/ jueves 26 de noviembre de 2020

Un año de muchos cambios…


Pues les platico estimados lectores que este sábado cumple dos añitos mi hija PauSofi, un motivo que me llena de alegría pues este año tuve la oportunidad de verla caminar y ya hasta correr, dándose sus respectivos tropezones, este año ya anda muy parlanchina y estoy seguro que para el próximo ya nos sorprenderá cantando, pues se la pasa tarareando canciones. Hace un año le estábamos celebrando su primer año de vida rodeados de familia y amigos, en un restaurante de venta de pizza y especializado en la diversión para niñas y niños.

En ese momento ni por la mente nos pasaba que esa realidad se viera truncada por la que ha sido considerada una de las más grandes pandemias en la historia de la humanidad, que se nos orillase a estar resguardados en casa, inclusive alejados de nuestras personas más cercanas por temor a contagiar o a ser contagiados, ese gran abrazo y estrechada de manos vino a ser remplazado por el gel anti bacterial y el lavado constante de manos.

Los propietarios de los negocios y sus clientes tampoco nos imaginábamos lo que este año estamos pasando, tener cerrado en gran medida los comercios, el consumo solo para llevar y la terrible crisis de desempleo que habría junto con la crisis sanitaria; los dueños de los establecimientos cuyo giro es la venta de bebidas alcohólicas han permanecido cerrados en los semáforos rojos que estableció el gobierno, lo que lleva no solo en estos giros sino en muchísimos otros una tasa de despidos que no se había visto; meseros, cocineros, parqueros, músicos, por mencionar algunos ejemplos, sin duda un sustento económico importante en la ciudad, lo que me lleva a la siguiente reflexión, ¿Qué está pasando con estos casos? ¿Realmente se les está ayudando, realmente son tan necesarias medidas tan enérgicas como los mal llamados toques de queda, o mejor dicho medidas de restricción? ¿Qué dicen las cifras oficiales acerca de los contagios y los muy lamentables decesos?

A estas alturas ya todos sabemos del caso de un amigo, familiar o conocido que ha sufrido pérdidas a causa del COVID-19 y está también la otra cara, sabemos de quien o quienes hemos tenido que cerrar fuentes de ingreso por estas medidas y algunos no saben si van a poder regresar a abrir y el personal que labora no sabe si volverá a ese empleo. De la última medida que leí esta semana fue que pueden abrir los restaurantes que tengan terraza, al parecer por ser al aire libre, pero ya los juarenses sabemos los climas de esta fecha, las enfermedades respiratorias propias de la estación y de los cambios bruscos de temperatura. Imagínense estimados lectores ir a un desayuno a las 8 am a una terraza abierta, porque si la cierran con vidrios ya no es terraza, ya es lugar cerrado, ¿o cómo era? En fin que no entendí para nada esta medida y me quede con cara de “WHAT?”

Cito solo el ejemplo de estos negocios pero los casos en la ciudad son decenas de miles de historias que se viven en el día a día, esto sin involucrar a los demás problemas que está dejando esta pandemia tales como la depresión, ansiedad, violencia intrafamiliar, entre otras.

Un año de mucho aprendizaje, que nos invita a la reflexión, atendiendo a la grandiosa bondad del creador que nos da la oportunidad como seres humanos de renovarnos día a día, resulta que se nos presenta la oportunidad de recuperar lo mucho que hemos perdido, de retomarnos como una sociedad más unida, valorar el tiempo que se pasa en familia, valorar el trabajo y hasta el más mínimo detalle que extrañemos y que por muy sencillo que parezca hoy que no lo tenemos se le extraña, por ejemplo ir a caminar a un centro comercial, poder comer dentro de un establecimiento, echarse una nieve sentado en esa nuestra nevería favorita.

Pues ya quiero que sea sábado para poder cantarle las mañanitas a PauSofi y darle un presentito de su película favorita “Frozen” que seguramente le servirá ya que ha iniciado con el arte de la pintura, tanto que tiene todas las paredes de la casa rayadas y que decir de sus libros para colorear. Y también anhelo que pronto pase esto y que volvamos, ya no podemos decir a la normalidad, sino a una nueva normalidad y que esta sea mucho mejor, mientras tanto a seguir toreando al presente.

Quedo a sus órdenes estimado lector y lo invito a seguirme a través de mis redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram @JoobQuintin.


