/ lunes 23 de noviembre de 2020

Pandemia con incertidumbre

Vivimos en un mundo incierto. Tenemos un cúmulo de sentimientos encontrados, seres que nacen, crecen, se reproducen y finalmente llegan a cumplir con el ciclo de la vida. La pandemia actual nos ha recordado demasiado pronto la fragilidad del ser humano y en el cual los más poderosos podrán sobrevivir. Cuando hacemos mención a los más “poderosos” no nos referimos a quienes tienen más tecnología, más dinero, más poder político y/o religioso sino a los que tienen más defensas en su sistema inmunológico.

La parálisis mundial que enfrenta la humanidad se encuentra en un pequeño virus asesino que pasa de persona a persona, las medidas sanitarias no han podido detener su propagación, sólo la intervención de una vacuna que se aproxima a una posible solución dará esperanzas a la población de sobrevivir a un virus que está diezmando a las familias de todo el mundo.

El papel del gobierno es atender la emergencia sanitaria. Es un rol que está consagrado en la Constitución mexicana, delegado a las dependencias federales y estatales. Los gobiernos municipales colaboran en la atención mínima. Si bien es cierto que la responsabilidad total recae en las autoridades federales, la crisis rebasó por mucho los pronósticos y proyecciones que en el peor de los escenarios quedó como el más mínimo de los daños. Más de 100 mil muertes van a pesar mucho en el corazón de las familias mexicanas, la historia juzgará.

La sociedad debe tomar conciencia social. Las medidas de sana distancia, uso de cubrebocas, lavarse las manos, desinfectar áreas comunes, no ir en grupo a compras del supermercado, así como atender las indicaciones para evitar reuniones masivas, no realizar actividades innecesarias son sólo una parte de lo que de manera individual y colectivamente podemos hacer.

La pandemia tiene en estos momentos una terminación incierta, no sabemos cuándo podremos tener un espacio libre de propagación, ni con exactitud cuánto tiempo más tardará la vacunación masiva. Será un nuevo episodio, una nueva batalla, recordando que estamos en una situación de guerra. En una guerra hay muerte y destrucción, debemos entender que no hay alternativa, atendemos la emergencia con una cuestión de vida o muerte. Las cifras que se reportan por el sector salud indican que existe una alta mortandad en Ciudad Juárez, diariamente en las últimas tres semanas los números no bajan de entre 30 a 50 fallecimientos.

Es tiempo de preparación. Si bien es cierto que hay incertidumbre, también es necesario poner orden en casa. Tenemos que seguir preparándonos, entender que tenemos que cambiar ciertos hábitos, que debe predominar más la razón que el sentimiento, es decir, debemos entender que no podremos vivir como tradicionalmente lo hacíamos. Es tiempo de emprender cambios en nuestras vidas, habrá después de la pandemia una crisis económica, una recesión y en ello debemos empezar a trabajar.

Una buena opción para después de la pandemia es continuar con los estudios, sabemos que hay una gran deserción escolar, las modalidades no convencionales no convencen a muchos estudiantes y a maestros de todos los niveles. Sabemos que de las peores catástrofes debemos sacar algún provecho o enseñanza, por ellos debemos seguir preparando a las generaciones que han nacido en estas circunstancias y prevenir a las que vienen.

Si consideras abrir un negocio, seguramente te preguntas si es buena idea. Te puedo comentar el éxito de las grandes empresas que aplican principios de la administración en los más sencillos comercios y empresas a las más complejas de las organizaciones: calidad, innovación, rapidez e innovación. Estos cuatro principios pueden hacer florecer un negocio que tenga operaciones actualmente o bien abrir una ventana competitiva para quienes aún se encuentran indecisos en abrir o no un nuevo negocio.

Aprender un nuevo oficio, perfeccionarse en el que trabajamos, desarrollar alternativas que ayuden en lo económico (ahorro, reciclaje, reacondicionamiento de ciertos productos) y en la preparación del futuro incierto, son algunas de las opciones que tenemos. Recordemos que estamos en una guerra bacteriológica, con un virus al que tenemos que vencer y ante el cual debemos tener las máximas precauciones. En conclusión estamos en guerra y así debemos comportarnos.

