/ miércoles 15 de julio de 2020

Una estrategia que mata. ¿Quién pagará por ello?

Cifras oficiales revelaron hace unos días que Chihuahua ocupa el tercer lugar nacional de letalidad por Covid-19 y, por si fuera poco, que México ya es el cuarto mundial en contagios, superando a países como Italia y España.

En el estado están muriendo 20 de cada 100 personas infectadas y esto es consecuencia de la negligencia del gobernador Javier Corral como responsable de la estrategia para controlar la expansión de la pandemia en Chihuahua.

Son fallecimientos que no debieron ocurrir.

Desde marzo insistí no sólo en la dotación de insumos y equipo de protección para el valiente personal del Sector Salud que arriesga todos los días su vida por salvar la de los demás.

También en la necesidad básica de contar con pruebas de Covid-19 suficientes para su aplicación masiva en hospitales y zonas de riesgo.

Pero esto no ha ocurrido. La estrategia es correctiva, nunca ha sido preventiva y aquí están las funestas consecuencias.

A diferencia de otras naciones que sí se prepararon para la pandemia tanto en el aspecto de salud como en el económico, México sufre las consecuencias de diversas y muy graves omisiones.

Esta semana pedí al gobernador Corral que adquiera al menos un millón de pruebas para su aplicación en hospitales y en zonas de alta incidencia como Ciudad Juárez, Chihuahua, Delicias, Parral, Meoqui, Nuevo Casas Grandes, Ojinaga, Guachochi y Bocoyna, municipios que encabezan el número de contagios a nivel estatal.

Incluso, meses atrás, propuse que el estado pagara el costo de los exámenes que se practican en hospitales privados y cuyo monto supera los tres mil pesos, pero el silencio fue la respuesta.

¿Alguien sabe a ciencia cierta cuántos exámenes se han aplicado y cuáles son los resultados? Un servidor tampoco.

Lo que está ocurriendo en México y en Chihuahua se llama crimen de estado, un genocidio.

Regresar al semáforo rojo será letal para la economía chihuahuense, eso lo sabe el gobierno del estado que, como gran respuesta a la crisis económica, puso en marcha un plan de emergencia con recursos que rebasaron los tres mil millones de pesos, que no se ven por ningún lado.

También el gobierno estatal ha sido omiso al planteamiento del PRI para que, por amor a Dios, pida a la Federación declare a Ciudad Juárez zona de emergencia para que pueda acceder a recursos extraordinarios del Fondo de Desastres Naturales.

El estado de Texas acaba de extender la declaración de desastre por Covid-19, lo que implica el apoyo federal, ¿por qué en Chihuahua no?

Estamos en la etapa más crítica tanto de salud como económica y el gobierno del estado debe corregir el rumbo y actuar rápido.

Se han relajado medidas de prevención como el uso obligatorio de cubrebocas y la sana distancia en el transporte urbano, sólo por mencionar dos aspectos de vital importancia.

El esfuerzo del personal de Salud merece el reconocimiento de todos los chihuahuenses, el problema es la tardía y nula estrategia de contención por parte del gobernador Javier Corral.

La crisis de salud y económica se agudiza en el territorio estatal y no vemos la capacidad y voluntad de los gobiernos federal y estatal para reorientar las estrategias y mucho menos convocar a una gran alianza ciudadana para salir del mal momento que pasamos.


*Omar Bazán Flores. Licenciado en Derecho, diputado local y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI a partir de julio de 2017.

Empresario, dos veces diputado federal, dirigente juvenil, así como de la CNOP y fundación Colosio en el estado de Chihuahua.

Cifras oficiales revelaron hace unos días que Chihuahua ocupa el tercer lugar nacional de letalidad por Covid-19 y, por si fuera poco, que México ya es el cuarto mundial en contagios, superando a países como Italia y España.

En el estado están muriendo 20 de cada 100 personas infectadas y esto es consecuencia de la negligencia del gobernador Javier Corral como responsable de la estrategia para controlar la expansión de la pandemia en Chihuahua.

Son fallecimientos que no debieron ocurrir.

Desde marzo insistí no sólo en la dotación de insumos y equipo de protección para el valiente personal del Sector Salud que arriesga todos los días su vida por salvar la de los demás.

También en la necesidad básica de contar con pruebas de Covid-19 suficientes para su aplicación masiva en hospitales y zonas de riesgo.

Pero esto no ha ocurrido. La estrategia es correctiva, nunca ha sido preventiva y aquí están las funestas consecuencias.

A diferencia de otras naciones que sí se prepararon para la pandemia tanto en el aspecto de salud como en el económico, México sufre las consecuencias de diversas y muy graves omisiones.

Esta semana pedí al gobernador Corral que adquiera al menos un millón de pruebas para su aplicación en hospitales y en zonas de alta incidencia como Ciudad Juárez, Chihuahua, Delicias, Parral, Meoqui, Nuevo Casas Grandes, Ojinaga, Guachochi y Bocoyna, municipios que encabezan el número de contagios a nivel estatal.

Incluso, meses atrás, propuse que el estado pagara el costo de los exámenes que se practican en hospitales privados y cuyo monto supera los tres mil pesos, pero el silencio fue la respuesta.

¿Alguien sabe a ciencia cierta cuántos exámenes se han aplicado y cuáles son los resultados? Un servidor tampoco.

Lo que está ocurriendo en México y en Chihuahua se llama crimen de estado, un genocidio.

Regresar al semáforo rojo será letal para la economía chihuahuense, eso lo sabe el gobierno del estado que, como gran respuesta a la crisis económica, puso en marcha un plan de emergencia con recursos que rebasaron los tres mil millones de pesos, que no se ven por ningún lado.

También el gobierno estatal ha sido omiso al planteamiento del PRI para que, por amor a Dios, pida a la Federación declare a Ciudad Juárez zona de emergencia para que pueda acceder a recursos extraordinarios del Fondo de Desastres Naturales.

El estado de Texas acaba de extender la declaración de desastre por Covid-19, lo que implica el apoyo federal, ¿por qué en Chihuahua no?

Estamos en la etapa más crítica tanto de salud como económica y el gobierno del estado debe corregir el rumbo y actuar rápido.

Se han relajado medidas de prevención como el uso obligatorio de cubrebocas y la sana distancia en el transporte urbano, sólo por mencionar dos aspectos de vital importancia.

El esfuerzo del personal de Salud merece el reconocimiento de todos los chihuahuenses, el problema es la tardía y nula estrategia de contención por parte del gobernador Javier Corral.

La crisis de salud y económica se agudiza en el territorio estatal y no vemos la capacidad y voluntad de los gobiernos federal y estatal para reorientar las estrategias y mucho menos convocar a una gran alianza ciudadana para salir del mal momento que pasamos.


*Omar Bazán Flores. Licenciado en Derecho, diputado local y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI a partir de julio de 2017.

Empresario, dos veces diputado federal, dirigente juvenil, así como de la CNOP y fundación Colosio en el estado de Chihuahua.