/ sábado 23 de enero de 2021

La ética de un mensaje.

La democracia es una condición que sólo se puede mantener si todo ciudadano la defiende Rigoberta Menchu

Sabemos que la política en Estados Unidos, en los últimos cuatro años, no ha sido nada sencilla, lo mismo ha sucedido en muchos otros países, que su política se ha orientado hacia el ejercicio de antivalores, como: la discriminación, el egoísmo, la soberbia, el odio y otros antivalores más.

Reza el refrán que “no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza”, así que el 20 de enero de este 2021, quedara registrado como el día de la democracia para Estados Unidos; una democracia que se ha mostrado frágil y vulnerable, además de pasar grandes pruebas de madurez, por lo que es necesario defenderla con honestidad, venciendo a la mentira y las noticias falsas, que se gestaron a través de las redes.

Desde luego que este día será difícil olvidarlo, por el lenguaje entendible y práctico, que utilizo un hombre sencillo como lo es Joe Biden, en un mensaje al arribar a la presidencia de Estados Unidos.

Un mensaje que era lo que el país y el mundo necesitaban escuchar, de un presidente sin las pretensiones agresivas, ni los arrebatos vociferantes de su antecesor

Joe Biden recibe un país en condiciones complicadas entre; división, enojo, incertidumbre, muerte, enfermedad, contracción, y desánimo.

Pero es notorio que a escasos días de tomar la presidencia, la normalidad está de vuelta en la política estadunidense, a través de un llamado de confianza, la unidad y la tolerancia; de no caer en provocaciones, la agresión y el odio que solo generan caos.

En su mensaje el presidente Biden, reconoce que es necesario escuchar antes de juzgar, a tener tolerancia, ser justos y ejercer la democracia con la mayor civilidad, pero también a empezar de nuevo.

Recordemos que […La democracia es el derecho a gobernar con el consentimiento del pueblo; partiendo de la idea de igualdad política de los ciudadanos, los cuales tienen derecho a participar en el poder y son los verdaderos soberanos…]

No se puede gobernar mirando el pasado, aunque sea tan terrible como la herencia que dejó Trump, hay que repararlo gobernando. “Yo creo en el mañana”, sostuvo Biden y pidió, en temas como la pandemia, dejar la política de lado y actuar en beneficio de todos.

Fue un gran mensaje, que debería resonar en su país y también en otras naciones como la nuestra, donde la verdad está totalmente devaluada, donde los hechos alternativos son una constante y por ende, la polarización y la falta de unidad se convierten en una amenaza cotidiana.

No podemos olvidar la libertad, la autonomía individual, la capacidad crítica y la autocrítica, cuyo ejercicio y significado otorgan a la sociedad; estabilidad y credibilidad.

Por otro lado los reflectores aun iluminaron el último día de Donald Trump, que se autoelogio defendiendo el “asombroso” trabajo de su administración.

Desde luego se sabe que es señalado como un incitador, que enfrenta varias investigaciones criminales, y que todo aquello que tiene su firma o su nombre no sólo daña sino que es tóxico.

Donald Trump se va con el peor nivel de aprobación de su presidencia, además de dar una imagen de poca cortesía y nula educación, porque literalmente huyo de la Casa Blanca, para no estar presente en la toma de posesión de Joe Biden.

Se va después de más de 30 mil mentiras y falsedades documentadas, de usar la Casa Blanca para beneficio de sus negocios y 400 mil muertes por Covid-19, la mayoría evitables, como resultado de su manejo irresponsable de la crisis.

También en su haber, por lo menos existen 26 acusaciones de mujeres por hostigamiento.

Y lo más inhumano, es que deja a más de 500 niños inmigrantes que separó de sus padres, que aún no encuentran a sus familias.

Desde luego también es señalado sobre el asalto al Capitolio.

Pero con toda tranquilidad se declaro ser “víctima” de la peor caza de brujas de la historia.

No podemos dejar de mencionar que sus excesos lo llevaron al fracaso, al pretender una reelección, aunque refirió "he dado todo en el terreno de juego".

Pero el problema no es ese, sino que algunos especialistas advierten que aún no se puede descartar que seguirá presente, ya que se despidió diciendo que: “Apenas hemos empezado nos veremos pronto”.

¿Será cierto?

Recordemos que la pérdida de confianza se da, cuando se incumple con la conducta esperada.