Vivimos en un mundo incierto. Tenemos un cúmulo de sentimientos encontrados, seres que nacen, crecen, se reproducen y finalmente llegan a cumplir con el ciclo de la vida. La pandemia actual nos ha recordado demasiado pronto la fragilidad del ser humano y en el cual los más poderosos podrán sobrevivir. Cuando hacemos mención a los más “poderosos” no nos referimos a quienes tienen más tecnología, más dinero, más poder político y/o religioso sino a los que tienen más defensas en su sistema inmunológico.

La parálisis mundial que enfrenta la humanidad se encuentra en un pequeño virus asesino que pasa de persona a persona, las medidas sanitarias no han podido detener su propagación, sólo la intervención de una vacuna que se aproxima a una posible solución dará esperanzas a la población de sobrevivir a un virus que está diezmando a las familias de todo el mundo.

El papel del gobierno es atender la emergencia sanitaria. Es un rol que está consagrado en la Constitución mexicana, delegado a las dependencias federales y estatales. Los gobiernos municipales colaboran en la atención mínima. Si bien es cierto que la responsabilidad total recae en las autoridades federales, la crisis rebasó por mucho los pronósticos y proyecciones que en el peor de los escenarios quedó como el más mínimo de los daños. Más de 100 mil muertes van a pesar mucho en el corazón de las familias mexicanas, la historia juzgará.

La sociedad debe tomar conciencia social. Las medidas de sana distancia, uso de cubrebocas, lavarse las manos, desinfectar áreas comunes, no ir en grupo a compras del supermercado, así como atender las indicaciones para evitar reuniones masivas, no realizar actividades innecesarias son sólo una parte de lo que de manera individual y colectivamente podemos hacer.

La pandemia tiene en estos momentos una terminación incierta, no sabemos cuándo podremos tener un espacio libre de propagación, ni con exactitud cuánto tiempo más tardará la vacunación masiva. Será un nuevo episodio, una nueva batalla, recordando que estamos en una situación de guerra. En una guerra hay muerte y destrucción, debemos entender que no hay alternativa, atendemos la emergencia con una cuestión de vida o muerte. Las cifras que se reportan por el sector salud indican que existe una alta mortandad en Ciudad Juárez, diariamente en las últimas tres semanas los números no bajan de entre 30 a 50 fallecimientos.

Es tiempo de preparación. Si bien es cierto que hay incertidumbre, también es necesario poner orden en casa. Tenemos que seguir preparándonos, entender que tenemos que cambiar ciertos hábitos, que debe predominar más la razón que el sentimiento, es decir, debemos entender que no podremos vivir como tradicionalmente lo hacíamos. Es tiempo de emprender cambios en nuestras vidas, habrá después de la pandemia una crisis económica, una recesión y en ello debemos empezar a trabajar.

Una buena opción para después de la pandemia es continuar con los estudios, sabemos que hay una gran deserción escolar, las modalidades no convencionales no convencen a muchos estudiantes y a maestros de todos los niveles. Sabemos que de las peores catástrofes debemos sacar algún provecho o enseñanza, por ellos debemos seguir preparando a las generaciones que han nacido en estas circunstancias y prevenir a las que vienen.

Si consideras abrir un negocio, seguramente te preguntas si es buena idea. Te puedo comentar el éxito de las grandes empresas que aplican principios de la administración en los más sencillos comercios y empresas a las más complejas de las organizaciones: calidad, innovación, rapidez e innovación. Estos cuatro principios pueden hacer florecer un negocio que tenga operaciones actualmente o bien abrir una ventana competitiva para quienes aún se encuentran indecisos en abrir o no un nuevo negocio.

Aprender un nuevo oficio, perfeccionarse en el que trabajamos, desarrollar alternativas que ayuden en lo económico (ahorro, reciclaje, reacondicionamiento de ciertos productos) y en la preparación del futuro incierto, son algunas de las opciones que tenemos. Recordemos que estamos en una guerra bacteriológica, con un virus al que tenemos que vencer y ante el cual debemos tener las máximas precauciones. En conclusión estamos en guerra y así debemos comportarnos.