresar a la escuela; ya que no en todo el país se cuenta con las mismas herramientas, ni la tecnología.

Con este escenario, el resultado es una gran desventaja y desigualdad social en la población, ya que el futuro inmediato podría ser complicado para todos, además se estima que 4 millones de estudiantes han abandonado sus estudios, sin contar que el empobrecimiento cultural de las nuevas generaciones, tendrá graves consecuencias; esto nos obliga a actuar con inteligencia y con un espíritu crítico, debido a los cambios que están sucediendo dentro de un mundo interconectado por la globalización.

Los programas educativos, deben ser integrales y enfocados en resiliencia debido a que aún requerimos hacer un gran esfuerzo, para enfrentar el manejo de las emociones provocadas por la pandemia.

Probablemente hay quienes que ya tuvieron la desafortunada experiencia de perder a un familiar, y en el peor de los casos a su papá, o su mamá. […No podríamos imaginar el dolor y la difícil situación en la que se encuentran…]

La sociedad debe tener confianza y estar muy comprometida, intentando multiplicar el valor de la honestidad, para despojarse de falacias, chantajes y mentiras que tanto daño nos hacen.

La sociedad es dinámica y continúa con un proceso de aprendizaje que no se detiene.

Un aprendizaje que evoluciona y se distingue, en cada ser pensante, por la cualidad de ser único e irrepetible.

Condición que nos permite el intercambio de conocimiento en un lugar y momentos determinados.

[…No es necesario recordar que vivimos momentos críticos, así que es urgente reinventarse, porque sin una buena escuela, no puede haber más que una mala sociedad; y eso no lo podemos permitir…]