/ viernes 16 de agosto de 2024

Prosa poética y sociedad

Sin duda la imaginación y las emociones, nos brindan la certeza de la creatividad, desde que tenemos conciencia y recuerdos de una vida compartida.

De tal forma que, en la poesía, la narrativa, el cuento, la novela y en especial con la prosa, tendremos cubiertas las expectativas como lectores.

En cada una de estas expresiones, existen puntos de encuentro y fusión entre lo narrativo y lo poético.

También es pertinente decir, que no está impedido contar una historia, donde el poema, la prosa, la narrativa, el cuento y la novela, son herramientas para combinar su función.

Es importante mencionar, que un escrito siempre está privilegiando algo: el cuento, una anécdota; el poema, un sentimiento o una imagen; la novela, un entramado de historias; el ensayo, una idea; y eso que está privilegiado, nos lleva a decidir, desde la lectura o la autoría, la intención estética de cualquier texto.

Esto no significa que la narrativa o la prosa, no puedan usar el verso y otros recursos como la metáfora, o que el poema se aleje de la prosa o de los recursos de la narrativa, como el dialogo o la descripción, porque precisamente, eso es lo que está sucediendo, al interior de una prosa poética o de un poema en prosa.

Recordemos que el papel de la poesía en la sociedad, es darnos una visión clara, honda y aguda no sólo de la belleza, sino también de la vida cotidiana, de los problemas sociales y la

forma correcta de enfrentarlos, nos da fortaleza espiritual y amor por la vida, la paz y la justicia.

La poesía sensibiliza a la humanidad y enseña todos estos valores para transformar al mundo en un sitio de armonía y paz social.

Porque sin duda, aparecen sensaciones indefinibles frente a nuestros sentidos; ahí están precisamente frente a nosotros; tal vez: una voz, un sueño, el soplo del viento, una piedra en el cristal que grita un atropello, la herida de un viejo reloj en la penumbra de un conflicto armado, el aullido lejano de un perro con hambre y sed, el dolor a causa de la muerte y la mentira, la calidez en la esperanza, la semilla y la tierra, todos con una claridad y agudeza indefinibles y un significado distinto.

Con toda seguridad ahí están todos estos escenarios, pero “no los vemos” porque posiblemente, hemos dejado de observar y escuchar.

La prosa va más allá del misterio filosófico, porque siempre nos preguntamos ¿A dónde vamos y de dónde venimos?

Por otra parte, el papel de la sociedad en la poesía también es fundamental, por esta razón se debe educar, formar, fortalecer y desarrollar el talento de la niñez, la juventud, pero también es fundamental en las personas de la tercera edad, que presentan inclinación por la poesía.

La poesía es mucho más que ideas, sentimientos, formas, rimas y ritmos, realidades o fantasías. La poesía es una herramienta para humanizar a nuestra población, bajar los niveles de ira y violencia, tener salud mental y multiplicar valores de vida en la sociedad.

Porque si alguien piensa en el tiempo; tal vez descubriremos las siguientes imágenes: “En ocasiones tengo la impresión que apresuras el reloj, para darnos a conocer el sueño profundo de un recién nacido o detienes tu movimiento pendular, frente al último suspiro de alguien que ha dejado de respirar.

Alivias las penas, las culpas y los pecados, pero en otras ocasiones enjugas lágrimas por una tragedia o reconcilias a los mortales por emociones descontroladas.

Predicado sonoro en la historia constante del pasado, verdugo que acechas y dejas huellas lacerantes en el rostro, aquellas que frente al espejo algunos ya no se atreven a mirar, otros podrían mencionar que son muestras de felicidad y experiencia, mientras esto sucede y dilucidan su imagen, una estrella encanece mí cabello.

Crisol de vida y muerte, alegrías y desventuras en esta dualidad al acumular las horas de hoy de siempre. Eres la justa medida, a veces te muestras lúgubre, pero en otras ocasiones eres anhelado cuando transcurre la cuenta de los días en el calendario.

Sin embargo, también eres el más odiado, cuando sucede una desventura que difícilmente podríamos olvidar. Tiempo ligero, invisible e insignificante, ilusión tangible cuando abultas lentamente montañas o sepultas pensamientos, que se convierten en polvo mientras la Tierra gira”.

