/ jueves 19 de diciembre de 2019

La transición laboral del T-MEC

McKinsey & Company, ha estimado que del 2016 al 2030, a nivel global, se podrían automatizar alrededor de 400 millones de empleos: 24 millones en Alemania, 23 millones en Estados Unidos, 16 millones en China y 13 millones en México, entre otros países. Lo que no dejaría fuera del mercado laboral a esos millones de personas, sino dejaría fuera a quienes no sean capaces de adaptarse a los nuevos requerimientos de habilidades por parte de las empresas.

Dentro de las proyecciones de McKinsey & Company para el 2016 al 2030, se estima que los empleos que mayor crecimiento tendrán son los que requieren de una alta exigencia creativa, profesionales en diversas áreas tecnológicas, profesores o académicos, directores en áreas ejecutivas y profesionales de la salud. Mientras que entre 75 millones y 375 millones de personas se verán en la necesidad de cambiar de ocupación, o incluso de cambiar hasta de profesión.

Es por eso que más allá de la firma del T-MEC, las condiciones laborales tienen que cambiar en México. Lo correcto sería que no cambiaran por obligación, sino por convicción debido a los empleos que se han perdido y a los empleos que se han ganado como consecuencia de la automatización y digitalización. El problema no es la modernización laboral, sino la transición que se debe hacer hacia la modernización laboral, porque de no hacerlo bien, mucha gente se podría quedar fuera del mercado de trabajo o irse a la informalidad, agravando la situación.

En realidad, se han ganado más empleos de los que se han perdido, lo que pasa es que los empleos que se han ganado han sido en países con mejores condiciones laborales y para una clase trabajadora con mejores habilidades de acuerdo con las necesidades más actuales de los diversos sectores productivos. No solo es necesaria una reforma laboral para facilitar la actividad empresarial, sino también una reforma educativa que permita a los niños que hoy están en primaria y secundaria, integrarse de la mejor manera posible en el mercado laboral del futuro.

La firma del protocolo del T-MEC

El 10 de diciembre se firmó el protocolo modificatorio del T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), que no es el tratado definitivo, pero pese a no serlo, la imagen de la firma es, sin duda, una señal de certidumbre para las empresas con objetivos comerciales dentro del bloque económico de la región que componen los tres países, siendo uno de los bloques económicos más importantes del mundo.

El T-MEC tiene algunas consideraciones importantes en materia laboral que podrían tener un impacto considerable en México, bueno o malo, no se sabe, pero nada va a ser igual que antes debido a las condiciones impuestas por Estados Unidos y Canadá, pero tampoco lo será por el contexto laboral que se esta presentando en todo el mundo.

La imagen de la firma es importante para darle certidumbre a las empresas pues después de las declaraciones que ha hecho Donald Trump, ninguna empresa quería correr riesgos innecesarios. Y tras la recesión económica de México, debido a las decisiones de Andrés Manuel López Obrador, de cara hacia el exterior es importante mostrar apertura, aunque el problema esté en el interior.

McKinsey & Company, ha estimado que del 2016 al 2030, a nivel global, se podrían automatizar alrededor de 400 millones de empleos: 24 millones en Alemania, 23 millones en Estados Unidos, 16 millones en China y 13 millones en México, entre otros países. Lo que no dejaría fuera del mercado laboral a esos millones de personas, sino dejaría fuera a quienes no sean capaces de adaptarse a los nuevos requerimientos de habilidades por parte de las empresas.

Dentro de las proyecciones de McKinsey & Company para el 2016 al 2030, se estima que los empleos que mayor crecimiento tendrán son los que requieren de una alta exigencia creativa, profesionales en diversas áreas tecnológicas, profesores o académicos, directores en áreas ejecutivas y profesionales de la salud. Mientras que entre 75 millones y 375 millones de personas se verán en la necesidad de cambiar de ocupación, o incluso de cambiar hasta de profesión.

Es por eso que más allá de la firma del T-MEC, las condiciones laborales tienen que cambiar en México. Lo correcto sería que no cambiaran por obligación, sino por convicción debido a los empleos que se han perdido y a los empleos que se han ganado como consecuencia de la automatización y digitalización. El problema no es la modernización laboral, sino la transición que se debe hacer hacia la modernización laboral, porque de no hacerlo bien, mucha gente se podría quedar fuera del mercado de trabajo o irse a la informalidad, agravando la situación.

En realidad, se han ganado más empleos de los que se han perdido, lo que pasa es que los empleos que se han ganado han sido en países con mejores condiciones laborales y para una clase trabajadora con mejores habilidades de acuerdo con las necesidades más actuales de los diversos sectores productivos. No solo es necesaria una reforma laboral para facilitar la actividad empresarial, sino también una reforma educativa que permita a los niños que hoy están en primaria y secundaria, integrarse de la mejor manera posible en el mercado laboral del futuro.

La firma del protocolo del T-MEC

El 10 de diciembre se firmó el protocolo modificatorio del T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), que no es el tratado definitivo, pero pese a no serlo, la imagen de la firma es, sin duda, una señal de certidumbre para las empresas con objetivos comerciales dentro del bloque económico de la región que componen los tres países, siendo uno de los bloques económicos más importantes del mundo.

El T-MEC tiene algunas consideraciones importantes en materia laboral que podrían tener un impacto considerable en México, bueno o malo, no se sabe, pero nada va a ser igual que antes debido a las condiciones impuestas por Estados Unidos y Canadá, pero tampoco lo será por el contexto laboral que se esta presentando en todo el mundo.

La imagen de la firma es importante para darle certidumbre a las empresas pues después de las declaraciones que ha hecho Donald Trump, ninguna empresa quería correr riesgos innecesarios. Y tras la recesión económica de México, debido a las decisiones de Andrés Manuel López Obrador, de cara hacia el exterior es importante mostrar apertura, aunque el problema esté en el interior.