La democracia es una condición que sólo se puede mantener si todo ciudadano la defiende Rigoberta Menchu

Sabemos que la política en Estados Unidos, en los últimos cuatro años, no ha sido nada sencilla, lo mismo ha sucedido en muchos otros países, que su política se ha orientado hacia el ejercicio de antivalores, como: la discriminación, el egoísmo, la soberbia, el odio y otros antivalores más.

Reza el refrán que “no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza”, así que el 20 de enero de este 2021, quedara registrado como el día de la democracia para Estados Unidos; una democracia que se ha mostrado frágil y vulnerable, además de pasar grandes pruebas de madurez, por lo que es necesario defenderla con honestidad, venciendo a la mentira y las noticias falsas, que se gestaron a través de las redes.

Desde luego que este día será difícil olvidarlo, por el lenguaje entendible y práctico, que utilizo un hombre sencillo como lo es Joe Biden, en un mensaje al arribar a la presidencia de Estados Unidos.

Un mensaje que era lo que el país y el mundo necesitaban escuchar, de un presidente sin las pretensiones agresivas, ni los arrebatos vociferantes de su antecesor

Joe Biden recibe un país en condiciones complicadas entre; división, enojo, incertidumbre, muerte, enfermedad, contracción, y desánimo.

Pero es notorio que a escasos días de tomar la presidencia, la normalidad está de vuelta en la política estadunidense, a través de un llamado de confianza, la unidad y la tolerancia; de no caer en provocaciones, la agresión y el odio que solo generan caos.

En su mensaje el presidente Biden, reconoce que es necesario escuchar antes de juzgar, a tener tolerancia, ser justos y ejercer la democracia con la mayor civilidad, pero también a empezar de nuevo.

Recordemos que […La democracia es el derecho a gobernar con el consentimiento del pueblo; partiendo de la idea de igualdad política de los ciudadanos, los cuales tienen derecho a participar en el poder y son los verdaderos soberanos…]

No se puede gobernar mirando el pasado, aunque sea tan terrible como la herencia que dejó Trump, hay que repararlo gobernando. “Yo creo en el mañana”, sostuvo Biden y pidió, en temas como la pandemia, dejar la política de lado y actuar en beneficio de todos.

Fue un gran mensaje, que debería resonar en su país y también en otras naciones como la nuestra, donde la verdad está totalmente devaluada, donde los hechos alternativos son una constante y por ende, la polarización y la falta de unidad se convierten en una amenaza cotidiana.

No podemos olvidar la libertad, la autonomía individual, la capacidad crítica y la autocrítica, cuyo ejercicio y significado otorgan a la sociedad; estabilidad y credibilidad.

Por otro lado los reflectores aun iluminaron el último día de Donald Trump, que se autoelogio defendiendo el “asombroso” trabajo de su administración.

Desde luego se sabe que es señalado como un incitador, que enfrenta varias investigaciones criminales, y que todo aquello que tiene su firma o su nombre no sólo daña sino que es tóxico.

Donald Trump se va con el peor nivel de aprobación de su presidencia, además de dar una imagen de poca cortesía y nula educación, porque literalmente huyo de la Casa Blanca, para no estar presente en la toma de posesión de Joe Biden.

Se va después de más de 30 mil mentiras y falsedades documentadas, de usar la Casa Blanca para beneficio de sus negocios y 400 mil muertes por Covid-19, la mayoría evitables, como resultado de su manejo irresponsable de la crisis.

También en su haber, por lo menos existen 26 acusaciones de mujeres por hostigamiento.

Y lo más inhumano, es que deja a más de 500 niños inmigrantes que separó de sus padres, que aún no encuentran a sus familias.

Desde luego también es señalado sobre el asalto al Capitolio.

Pero con toda tranquilidad se declaro ser “víctima” de la peor caza de brujas de la historia.

No podemos dejar de mencionar que sus excesos lo llevaron al fracaso, al pretender una reelección, aunque refirió "he dado todo en el terreno de juego".

Pero el problema no es ese, sino que algunos especialistas advierten que aún no se puede descartar que seguirá presente, ya que se despidió diciendo que: “Apenas hemos empezado nos veremos pronto”.

¿Será cierto?

Recordemos que la pérdida de confianza se da, cuando se incumple con la conducta esperada.