/ sábado 30 de octubre de 2021

Para entender la muerte, es necesario comprender la vida

Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad y temer a la muerte Refrán popular

Sabemos que la vida y la muerte son dos conceptos, que aun cuando son opuestos, no pueden existir uno sin el otro.

El antecedente de la muerte en los grupos prehispánicos de nuestro país, tiene un profundo sentido religioso; y está vinculado con el calendario agrícola, cuando se iniciaba la recolección o la cosecha, con un antecedente de 3 000 años.

Schopenhauer mencionaba que “el animal conoce la muerte tan solo cuando muere; en cambio el hombre se aproxima a su muerte con plena conciencia de ella, en cada hora de su vida”

Así que todos sabemos que tarde o temprano vamos a morir, y sin embargo tenemos una gran dificultad para pensar y hablar de la muerte, por lo que es muy común que se pretenda acallarla e ignorarla.

Sin embargo esto tan solo arroja una verdad, difícil de asimilar e imposible de modificar; […al nacer comenzamos a morir…]

Sabemos que uno vive la vida con la confianza de que nada romperá el despertar del día de hoy, de iniciar la rutina, de preocuparse por las mismas cosas, de aplazar los proyectos, de enojarse por el tráfico, de esperar una mejor oportunidad; hasta que, de un día para otro, desaparece definitivamente la posibilidad de que haya otro día para volver a empezar con nuestras actividades.

Por otro lado, siempre nos enteramos que la gente muere todos los días, una realidad que en ocasiones no queremos ver. Algunos fallecen en el ápice de su vida, otros cuando ni siquiera alcanzan a comprenderla; por lo que también habremos de morir usted y yo.

Pero surge la pregunta:

¿Por qué sufrimos ante la pérdida de un ser querido?

Todos hemos experimentado muchas pérdidas a lo largo de la vida, entre conocidos y amigos; pero la muerte de un ser querido no tiene igual, ya que nos deja un gran vacío y una profunda tristeza.

Por supuesto que provoca muchos cambios en los miembros de la familia. Estos van desde cambios en las rutinas de casa, hasta cambios en las prioridades o en los planes para el futuro.

Así que habituarse a las situaciones de una “nueva vida” puede tomar meses e incluso años.

Por mucho que las personas lo intenten, nadie puede encontrar palabras para hacerle sentir mejor o hacer que desaparezca este dolor.

La muerte simplemente camina entre palabras vivas, con la única certeza de que se hará presente en el momento menos inesperado.

Las tradiciones y costumbres han cambiado, ahora el dolor manifestado de perder a un ser querido, nos conduce a celebraciones religiosas, desde una misa, hasta el recuerdo vivo, con altares inundados de alimentos, bebida, música y color.

El temor a lo desconocido, provoca la sátira que trae como consecuencia, la expresión cultural en el aspecto; literario, pictórico y musical; desde luego, todo esto como resultado de la imaginación y el ingenio del mexicano.

De tal forma que la muerte, es popularmente conocida como: la parca, la calaca, la huesuda, la dientona, la flaca, la chirifusca, la tilíca, la copetona, la pálida, la pelona, la enlutada y muchos otros nombres más, que reflejan un toque picaresco, burlón, filosófico, amigable y familiar.

Es la fiesta, la risa, el pan con azúcar, la flor de cempasúchil; flor amarilla que cubre al mes de noviembre entre veladoras, altares y ofrendas.

Fecha conmemorativa en la que el mexicano expresa su visión del destino final, como algo que se sabe; va a suceder.

El "Día de Muertos", es una celebración que debemos conservar, preservar y multiplicar. Una tradición y al mismo tiempo una expresión cultural, que nos otorga identidad y sentido de pertenencia a todos los mexicanos.

Recordemos que se teme la muerte porque olvidamos que la vida, es una enfermedad mortal, que se contrae al nacer que no tiene curación; más aun sabiendo que la muerte y la vida son transformaciones incesantes.

Pero se olvida, que lo que mantiene vivo a un ser humano, es el afecto, la ternura, la convivencia y los sueños compartidos. Recuerde que aún debe tener tiempo de reorientar sus proyectos de vida y dejar un legado para ascender por la escalera del presente, que nos fortalece del pasado, para fincar el porvenir.

