/ lunes 26 de octubre de 2020

Texas, el gigante dormido

Sin duda, las elecciones del 2020 en Estados Unidos serán una prueba del poder del voto entre la comunidad mexicana en lo particular pero también porque representa el poder de los latinos que han tenido ya en sus manos la posibilidad de hacer historia en el destino político de la nación más poderosa del mundo. Las encuestas favorecen en lo general al candidato demócrata Joe Biden sobre el candidato republicano Donald Trump. Sin embargo, la gran encuesta está a días de mostrar quién será el inquilino en la Casa Blanca en los próximos cuatro años.

Texas, el estado sureño de Estados Unidos se convierte en el foco de atención nuevamente a nivel nacional e internacional. ¿Porqué? Son dos condiciones, el ataque racista que años atrás se cometió en contra de la comunidad fronteriza por un joven influido por ideas supremacistas y en el que mató a un número importante de personas de ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. El discurso de odio quedó muy grabado en la comunidad internacional. El otro dato que debe ser observable es que Texas está entre los estados indecisos en las encuestas y se declara un empate técnico entre republicanos y demócratas. La diferencia favorece a Donald Trump por apenas 2 puntos porcentuales de acuerdo al periódico New York Times.

Al parecer, de acuerdo a los datos recolectados, el “gigante dormido” al que se hace referencia al potencial electoral que representan los mexicanos y latinos es porque tienen poca participación electoral en los Estados Unidos y ha empezado a salir a votar en las elecciones de este año bajo un sistema estricto en atención a la pandemia que azota al mundo entero. En cifras, el gigante dormido representa 32 millones de posibles votantes, la gran mayoría de ellos en una proporción de 7 a 3 son identificados con el Partido Demócrata. Los latinos son la primera minoría racial en los Estados Unidos.

El grave problema de representación en las cámaras del Senado y de Representantes de los latinos radica en su baja participación electoral. Es decir, votan menos que los blancos, que la comunidad de color e incluso menos que la comunidad identificada como “asiáticos”. Una alta votación ratificaría una proyección favorable para los demócratas en los estados de Texas, Florida y Nueva York. En estos estados, sólo Texas está en duda si se ratifica o coincide los resultados de las encuestas a favor de los republicanos o si los demócratas logran sacar a los latinos a votar. Aquí cada voto va a contar significativamente en una elección con empate técnico.

En cuanto a los temas de interés de la elección tanto los latinos están igual de preocupados por la situación económica, no hay una diferencia significativa, sin embargo, están más preocupados por el cambio climático que el resto de la población. Inequidad racial y étnica, así como la pandemia son temas que se consideran como más importantes para la comunidad latina. No hay un cambio significativo en el tema del aborto con respecto al resto de los grupos étnicos o no lo consideran un tema central y ocupa el último lugar de temas de interés entre los grupos raciales.

California, Arizona, Nuevo México y Texas tienen en el mapa electoral los indicadores de población más altos de población latina. Estos habitantes tienen en los estados fronterizos un potencial económico y político que no han logrado plasmar en la representación política y de ahí el imperativo que salir a votar y lo hagan por la propia comunidad latina.

Estados Unidos tiene una población estimada en 327 millones de habitantes, de los cuales 233 millones están en condición de poder votar. Los latinos se estiman en casi 60 millones de habitantes y de los cuales casi 30 millones pueden ir a las urnas. En términos simples sólo 1 de cada 4 latinos está en posibilidades de salir a votar. A pesar de ello, el total de votantes latinos representa el 12.76% del electorado estadounidense, una gran rebanada del pastel de lo que se juega el próximo 3 de noviembre en las elecciones presidenciales. Los datos son del 2018 y corresponden al Centro de Investigaciones Pew.

Texas, el “gigante dormido” tiene una población estimada en 28.7 millones, de los cuales pudieran votar 18.5 millones. Los latinos son 11.3 millones de habitantes y con posibilidades de votar son 5.6 millones y representan el 49.50% de los potenciales votantes. Los números hablan y están ahí, quien logre sacar a los latinos y mexicanos a votar podrán tener el mayor de los éxitos en una campaña electoral que se ha caracterizado por una polarización política, tener una elección complicada con el tema del COVID, una pandemia que obligó a cambiar esquemas en los eventos de campaña, con protocolos diferentes en los debates presidenciales, una elección atípica y en donde está en el aire si la comunidad de Texas saldrá o no a votar a menos de una semana del día clave en los Estados Unidos en donde se espera salgan a votar un total de 150 millones de estadounidenses.



