/ sábado 22 de mayo de 2021

Lanzan petardos desde Palacio Nacional

Estamos a dos semanas de presenciar la contienda electoral más grande en la historia del país y, también, la que más ha calentado el ámbito político y manchado de sangre la nación. Una triste realidad que resulta imposible de ocultar.

Algunas ocasiones el ataque ha salido desde el mismo Palacio Nacional, donde cada mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece un discurso para desacreditar al adversario y enaltecer a quienes aún lo apoyan. En ocasiones los comentarios ocurren con razón y otras sin ella.

Hay días, en los que el Presidente de la República parece retar al sistema electoral, al hacer comentarios que se encuentran en la delgada línea entre lo permitido y lo prohibido.

La semana pasada el fuego desde el Zócalo se lanzó en contra de los candidatos a la gubernatura de Nuevo León, Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Adrián de la Garza, del PRI. Al primero por el presunto manejo de recursos ilícitos en su campaña y al segundo por repartir tarjetas con la promesa de depositarles dinero en caso de ganar.

El escándalo salpicó a candidatos de todos los partidos, porque prometer dinero a cambio de votos es una estrategia “muy socorrida” entre un pueblo hambriento, desempleado, desesperado por atención y políticos ansiosos de poder.

Esta semana, la confrontación fue directa y específicamente en contra del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, un personaje cuyo desempeño ha sido tan cuestionado, como las acciones del gobierno de la República para detenerlo a él y a su familia.

Como se recordará, Cabeza de Vaca es un político de extracción panista quien se confrontó verbalmente con AMLO, durante una gira presidencial en Matamoros donde ambos reconocieron sus diferencias ideológicas. Y es que días antes del encuentro, el gobernador tamaulipeco se enteró que era investigado por la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera, por delitos graves como delincuencia organizada.

La acusación se formalizó en febrero de este año y la Cámara de Diputados le quitó el fuero y ordenó al Congreso estatal actuar en consecuencia.

Empero, los diputados de Tamaulipas, de mayoría panista, intentaron evitar la destitución de su gobernador, por lo que antes de ser notificados acudieron ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que definiera si procedía o no la decisión del Congreso de la Unión.

CABEZA DE VACA: EL DESAFUERO QUE NO ES

El vació legal permitió mantener la duda sobre el desafuero de García Cabeza de Vaca y fue aprovechado por la Fiscalía General de la República que, de manera extrañamente expedita, obtuvo una orden de aprehensión en contra del gobernador de Tamaulipas.

Según destacados constitucionalistas consultados por Alto Poder, como el ministro en retiro José Ramón Cossío o los destacados abogados Raúl Carrancá y Juan Velázquez, el gobernador de Tamaulipas mantiene su fuero.

Empero, para el presidente López Obrador y funcionarios de su gabinete, como la ministra en retiro y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el mandatario García Cabeza de Vaca ya no cuenta con inmunidad.

Lo cierto es que según el artículo 111 de la Constitución establece:

“Para poder proceder penalmente por delitos federales contra los ejecutivos de las entidades federativas, diputados locales, magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia de las entidades federativas, en su caso los miembros de los Consejos de las Judicaturas Locales, y los miembros de los organismos a los que las Constituciones Locales les otorgue autonomía se seguirá el mismo procedimiento establecido en este artículo, pero en este supuesto, la declaración de procedencia será para el efecto de que se comunique a las Legislaturas Locales, para que en ejercicio de sus atribuciones procedan como corresponda.”

Así de enredada y poco clara está la situación.

EL HARTAZGO POPULAR SE VERÁ EN LAS URNAS

Como era de esperarse, el partido oficialista (Morena) defiende el actuar de la Fiscalía General de la República, mientras que la oposición asegura que se trata de persecución política. Ambos tienen algo de razón.

Lo que resulta lamentable es ver las confrontaciones entre la clase política, cuando deberían estar preocupados en su reelección y, sobre todo, por resolver los problemas que más afectan a los mexicanos: el hambre, la miseria, el desempleo, la falta de estudios, el retraso social y otros graves problemas.

Un ejemplo del bajo nivel democrático en el país se observó el pasado miércoles, cuando los legisladores que conforman la Comisión Permanente, se gritaron de todo, se insultaron, silbaron y ofendieron a más no poder, todo por el desafuero del gobernador Cabeza de Vaca.

El pueblo mexicano se encuentra ante una encrucijada verdaderamente complicada porque, por un lado, aspira un cambio real que al día de hoy no ha llegado y, por el otro, no sabe a dónde dirigir su voto porque tanto izquierda, como centro o derecha tienen el mismo bajo nivel de preparación.

