/ miércoles 3 de junio de 2020

Un gobernador que no ve, ni escucha

Javier Corral ha sido un gobernador que no ve, ni escucha. En el ocaso de una administración desastrosa, sin rumbo, se colocó una careta democratizadora que no le queda y pretende imponer un sistema de elecciones primarias, violentando la Constitución y pasando por encima de la libertad que gozan los partidos políticos para designar a sus candidatos a puestos de elección popular.

La pretensión es por naturaleza inconstitucional y Javier Corral sabe que los tribunales jurisdiccionales lo validarán.

La desesperación y soberbia le han ganado, ni las voces en contra que ha generado su propio Partido, diversos actores políticos y estudiosos del tema quiere escuchar.

El gobernador de Chihuahua está dispuesto a jugársela sometiendo a sus diputados aliados -de Acción Nacional y otros- al precio que sea necesario con tal de ganar una primera batalla, pero no la guerra, contra la legalidad y el respeto a las instituciones que lastimosamente ha emprendido Javier Corral.

Coincido con los diversos sectores políticos y sociales en que la vida democrática de Chihuahua debe cambiar y estar a la altura de los tiempos actuales, porque simplemente no podemos jugar con las mismas reglas electorales de 2016 y 2018.

Con ese propósito he compartido aquí la agenda legislativa del PRI en materia electoral, con el eterno pero infructuoso llamado al gobernador para que convoque a las fuerzas políticas a una gran mesa de diálogo y acuerdo político, en el mejor sentido de la expresión, que beneficie a los chihuahuenses.

Los principales temas que hemos puesto sobre la mesa de discusión son: gobiernos de coalición, segunda vuelta en la elección de gobernador, candidaturas comunes, reducción de prerrogativas a Partidos Políticos en año no electoral, así como reducir de cinco a tres el número de magistrados en el Tribunal Estatal Electoral.

Pero el gobernador no ve, ni escucha.

Su prioridad es violar la ley en lugar de resolver el desastre financiero de la administración estatal y atender con eficacia la crisis económica por el COVID-19.

Las finanzas estatales están colapsadas: la deuda pública crece, viola la ley nacional de Disciplina Financiera, pide préstamos cortos para pagar la nómina, debe miles de millones de pesos a proveedores y ni qué decir sobre el déficit fiscal que dejará su fallido gobierno.

Pero eso sí, culpar al pasado sigue siendo la peor de sus excusas.

Estamos inmersos en una crisis económica por el COVID-19 y no se ve por ningún lado el apoyo a los sectores más vulnerables.

Estos son los asuntos que deben marcar la prioridad en la agenda del gobernador y no el tema electoral.

A casi un año de las elecciones, Javier Corral está obsesionado en inmiscuirse en la vida interna de los partidos políticos para imponer sus intereses personales.

Que no venga a “vendernos espejitos”, eso no merece Chihuahua.

*Omar Bazán Flores. Licenciado en Derecho, diputado local y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI a partir de julio de 2017.

Empresario, dos veces diputado federal, dirigente juvenil, así como de la CNOP y fundación Colosio en el estado de Chihuahua.

Javier Corral ha sido un gobernador que no ve, ni escucha. En el ocaso de una administración desastrosa, sin rumbo, se colocó una careta democratizadora que no le queda y pretende imponer un sistema de elecciones primarias, violentando la Constitución y pasando por encima de la libertad que gozan los partidos políticos para designar a sus candidatos a puestos de elección popular.

La pretensión es por naturaleza inconstitucional y Javier Corral sabe que los tribunales jurisdiccionales lo validarán.

La desesperación y soberbia le han ganado, ni las voces en contra que ha generado su propio Partido, diversos actores políticos y estudiosos del tema quiere escuchar.

El gobernador de Chihuahua está dispuesto a jugársela sometiendo a sus diputados aliados -de Acción Nacional y otros- al precio que sea necesario con tal de ganar una primera batalla, pero no la guerra, contra la legalidad y el respeto a las instituciones que lastimosamente ha emprendido Javier Corral.

Coincido con los diversos sectores políticos y sociales en que la vida democrática de Chihuahua debe cambiar y estar a la altura de los tiempos actuales, porque simplemente no podemos jugar con las mismas reglas electorales de 2016 y 2018.

Con ese propósito he compartido aquí la agenda legislativa del PRI en materia electoral, con el eterno pero infructuoso llamado al gobernador para que convoque a las fuerzas políticas a una gran mesa de diálogo y acuerdo político, en el mejor sentido de la expresión, que beneficie a los chihuahuenses.

Los principales temas que hemos puesto sobre la mesa de discusión son: gobiernos de coalición, segunda vuelta en la elección de gobernador, candidaturas comunes, reducción de prerrogativas a Partidos Políticos en año no electoral, así como reducir de cinco a tres el número de magistrados en el Tribunal Estatal Electoral.

Pero el gobernador no ve, ni escucha.

Su prioridad es violar la ley en lugar de resolver el desastre financiero de la administración estatal y atender con eficacia la crisis económica por el COVID-19.

Las finanzas estatales están colapsadas: la deuda pública crece, viola la ley nacional de Disciplina Financiera, pide préstamos cortos para pagar la nómina, debe miles de millones de pesos a proveedores y ni qué decir sobre el déficit fiscal que dejará su fallido gobierno.

Pero eso sí, culpar al pasado sigue siendo la peor de sus excusas.

Estamos inmersos en una crisis económica por el COVID-19 y no se ve por ningún lado el apoyo a los sectores más vulnerables.

Estos son los asuntos que deben marcar la prioridad en la agenda del gobernador y no el tema electoral.

A casi un año de las elecciones, Javier Corral está obsesionado en inmiscuirse en la vida interna de los partidos políticos para imponer sus intereses personales.

Que no venga a “vendernos espejitos”, eso no merece Chihuahua.

*Omar Bazán Flores. Licenciado en Derecho, diputado local y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI a partir de julio de 2017.

Empresario, dos veces diputado federal, dirigente juvenil, así como de la CNOP y fundación Colosio en el estado de Chihuahua.