/ viernes 31 de enero de 2020

Y hablando de…

EL GRAN ROBO

La semana pasada hablábamos de los problemas generados en el sistema de salud por la decisión del gobierno federal de modificar el esquema para prestar tan importante servicio a los mexicanos, creando el INSABI y desapareciendo el Seguro Popular. La intención es buena, no se pone a duda: brindar atención médica gratuita a todos los mexicanos sin mayor trámite; es la implementación lo que está fallando.

El Seguro Popular no era la panacea, sin embargo, ha sido mejor calificado por sus usuarios que las otras opciones públicas que existen, al menos eso han demostrado las encuestas que en la ciudad realiza la organización Así estamos Juárez. De hecho, no fueron pocos quienes estando inscritos en el IMSS se registraron en este sistema con la finalidad de obtener mejor atención y lograr que les surtieran sus recetas.

Surtir las recetas es otro de los grandes retos. En la semana Carlos Loret mostró un documento oficial dirigido por la Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda, dirigido a la Directora de Administración del IMSS en el que en resumen le dice que no hay medicinas, y que no habrá por lo menos hasta marzo, que mientras le haga cómo pueda.

Ya hablamos antes del ánimo centralista que va distinguiendo la actual administración, ese es el origen de buena parte del problema: bajo el argumento de que existió mucha corrupción en la compra de medicamentos, que hubo quien coludido con las grandes farmacéuticas estaba haciendo el negocio de su vida, que a mayor cantidad de compra se obtendría mejor precio, etc.; se decidió consolidar el proceso de adquisición, siendo la Secretaría de Hacienda la única compradora en el país. Ahora que el barco hace agua ya no hallan cómo hacerle.

¿Qué tan grave es el problema? Grave.

Según datos internos del propio IMSS, tan sólo en nuestra ciudad el quince por ciento de las recetas no son cubiertas. Vale recordar que hace unos años, en 2016, el instituto llegó a cubrir el noventa y siete por ciento de las mismas, lo que quiere decir que el problema se ha quintuplicado, si antes afectaba a una persona, hoy afecta a cinco. E insisto, no tiene visos de mejorar.

El tema del IMSS es peculiar porque no es un sistema gratuito: es un servicio que pagan los trabajadores, ciertamente económico para los registrados y financiado también con aportaciones de patrones y gobierno federal, pero no gratuito; y ya en su conjunto, no es poca cosa lo que los trabajadores juarenses le aportan al instituto.

Con el incremento a los salarios decretado en 2019, se incrementó también la aportación de seguridad social de los trabajadores fronterizos. Tomemos por ejemplo un empleado de maquiladora que en diciembre de 2018 tenía un salario de $113.00 diarios (que suele ser el nivel de los recién contratados en la industria), a la semana estaba pagando al IMSS $21.36. Al aumentar los salarios en enero de 2019 pasó a ganar $201.00 diarios, y su aportación semanal se elevó también a $35.24. Son menos de catorce pesos a la semana, y visto así, puede parecer poca cosa.

Pero haciendo cuentas, esta persona aportó durante el año pasado $721.76 adicionales al IMSS, lo que representa casi una semana entera de su sueldo. Ahora bien, si consideramos que la industria maquiladora en nuestra ciudad emplea a más de trescientas mil personas, asumiendo que cada una de ellas incrementó su aportación al IMSS en la misma cantidad, significa que el instituto recibió de los trabajadores juarenses durante el año pasado la nada despreciable cantidad de DOSCIENTOS DIECISÉIS MILLONES QUINIENTOS VEINTIOCHO MIL PESOS adicionales. Esa es una buena lana, y como dicen en mi barrio ¿pues dónde estaban? Porque el instituto los recibió sin hacer el menor esfuerzo.

El anterior es un cálculo conservador, tomando como base tan sólo el recibo de pago de un empleado de nivel inicial, el salario promedio en la industria es superior al del ejemplo, y falta tomar en cuenta la parte que aportan los patrones, e incluir a los empleados y patrones de otros sectores a parte del maquilador. Ya sumando todo, podemos hablar de que el IMSS se llevó en 2019 unos QUINIENTOS MILLONES DE PESOS más que en 2018, sin que estemos notando mejora alguna en el nivel de atención que presta a los juarenses.

No quiero ser atacón, la verdad reconozco el esfuerzo que realizan muchos médicos y personal del IMSS por brindar servicios de calidad a sus usuarios, sin embargo, se encuentran limitados por el sistema, que recauda los recursos de empleados y empleadores localmente, sin que aquí se tenga poder para decidir sobre su uso. Según comentan los propios médicos existen entre 350 y 400 “claves” (medicamentos o insumos hospitalarios) que se necesitan, pero de plano ya no se surten. Seguramente usted conoce la historia de alguien al que le han pedido llevar su propio material de curación para hacerle una cirugía.

Debemos hablar de esto, y en voz alta, porque le insisto, el IMSS no es un servicio gratuito, lo pagan quienes están registrados en el sistema. Las deficiencias en el servicio se pueden explicar, que no justificar, por la falta de recursos, pero si están recibiendo tal cantidad de recursos adicionales ¿por qué no mejoran? No se vale llevarse el dinero de los trabajadores juarenses y no dar a cambio un servicio de calidad, si se cobra más y no se mejora el servicio es un gran robo, y simplemente no se debe permitir.

