/ sábado 30 de mayo de 2020

¿Nueva normalidad o vivir la realidad?

El domingo 31 de mayo, habrá concluido la jornada de la sana distancia a nivel nacional y se pondrá en marcha la reactivación económica, pero cada entidad federativa tendrá sus propias condiciones, ya que podría ser que el semáforo esté en rojo, o en anaranjado o en amarillo, lo cual significa que habrá restricciones.

Así que no podemos estar ajenos a la realidad de estar viviendo una crisis sanitaria, económica y de seguridad en todo el país.

Las autoridades hacen un llamado de tomar conciencia, ya que no se ha erradicado la pandemia.

Ya que algunas regiones en nuestro país, comenzaran a adaptarse a partir del 1 de junio a la mencionada […Nueva Normalidad…]

Por ello es tan importante que las autoridades nos conduzcan a la dirección correcta, porque mientras no haya una vacuna, el único control que puede hacerse sobre la enfermedad es limitar las posibilidades de contagio y cuidar de nuestra salud.

[...A propósito de salud, es un término que tiene un gran número de significados que podríamos conocer, pero intangible y al mismo tiempo extraño; ya que oculta una realidad que solo se percibe cuando se ha perdido…]

Sin caer en términos filosóficos; […La salud es considerada como un proceso de armonía, movimiento y equilibrio de vida, que permiten la estabilidad y bienestar al ser humano para realizar sus actividades…]

En caso contrario la resistencia de esta armonía provoca un desequilibrio en la salud de una persona.

Desde luego que el covid-19 ha causado un desequilibrio en la salud de la población.

Pero aunque ya se habla de una nueva normalidad; ¿Regresaremos a las mismas actividades sociales y laborales?, después de presenciar un largo periodo de sana distancia, con una actividad laboral afectada por la pérdida de empleos y el cierre de empresas.

Sabemos que no estábamos preparados para enfrentar la pandemia, pese a estar advertidos de que llegaría, todo indica que tampoco estaremos preparados para enfrentar una crisis económica, inseguridad y delincuencia.

¿Quién no recuerda aquella comunidad homogénea, a partir de una falsa equidad y una forzada armonía?

Y me refiero a obras literarias que nos dan a conocer a una sociedad en armonía, que es calificada como utopía, porque se muestra renovada, sana, feliz, en paz e inundada de virtudes.

La nueva normalidad, vendría a ser paternalista, como lo muestra H. G. Wells, quien fue el primero en denunciar ese peligro, tras caer en el cuento del futuro perfecto en «Una utopía moderna» (1905), donde plantea un gobierno mundial para imponer la justicia social y el bienestar.

Antes de Orwell, el checo Karel Capek publicó “La guerra de las salamandras”, en la que denunció la estupidez humana por su desprecio a la libertad y cuya consecuencia era el totalitarismo.

Inventor del término «robot», tomado del checo «robota», que significa «trabajo», curiosamente este término fue vetado por la academia sueca; además de prohibir sus obras en los países comunistas.

¿Y quién no recuerda «Un mundo feliz»?, de Aldous Huxley. En esta obra el autor describe a una sociedad en la que el Gobierno-Estado, desaparece a la naturaleza humana, entre el instinto familiar, el arte, el amor, la religión, la libertad de conciencia y la expresión, a cambio de proporcionar […felicidad y bienestar…]

Esto se consigue a través de la tecnología reproductiva y el control de la emociones, mediante el «soma», término que proviene del griego, y significa «cuerpo», pero también hace referencia a una sustancia alucinógena que en la India se tomaba en las ceremonias religiosas.

La realidad que vivimos frente a la pandemia del coronavirus, nos está dejando una experiencia dolorosa por haber perdido a algún ser querido, lo cual significa que es vital el conocimiento y la capacidad de respuesta de las autoridades sanitarias, pero también de actuar con responsabilidad y hacer lo que nos corresponda.

Al final nos veremos restablecidos de la emergencia sanitaria, para regresar a nuestras actividades, dentro de una sociedad sana y renovada, sin caer en la tentación de vivir un futuro perfecto, dentro de una utopía literaria.

