/ lunes 4 de mayo de 2020

México entre la democracia o la dictadura

Existen verdades que duelen, muchas veces no queremos escuchar noticias malas o verdades que no son lo que queremos escuchar.

Por ello es difícil decirle a un gobernante que la esta “regando”. Tal parece ser que en los gobiernos (aplica por igual en cualquier orden o nivel que se encuentren) han olvidado los principios de Nicolás Maquiavelo en la obra cumbre de la ciencia política que ha llevado por buen camino a unos o en la desgracia a quienes por no escuchar los sabios consejos del mismo se precipitan al abismo.

Existe también por parte de los gobernantes la idea que todo lo que hacen está bien. Lo cual debe ser entendido como una señal que sus asesores (tan necesarios hoy) no están haciendo bien su tarea. Es decir, la asesoría política hacia los gobernantes es una práctica ancestral y un buen gobernante debe escoger a sus asesores para gobernar con un sentido social, enfocado en el bien común.

La encuesta de la empresa Consulta Mitofsky en su más reciente evaluación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador mantiene en sus resultados una continua baja en la tasa de aprobación, ha sido una constante el hecho que su gobierno caiga hasta un 49.2% de aprobación después de estar en las nubes en los primeros meses de inicio de su gobierno. Es decir, AMLO cae en las preferencias ciudadanas.

Así, los niveles de aprobación y desaprobación de los gobiernos también son para los equipos de trabajo y en ellos se incluye a los asesores, que son bien remunerados en una tarea que no es técnica ni mecánica, sino que es todo un arte. Un gobernante llámese presidente municipal, gobernador o presidente de la república no pueden darse el lujo de no escuchar el sentido social y la voz del pueblo que se ha convertido en la voz de Dios.

Tal es el caso de análisis que nos ocupa el día de hoy es el pretendido decreto de modificación de la ley de egresos del gobierno federal. Ante la crisis humanitaria y de salud que hoy vivimos por la pandemia del Covid 19, es incuestionable que se hagan ajustes a las finanzas públicas, es inobjetable. La pregunta es ¿Porqué entonces los partidos de oposición se han manifestado en contra de la propuesta? La respuesta es muy simple: la forma es fondo. Las facultades de modificación del presupuesto es únicamente competencia de la cámara de diputados.

¿Cuál es el fondo? Pues que el ejecutivo federal mandó un decreto de modificación del presupuesto de egresos (lógico el decreto por la crisis de la pandemia) pero se olvidó que quienes tienen facultades exclusivas es la cámara de diputados en su artículo 74 fracción IV que textualmente dice; “Aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado por el Ejecutivo Federal”.

En otras palabras, quienes tienen la facultad de modificar el presupuesto son los diputados no los gobernadores, no los presidentes municipales (cuando competan a su ramo) y menos el presidente de la república en el ámbito federal. La razón es muy simple, es una división de poderes contemplada en la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. La división de poderes es un principio rector para impedir que un sólo hombre pueda tener los tres poderes de una república: poder legislativo, poder judicial y poder ejecutivo.

La historia del mundo ha mostrado una y otra vez que cuando un hombre ostenta todo el poder las sociedades pierden libertades, el gobierno se extralimita y se provoca una crisis social que desencadena en una dictadura, totalitarismo o autoritarismo. Cualquier definición indica que la democracia por la que murió tanto ser humano, fracasó en su intento de establecer un orden jurídico de instituciones y libertades.

La lucha en defensa del voto y por la democracia que enarbolaron partidos de izquierda en el sur del país y los de derecha en el norte de México en la década de 1980 parece que tiene hoy en las iniciativas presidenciales un duro golpe, el regreso del partido hegemónico y totalitario. La amenaza de Mario Delgado en contra de diputados es más que evidente: Si se niegan a legislar, después no vengan a llorar. Los ataques a la libertad de expresión, la confrontación con el sector empresarial son señales que no podemos dejar pasar inadvertidas.

En conclusión, no podemos dejar pasar el espíritu de un rey que gobernaba a uno de los planetas que visitó “El principito”. El rey en cuestión buscaba ante todo “que su autoridad fuera respetada. No toleraba la desobediencia. Era un monarca absoluto”. Recuerden gobernantes, la política es el arte del buen gobierno. En ese sentido debe haber diálogo no confrontación para lograr acuerdos.