Si bien es cierto que esta será la elección más concurrida en las urnas en la historia reciente, también será la más cuestionada, impugnada y desacreditada debido a la efervescencia que han desatado los demonios politiqueros.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.


manuelmejidot@gmail.com

Estamos a dos semanas de presenciar la contienda electoral más grande en la historia del país y, también, la que más ha calentado el ámbito político y manchado de sangre la nación. Una triste realidad que resulta imposible de ocultar.

Algunas ocasiones el ataque ha salido desde el mismo Palacio Nacional, donde cada mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador ofrece un discurso para desacreditar al adversario y enaltecer a quienes aún lo apoyan. En ocasiones los comentarios ocurren con razón y otras sin ella.

Hay días, en los que el Presidente de la República parece retar al sistema electoral, al hacer comentarios que se encuentran en la delgada línea entre lo permitido y lo prohibido.

La semana pasada el fuego desde el Zócalo se lanzó en contra de los candidatos a la gubernatura de Nuevo León, Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Adrián de la Garza, del PRI. Al primero por el presunto manejo de recursos ilícitos en su campaña y al segundo por repartir tarjetas con la promesa de depositarles dinero en caso de ganar.

El escándalo salpicó a candidatos de todos los partidos, porque prometer dinero a cambio de votos es una estrategia “muy socorrida” entre un pueblo hambriento, desempleado, desesperado por atención y políticos ansiosos de poder.

Esta semana, la confrontación fue directa y específicamente en contra del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, un personaje cuyo desempeño ha sido tan cuestionado, como las acciones del gobierno de la República para detenerlo a él y a su familia.

Como se recordará, Cabeza de Vaca es un político de extracción panista quien se confrontó verbalmente con AMLO, durante una gira presidencial en Matamoros donde ambos reconocieron sus diferencias ideológicas. Y es que días antes del encuentro, el gobernador tamaulipeco se enteró que era investigado por la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera, por delitos graves como delincuencia organizada.

La acusación se formalizó en febrero de este año y la Cámara de Diputados le quitó el fuero y ordenó al Congreso estatal actuar en consecuencia.

Empero, los diputados de Tamaulipas, de mayoría panista, intentaron evitar la destitución de su gobernador, por lo que antes de ser notificados acudieron ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que definiera si procedía o no la decisión del Congreso de la Unión.

CABEZA DE VACA: EL DESAFUERO QUE NO ES

El vació legal permitió mantener la duda sobre el desafuero de García Cabeza de Vaca y fue aprovechado por la Fiscalía General de la República que, de manera extrañamente expedita, obtuvo una orden de aprehensión en contra del gobernador de Tamaulipas.

Según destacados constitucionalistas consultados por Alto Poder, como el ministro en retiro José Ramón Cossío o los destacados abogados Raúl Carrancá y Juan Velázquez, el gobernador de Tamaulipas mantiene su fuero.

Empero, para el presidente López Obrador y funcionarios de su gabinete, como la ministra en retiro y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el mandatario García Cabeza de Vaca ya no cuenta con inmunidad.

Lo cierto es que según el artículo 111 de la Constitución establece:

“Para poder proceder penalmente por delitos federales contra los ejecutivos de las entidades federativas, diputados locales, magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia de las entidades federativas, en su caso los miembros de los Consejos de las Judicaturas Locales, y los miembros de los organismos a los que las Constituciones Locales les otorgue autonomía se seguirá el mismo procedimiento establecido en este artículo, pero en este supuesto, la declaración de procedencia será para el efecto de que se comunique a las Legislaturas Locales, para que en ejercicio de sus atribuciones procedan como corresponda.”

Así de enredada y poco clara está la situación.

EL HARTAZGO POPULAR SE VERÁ EN LAS URNAS

Como era de esperarse, el partido oficialista (Morena) defiende el actuar de la Fiscalía General de la República, mientras que la oposición asegura que se trata de persecución política. Ambos tienen algo de razón.

Lo que resulta lamentable es ver las confrontaciones entre la clase política, cuando deberían estar preocupados en su reelección y, sobre todo, por resolver los problemas que más afectan a los mexicanos: el hambre, la miseria, el desempleo, la falta de estudios, el retraso social y otros graves problemas.

Un ejemplo del bajo nivel democrático en el país se observó el pasado miércoles, cuando los legisladores que conforman la Comisión Permanente, se gritaron de todo, se insultaron, silbaron y ofendieron a más no poder, todo por el desafuero del gobernador Cabeza de Vaca.

El pueblo mexicano se encuentra ante una encrucijada verdaderamente complicada porque, por un lado, aspira un cambio real que al día de hoy no ha llegado y, por el otro, no sabe a dónde dirigir su voto porque tanto izquierda, como centro o derecha tienen el mismo bajo nivel de preparación.

Si bien es cierto que esta será la elección más concurrida en las urnas en la historia reciente, también será la más cuestionada, impugnada y desacreditada debido a la efervescencia que han desatado los demonios politiqueros.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.


manuelmejidot@gmail.com