¿Será cierto?

Sin duda la imaginación y las emociones, nos brindan la certeza de la creatividad, desde que tenemos conciencia y recuerdos de una vida compartida.

De tal forma que, en la poesía, la narrativa, el cuento, la novela y en especial con la prosa, tendremos cubiertas las expectativas como lectores.

En cada una de estas expresiones, existen puntos de encuentro y fusión entre lo narrativo y lo poético.

También es pertinente decir, que no está impedido contar una historia, donde el poema, la prosa, la narrativa, el cuento y la novela, son herramientas para combinar su función.

Es importante mencionar, que un escrito siempre está privilegiando algo: el cuento, una anécdota; el poema, un sentimiento o una imagen; la novela, un entramado de historias; el ensayo, una idea; y eso que está privilegiado, nos lleva a decidir, desde la lectura o la autoría, la intención estética de cualquier texto.

Esto no significa que la narrativa o la prosa, no puedan usar el verso y otros recursos como la metáfora, o que el poema se aleje de la prosa o de los recursos de la narrativa, como el dialogo o la descripción, porque precisamente, eso es lo que está sucediendo, al interior de una prosa poética o de un poema en prosa.

Recordemos que el papel de la poesía en la sociedad, es darnos una visión clara, honda y aguda no sólo de la belleza, sino también de la vida cotidiana, de los problemas sociales y la

forma correcta de enfrentarlos, nos da fortaleza espiritual y amor por la vida, la paz y la justicia.

La poesía sensibiliza a la humanidad y enseña todos estos valores para transformar al mundo en un sitio de armonía y paz social.

Porque sin duda, aparecen sensaciones indefinibles frente a nuestros sentidos; ahí están precisamente frente a nosotros; tal vez: una voz, un sueño, el soplo del viento, una piedra en el cristal que grita un atropello, la herida de un viejo reloj en la penumbra de un conflicto armado, el aullido lejano de un perro con hambre y sed, el dolor a causa de la muerte y la mentira, la calidez en la esperanza, la semilla y la tierra, todos con una claridad y agudeza indefinibles y un significado distinto.

Con toda seguridad ahí están todos estos escenarios, pero “no los vemos” porque posiblemente, hemos dejado de observar y escuchar.

La prosa va más allá del misterio filosófico, porque siempre nos preguntamos ¿A dónde vamos y de dónde venimos?

Por otra parte, el papel de la sociedad en la poesía también es fundamental, por esta razón se debe educar, formar, fortalecer y desarrollar el talento de la niñez, la juventud, pero también es fundamental en las personas de la tercera edad, que presentan inclinación por la poesía.

La poesía es mucho más que ideas, sentimientos, formas, rimas y ritmos, realidades o fantasías. La poesía es una herramienta para humanizar a nuestra población, bajar los niveles de ira y violencia, tener salud mental y multiplicar valores de vida en la sociedad.

Porque si alguien piensa en el tiempo; tal vez descubriremos las siguientes imágenes: “En ocasiones tengo la impresión que apresuras el reloj, para darnos a conocer el sueño profundo de un recién nacido o detienes tu movimiento pendular, frente al último suspiro de alguien que ha dejado de respirar.

Alivias las penas, las culpas y los pecados, pero en otras ocasiones enjugas lágrimas por una tragedia o reconcilias a los mortales por emociones descontroladas.

Predicado sonoro en la historia constante del pasado, verdugo que acechas y dejas huellas lacerantes en el rostro, aquellas que frente al espejo algunos ya no se atreven a mirar, otros podrían mencionar que son muestras de felicidad y experiencia, mientras esto sucede y dilucidan su imagen, una estrella encanece mí cabello.

Crisol de vida y muerte, alegrías y desventuras en esta dualidad al acumular las horas de hoy de siempre. Eres la justa medida, a veces te muestras lúgubre, pero en otras ocasiones eres anhelado cuando transcurre la cuenta de los días en el calendario.

Sin embargo, también eres el más odiado, cuando sucede una desventura que difícilmente podríamos olvidar. Tiempo ligero, invisible e insignificante, ilusión tangible cuando abultas lentamente montañas o sepultas pensamientos, que se convierten en polvo mientras la Tierra gira”.

¿Será cierto?

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¿Y usted tiene discreción?

En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

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