El domingo 31 de mayo, habrá concluido la jornada de la sana distancia a nivel nacional y se pondrá en marcha la reactivación económica, pero cada entidad federativa tendrá sus propias condiciones, ya que podría ser que el semáforo esté en rojo, o en anaranjado o en amarillo, lo cual significa que habrá restricciones.

Así que no podemos estar ajenos a la realidad de estar viviendo una crisis sanitaria, económica y de seguridad en todo el país.

Las autoridades hacen un llamado de tomar conciencia, ya que no se ha erradicado la pandemia.

Ya que algunas regiones en nuestro país, comenzaran a adaptarse a partir del 1 de junio a la mencionada […Nueva Normalidad…]

Por ello es tan importante que las autoridades nos conduzcan a la dirección correcta, porque mientras no haya una vacuna, el único control que puede hacerse sobre la enfermedad es limitar las posibilidades de contagio y cuidar de nuestra salud.

[...A propósito de salud, es un término que tiene un gran número de significados que podríamos conocer, pero intangible y al mismo tiempo extraño; ya que oculta una realidad que solo se percibe cuando se ha perdido…]

Sin caer en términos filosóficos; […La salud es considerada como un proceso de armonía, movimiento y equilibrio de vida, que permiten la estabilidad y bienestar al ser humano para realizar sus actividades…]

En caso contrario la resistencia de esta armonía provoca un desequilibrio en la salud de una persona.

Desde luego que el covid-19 ha causado un desequilibrio en la salud de la población.

Pero aunque ya se habla de una nueva normalidad; ¿Regresaremos a las mismas actividades sociales y laborales?, después de presenciar un largo periodo de sana distancia, con una actividad laboral afectada por la pérdida de empleos y el cierre de empresas.

Sabemos que no estábamos preparados para enfrentar la pandemia, pese a estar advertidos de que llegaría, todo indica que tampoco estaremos preparados para enfrentar una crisis económica, inseguridad y delincuencia.

¿Quién no recuerda aquella comunidad homogénea, a partir de una falsa equidad y una forzada armonía?

Y me refiero a obras literarias que nos dan a conocer a una sociedad en armonía, que es calificada como utopía, porque se muestra renovada, sana, feliz, en paz e inundada de virtudes.

La nueva normalidad, vendría a ser paternalista, como lo muestra H. G. Wells, quien fue el primero en denunciar ese peligro, tras caer en el cuento del futuro perfecto en «Una utopía moderna» (1905), donde plantea un gobierno mundial para imponer la justicia social y el bienestar.

Antes de Orwell, el checo Karel Capek publicó “La guerra de las salamandras”, en la que denunció la estupidez humana por su desprecio a la libertad y cuya consecuencia era el totalitarismo.

Inventor del término «robot», tomado del checo «robota», que significa «trabajo», curiosamente este término fue vetado por la academia sueca; además de prohibir sus obras en los países comunistas.

¿Y quién no recuerda «Un mundo feliz»?, de Aldous Huxley. En esta obra el autor describe a una sociedad en la que el Gobierno-Estado, desaparece a la naturaleza humana, entre el instinto familiar, el arte, el amor, la religión, la libertad de conciencia y la expresión, a cambio de proporcionar […felicidad y bienestar…]

Esto se consigue a través de la tecnología reproductiva y el control de la emociones, mediante el «soma», término que proviene del griego, y significa «cuerpo», pero también hace referencia a una sustancia alucinógena que en la India se tomaba en las ceremonias religiosas.

La realidad que vivimos frente a la pandemia del coronavirus, nos está dejando una experiencia dolorosa por haber perdido a algún ser querido, lo cual significa que es vital el conocimiento y la capacidad de respuesta de las autoridades sanitarias, pero también de actuar con responsabilidad y hacer lo que nos corresponda.

Al final nos veremos restablecidos de la emergencia sanitaria, para regresar a nuestras actividades, dentro de una sociedad sana y renovada, sin caer en la tentación de vivir un futuro perfecto, dentro de una utopía literaria.