/ sábado 9 de julio de 2022

Relojes sin horarios

Recientemente se ha puesto en duda el beneficio del horario de verano, cuyo antecedente de un cambio de hora fue sugerido por el científico y diplomático estadounidense Benjamín Franklin en el siglo XVIII, pero hasta el siglo XX, el constructor inglés William Willett concibió el horario de verano para que los londinenses supuestamente disfrutaran de más horas de luz diurna.

Fue hasta el 30 de abril de 1916, durante la I Guerra Mundial, que Alemania llevó a la práctica un horario de verano para ahorrar combustible, obvio además se efectuó entre los países aliados y en las zonas ocupadas.

Estados Unidos también hizo un cambio de horario en 1918, bajo el argumento de establecer un eficiente mecanismo de ahorro de energía; posteriormente en los años 70, ya estaba implementado en casi todo el mundo.

Recordemos que la idea era aprovechar la luz del Sol para cuestiones energéticas, sobre todo en Europa y el norte de América, que son regiones muy alejadas del Ecuador y con variaciones importantes respecto a la duración del día en las distintas estaciones.

Ésa fue también la razón, por la que se implementó en México durante el gobierno de Ernesto Zedillo, además de que permitía coordinar los horarios con Estados Unidos y otros países en términos comerciales y de servicios; por supuesto que no fue una razón política, sino que fue una decisión basada en la energía y la economía.

Actualmente menos del 40% de los países del mundo ajustan la hora, aunque más de 140 han aplicado el cambio horario alguna vez en el pasado.

Curiosamente el cambio del horario de invierno al de verano (finales de marzo) altera más los hábitos del sueño, que el de verano al de invierno (finales de octubre), de acuerdo a especialistas son los niños y los adultos mayores quienes más lo resienten.

Desde luego que si no se realizara el cambio de hora, también se va produciendo una variación de las horas de luz a lo largo del año pero, pero esto es gradual debido al movimiento de traslación y la inclinación de la Tierra, que provocan las estaciones del año, así que no tendríamos desajuste.

Respecto a la cuestión del ahorro de energía esto es muy relativo, ya que estamos sujetos a las condiciones geográficas del lugar, donde influye la latitud y por supuesto las condiciones climáticas.

Lo cual significa que el ahorro es mayor en zonas de clima cálido, en caso contrario el ahorro es menor en zonas de clima frío, donde no se puede aprovechar la luz para hacer vida al aire libre.

Interesante saber que en el aspecto energético, con los cambios tecnológicos y el notable mejoramiento de los equipos electrodomésticos en el consumo de energía, el “ahorro” ha ido disminuyendo y con él ha disminuido la eficacia del horario de verano.

Pero también es cierto que a la gente no le gusta el cambio de horario y le cuesta aceptarlo, esto ha generado una aversión de ver el reloj que nos apresura, porque ya se nos hizo tarde o porque no podemos conciliar el sueño en la madrugada y entonces viene la pregunta que mucha gente hace:

¿Dónde está el beneficio de un cambio de horario?

De tal forma que Estados Unidos y la Comunidad Europea, están estudiando cancelar el horario de verano para 2023 o 2024.

No hay duda que modificar una hora en el horario cotidiano, hacia adelante o hacia atrás, puede tener efectos con los ciclos naturales, así como de comportamiento que experimenta el cuerpo cada 24 horas, y que están afectados principalmente por la luz y la oscuridad.

Por otro lado afirmar que el cambio de horario provoca no sólo somnolencia, sino infartos, depresiones, suicidios y otros males, para muchos no deja de ser más que una especulación.

Cualquiera que haya vivido en otro país, sabe que todos nos adaptamos a nuevos horarios y nuevas rutinas.

Lo cierto es que hace más de un siglo se estableció un cambio de horario; pero esto podría tener una modificación y no porque esa norma haya provocado severos daños en la salud del humano, sino por razones sociales y económicas.

Sabemos que al presidente López Obrador nunca le gustó el horario de verano, como tampoco a más del 60% de la población.

Por supuesto que si se elimina el horario de verano el próximo año, es porque la mayoría de la gente lo aprobará y eso definitivamente significará votos y respaldos para el gobierno en turno.

Y con toda seguridad el cambio será básicamente una decisión política, con el firme propósito de ganar adeptos para el 2024.


