/ sábado 28 de agosto de 2021

Más preguntas e incertidumbre por el regreso a clases 


El regreso a clases programado para el próximo lunes 30 de agosto, se ha convertido en una verdadera incertidumbre para los padres de familia, que tienen que elegir si envían o no a sus hijos a las aulas.

La decisión se complica, porque por un lado se observa que todos los días se rompen récords de contagios por covid-19, y que muchas de las escuelas a donde acudirán sus hijos, muestran el abandono de meses, y que el único plan que ha mostrado el gobierno federal, tanto para la tercera ola como para el regreso a clases, es que todos los involucrados se deben preparar para regresar a clases de manera presencial.

Además recordemos la polémica en el que se vio envuelto el gobierno federal y la SEP con los padres de familia, por la famosa carta responsiva, que como sabemos sí existió, pero que siempre no, que fue aceptada y posteriormente negada; este hecho dio a conocer el problema de comunicación y el desorden de la autoridad.

Además la carta para muchos se mostraba e inconsistente por solicitar a un padre de familia que cuide a su hijo.

Por otro lado, hay una necesidad urgente de que la infancia retome su normalidad y sus actividades.

Son más de 37 millones de escolares en el país que desean regresar a las aulas.

Por lo que la educación debiera ser una prioridad, que permita unir a la sociedad desgastada y polarizada.

Sabemos que quienes pueden pagar una escuela privada, tendrán acceso y garantía de protocolos de salud de “primera”: con termómetros digitales, gel antibacterial en los accesos, filtros sanitizantes, pupitres adaptados con acrílicos, baños y lava manos funcionales.

Esa desigualdad en materia educativa repercutirá en el futuro de la nación, si tomamos en cuenta que aproximadamente sólo pueden pagar su educación casi 5 millones de estudiantes.

Es decir, 32 millones están inscritos en escuelas públicas, con planteles deteriorados, abandonados, sin servicios de agua, drenaje, carentes de toda tecnología y muchas veces con plantillas incompletas de profesores.

Los padres de familia son los más preocupados y con más preguntas que respuestas.

O más bien muchos nos preguntamos;

¿Cuáles son las acciones y cuántos recursos más se destinarán a la educación pública?

¿Seguirán dando como siempre “manita de gato” a los planteles para tapar grietas, vidrios rotos, pasamanos oxidados, drenaje tapado, cubriendo con plásticos estantes, escritorios y pupitres viejos?

¿La autoridad seguirá creyendo que las computadoras sirven, sin contar que en muchas escuelas no hay internet?

¿Seguirán con la cuota “voluntaria” que no existe ante los ojos de la autoridad, pero que es una realidad y obligación en muchas escuelas de este país?

Sin temor a equivocarse es necesario emprender acciones concretas, que ayudarán a aliviar las desigualdades, de lo contrario crecerán las brechas económica, educativa y digital que existen en nuestro país.

Veremos que el próximo 30 de agosto, es el día anhelado por muchos, pero probablemente seremos testigos, de que esta fecha puede ser caótica para muchos padres de familia, ya que solo algunos y pocos regresaran a las aulas para retomar sus estudios.

Por lo que la pregunta de muchos sigue vigente:

¿Una escuela pública puede aspirar a un retorno así para el próximo lunes?



El regreso a clases programado para el próximo lunes 30 de agosto, se ha convertido en una verdadera incertidumbre para los padres de familia, que tienen que elegir si envían o no a sus hijos a las aulas.

La decisión se complica, porque por un lado se observa que todos los días se rompen récords de contagios por covid-19, y que muchas de las escuelas a donde acudirán sus hijos, muestran el abandono de meses, y que el único plan que ha mostrado el gobierno federal, tanto para la tercera ola como para el regreso a clases, es que todos los involucrados se deben preparar para regresar a clases de manera presencial.

Además recordemos la polémica en el que se vio envuelto el gobierno federal y la SEP con los padres de familia, por la famosa carta responsiva, que como sabemos sí existió, pero que siempre no, que fue aceptada y posteriormente negada; este hecho dio a conocer el problema de comunicación y el desorden de la autoridad.

Además la carta para muchos se mostraba e inconsistente por solicitar a un padre de familia que cuide a su hijo.

Por otro lado, hay una necesidad urgente de que la infancia retome su normalidad y sus actividades.

Son más de 37 millones de escolares en el país que desean regresar a las aulas.

Por lo que la educación debiera ser una prioridad, que permita unir a la sociedad desgastada y polarizada.

Sabemos que quienes pueden pagar una escuela privada, tendrán acceso y garantía de protocolos de salud de “primera”: con termómetros digitales, gel antibacterial en los accesos, filtros sanitizantes, pupitres adaptados con acrílicos, baños y lava manos funcionales.

Esa desigualdad en materia educativa repercutirá en el futuro de la nación, si tomamos en cuenta que aproximadamente sólo pueden pagar su educación casi 5 millones de estudiantes.

Es decir, 32 millones están inscritos en escuelas públicas, con planteles deteriorados, abandonados, sin servicios de agua, drenaje, carentes de toda tecnología y muchas veces con plantillas incompletas de profesores.

Los padres de familia son los más preocupados y con más preguntas que respuestas.

O más bien muchos nos preguntamos;

¿Cuáles son las acciones y cuántos recursos más se destinarán a la educación pública?

¿Seguirán dando como siempre “manita de gato” a los planteles para tapar grietas, vidrios rotos, pasamanos oxidados, drenaje tapado, cubriendo con plásticos estantes, escritorios y pupitres viejos?

¿La autoridad seguirá creyendo que las computadoras sirven, sin contar que en muchas escuelas no hay internet?

¿Seguirán con la cuota “voluntaria” que no existe ante los ojos de la autoridad, pero que es una realidad y obligación en muchas escuelas de este país?

Sin temor a equivocarse es necesario emprender acciones concretas, que ayudarán a aliviar las desigualdades, de lo contrario crecerán las brechas económica, educativa y digital que existen en nuestro país.

Veremos que el próximo 30 de agosto, es el día anhelado por muchos, pero probablemente seremos testigos, de que esta fecha puede ser caótica para muchos padres de familia, ya que solo algunos y pocos regresaran a las aulas para retomar sus estudios.

Por lo que la pregunta de muchos sigue vigente:

¿Una escuela pública puede aspirar a un retorno así para el próximo lunes?