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Sin duda, las elecciones del 2020 en Estados Unidos serán una prueba del poder del voto entre la comunidad mexicana en lo particular pero también porque representa el poder de los latinos que han tenido ya en sus manos la posibilidad de hacer historia en el destino político de la nación más poderosa del mundo. Las encuestas favorecen en lo general al candidato demócrata Joe Biden sobre el candidato republicano Donald Trump. Sin embargo, la gran encuesta está a días de mostrar quién será el inquilino en la Casa Blanca en los próximos cuatro años.

Texas, el estado sureño de Estados Unidos se convierte en el foco de atención nuevamente a nivel nacional e internacional. ¿Porqué? Son dos condiciones, el ataque racista que años atrás se cometió en contra de la comunidad fronteriza por un joven influido por ideas supremacistas y en el que mató a un número importante de personas de ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. El discurso de odio quedó muy grabado en la comunidad internacional. El otro dato que debe ser observable es que Texas está entre los estados indecisos en las encuestas y se declara un empate técnico entre republicanos y demócratas. La diferencia favorece a Donald Trump por apenas 2 puntos porcentuales de acuerdo al periódico New York Times.

Al parecer, de acuerdo a los datos recolectados, el “gigante dormido” al que se hace referencia al potencial electoral que representan los mexicanos y latinos es porque tienen poca participación electoral en los Estados Unidos y ha empezado a salir a votar en las elecciones de este año bajo un sistema estricto en atención a la pandemia que azota al mundo entero. En cifras, el gigante dormido representa 32 millones de posibles votantes, la gran mayoría de ellos en una proporción de 7 a 3 son identificados con el Partido Demócrata. Los latinos son la primera minoría racial en los Estados Unidos.

El grave problema de representación en las cámaras del Senado y de Representantes de los latinos radica en su baja participación electoral. Es decir, votan menos que los blancos, que la comunidad de color e incluso menos que la comunidad identificada como “asiáticos”. Una alta votación ratificaría una proyección favorable para los demócratas en los estados de Texas, Florida y Nueva York. En estos estados, sólo Texas está en duda si se ratifica o coincide los resultados de las encuestas a favor de los republicanos o si los demócratas logran sacar a los latinos a votar. Aquí cada voto va a contar significativamente en una elección con empate técnico.

En cuanto a los temas de interés de la elección tanto los latinos están igual de preocupados por la situación económica, no hay una diferencia significativa, sin embargo, están más preocupados por el cambio climático que el resto de la población. Inequidad racial y étnica, así como la pandemia son temas que se consideran como más importantes para la comunidad latina. No hay un cambio significativo en el tema del aborto con respecto al resto de los grupos étnicos o no lo consideran un tema central y ocupa el último lugar de temas de interés entre los grupos raciales.

California, Arizona, Nuevo México y Texas tienen en el mapa electoral los indicadores de población más altos de población latina. Estos habitantes tienen en los estados fronterizos un potencial económico y político que no han logrado plasmar en la representación política y de ahí el imperativo que salir a votar y lo hagan por la propia comunidad latina.

Estados Unidos tiene una población estimada en 327 millones de habitantes, de los cuales 233 millones están en condición de poder votar. Los latinos se estiman en casi 60 millones de habitantes y de los cuales casi 30 millones pueden ir a las urnas. En términos simples sólo 1 de cada 4 latinos está en posibilidades de salir a votar. A pesar de ello, el total de votantes latinos representa el 12.76% del electorado estadounidense, una gran rebanada del pastel de lo que se juega el próximo 3 de noviembre en las elecciones presidenciales. Los datos son del 2018 y corresponden al Centro de Investigaciones Pew.

Texas, el “gigante dormido” tiene una población estimada en 28.7 millones, de los cuales pudieran votar 18.5 millones. Los latinos son 11.3 millones de habitantes y con posibilidades de votar son 5.6 millones y representan el 49.50% de los potenciales votantes. Los números hablan y están ahí, quien logre sacar a los latinos y mexicanos a votar podrán tener el mayor de los éxitos en una campaña electoral que se ha caracterizado por una polarización política, tener una elección complicada con el tema del COVID, una pandemia que obligó a cambiar esquemas en los eventos de campaña, con protocolos diferentes en los debates presidenciales, una elección atípica y en donde está en el aire si la comunidad de Texas saldrá o no a votar a menos de una semana del día clave en los Estados Unidos en donde se espera salgan a votar un total de 150 millones de estadounidenses.



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