Pues les platico estimados lectores que este sábado cumple dos añitos mi hija PauSofi, un motivo que me llena de alegría pues este año tuve la oportunidad de verla caminar y ya hasta correr, dándose sus respectivos tropezones, este año ya anda muy parlanchina y estoy seguro que para el próximo ya nos sorprenderá cantando, pues se la pasa tarareando canciones. Hace un año le estábamos celebrando su primer año de vida rodeados de familia y amigos, en un restaurante de venta de pizza y especializado en la diversión para niñas y niños.

En ese momento ni por la mente nos pasaba que esa realidad se viera truncada por la que ha sido considerada una de las más grandes pandemias en la historia de la humanidad, que se nos orillase a estar resguardados en casa, inclusive alejados de nuestras personas más cercanas por temor a contagiar o a ser contagiados, ese gran abrazo y estrechada de manos vino a ser remplazado por el gel anti bacterial y el lavado constante de manos.

Los propietarios de los negocios y sus clientes tampoco nos imaginábamos lo que este año estamos pasando, tener cerrado en gran medida los comercios, el consumo solo para llevar y la terrible crisis de desempleo que habría junto con la crisis sanitaria; los dueños de los establecimientos cuyo giro es la venta de bebidas alcohólicas han permanecido cerrados en los semáforos rojos que estableció el gobierno, lo que lleva no solo en estos giros sino en muchísimos otros una tasa de despidos que no se había visto; meseros, cocineros, parqueros, músicos, por mencionar algunos ejemplos, sin duda un sustento económico importante en la ciudad, lo que me lleva a la siguiente reflexión, ¿Qué está pasando con estos casos? ¿Realmente se les está ayudando, realmente son tan necesarias medidas tan enérgicas como los mal llamados toques de queda, o mejor dicho medidas de restricción? ¿Qué dicen las cifras oficiales acerca de los contagios y los muy lamentables decesos?

A estas alturas ya todos sabemos del caso de un amigo, familiar o conocido que ha sufrido pérdidas a causa del COVID-19 y está también la otra cara, sabemos de quien o quienes hemos tenido que cerrar fuentes de ingreso por estas medidas y algunos no saben si van a poder regresar a abrir y el personal que labora no sabe si volverá a ese empleo. De la última medida que leí esta semana fue que pueden abrir los restaurantes que tengan terraza, al parecer por ser al aire libre, pero ya los juarenses sabemos los climas de esta fecha, las enfermedades respiratorias propias de la estación y de los cambios bruscos de temperatura. Imagínense estimados lectores ir a un desayuno a las 8 am a una terraza abierta, porque si la cierran con vidrios ya no es terraza, ya es lugar cerrado, ¿o cómo era? En fin que no entendí para nada esta medida y me quede con cara de “WHAT?”

Cito solo el ejemplo de estos negocios pero los casos en la ciudad son decenas de miles de historias que se viven en el día a día, esto sin involucrar a los demás problemas que está dejando esta pandemia tales como la depresión, ansiedad, violencia intrafamiliar, entre otras.

Un año de mucho aprendizaje, que nos invita a la reflexión, atendiendo a la grandiosa bondad del creador que nos da la oportunidad como seres humanos de renovarnos día a día, resulta que se nos presenta la oportunidad de recuperar lo mucho que hemos perdido, de retomarnos como una sociedad más unida, valorar el tiempo que se pasa en familia, valorar el trabajo y hasta el más mínimo detalle que extrañemos y que por muy sencillo que parezca hoy que no lo tenemos se le extraña, por ejemplo ir a caminar a un centro comercial, poder comer dentro de un establecimiento, echarse una nieve sentado en esa nuestra nevería favorita.

Pues ya quiero que sea sábado para poder cantarle las mañanitas a PauSofi y darle un presentito de su película favorita “Frozen” que seguramente le servirá ya que ha iniciado con el arte de la pintura, tanto que tiene todas las paredes de la casa rayadas y que decir de sus libros para colorear. Y también anhelo que pronto pase esto y que volvamos, ya no podemos decir a la normalidad, sino a una nueva normalidad y que esta sea mucho mejor, mientras tanto a seguir toreando al presente.

Quedo a sus órdenes estimado lector y lo invito a seguirme a través de mis redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram @JoobQuintin.