A parte de las cuotas al IMSS, con el aumento a los salarios también se incrementó el pago de cada trabajador por Impuesto sobre el producto del trabajo (ISPT), revise su recibo y lo verá. Ahí hay también mucha lana de los juarenses que se está yendo directo a la federación, la suficiente al menos para que terminará ya los hospitales inconclusos del galgódromo, pero eso se lo platico la próxima ves en que nos encontremos hablando de…

EL GRAN ROBO

La semana pasada hablábamos de los problemas generados en el sistema de salud por la decisión del gobierno federal de modificar el esquema para prestar tan importante servicio a los mexicanos, creando el INSABI y desapareciendo el Seguro Popular. La intención es buena, no se pone a duda: brindar atención médica gratuita a todos los mexicanos sin mayor trámite; es la implementación lo que está fallando.

El Seguro Popular no era la panacea, sin embargo, ha sido mejor calificado por sus usuarios que las otras opciones públicas que existen, al menos eso han demostrado las encuestas que en la ciudad realiza la organización Así estamos Juárez. De hecho, no fueron pocos quienes estando inscritos en el IMSS se registraron en este sistema con la finalidad de obtener mejor atención y lograr que les surtieran sus recetas.

Surtir las recetas es otro de los grandes retos. En la semana Carlos Loret mostró un documento oficial dirigido por la Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda, dirigido a la Directora de Administración del IMSS en el que en resumen le dice que no hay medicinas, y que no habrá por lo menos hasta marzo, que mientras le haga cómo pueda.

Ya hablamos antes del ánimo centralista que va distinguiendo la actual administración, ese es el origen de buena parte del problema: bajo el argumento de que existió mucha corrupción en la compra de medicamentos, que hubo quien coludido con las grandes farmacéuticas estaba haciendo el negocio de su vida, que a mayor cantidad de compra se obtendría mejor precio, etc.; se decidió consolidar el proceso de adquisición, siendo la Secretaría de Hacienda la única compradora en el país. Ahora que el barco hace agua ya no hallan cómo hacerle.

¿Qué tan grave es el problema? Grave.

Según datos internos del propio IMSS, tan sólo en nuestra ciudad el quince por ciento de las recetas no son cubiertas. Vale recordar que hace unos años, en 2016, el instituto llegó a cubrir el noventa y siete por ciento de las mismas, lo que quiere decir que el problema se ha quintuplicado, si antes afectaba a una persona, hoy afecta a cinco. E insisto, no tiene visos de mejorar.

El tema del IMSS es peculiar porque no es un sistema gratuito: es un servicio que pagan los trabajadores, ciertamente económico para los registrados y financiado también con aportaciones de patrones y gobierno federal, pero no gratuito; y ya en su conjunto, no es poca cosa lo que los trabajadores juarenses le aportan al instituto.

Con el incremento a los salarios decretado en 2019, se incrementó también la aportación de seguridad social de los trabajadores fronterizos. Tomemos por ejemplo un empleado de maquiladora que en diciembre de 2018 tenía un salario de $113.00 diarios (que suele ser el nivel de los recién contratados en la industria), a la semana estaba pagando al IMSS $21.36. Al aumentar los salarios en enero de 2019 pasó a ganar $201.00 diarios, y su aportación semanal se elevó también a $35.24. Son menos de catorce pesos a la semana, y visto así, puede parecer poca cosa.

Pero haciendo cuentas, esta persona aportó durante el año pasado $721.76 adicionales al IMSS, lo que representa casi una semana entera de su sueldo. Ahora bien, si consideramos que la industria maquiladora en nuestra ciudad emplea a más de trescientas mil personas, asumiendo que cada una de ellas incrementó su aportación al IMSS en la misma cantidad, significa que el instituto recibió de los trabajadores juarenses durante el año pasado la nada despreciable cantidad de DOSCIENTOS DIECISÉIS MILLONES QUINIENTOS VEINTIOCHO MIL PESOS adicionales. Esa es una buena lana, y como dicen en mi barrio ¿pues dónde estaban? Porque el instituto los recibió sin hacer el menor esfuerzo.

El anterior es un cálculo conservador, tomando como base tan sólo el recibo de pago de un empleado de nivel inicial, el salario promedio en la industria es superior al del ejemplo, y falta tomar en cuenta la parte que aportan los patrones, e incluir a los empleados y patrones de otros sectores a parte del maquilador. Ya sumando todo, podemos hablar de que el IMSS se llevó en 2019 unos QUINIENTOS MILLONES DE PESOS más que en 2018, sin que estemos notando mejora alguna en el nivel de atención que presta a los juarenses.

No quiero ser atacón, la verdad reconozco el esfuerzo que realizan muchos médicos y personal del IMSS por brindar servicios de calidad a sus usuarios, sin embargo, se encuentran limitados por el sistema, que recauda los recursos de empleados y empleadores localmente, sin que aquí se tenga poder para decidir sobre su uso. Según comentan los propios médicos existen entre 350 y 400 “claves” (medicamentos o insumos hospitalarios) que se necesitan, pero de plano ya no se surten. Seguramente usted conoce la historia de alguien al que le han pedido llevar su propio material de curación para hacerle una cirugía.

Debemos hablar de esto, y en voz alta, porque le insisto, el IMSS no es un servicio gratuito, lo pagan quienes están registrados en el sistema. Las deficiencias en el servicio se pueden explicar, que no justificar, por la falta de recursos, pero si están recibiendo tal cantidad de recursos adicionales ¿por qué no mejoran? No se vale llevarse el dinero de los trabajadores juarenses y no dar a cambio un servicio de calidad, si se cobra más y no se mejora el servicio es un gran robo, y simplemente no se debe permitir.

A parte de las cuotas al IMSS, con el aumento a los salarios también se incrementó el pago de cada trabajador por Impuesto sobre el producto del trabajo (ISPT), revise su recibo y lo verá. Ahí hay también mucha lana de los juarenses que se está yendo directo a la federación, la suficiente al menos para que terminará ya los hospitales inconclusos del galgódromo, pero eso se lo platico la próxima ves en que nos encontremos hablando de…

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