Existen verdades que duelen, muchas veces no queremos escuchar noticias malas o verdades que no son lo que queremos escuchar.

Por ello es difícil decirle a un gobernante que la esta “regando”. Tal parece ser que en los gobiernos (aplica por igual en cualquier orden o nivel que se encuentren) han olvidado los principios de Nicolás Maquiavelo en la obra cumbre de la ciencia política que ha llevado por buen camino a unos o en la desgracia a quienes por no escuchar los sabios consejos del mismo se precipitan al abismo.

Existe también por parte de los gobernantes la idea que todo lo que hacen está bien. Lo cual debe ser entendido como una señal que sus asesores (tan necesarios hoy) no están haciendo bien su tarea. Es decir, la asesoría política hacia los gobernantes es una práctica ancestral y un buen gobernante debe escoger a sus asesores para gobernar con un sentido social, enfocado en el bien común.

La encuesta de la empresa Consulta Mitofsky en su más reciente evaluación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador mantiene en sus resultados una continua baja en la tasa de aprobación, ha sido una constante el hecho que su gobierno caiga hasta un 49.2% de aprobación después de estar en las nubes en los primeros meses de inicio de su gobierno. Es decir, AMLO cae en las preferencias ciudadanas.

Así, los niveles de aprobación y desaprobación de los gobiernos también son para los equipos de trabajo y en ellos se incluye a los asesores, que son bien remunerados en una tarea que no es técnica ni mecánica, sino que es todo un arte. Un gobernante llámese presidente municipal, gobernador o presidente de la república no pueden darse el lujo de no escuchar el sentido social y la voz del pueblo que se ha convertido en la voz de Dios.

Tal es el caso de análisis que nos ocupa el día de hoy es el pretendido decreto de modificación de la ley de egresos del gobierno federal. Ante la crisis humanitaria y de salud que hoy vivimos por la pandemia del Covid 19, es incuestionable que se hagan ajustes a las finanzas públicas, es inobjetable. La pregunta es ¿Porqué entonces los partidos de oposición se han manifestado en contra de la propuesta? La respuesta es muy simple: la forma es fondo. Las facultades de modificación del presupuesto es únicamente competencia de la cámara de diputados.

¿Cuál es el fondo? Pues que el ejecutivo federal mandó un decreto de modificación del presupuesto de egresos (lógico el decreto por la crisis de la pandemia) pero se olvidó que quienes tienen facultades exclusivas es la cámara de diputados en su artículo 74 fracción IV que textualmente dice; “Aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación, previo examen, discusión y, en su caso, modificación del Proyecto enviado por el Ejecutivo Federal”.

En otras palabras, quienes tienen la facultad de modificar el presupuesto son los diputados no los gobernadores, no los presidentes municipales (cuando competan a su ramo) y menos el presidente de la república en el ámbito federal. La razón es muy simple, es una división de poderes contemplada en la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. La división de poderes es un principio rector para impedir que un sólo hombre pueda tener los tres poderes de una república: poder legislativo, poder judicial y poder ejecutivo.

La historia del mundo ha mostrado una y otra vez que cuando un hombre ostenta todo el poder las sociedades pierden libertades, el gobierno se extralimita y se provoca una crisis social que desencadena en una dictadura, totalitarismo o autoritarismo. Cualquier definición indica que la democracia por la que murió tanto ser humano, fracasó en su intento de establecer un orden jurídico de instituciones y libertades.

La lucha en defensa del voto y por la democracia que enarbolaron partidos de izquierda en el sur del país y los de derecha en el norte de México en la década de 1980 parece que tiene hoy en las iniciativas presidenciales un duro golpe, el regreso del partido hegemónico y totalitario. La amenaza de Mario Delgado en contra de diputados es más que evidente: Si se niegan a legislar, después no vengan a llorar. Los ataques a la libertad de expresión, la confrontación con el sector empresarial son señales que no podemos dejar pasar inadvertidas.

En conclusión, no podemos dejar pasar el espíritu de un rey que gobernaba a uno de los planetas que visitó “El principito”. El rey en cuestión buscaba ante todo “que su autoridad fuera respetada. No toleraba la desobediencia. Era un monarca absoluto”. Recuerden gobernantes, la política es el arte del buen gobierno. En ese sentido debe haber diálogo no confrontación para lograr acuerdos.