Recientemente se ha puesto en duda el beneficio del horario de verano, cuyo antecedente de un cambio de hora fue sugerido por el científico y diplomático estadounidense Benjamín Franklin en el siglo XVIII, pero hasta el siglo XX, el constructor inglés William Willett concibió el horario de verano para que los londinenses supuestamente disfrutaran de más horas de luz diurna.

Fue hasta el 30 de abril de 1916, durante la I Guerra Mundial, que Alemania llevó a la práctica un horario de verano para ahorrar combustible, obvio además se efectuó entre los países aliados y en las zonas ocupadas.

Estados Unidos también hizo un cambio de horario en 1918, bajo el argumento de establecer un eficiente mecanismo de ahorro de energía; posteriormente en los años 70, ya estaba implementado en casi todo el mundo.

Recordemos que la idea era aprovechar la luz del Sol para cuestiones energéticas, sobre todo en Europa y el norte de América, que son regiones muy alejadas del Ecuador y con variaciones importantes respecto a la duración del día en las distintas estaciones.

Ésa fue también la razón, por la que se implementó en México durante el gobierno de Ernesto Zedillo, además de que permitía coordinar los horarios con Estados Unidos y otros países en términos comerciales y de servicios; por supuesto que no fue una razón política, sino que fue una decisión basada en la energía y la economía.

Actualmente menos del 40% de los países del mundo ajustan la hora, aunque más de 140 han aplicado el cambio horario alguna vez en el pasado.

Curiosamente el cambio del horario de invierno al de verano (finales de marzo) altera más los hábitos del sueño, que el de verano al de invierno (finales de octubre), de acuerdo a especialistas son los niños y los adultos mayores quienes más lo resienten.

Desde luego que si no se realizara el cambio de hora, también se va produciendo una variación de las horas de luz a lo largo del año pero, pero esto es gradual debido al movimiento de traslación y la inclinación de la Tierra, que provocan las estaciones del año, así que no tendríamos desajuste.

Respecto a la cuestión del ahorro de energía esto es muy relativo, ya que estamos sujetos a las condiciones geográficas del lugar, donde influye la latitud y por supuesto las condiciones climáticas.

Lo cual significa que el ahorro es mayor en zonas de clima cálido, en caso contrario el ahorro es menor en zonas de clima frío, donde no se puede aprovechar la luz para hacer vida al aire libre.

Interesante saber que en el aspecto energético, con los cambios tecnológicos y el notable mejoramiento de los equipos electrodomésticos en el consumo de energía, el “ahorro” ha ido disminuyendo y con él ha disminuido la eficacia del horario de verano.

Pero también es cierto que a la gente no le gusta el cambio de horario y le cuesta aceptarlo, esto ha generado una aversión de ver el reloj que nos apresura, porque ya se nos hizo tarde o porque no podemos conciliar el sueño en la madrugada y entonces viene la pregunta que mucha gente hace:

¿Dónde está el beneficio de un cambio de horario?

De tal forma que Estados Unidos y la Comunidad Europea, están estudiando cancelar el horario de verano para 2023 o 2024.

No hay duda que modificar una hora en el horario cotidiano, hacia adelante o hacia atrás, puede tener efectos con los ciclos naturales, así como de comportamiento que experimenta el cuerpo cada 24 horas, y que están afectados principalmente por la luz y la oscuridad.

Por otro lado afirmar que el cambio de horario provoca no sólo somnolencia, sino infartos, depresiones, suicidios y otros males, para muchos no deja de ser más que una especulación.

Cualquiera que haya vivido en otro país, sabe que todos nos adaptamos a nuevos horarios y nuevas rutinas.

Lo cierto es que hace más de un siglo se estableció un cambio de horario; pero esto podría tener una modificación y no porque esa norma haya provocado severos daños en la salud del humano, sino por razones sociales y económicas.

Sabemos que al presidente López Obrador nunca le gustó el horario de verano, como tampoco a más del 60% de la población.

Por supuesto que si se elimina el horario de verano el próximo año, es porque la mayoría de la gente lo aprobará y eso definitivamente significará votos y respaldos para el gobierno en turno.

Y con toda seguridad el cambio será básicamente una decisión política, con el firme propósito de ganar adeptos para el 2024.