/ lunes 6 de diciembre de 2021

No son otros datos

Todos en algún momento hemos visto a personas en situación de calle, y es lamentable que parte de la realidad que se vive, sea la enorme desigualdad social y económica, en la que los niños también se ven afectados, mientras que ellos deberían de estar en la escuela, están en los cruceros y en muchas ocasiones sin ningún acompañante, por lo que su integridad se ve comprometida, y mientras que ellos deberían de estar ejerciendo su derecho a la educación, el cual fue proclamado por la Declaración Universal de Derechos Humanos, se encuentran pidiendo dinero para llevarlo a sus familias.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) dio a conocer hace unos meses cifras que indicaban que del 2018 al 2020, el porcentaje de personas en situación de pobreza aumentó dos puntos porcentuales, al pasar del 41.9% al 43.9%, lo que representa de 51.9 millones de personas a 55.7 millones de personas. Y a pesar de que nuestro presidente diga que cuenta con otros datos, la realidad es que esas cifras se ven reflejadas en la situación que viven millones de mexicanos.

Y aunque quisiera no politizar este tema, es necesario, ya que como he mencionado en anteriores participaciones, la política está presente en todo, pero a pesar de ello, no es momento de buscar culpables, sino llevar a cabo soluciones; porque también es necesario decirlo, el hecho de que la pobreza lamentablemente haya crecido en estos últimos años, no significa que sea un problema reciente, un ejemplo de ello son las estadísticas de la UNICEF en el 2017, donde señalaban en su momento que un tercio de la población mexicana somos representados por niños, niñas y adolescentes, de los cuales 21 millones viven en condiciones de pobreza.

En materia de soluciones, es un hecho de que las políticas públicas deben de estar orientadas a la mejora de calidad de vida de todos los mexicanos, pero específicamente de los 55.7 millones que viven una situación vulnerable se debe de trabajar para que las condiciones mejoren.

Los rubros de salud y educación resultan esenciales para combatir la pobreza, y según indica Rodolfo de la Torre, especialista en desarrollo social, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), si se quisiera incrementar la cantidad de gasto dedicado a salud y educación, los recursos deben provenir de otras áreas, proyectos o de una reforma fiscal sustentable.

El presupuesto para ocho programas prioritarios de Educación Pública, incrementará un 3.2 para el próximo año, de acuerdo a los “PreCriterios 2022”, aunque eso no alcanzará para compensar la inflación, la cual está estimada en un nivel del 5.94% de acuerdo al Banco de México (Banxico), y por si no fuera suficiente, el presupuesto destinado a 10 programas prioritarios de Salud crecerá menos que la inflación, aproximadamente 3.2%, y me parece importante recalcar el panorama ya que es necesario conocerlo, para saber a qué nos enfrentamos.

Sería importante considerar flexibilidad los ingresos, para tratar de modificar esas asignaciones con base a las necesidades de cada entidad o región, para darle mayor prioridad a aquellas zonas más vulnerables, según señala Héctor Magaña, investigador del ITESM.

En ocasiones vemos soluciones “rápidas” porque como ciudadanía queremos de alguna manera colaborar, y nos organizamos en actividades como entrega de despensas, lo cual definitivamente representa una ayuda, pero en algún momento esa despensa se va a acabar, así que considero que para apoyar a solucionar de raíz esta problemática, debe de haber apoyo al desarrollo de programa de emprendimiento en sectores vulnerables a los padres de familia, y en el caso de los niños asegurarse que estén estudiando, ya que esa debería de ser su única obligación.

Concluyo diciendo, que nos es muy fácil hablar desde el privilegio cuando no se está viviendo la situación, es importante empatizar y sumar esfuerzos sin importar nuestra edad, como jóvenes debemos de responsabilizarnos por dejarles un mejor país a las futuras generaciones.

Todos en algún momento hemos visto a personas en situación de calle, y es lamentable que parte de la realidad que se vive, sea la enorme desigualdad social y económica, en la que los niños también se ven afectados, mientras que ellos deberían de estar en la escuela, están en los cruceros y en muchas ocasiones sin ningún acompañante, por lo que su integridad se ve comprometida, y mientras que ellos deberían de estar ejerciendo su derecho a la educación, el cual fue proclamado por la Declaración Universal de Derechos Humanos, se encuentran pidiendo dinero para llevarlo a sus familias.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) dio a conocer hace unos meses cifras que indicaban que del 2018 al 2020, el porcentaje de personas en situación de pobreza aumentó dos puntos porcentuales, al pasar del 41.9% al 43.9%, lo que representa de 51.9 millones de personas a 55.7 millones de personas. Y a pesar de que nuestro presidente diga que cuenta con otros datos, la realidad es que esas cifras se ven reflejadas en la situación que viven millones de mexicanos.

Y aunque quisiera no politizar este tema, es necesario, ya que como he mencionado en anteriores participaciones, la política está presente en todo, pero a pesar de ello, no es momento de buscar culpables, sino llevar a cabo soluciones; porque también es necesario decirlo, el hecho de que la pobreza lamentablemente haya crecido en estos últimos años, no significa que sea un problema reciente, un ejemplo de ello son las estadísticas de la UNICEF en el 2017, donde señalaban en su momento que un tercio de la población mexicana somos representados por niños, niñas y adolescentes, de los cuales 21 millones viven en condiciones de pobreza.

En materia de soluciones, es un hecho de que las políticas públicas deben de estar orientadas a la mejora de calidad de vida de todos los mexicanos, pero específicamente de los 55.7 millones que viven una situación vulnerable se debe de trabajar para que las condiciones mejoren.

Los rubros de salud y educación resultan esenciales para combatir la pobreza, y según indica Rodolfo de la Torre, especialista en desarrollo social, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), si se quisiera incrementar la cantidad de gasto dedicado a salud y educación, los recursos deben provenir de otras áreas, proyectos o de una reforma fiscal sustentable.

El presupuesto para ocho programas prioritarios de Educación Pública, incrementará un 3.2 para el próximo año, de acuerdo a los “PreCriterios 2022”, aunque eso no alcanzará para compensar la inflación, la cual está estimada en un nivel del 5.94% de acuerdo al Banco de México (Banxico), y por si no fuera suficiente, el presupuesto destinado a 10 programas prioritarios de Salud crecerá menos que la inflación, aproximadamente 3.2%, y me parece importante recalcar el panorama ya que es necesario conocerlo, para saber a qué nos enfrentamos.

Sería importante considerar flexibilidad los ingresos, para tratar de modificar esas asignaciones con base a las necesidades de cada entidad o región, para darle mayor prioridad a aquellas zonas más vulnerables, según señala Héctor Magaña, investigador del ITESM.

En ocasiones vemos soluciones “rápidas” porque como ciudadanía queremos de alguna manera colaborar, y nos organizamos en actividades como entrega de despensas, lo cual definitivamente representa una ayuda, pero en algún momento esa despensa se va a acabar, así que considero que para apoyar a solucionar de raíz esta problemática, debe de haber apoyo al desarrollo de programa de emprendimiento en sectores vulnerables a los padres de familia, y en el caso de los niños asegurarse que estén estudiando, ya que esa debería de ser su única obligación.

Concluyo diciendo, que nos es muy fácil hablar desde el privilegio cuando no se está viviendo la situación, es importante empatizar y sumar esfuerzos sin importar nuestra edad, como jóvenes debemos de responsabilizarnos por dejarles un mejor país a las futuras generaciones.