[…Porque más allá del ocaso, la luna de plata, un instante, un despertar entre la vida y la muerte…]


Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad y temer a la muerte Refrán popular

Sabemos que la vida y la muerte son dos conceptos, que aun cuando son opuestos, no pueden existir uno sin el otro.

El antecedente de la muerte en los grupos prehispánicos de nuestro país, tiene un profundo sentido religioso; y está vinculado con el calendario agrícola, cuando se iniciaba la recolección o la cosecha, con un antecedente de 3 000 años.

Schopenhauer mencionaba que “el animal conoce la muerte tan solo cuando muere; en cambio el hombre se aproxima a su muerte con plena conciencia de ella, en cada hora de su vida”

Así que todos sabemos que tarde o temprano vamos a morir, y sin embargo tenemos una gran dificultad para pensar y hablar de la muerte, por lo que es muy común que se pretenda acallarla e ignorarla.

Sin embargo esto tan solo arroja una verdad, difícil de asimilar e imposible de modificar; […al nacer comenzamos a morir…]

Sabemos que uno vive la vida con la confianza de que nada romperá el despertar del día de hoy, de iniciar la rutina, de preocuparse por las mismas cosas, de aplazar los proyectos, de enojarse por el tráfico, de esperar una mejor oportunidad; hasta que, de un día para otro, desaparece definitivamente la posibilidad de que haya otro día para volver a empezar con nuestras actividades.

Por otro lado, siempre nos enteramos que la gente muere todos los días, una realidad que en ocasiones no queremos ver. Algunos fallecen en el ápice de su vida, otros cuando ni siquiera alcanzan a comprenderla; por lo que también habremos de morir usted y yo.

Pero surge la pregunta:

¿Por qué sufrimos ante la pérdida de un ser querido?

Todos hemos experimentado muchas pérdidas a lo largo de la vida, entre conocidos y amigos; pero la muerte de un ser querido no tiene igual, ya que nos deja un gran vacío y una profunda tristeza.

Por supuesto que provoca muchos cambios en los miembros de la familia. Estos van desde cambios en las rutinas de casa, hasta cambios en las prioridades o en los planes para el futuro.

Así que habituarse a las situaciones de una “nueva vida” puede tomar meses e incluso años.

Por mucho que las personas lo intenten, nadie puede encontrar palabras para hacerle sentir mejor o hacer que desaparezca este dolor.

La muerte simplemente camina entre palabras vivas, con la única certeza de que se hará presente en el momento menos inesperado.

Las tradiciones y costumbres han cambiado, ahora el dolor manifestado de perder a un ser querido, nos conduce a celebraciones religiosas, desde una misa, hasta el recuerdo vivo, con altares inundados de alimentos, bebida, música y color.

El temor a lo desconocido, provoca la sátira que trae como consecuencia, la expresión cultural en el aspecto; literario, pictórico y musical; desde luego, todo esto como resultado de la imaginación y el ingenio del mexicano.

De tal forma que la muerte, es popularmente conocida como: la parca, la calaca, la huesuda, la dientona, la flaca, la chirifusca, la tilíca, la copetona, la pálida, la pelona, la enlutada y muchos otros nombres más, que reflejan un toque picaresco, burlón, filosófico, amigable y familiar.

Es la fiesta, la risa, el pan con azúcar, la flor de cempasúchil; flor amarilla que cubre al mes de noviembre entre veladoras, altares y ofrendas.

Fecha conmemorativa en la que el mexicano expresa su visión del destino final, como algo que se sabe; va a suceder.

El "Día de Muertos", es una celebración que debemos conservar, preservar y multiplicar. Una tradición y al mismo tiempo una expresión cultural, que nos otorga identidad y sentido de pertenencia a todos los mexicanos.

Recordemos que se teme la muerte porque olvidamos que la vida, es una enfermedad mortal, que se contrae al nacer que no tiene curación; más aun sabiendo que la muerte y la vida son transformaciones incesantes.

Pero se olvida, que lo que mantiene vivo a un ser humano, es el afecto, la ternura, la convivencia y los sueños compartidos. Recuerde que aún debe tener tiempo de reorientar sus proyectos de vida y dejar un legado para ascender por la escalera del presente, que nos fortalece del pasado, para fincar el porvenir.

[…Porque más allá del ocaso, la luna de plata, un instante, un despertar entre la vida y la muerte…]