/ jueves 1 de abril de 2021

La Universidad Autónoma de Chihuahua y el proceso electoral

La universidad es por antonomasia una institución política, pero no partidista. Esa condición la sitúa en una coyuntura por demás intensa ya que su encargo de universalidad y los marcos regulatorios no le autorizan disponer de recursos públicos para favorecer a determinado partido o a ciertas candidatas o candidatos y al mismo tiempo la universidad debe respetar el derecho de las y los miembros de su comunidad a simpatizar o militar con institutos políticos o encabezar candidaturas. El equilibrio del juego se llama cumplir las reglas y respetar su compromiso ético con la vida democrática.

La Universidad Autónoma de Chihuahua como institución social acreditada para formar profesionistas en todos los campos del saber en estos tiempos electorales se perfila con mayor fuerza como un actor político importante, que juega un papel fundamental en el desarrollo del estado y en el fortalecimiento de su sistema democrático, está obligada ética y políticamente a proponer desde sus avances científicos y desde sus comprensiones de las estructuras sociales, culturales, políticas y económicas, nuevas opciones de desarrollo que contemplen la producción y distribución de riqueza, el pensamiento crítico humanista y ante todo cultura política.

Por supuesto que los matices coyunturales de estos momentos se han debatido con intensidad en la formulación del Modelo Educativo UACH – DS, concluyendo, entre otros resultados, que la Autónoma de Chihuahua debe hacer explícito su rol ético y político del quehacer educativo superior. Lo anterior conlleva por lo menos tres tareas: i. posicionarse como actor político que apuesta por la dimensión pública de su institucionalidad, dialogando con otras instancias para proponer nuevas comprensiones de las necesidades sociales, culturales, económicas; ii. orientar su generación del conocimiento al fortalecimiento del sistema democrático con base en las dimensiones éticas; y iii. considerar como condición sine qua non la formación política para sus procesos educativos, es decir, proponer sistemáticamente alternativas pedagógicas para ciudadanizar a su comunidad.

Luego entonces, el actual proceso electoral es un buen momento para practicar lo debatido. Luis Alberto Fierro Ramírez, Rector de la máxima casa de estudios en el estado se ha pronunciado al respecto. Configurando una decisión histórica y trascendental, ha declarado que entre las responsabilidades de la Universidad Autónoma de Chihuahua no se encuentra la de apoyar a candidata, candidato o partido en específico, por el contrario, la universidad es una casa abierta para el debate de todas las ideas y posturas políticas. Decisión por demás interesante si consideramos que la UACH ha sido formadora de lideresas y líderes públicos de todo tipo, desde gobernadores, presidentes municipales, miembros de los congresos local y federal, directivos sindicales o referentes en las luchas sociales.

En relación a lo expresado por nuestro Rector se abre una oportunidad valiosa para la construcción de ciudadanía, que debe resultar provechosa para quienes influyen en la vida política o para quienes desde sus diversos compromisos quieran involucrarse en las líneas de apertura institucional. Dadas las condiciones electorales, cumplir con el principio de universalidad política debe ser de utilidad para el planteamiento de alternativas de formación, investigación y de innovación educativa válidas para que las campañas electorales reflejen mejora en la calidad del debate, en la sustentabilidad de las propuestas y en el incentivo de la participación del electorado. Por supuesto que una medida de tal calado no ha pasado desapercibida, la crítica siempre ayuda a fortalecer la institución.

Tiempos traen tiempos, bienvenida la decisión de respetar la pluralidad, reconocer la diversidad de ideologías, cumplir las leyes y reglamentos y fortalecer la autonomía universitaria.

La universidad es por antonomasia una institución política, pero no partidista. Esa condición la sitúa en una coyuntura por demás intensa ya que su encargo de universalidad y los marcos regulatorios no le autorizan disponer de recursos públicos para favorecer a determinado partido o a ciertas candidatas o candidatos y al mismo tiempo la universidad debe respetar el derecho de las y los miembros de su comunidad a simpatizar o militar con institutos políticos o encabezar candidaturas. El equilibrio del juego se llama cumplir las reglas y respetar su compromiso ético con la vida democrática.

La Universidad Autónoma de Chihuahua como institución social acreditada para formar profesionistas en todos los campos del saber en estos tiempos electorales se perfila con mayor fuerza como un actor político importante, que juega un papel fundamental en el desarrollo del estado y en el fortalecimiento de su sistema democrático, está obligada ética y políticamente a proponer desde sus avances científicos y desde sus comprensiones de las estructuras sociales, culturales, políticas y económicas, nuevas opciones de desarrollo que contemplen la producción y distribución de riqueza, el pensamiento crítico humanista y ante todo cultura política.

Por supuesto que los matices coyunturales de estos momentos se han debatido con intensidad en la formulación del Modelo Educativo UACH – DS, concluyendo, entre otros resultados, que la Autónoma de Chihuahua debe hacer explícito su rol ético y político del quehacer educativo superior. Lo anterior conlleva por lo menos tres tareas: i. posicionarse como actor político que apuesta por la dimensión pública de su institucionalidad, dialogando con otras instancias para proponer nuevas comprensiones de las necesidades sociales, culturales, económicas; ii. orientar su generación del conocimiento al fortalecimiento del sistema democrático con base en las dimensiones éticas; y iii. considerar como condición sine qua non la formación política para sus procesos educativos, es decir, proponer sistemáticamente alternativas pedagógicas para ciudadanizar a su comunidad.

Luego entonces, el actual proceso electoral es un buen momento para practicar lo debatido. Luis Alberto Fierro Ramírez, Rector de la máxima casa de estudios en el estado se ha pronunciado al respecto. Configurando una decisión histórica y trascendental, ha declarado que entre las responsabilidades de la Universidad Autónoma de Chihuahua no se encuentra la de apoyar a candidata, candidato o partido en específico, por el contrario, la universidad es una casa abierta para el debate de todas las ideas y posturas políticas. Decisión por demás interesante si consideramos que la UACH ha sido formadora de lideresas y líderes públicos de todo tipo, desde gobernadores, presidentes municipales, miembros de los congresos local y federal, directivos sindicales o referentes en las luchas sociales.

En relación a lo expresado por nuestro Rector se abre una oportunidad valiosa para la construcción de ciudadanía, que debe resultar provechosa para quienes influyen en la vida política o para quienes desde sus diversos compromisos quieran involucrarse en las líneas de apertura institucional. Dadas las condiciones electorales, cumplir con el principio de universalidad política debe ser de utilidad para el planteamiento de alternativas de formación, investigación y de innovación educativa válidas para que las campañas electorales reflejen mejora en la calidad del debate, en la sustentabilidad de las propuestas y en el incentivo de la participación del electorado. Por supuesto que una medida de tal calado no ha pasado desapercibida, la crítica siempre ayuda a fortalecer la institución.

Tiempos traen tiempos, bienvenida la decisión de respetar la pluralidad, reconocer la diversidad de ideologías, cumplir las leyes y reglamentos y fortalecer la autonomía universitaria.